miércoles, 9 de julio de 2014

Becaria Pueblerina 16

Clarise, sonrió con cierta malicia al ver su oportunidad de decirle como lo veía.

-Para empezar eres un hombre de la categoría que más abunda –Dijo, alzando su dedo pulgar de la mano derecha.

-Mejor no sigas –Suspiró con pesar Ramón-. Ya se por donde vas -Salió del ascensor cuando se abrieron las puertas-. ¿Entonces será mejor que nos despidamos aquí, verdad? No vas a querer que te acompañe a la parada –Señaló alzando una ceja con cierta inquisición.

-Por mí, haz lo que quieras –Se alzó de hombros y caminó en dirección a la puerta principal-. Se que por mucho que me niegue, haréis lo que os de la gana –Refunfuñó saliendo al frío de la calle sin ver la sonrisa que aparecía en el rostro masculino.

Llevaban una calle en completo silencio, cuando de repente Clarise soltó un grito y comenzó a correr calle abajo tras el autobús que los acababa de adelantar. Pero no sirvió de nada, los semáforos estaban en verde y era obvio que iba más rápido que ellos.

-¡Maldita sea! –Frenó para coger aire-. Sabía que iba a perderlo.

-Lo siento -Cogió también aire-. ¿Cuándo pasa el siguiente?

-Dentro de una hora –Murmuró con pesar-. Cuando llega ésta hora del día, pasan menos.

-¿Dónde vives?

-En Newington.

-Pues andando –Le guiñó un ojo volviendo tras sus pasos.

-¿Cómo qué andando? –Frunció ésta las cejas.

-Que te llevo yo.

-Ni hablar -Se cruzó de brazos-. ¿En dónde vives tú?

-En Lambeth  -Sonrió con gran satisfacción-. Como puedes comprobar, me pillas de paso.  No tienes excusa pequeña, andando… -Sin mirar si le seguía, comenzó a caminar en dirección al edificio XIV.

 Tres segundos después, en el reflejo de un escaparate pudo ver como ella iba unos pasos tras él con cara de pocos amigos. Aquello hizo que volviera a sonreír. Cuando no se hallaba con sus amigas,  parecía que podía resultar más aceptable y no tan quisquillosa.

Diez minutos después, Ramón se detenía enfrente de su moto, abría la caja de atrás y extraía un casco extra para entregárselo a una sorprendida Clarise.

-Eso es una moto  -Señaló con un dedo y mirándolo un segundo antes de volver a mirar la moto.

-Sí –Frunció el ceño-. ¿Hay algo de malo en ello?

-Pensé que me encontraría con un coche… Yo… Mmm… -Cada vez se sentía más nerviosa.

-Bueno, sabes que tengo una empresa de mensajería y a veces hago repartos. ¿Te dan miedo las motos?

-No lo se… Yo nunca eh subido a una. ¿Siempre vas en moto?

-Entre semana sí, mientras que no llueva a cántaros. Y en los fines de semana o cojo la moto o el coche. Así que eres virgen… -Sonrió de una forma que le resultó muy atractiva a sus ojos-. Pues puedes estar tranquila, has caído en las mejores manos.

 -Vaya, vamos sobraditos de ego masculino  -Volteó los ojos sonriendo.

-No digas tonterías –Le guiñó un ojo.- Es solo que me animo mucho, al saber que voy a poder mostrarte una nueva aventura. Verás como te gusta tanto como a mí.

-Tengo mis serias dudas –Soltó con un poco de desconfianza.

-Que no mujer, confía en mí y deja que te lleve a casa –Le habló con voz dulce.

-No se… ¿Cuánto rato hace qué ha pasado el autobús? –Se miró el reloj de pulsera-. Seguro que queda poco para el siguiente.

Ramón soltó una carcajada.

-Gallina –Le guiñó un ojo provocándola.

-¡No es verdad! –Protestó veloz-. Dame ese casco -Alargó el brazo.

-Todo tuyo pequeña –Se lo tendió animado por su pequeña victoria-. Demuéstrame tú valentía –Se colocó su propio casco y se sentó para ponerla en marcha-. Ánimo pequeña, sube y agárrate a mí.

-Prométeme que no vas a correr mucho –Pidió poniendo el pie en el estribillo y impulsándose un poco para sentarse al final del sillón.

-Tranquila, pero… ¿También te da miedo mi espalda? –Preguntó Ramón con tono sonriente al ver que su trasero estaba en el filo del todo.

-No ¿Por qué? –Frunció el ceño.

-A no ser que quieras salir volando a la mínima que nos pongamos en marcha -Comenzó hablar, pero ella lo interrumpió.

-¡Dijiste que no ibas a correr! –Exclamó atemorizada.

-No –Rió-. Si me dejaras terminar de hablar  -Suspiró al tiempo que giraba la cabeza y la miraba por encima del hombro-. Clarise, deberías de estar abrazándome ahora mismo.

-¿Seguro que no utilizas la moto como excusa con las demás mujeres? –Soltó con sarcasmo.

-Se nota que eres completamente novata preciosa –Volvió a reír-.  Si quieres que te lleve a casa y así poder demostrarme tú, que no eres ninguna gallina. Deberás traer tu pequeño trasero aquí –Señaló justo tras el suyo-. Y rodearme la cintura con los brazos.

