Se
encontró con Bastian a la entrada del salón donde se haría la junta.
-Confío
en que esta vez trajera todo, ¿verdad? – le preguntó recordando las veces que
había fingido ser incompetente.
-Todo
listo, entremos – dijo él , apoyó la mano en la cintura de la joven y la guió
al interior. Bastian ocupó el lugar que le correspondía y Leo se sentó detrás
donde estaban varios asistentes y secretarios de los presentes.
El
Sr. Cavendish, el padre de su jefe estaba allí y era la primera vez que ella lo
veía en persona, era mucho más parecido físicamente a su hijo de lo que había
pensado. Con unas breves palabras dio comienzo a la reunión y luego empezaron
las exposiciones. Primero habló un hombre que ella no conocía , después el
hermano mayor de Bastian. Tras él llegó el turno de su jefe, Leo aspiró con
fuerza y retuvo el aire un segundo.
-Leonora,
por favor – indicó Bastian y ella se levantó para repartir un juego de
documentos a cada uno de los presentes. Después le alcanzó el pendrive a su
jefe y él empezó su presentación.
Primero
hizo un rápido informe de la situación de la empresa, Leo notó que algunas
personas comenzaban a incomodarse, notó también el claro desprecio de los
hermanos mayores de él y notó que el padre se acomodaba en su asiento y
escuchaba con atención.
Las
cosas se caldearon cuando Bastian empezó las acusaciones, pero él mantuvo la
calma y fue indicando las páginas del documento que contenían las pruebas de
cada cosa que decía. El hermano mayor golpeó la mesa cuando lo acusó
directamente, incluso parecía dispuesto a levantarse para pelear, pero el padre
lo detuvo.
-Silencio, quiero escuchar – dijo
simplemente y eso los contuvo a todos. Así que el joven prosiguió. Se
escuchaban los murmullos por lo bajo pero nadie se animaba a una confrontación
directa, sobre todo porque Bastian Cavendish se veían absolutamente seguro de
cada cosa que decía, emanaba un aura de confianza en sí mismo y de autoridad
que aplacaba el ambiente.
Y antes de darles tiempo a sublevarse
empezó a desarrollar su propuesta para
salvar la empresa y darle un nuevo empuje. El grupo estaba claramente dividido,
aquellos corruptos que habían sido puestos al descubierto y los que apoyaban las palabras del joven
Cavendish, no cabía duda de que sabía de lo que hablaba y que no era un
improvisado. De hecho , Leonora tenía la impresión de asistir a alguna clase de
disertación, estaba muy orgullosa de él.
Mirándolo, Leo se dio cuenta de dos
cosas. La primera que amaba a aquel hombre, la segunda que no había lugar para
ella a su lado.
El otro Bastian, era más accesible, incluso
era alguien con quien podía tener una relación más pareja. Su familia era un
desastre, la de él también, era apuesto y rico pero tenía deficiencia en muchos
otros aspectos y ella podía compensar eso, podía de alguna forma estar a la par
y completar aquello en lo que él fallaba.
Podía ayudarlo, cuidarlo e incluso
rescatarlo.
Pero este Bastian, era sumamente capaz y
no la necesitaba, al menos no a ella, necesitaba otro tipo de mujer. Una tan
sobresaliente como él, quizás estaba siendo acomplejada, pero no quería ser una
carga. No quería que él estuviera avergonzado u obligado a ayudarla una y otra
vez, como había hecho a sus espaldas.
Había visto el brillo de reconocimiento
en la mirada del padre de su jefe, había llegado otra etapa para él y ella sólo
sería un estorbo o saldría herida.
No tenía el valor para hacerlo.
El señor Cavendish dio por terminada la
reunión.
-Hemos escuchado lo suficiente,
tendremos una nueva reunión la semana que viene, una vez que podamos analizar
las pruebas que ha presentado Bastian: también decidiremos sobre las
dimisiones, que espero que sean voluntarias, y sobre las nuevas medidas que
implementaremos.
-¡Padre! – protestó el hermano mayor de
su jefe y todo pareció descontrolarse. La gente empezó a discutir y Ronald se
dirigió hacia su hermano menor.
