Clarise, sonrió con cierta malicia
al ver su oportunidad de decirle como lo veía.
-Para empezar eres un hombre de la
categoría que más abunda –Dijo, alzando su dedo pulgar de la mano derecha.
-Mejor no sigas –Suspiró con pesar
Ramón-. Ya se por donde vas -Salió del ascensor cuando se abrieron las
puertas-. ¿Entonces será mejor que nos despidamos aquí, verdad? No vas a querer
que te acompañe a la parada –Señaló alzando una ceja con cierta inquisición.
-Por mí, haz lo que quieras –Se
alzó de hombros y caminó en dirección a la puerta principal-. Se que por mucho
que me niegue, haréis lo que os de la gana –Refunfuñó saliendo al frío de la
calle sin ver la sonrisa que aparecía en el rostro masculino.
Llevaban una calle en completo
silencio, cuando de repente Clarise soltó un grito y comenzó a correr calle
abajo tras el autobús que los acababa de adelantar. Pero no sirvió de nada, los
semáforos estaban en verde y era obvio que iba más rápido que ellos.
-¡Maldita sea! –Frenó para coger
aire-. Sabía que iba a perderlo.
-Lo siento -Cogió también aire-.
¿Cuándo pasa el siguiente?
-Dentro de una hora –Murmuró con
pesar-. Cuando llega ésta hora del día, pasan menos.
-¿Dónde vives?
-En Newington.
-Pues andando –Le guiñó un ojo
volviendo tras sus pasos.
-¿Cómo qué andando? –Frunció ésta
las cejas.
-Que te llevo yo.
-Ni hablar -Se cruzó de brazos-.
¿En dónde vives tú?
-En Lambeth -Sonrió con gran satisfacción-. Como puedes
comprobar, me pillas de paso. No tienes
excusa pequeña, andando… -Sin mirar si le seguía, comenzó a caminar en
dirección al edificio XIV.
Tres segundos después, en el reflejo de un
escaparate pudo ver como ella iba unos pasos tras él con cara de pocos amigos.
Aquello hizo que volviera a sonreír. Cuando no se hallaba con sus amigas, parecía que podía resultar más aceptable y no
tan quisquillosa.
Diez minutos después, Ramón se
detenía enfrente de su moto, abría la caja de atrás y extraía un casco extra
para entregárselo a una sorprendida Clarise.
-Eso es una moto -Señaló con un dedo y mirándolo un segundo
antes de volver a mirar la moto.
-Sí –Frunció el ceño-. ¿Hay algo
de malo en ello?
-Pensé que me encontraría con un
coche… Yo… Mmm… -Cada vez se sentía más nerviosa.
-Bueno, sabes que tengo una
empresa de mensajería y a veces hago repartos. ¿Te dan miedo las motos?
-No lo se… Yo nunca eh subido a
una. ¿Siempre vas en moto?
-Entre semana sí, mientras que no
llueva a cántaros. Y en los fines de semana o cojo la moto o el coche. Así que
eres virgen… -Sonrió de una forma que le resultó muy atractiva a sus ojos-.
Pues puedes estar tranquila, has caído en las mejores manos.
-Vaya, vamos sobraditos de ego masculino -Volteó los ojos sonriendo.
-No digas tonterías –Le guiñó un
ojo.- Es solo que me animo mucho, al saber que voy a poder mostrarte una nueva
aventura. Verás como te gusta tanto como a mí.
-Tengo mis serias dudas –Soltó con
un poco de desconfianza.
-Que no mujer, confía en mí y deja
que te lleve a casa –Le habló con voz dulce.
-No se… ¿Cuánto rato hace qué ha
pasado el autobús? –Se miró el reloj de pulsera-. Seguro que queda poco para el
siguiente.
Ramón soltó una carcajada.
-Gallina –Le guiñó un ojo
provocándola.
-¡No es verdad! –Protestó veloz-.
Dame ese casco -Alargó el brazo.
-Todo tuyo pequeña –Se lo tendió
animado por su pequeña victoria-. Demuéstrame tú valentía –Se colocó su propio
casco y se sentó para ponerla en marcha-. Ánimo pequeña, sube y agárrate a mí.
-Prométeme que no vas a correr
mucho –Pidió poniendo el pie en el estribillo y impulsándose un poco para
sentarse al final del sillón.
-Tranquila, pero… ¿También te da
miedo mi espalda? –Preguntó Ramón con tono sonriente al ver que su trasero
estaba en el filo del todo.
-No ¿Por qué? –Frunció el ceño.
-A no ser que quieras salir
volando a la mínima que nos pongamos en marcha -Comenzó hablar, pero ella lo
interrumpió.
-¡Dijiste que no ibas a correr!
–Exclamó atemorizada.
-No –Rió-. Si me dejaras terminar
de hablar -Suspiró al tiempo que giraba
la cabeza y la miraba por encima del hombro-. Clarise, deberías de estar
abrazándome ahora mismo.
-¿Seguro que no utilizas la moto
como excusa con las demás mujeres? –Soltó con sarcasmo.
-Se nota que eres completamente
novata preciosa –Volvió a reír-. Si
quieres que te lleve a casa y así poder demostrarme tú, que no eres ninguna
gallina. Deberás traer tu pequeño trasero aquí –Señaló justo tras el suyo-. Y
rodearme la cintura con los brazos.