Lo miró un momento a los ojos a través de la visera del casco, para ver como el muy condenado reía. Sin saber lo mucho que le costaba dar a ella aquel paso. Por dios, entre la adrenalina de ir por primera vez en moto y el abrazarlo, en vez de llevarla a casa iba a tener que dirigirse al hospital. Y porque él se lo había pedido, que por ello había mirado hacia su trasero… Sí, lo tenía bien puesto y bonito… No pudo evitar de soltar un suspiro.

Aquello de seguro iba a matarla.

-Ánimo, verás como no te arrepientes –Le volvió a guiñar el ojo.

-Muy bien  -Cogió aire y se impulsó hacia delante en el asiento, para proferir un gemido sordo cuando Ramón echó sus manos hacia atrás, la agarró de los brazos y tiró aún más hacía él. Ahora si que estaba pegada a su espalda-. ¿También vas hacer un nudo con mis manos? –No pudo evitar de soltar, cuando él la obligó abrazarlo por encima de la cintura.

-¿Estas tonterías son a causa de los nervios, verdad? –Bromeó quitando el pedal a la moto-. Agárrate que nos movemos –Avisó dándole al gas y volviendo a reír cuando notó los brazos de ella apretar aún más su cintura.

                                                         ***

-Mmm… Que maravilla –Gimió Susan tumbada en el sofá y dejándose masajear los pies por Zack.

-Y tu no querías casarte conmigo –Le susurró divertido él.

-Mira que te encanta recordármelo en todo momento –Le sacó la lengua.

-Pero ya sabes porqué preciosa mía –Susurró nuevamente, abandonando sus pies y colocándose tumbado a su lado, para atraparle sus labios con dulces mordiscos-. Me gusta recordarnos una y otra vez –Su mano comenzó ascender de la rodilla hacía arriba con mucha lentitud-. Lo felices que somos y la suerte que tenemos de tenernos el uno al otro. Y las ganas que tengo de poder conocer a éste pequeñín -Su mano llegó a su abdomen, para entretenerse allí con suaves caricias.

-¿Y si resulta ser pequeñina? –Rió ella, acariciándole la mejilla a su marido.

-Entonces no me quedará más remedio que rezar, por que no me cause muchos problemas en el día de mañana, si sale igual de bella que su madre.

-Pobrecito –Rió feliz, para callarse cuando su móvil interrumpió aquella tranquilidad tan armoniosa-. ¿Quién puede ser? –Frunció el ceño-. ¿Me lo acercas tesoro? Puede que sea Karolaine.

-Mmm… Me parece que no -Rió el hombre, cuando vio el nombre que aparecía en la pantalla-. Es Thom.

-Oh -Sus ojos se entrecerraron-. Mejor ignóralo. Quiero ir a darme un baño de burbujas.

-¿De verdad que vas a ignorar a Thom? –Preguntó divertido-. Si quieres, ya le atiendo yo  -Como única respuesta, solo obtuvo un levantamiento de hombros, poco antes de incorporarse y salir hacia el dormitorio para prepararse la bañera-. Hola Thom… Sí, mi mujer se encuentra en casa.

De repente, se echó a reír al escuchar a ésta replicar en voz alta.

-¡Pero no tiene ganas de ponerse al teléfono! –Exclamó ella divertida desde allí.

-¿La oíste? –Preguntó Zack riendo y yendo en busca de ella-. Tesoro, tu jefe quiere comentarte una cosa -Le tendió el teléfono.

-Dile que no estamos en horario laboral y que en mi estado, como el mismo que su mujer  -Abrió el grifo de la bañera-.  No conviene estresarnos.

Soltó aquella parafernalia, dedicándole un puchero a su marido.

-¿Supongo que volviste a oírla? –Volvió a hablar divertido su marido-. Tesoro, dice que solo quiere comentarte una cosa sobre Clarise y Ramón  -Se calló un segundo para escuchar lo que le decía su amigo-. Dice que su plan va viento en popa. Que hoy mismo, ha visto como Ramón hacia de caballero de armadura blanca, al llevarla a casa en su moto.

Susan, puso los brazos en jarra y lo miró con cara de pocos amigos.

-Muy bien –Habló algo indignada por ser molestada aquellas horas por su jefe, con aquel juego -. Pues dile, que mañana su queridísima niña va recibir la visita de Matt –Exclamó un poco más fuerte la última palabra y completamente satisfecha-. ¿Y bien? –Le preguntó a su marido al ver que se reía y guardaba el teléfono en su bolsillo.

-Has conseguido chafarle su victoria del día, me ha colgado –Rió divertido-. Has sido muy mala querida -Se acercó a ella para comenzar a desabrocharle la camisa poco a poco-. Se supone que no tenías que decirle nada, que lo haría Lucas.


-Y perderme ese placer –Sus ojos brillaron divertidos-. Ni loca  -Alzó sus brazos a los botones de la camisa de él-. Y ahora, por que no nos ponemos con nuestro plan de un buen baño relajante.

3 comentarios:

  1. Ahhhh mañana Matta? En serio ERES MALAAAAAAAAAA...que conste que te salva el sobri de que te regañe, mira como me dejas, me ha encantado saber de todos pero quiero Karoline y Sebastian ( Y combo de Matt - celos)
    Besos y quiero más pronto

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  2. Lo mismo jijijiji quiero a Karoline y Sebastián jijiji. Pero también de esta parejita jajajaja.
    Muchos besos :-)

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  3. aaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!...no nos puedes dejar así!!!...jajajajjajajaj...te encanta dejarnos con la miel en la boca, como se dice por aquí...
    muchas gracias por este capi, cada dìa me gusta mas!

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