-Pequeño bastardo …- dijo y Bastian lo
miró imperturbable pero ella no pudo evitar alterarse. Acababa de salvar la
empresa y había soslayado todo lo posible la culpa de su hermano, sin embargo
éste lo atacaba. Leo se lanzó al rescate y, al tiempo que Ronald Cavendish
agarraba a Bastian de las solapas de la chaqueta, ella le sostenía el brazo.
-Suéltelo – siseó Leonora y en ese
momento intervino el padre de ellos.
-Suéltalo ya, Ronald. Suelta a tu
hermano. Señorita busque a la seguridad de la puerta así calmamos un poco los
ánimos. – dijo dirigiéndose a Leonora que pestañó algo confundida.
-Padre…- protestó el mayor pero soltó
las solapas. Leo salió a cumplir el pedido del Sr. Cavendish mientras Bastian
le guiñaba un ojo, era increíble que estuviera tan calmado en medio de aquel
caos. Aunque creía que se debía a la sensación de “misión cumplida”. Su jefe
había terminado con su cruzada personal, ahora era tiempo de seguir adelante.
Con la presencia de la seguridad en el
interior de la sala y las órdenes del patriarca, la gente comenzó a dispersarse
aunque era claro que varios de ellos llevaban una sentencia pendiendo sobre sus
cabezas.
-Leoncito, vámonos…- dijo Bastian
acercándose a ella pero su padre lo detuvo.
-Quiero hablar contigo, a solas – dijo
mirando rápidamente tanto a Ronald como a Leonora.
-Ha sido un día largo, podemos dejarlo
para después…- se excusó él.
-Ahora Bastian, quiero hablar contigo
ahora. Ven a mi oficina.
-Padre…- intervino Ronald.
-Contigo hablaré después, será lo mejor.
Bastian, sígueme.- indicó el hombre y el mayor de los Cavendish dejó el
reciento enojado.
-Leo…
-Lo esperaré en la oficina – dijo ella y
él asintió con un breve gesto. Se lo notaba agotado.
-Gracias, por todo – dijo él y le dio un
beso en la frente al pasar junto a ella para seguir a su padre.
Leo lo siguió con la mirada un rato y
luego se marchó, estaba demás allí.
Bastian siguió a su padre con desgana, ahora
que ya todo había terminado deseaba concentrarse en convencer a Leonora y nada
más. Sus prioridades habían cambiado. Y además no podía quitarse la sensación
de volver a ser un niño al seguir a su padre hacia la oficina para que lo
retaran. No era una sensación agradable. Para combatir la inquietud, conjuró en
su mente la imagen de Leonora intentando quitarle a su hermano Ronald de
encima, eso lo hizo relajarse y sonreír.
-Siéntate – indicó su padre apenas
cerraron la puerta.
-No , gracias. Sólo dime lo que tengas
que decir.- señaló tratando de sonar firme.
-Hiciste un buen trabajo, Bastian. Lo
agradezco, ahora puedes seguir con tu camino.
-¿Perdón?- preguntó sin entender si era
un agradecimiento sincero o estaba queriendo deshacerse de él una vez más.
- Ya deja de preocuparte por esta
empresa y haz lo que quieras hacer, vuelve a dar clases en la Universidad ,
trabaja para alguna de esas compañías que andan detrás de tus habilidades o
funda tu propia empresa, ya hiciste lo que debías, ahora deja de estar atado al
pasado y vive feliz- dijo sorprendiéndolo.
-¿Lo sabías?
-Sí, hace tiempo que lo sé. Uno de tus
profesores es un antiguo amigo mío, así que cuando tomaste sus clases, hace
años, me felicitó por el hijo que tenía, eras uno de sus alumnos favoritos y
hablaba del gran futuro que te esperaba. Y en estos años he vuelto a escuchar
sobre ti, aquí y allá.
-¿Mis hermanos también lo saben?
-No, ellos no. Compraron lo que tú les
vendiste, jamás han dudado de que seas lo que tanto te molestaste en exhibir.
-¿Por qué no dijiste nada?
-Quería ver qué te proponías. Y lo has
hecho bien, la empresa habría estado en problemas si no hubieras interferido.
-Todo este tiempo…¿por qué nunca…? –
preguntó dolido. Era extraño enterarse que su padre sabía sobre él y jamás se
había esforzado por acercarse a él. Su
padre suspiró antes de responder.
