Helena no podía
concentrarse en clase, las palabras de Ben la tenían totalmente confusa. Estar
de novia nunca había sido parte de sus planes, menos con alguien como él, no
porque no le gustara, muy por el contrario, le gustaba demasiado.
Pero Benedict
Cole y ella eran muy diferentes, se habían acercado, pero no estaba segura de
que eso alcanzara. Aunque si él había dicho aquello eso significaba que ella le
gustaba , eso la asustaba más.
Saber que Ben no
estaba bromeando sino hablando en serio, le daba miedo….¿y si no era lo que él
esperaba?
De pronto algo
que mencionaba la profesora de Formación ética la obligo a concentrarse y dejar
de lado a Ben, o mejor dicho cambiar el ángulo de sus pensamientos sobre él.
La docente
acababa de mencionar que deberían visitar alguna fundación encargada de las
adopciones y asistencia a madres adolescentes.
Aquella palabra la
hizo ponerse alerta y mirar a Ben, le preocupaba que lo afectara, pero él se
veía imperturbable, sólo un alumno atento a las palabras de la profesora. Pero
ella sentía que no era así, aquello era una fachada, podía percibir la
tensión y como aquello formaba ondas de
expansión en el interior de él.
Entonces también
se dio cuenta de varias cosas más. Primero, Ben le preocupaba. Segundo, había
llegado a entender sus gestos, sus miradas e incluso sus silencios.
Lo tercero que
se dio cuenta era que ella misma estaba tensa, casi conteniendo la respiración,
de pronto él la miró como si buscara apoyo y ella le sonrió levemente para
alentarlo, para tratar de aliviar la
tormenta de sensaciones que adivinaba en él.
Eran diferentes
incluso en eso, ella para protegerse había sacado púas, Benedict era puro
encanto, pero ahora lo entendía, ahora podía ver lo que escondía el chico
perfecto.
La profesora
repartió las direcciones de los lugares que debían visitar y luego tocó el
timbre del recreo, pero Ben debió quedarse para cumplir con algunos encargos
propios de su rol de delegado.
Lena se quedó
esperándolo. Incluso se salteó la clase siguiente porque él aún no regresaba de
la sala de profesores. Estaba perdida en sus pensamientos cuando la voz del
chico la sobresaltó.
-¿Me esperabas?
-¿Estás bien?
-Sigues
contestando una pregunta con otra – le dijo Ben acercándosele.
-No te escapes…-
dijo ella aludiendo a su evasiva para responder, pero como siempre Ben dio
vueltas aquellas palabras.
-Eres tú quien
se escapa Lena.- y antes que ella protestara, respondió su pregunta- Estoy
bien. Ya te salteaste una clase, ¿te parece saltearte otra? Tengo ganas de ir a
tocar el piano, ¿vienes conmigo? – la invitó.
Helena supo que
él no quería hablar sino que necesitaba un tiempo para sí mismo, y eso se lo
permitía la música.
Asintió
quedamente y se escabulleron a la vieja sala de ensayo, donde cada uno tomó su
lugar. Ben se sentó al piano y ella se acurrucó en un rincón para escucharlo en
silencio.
Era una melodía
suave, pero no se sentía ligera sino pesada, cargada de sentimientos
contradictorios. Sin embargo no era una melodía que le produjera rechazo, era
atrapante. Benedict hacía que fuera de ese modo.
Mirándolo tocar,
absorbida en aquella música volvió a pensar en las palabras de él.
Ser su novia, le
seguía pareciendo una locura…¿pero estaba mal si deseaba que fuera cierto?
-Esta
tarde…¿puedes? – preguntó él dejando de tocar repentinamente.
-¿Qué? – le
preguntó confundida sin saber a qué se estaba refiriendo.
- Ir donde dijo
la profesora, preferiría ir hoy…- respondió algo tenso.
-¿Al mal
trago darle prisa?- soltó ella sin darse cuenta, luego se avergonzó de
su poco tacto pero el chico sonrió.
-Algo así…¿te
parece si vamos a la tarde?
- De acuerdo.
¿Nos seguiremos salteando clases? Sabes que no me molesta, pero estás
arruinando tu reputación delegado.
-Es tu mala
influencia…- dijo él y ella bufó.
- Sí claro…Eres
un lobo con piel de cordero, Cole….te conozco bien – dijo ella fingiendo enojarse.
-Vamos a clases,
pequeña impostora. Yo daré la excusa por nuestra ausencia– dijo él guiñándole
un ojo.