Lo miró un momento a los ojos a
través de la visera del casco, para ver como el muy condenado reía. Sin saber
lo mucho que le costaba dar a ella aquel paso. Por dios, entre la adrenalina de
ir por primera vez en moto y el abrazarlo, en vez de llevarla a casa iba a
tener que dirigirse al hospital. Y porque él se lo había pedido, que por ello
había mirado hacia su trasero… Sí, lo tenía bien puesto y bonito… No pudo
evitar de soltar un suspiro.
Aquello de seguro iba a matarla.
-Ánimo, verás como no te
arrepientes –Le volvió a guiñar el ojo.
-Muy bien -Cogió aire y se impulsó hacia delante en el
asiento, para proferir un gemido sordo cuando Ramón echó sus manos hacia atrás,
la agarró de los brazos y tiró aún más hacía él. Ahora si que estaba pegada a
su espalda-. ¿También vas hacer un nudo con mis manos? –No pudo evitar de
soltar, cuando él la obligó abrazarlo por encima de la cintura.
-¿Estas tonterías son a causa de
los nervios, verdad? –Bromeó quitando el pedal a la moto-. Agárrate que nos
movemos –Avisó dándole al gas y volviendo a reír cuando notó los brazos de ella
apretar aún más su cintura.
***
-Mmm… Que maravilla –Gimió Susan
tumbada en el sofá y dejándose masajear los pies por Zack.
-Y tu no querías casarte conmigo
–Le susurró divertido él.
-Mira que te encanta recordármelo
en todo momento –Le sacó la lengua.
-Pero ya sabes porqué preciosa mía
–Susurró nuevamente, abandonando sus pies y colocándose tumbado a su lado, para
atraparle sus labios con dulces mordiscos-. Me gusta recordarnos una y otra vez
–Su mano comenzó ascender de la rodilla hacía arriba con mucha lentitud-. Lo
felices que somos y la suerte que tenemos de tenernos el uno al otro. Y las
ganas que tengo de poder conocer a éste pequeñín -Su mano llegó a su abdomen,
para entretenerse allí con suaves caricias.
-¿Y si resulta ser pequeñina? –Rió
ella, acariciándole la mejilla a su marido.
-Entonces no me quedará más remedio
que rezar, por que no me cause muchos problemas en el día de mañana, si sale
igual de bella que su madre.
-Pobrecito –Rió feliz, para
callarse cuando su móvil interrumpió aquella tranquilidad tan armoniosa-.
¿Quién puede ser? –Frunció el ceño-. ¿Me lo acercas tesoro? Puede que sea
Karolaine.
-Mmm… Me parece que no -Rió el
hombre, cuando vio el nombre que aparecía en la pantalla-. Es Thom.
-Oh -Sus ojos se entrecerraron-.
Mejor ignóralo. Quiero ir a darme un baño de burbujas.
-¿De verdad que vas a ignorar a
Thom? –Preguntó divertido-. Si quieres, ya le atiendo yo -Como única respuesta, solo obtuvo un
levantamiento de hombros, poco antes de incorporarse y salir hacia el
dormitorio para prepararse la bañera-. Hola Thom… Sí, mi mujer se encuentra en
casa.
De repente, se echó a reír al
escuchar a ésta replicar en voz alta.
-¡Pero no tiene ganas de ponerse
al teléfono! –Exclamó ella divertida desde allí.
-¿La oíste? –Preguntó Zack riendo
y yendo en busca de ella-. Tesoro, tu jefe quiere comentarte una cosa -Le
tendió el teléfono.
-Dile que no estamos en horario laboral
y que en mi estado, como el mismo que su mujer -Abrió el grifo de la bañera-. No conviene estresarnos.
Soltó aquella parafernalia, dedicándole
un puchero a su marido.
-¿Supongo que volviste a oírla?
–Volvió a hablar divertido su marido-. Tesoro, dice que solo quiere comentarte
una cosa sobre Clarise y Ramón -Se calló
un segundo para escuchar lo que le decía su amigo-. Dice que su plan va viento
en popa. Que hoy mismo, ha visto como Ramón hacia de caballero de armadura
blanca, al llevarla a casa en su moto.
Susan, puso los brazos en jarra y
lo miró con cara de pocos amigos.
-Muy bien –Habló algo indignada
por ser molestada aquellas horas por su jefe, con aquel juego -. Pues dile, que
mañana su queridísima niña va recibir la visita de Matt –Exclamó un poco más
fuerte la última palabra y completamente satisfecha-. ¿Y bien? –Le preguntó a
su marido al ver que se reía y guardaba el teléfono en su bolsillo.
-Has conseguido chafarle su victoria
del día, me ha colgado –Rió divertido-. Has sido muy mala querida -Se acercó a
ella para comenzar a desabrocharle la camisa poco a poco-. Se supone que no
tenías que decirle nada, que lo haría Lucas.
-Y perderme ese placer –Sus ojos
brillaron divertidos-. Ni loca -Alzó sus
brazos a los botones de la camisa de él-. Y ahora, por que no nos ponemos con
nuestro plan de un buen baño relajante.
Ahhhh mañana Matta? En serio ERES MALAAAAAAAAAA...que conste que te salva el sobri de que te regañe, mira como me dejas, me ha encantado saber de todos pero quiero Karoline y Sebastian ( Y combo de Matt - celos)
ResponderEliminarBesos y quiero más pronto
Lo mismo jijijiji quiero a Karoline y Sebastián jijiji. Pero también de esta parejita jajajaja.
ResponderEliminarMuchos besos :-)
aaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!...no nos puedes dejar así!!!...jajajajjajajaj...te encanta dejarnos con la miel en la boca, como se dice por aquí...
ResponderEliminarmuchas gracias por este capi, cada dìa me gusta mas!