-A veces, Bastian tomas un camino, uno
errado, pero cuando te das cuenta ya has hecho un largo trayecto y es muy
difícil regresar. Incluso, no sabes cómo regresar. Eso ha pasado con nosotros.
Desde un inicio fui un mal padre para ti, luego ya no pude corregirlo, tampoco
pude hacer nada por mejorar tu relación con tus hermanos. Y sinceramente pensé
que estarías mejor lejos, cuando supe que lo estabas haciendo bien, sentí que
era mejor que todo siguiera así, que encontraras tu propia felicidad. La verdad
es que no sabía qué hacer contigo.
-Sí, lo escucho mucho estos días –
comentó pensando en una mujer que también estaba complicando lo que debería ser
simple. Luego algo más cruzó su mente-¿Cuándo me llamaste sabías que algo iba
mal con la empresa?
-Intuía algo, y quizás fue mi tonto
intento de crear una última oportunidad para tenerte cerca, pero este no es tu
lugar hijo, y no porque no tengas derecho a él, sino porque no creo que sea tu
elección. Ya has hecho suficiente. Ahora siéntete libre para elegir lo que tú
quieras para ti mismo.
-Padre…
-¿Sí?
-No era tan difícil regresar de ese
camino, sólo necesitabas decirme que me querías.
-Para algunos es fácil querer, para
otros no. Amar puede ser complicado y
algunos cuando amamos a alguien, incluso hacemos daño.
-No debería ser así…
-No, no debería, pero para algunos es
así. Por suerte, te pareces a tu madre en eso. Yo no sé hacerlo.
- ¿Entonces? ¿Nos damos las manos y nos
vemos en Navidad?
- Espero que no, intentaré que sea diferente,
Bastian, pero tendrás que tenerme paciencia.
-Estoy empezando a ser bueno en eso.-
dijo y sonrió levemente. Por primera vez en muchos años, su padre le devolvió
la sonrisa.
Sin embargo el alivio que sentía Bastian
se evaporó al regresar a su oficina, Leonora estaba empacando sus cosas en una
caja.
-¿Cómo le fue con su padre?
-Eso no es lo importante ¿Qué estás
haciendo?
-Mi renuncia es efectiva a partir de
este momento, ¿lo recuerda?
-¡Y un diablo si lo recuerdo! ¡Ven a mi
oficina, Leonora!
-No- dijo ella con firmeza y se lo quedó
mirando.
- Voy a arrastrarte adentro si sigues
siendo tan cabeza dura.
-No va a hacerlo. Y yo tomé mi decisión.
- No me importa si renuncias, pero en
cuanto a nosotros no voy a dejar que termine. Cielos, Leoncito , dame una
tregua, he tenido un día muy duro.
- No es mi intención complicarle el día
, ni la vida, ni nada..
-¿De qué hablas? Tengo la sensación de
que se me escapa algo, pero juro que no te entiendo.
-Sólo estoy cumpliendo mi palabra, dije
que me quedaría y luego renunciaría cuando acabara con su trabajo de “Batman”. En
cuanto a nosotros, no hay un nosotros, dudo que sea tan anticuado como para que
un par de besos se conviertan en una relación…
-Leonora, juro que estoy contando hasta
mil para nos arrastrarte a mi oficina y probarte lo que pueden hacer “un par de
besos” – dijo con los dientes apretados y aunque su intención de demostrarle lo
mucho que le importaba iba en serio, lo detenía el verla allí parada
sosteniendo firmemente la caja con sus pertenencias, como si se estuviera
parapetando tras ella. Se la veía asustada. Nada de gruñidos, sólo como un animalito acorralado.
-Déjeme ir …
-De acuerdo, si es lo que decidiste. Supongo
que es la última vez que nos vemos.
-Cuídese, no beba tanto café y ahora que
ya terminó lo que tenía que hacer viva
como una persona normal, quiero decir que debe comer y dormir como corresponde
y…
-Si no vas a quedarte a cuidar de mí, no
te preocupes. Puedo vivir como quiera, no es de tu incumbencia, ¿verdad?
-Sí, no, no quise…-titubeó ella entendiéndo lo
contradictorias que eran sus palabras.
- ¿Y dónde trabajarás ahora?