Volvieron a las
clases y al finalizar el chófer de Ben
los llevó a ambos para dejar a Lena en su casa.
-Pasaré a
buscarte en unas horas…- le dijo Ben cuando ella bajó del auto.
-De acuerdo…- respondió
y titubeó, sentía que debía decir algo más, pero no tenía idea de qué, así que
sólo se marchó.
A primeras horas
de la tarde, Ben pasó a buscarla. Helena aún se sentía ansiosa al verlo llegar
a su casa, y agradecía que no hubiera
ido con el auto y el chófer, eso la incomodaba aún más.
-¿Otra cita? –
preguntó Marcos cuando recibió al chico.
-Tarea..-aclaró
ben y ella le dirigió una mirada asesina a su hermano mayor que sonrió
inocentemente.
-Entonces
supongo que no tengo que decir que la traigas temprano, ni nada de eso…
-Marcos…- le
advirtió ella apretando los dientes.
- Está bien. Vayan
- les dijo con aire de complicidad.
Helena casi
arrastró fuera a Ben.
-¿Cómo está él…?
– preguntó el chico mientras caminaban hacia la estación de autobús.
-¿Mi hermano?
Bien, ya no toma en estos días… es un alivio no tener que estar preocupada por
él o salir corriendo a buscarlo al bar de turno.
-Me alegra que
así sea- dijo y en verdad estaba feliz de que el hermano de Helena hubiera
recuperado el sentido y dejara de darle malos momentos.
Hablaron de
cosas varias mientras duraba el viaje, luego se bajaron y caminaron un par de
cuadras, fue entonces cuando Lena notó que estaban cerca de su vieja escuela.
-¿Compramos algo
para beber? – preguntó Benedict dado que hacía calor y les quedaba un trecho
largo para caminar hasta llegar a su destino.
-Buena idea.
Entraron junto a
una tienda de comestibles y buscaron un par de bebidas y algunos bocadillos.
Justo cuando estaban pagando, un grupo de chicas ingreso riendo, la reacción de
Lena fue automática. Se puso tensa y todo su cuerpo era una señal de alarma,
como si estuviera dispuesta a salir corriendo, en cambio, se refugió detrás de
un escaparate para que no la vieran mientras le cobraban a Ben.
-¿Qué suc…? _
empezó a preguntar él, pero se detuvo al reconocer a las chicas. Eran las
mismas que habían estado en la escuela y la ex amiga de Helena iba delante. Se
habían detenido a la entrada.
Pagó de prisa y
se acercó a Helena, la tomó por los hombros y la obligó a mirarlo.
-No tienes que
saludarlas si no quieres, pero de ninguna manera vas a esconderte. Tú no hiciste
nada malo, no tienes culpa de nada ni debes avergonzarte, ¿queda claro? –
preguntó mirándola firmemente y ella asintió con la cabeza. Ben le sonrió con calidez,
podía sentirla temblar debajo de su agarre , continuó hablándole con voz firme-
Ahora saldremos de aquí, Helena. Pasaremos junto a ellas sin que te ocultes, no
estás sola, estoy contigo y no dejaré que nadie te lastime.
-Vámonos – dijo ella
con cierta urgencia. Ben le paso un brazo por los hombros y la acercó todo lo
posible a él. Luego, juntos, pasaron junto a aquellas chicas y las dejaron atrás.
Por primera vez, helena no temió sus miradas ni sus cuchicheos.
Caminaron un
rato así, hasta que Lena se frenó.
-¿Estás bien? –
preguntó preocupado
- Sí – respondió
ella dándose cuenta que era verdad. Se sentía segura y tranquila gracias a Ben.
-De acuerdo,
entonces sigamos, nos están esperando – dijo él y ella lo detuvo.
-Ben…- lo llamó quedándose
unos pasos rezagados.
-¿Uhmm?
- Sí.
-¿Sí qué?
-Quiero ser tu
novia- dijo ella casi susurrando.- Y cuando comprendió lo que le decía, el
chico quiso gritar de alegría pero se contuvo, no iba a asustarla aún. Así que simplemente
se le acercó y la tomó de la mano entrelazando los dedos con los de ella.
- Buena decisión,
no vas a arrepentirte – dijo y le sonrió luminosamente.
¡¡Que bonito, que bonito!! Me hicieron llorar jijiji. Estos dos son diferentes pero al mismo tiempo son almas gemelas.
ResponderEliminarMe encanta Nata. Por favor no tardes tanto en publicar jijiji.
Muchos besitos y gracias ;-)
Simplemente me encanta la dulzura de esta historia aich.... Quiero más!!!!!
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