En la Fundación
los recibieron amablemente y tanto la Directora como varias chicas que recibían
asistencia, aceptaron ser entrevistadas.
Helena estaba
hablando con una chica embarazada cuando su vista se debió hacia Ben que
hablaba con otra adolescente, se lo veía serio.
-¿Es tu novio? –
preguntó la chica que entrevistaba y eso la trajo de regreso. “Novio”. De hecho
le era, un par de horas atrás , ella lo había aceptado, sin embargo aún le
costaba aceptar esa realidad.
-Sí – dijo tímidamente
y algo sonrojada.
-Parece que
tienes suerte, se ve un buen chico. No como el que me encontré yo, no parece ser de los que salen huyendo –
comentó posando la mano en la panza abultada.
Helena no supo
bien que decir, su relación con Ben era muy reciente, pero estaba segura que
era confiable. Y también, conociendo su historia, sabía muy bien que él jamás
abandonaría a un hijo.
-Es un gran
chico, y él fue adoptado también, se crió bien – dijo de pronto sintiendo que
era algo que le gustaría saber a aquella joven que pensaba dar a su hijo en
adopción. Pensó que tampoco ella dejaría a un hijo, pero entendió que la chica no se sentía preparada para hacerse
cargo y pensaba en lo que sería mejor para el niño, Lena se había acostumbrado
a no juzgar a los demás.
-Espero que mi
bebé tenga la misma suerte- dijo la chica y las dos sonrieron levemente con el
deseo interno de que así fuera.
Terminaron las
entrevistas y recolectaron la información necesaria para la tarea , y se
marcharon.
Helena estaba
preocupada por Benedict, él iba caminando en silencio agarrándola de la mano.
Imaginaba que aquella visita había removido muchas cosas en él.
Quería
consolarlo, darle fuerzas de la misma manera que hacía con ella. No estaba segura de cómo
hacerlo, así que sólo presionó su mano para recordarle que estaba allí, con él.
Ben devolvió el
apretón, la miró y comenzó a hablar despacio. Helena supo que nunca antes había
dicho en voz alta aquello.
-Es extraño,
entiendo las razones que pudo haber tenido, mucho más después de hablar con las
personas de aquí. Era joven , seguramente estaba sola o no tenía como criarme,
o simplemente no estaba preparada para hacerse cargo de un niño…para siempre. Y
sé que tengo que agradecer que durante nueve meses me tuvo, me cuidó y después
pensó en darme un buen futuro, tengo buenos padres y una buena vida , debido a
eso, pero…aún así, a una parte de mí esas razones no me sirven. No me alcanza,
me abandonó, no me quiso…esas ideas están allí, sin importar todo lo que lo
razone.
-Lo sé, duele
igual – dijo Helena y Ben recordó que también la madre de ella se había ido.
-Perdona, no
quise.
- Tampoco yo lo
entiendo, y ni siquiera tengo excusas para justificarla, era adulta, tenía un
marido…tampoco nos quiso lo suficiente, no lo sé. Pero Ben…
-¿Sí?
-Ya no pienso
tanto en eso.- dijo ella.
-¿En tu madre?
-En la gente que
se va, estoy aprendiendo a pensar en los que se quedan. En la gente que está en
mi vida y que me quiere.
- ¿En mí? –
preguntó aligerando el tono.
-Sí, delegado,
estás en esa lista. Y espero estar en la tuya.
-Lo estás, Lena.
¿Me acompañarías a un lugar?- preguntó dudoso.
-Sí – dijo ella
y él le dedicó una leve sonrisa. Aún se lo notaba inquieto.
Tomaron un autobús
que los llevó bastante lejos del centro de la ciudad, luego caminaron unas
cuadras y Ben se detuvo frente a un pequeño restaurante, una mujer salió a
limpiar las mesas que había afuera.
Él se la quedó
mirando con una expresión seria.
-¿Ben? – lo
llamó Helena.
-Es ella…- dijo
él y la chica miró hacia la vereda de enfrente.
-¿Ella?
-Ella..la mujer
que..- dijo trabándose con las palabras.
-¿Es tu madre
biológica? – preguntó Helena comprendiendo de golpe.
-Sí.
-¿Desde cuándo
lo sabes?- preguntó asombrada
-Varios años,
encontré mis papeles de adopción un tiempo atrás e investigué, sabes que soy
inteligente.
-Sí,
peligrosamente .¿Y has hablado con ella?
-No, vengo cada
tanto. Quiero preguntarle tantas cosas, pero no creo que pueda. Ni que deba.
Sólo haría las cosas más difíciles para todos – dijo frunciendo el ceño. Sin
pensarlo mucho, Helena lo abrazó fuerte por la espalda.
- Si algún día
quieres cruzar esta calle, iré contigo- le dijo.
- Tal vez, algún
día – susurró él y su voz sonaba extraña. De pronto se giró y fue él quien la
abrazó.- Eres mi chica mala favorita- le dijo
y se inclinó para apoyar su cabeza sobre el hombro de ella
Se quedaron así
durante un tiempo difícil de medir. El tiempo necesario para que los viejos
dolores remitieran.
-¿Ahora me acompañarías
tú a mí a un lugar? – preguntó Helena cuando se alejaron.
-Me encantaría,
pero se está haciendo tarde, no quiero darle razones a tu hermano para pegarme.
-Cobarde. Además
yo puedo defenderte.
-No es a ti a quien va a golpear tu hermano.- le dijo
en tono de broma y ella lo tomó del bazo y tiró de él hasta la parada de
autobús.
-¡Vamos! Yo
tomaré la responsabilidad si algo pasa – le dijo sonriendo y él la siguió.
Casi media hora
después estaban paseando junto al mar, como la vez anterior, Helena se subió a
la pared baja que había y le tendió una mano a Ben.
-¿Subes?- lo
invitó. Él sonrió recordando la vez que la había seguido, habían recorrido un
largo camino para llegar hasta allí. Subió a su lado y los dos se pusieron a
gritar con todas sus fuerzas para descargar sus preocupaciones. Ahora ya no
tenían secretos, cada uno sabía muy bien lo que afligía al otro.
oooo. como extrañaba esta historia. Gracias Nata. pacientemente seguire esperando las demas... quiero un Ben.
ResponderEliminarSiii, yo también extrañaba a Ben y Lena, tan lindos y dulces. Esperando más de ellos. Gracias Nata!!
ResponderEliminar¡Que bonito! Me encantó Nata.
ResponderEliminarMuchas gracias jijiji esperando más.
Besitos