-Tampoco eso es de su incumbencia.
- Eres mi empleada, al menos hasta este
instante así que sí me incumbe . Y además , la mujer que amo se queda
desempleada de pronto , es natural que esté preocupado. ¿No lo crees?
- Sr. Cavendish…- advirtió con tono
grave para deja en claro que no iba a decirle nada.
-De acuerdo- dijo él levantando sus
manos- Mañana se te depositará su liquidación…
-No es necesario.
-Es tu dinero, Leonora, no seas necia.
Tampoco pienso hacer una extravagancia como depositarte una obscena cantidad de
dinero, no te preocupes.
-No lo pensé- dijo ella.
-Yo sí, pero sé que no te haría gracia.
Pero sí tengo una carta de recomendación, la necesitarás.
- Gracias- contestó, había pensado en
pedirle una, pero teniendo en cuenta lo complicada que era su relación, no se
había animado.
-Espérame, no te vayas – dijo él
entrando a su oficina. Leo se quedó mirando su espalda, tenía el corazón
estrujado .Quería aferrarse a él , pero su sentido común le decía que iba a ser
un desastre y ella solía respetar su sentido común. Iba a conseguir un trabajo
que le permitiera seguir ayudando a su familia, intentaría estudiar para estar
mejor preparada, y quizás algún día , eventualmente, encontrara a alguien a
quien querer. Un hombre común y corriente, alguien que no le hiciera sentir que iba en una montaña
rusa.
-¿Leoncito? – la llamó Bastian y se dio cuenta
que estaba frente a ella. Lo miró concentrándose en cada gesto, probablemente
era la última vez que lo vería. Quería recordarlo.
- Ya me voy. Dejé todo ordenado, no le
causará problemas encontrar lo que necesite.
-Siempre tan eficiente, toma, es la carta
de recomendación – le dijo y la echó dentro de la caja que ella sostenía.
-Cuídese – le dijo ella a modo de
despedida.
-Tú también – dijo él y antes que Leo
reaccionara bajó la cabeza y la besó, larga y profundamente. Cuando se separó ambos
jadeaban y Leo apenas era capaz de sostener la caja. Bastian habló con voz
ronca – Alguna vez dijiste que no sabías quien era, contigo era yo Leonora. El
que habría podido ser si todo hubiera sido diferente. A pesar de mi plan, nunca
fui tan sincero con mis sentimientos como contigo. Ni el Bastían que mi familia
creía que era, ni el hombre en que me convertí estando lejos y solo, era tu
Bastian y fui feliz siéndolo – dijo mirándola fijamente, luego, casi
teatralmente se alejó de ella y entró a su oficina cerrando la puerta tras de
sí.
-Adiós – susurró Leo y se marchó.
Una semana después, Leonora iba de un
lado al otro de su casa de pésimo humor, no importaba lo que hiciera, no podía
quitarse a Bastian Cavendish ni de la cabeza ni del corazón.
Aquellas últimas palabras de él, aquel
último beso la tenían trastornada. Estaba perdida y por primera vez en mucho
tiempo ser sensata ocupaba el último
lugar de sus prioridades.
Y había algo que tenía muy en claro,
Bastian era Bastian. Ciertamente era un hombre sumamente competente, responsable
y serio con el trabajo, y sin dudas era un gran partido para cualquier mujer. Pero
lo más certero de todo aquello era que lo amaba. Y amaba el hombre que él era,
la esencia del verdadero Bastian Cavendish
que había estado allí todo el tiempo.
Pero primero necesitaba conseguir un
trabajo, si iba a intentar recuperar a aquel hombre, ante todo tenía que valerse
por sí misma, quería pararse segura frente a él.
Había enviado su currículo a un par de
lugares y esperaba respuestas, recordó la carta de recomendación de él y fue a
buscarla, si lograba concertar una entrevista, la necesitaría.
Tomó la carta y la abrió, aquel hombre
no dejaba de sorprenderla. No podía creer lo que leía y al mismo tiempo no
podía evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas.
A quién lea esta
carta:
Declaro que la Srta. Leonora Brave es una secretaria desastrosa, tiene
mal carácter, una lengua filosa, un ingenio demasiado rápido para su propio
bien, entre otras cualidades (queda a su criterio juzgarlas como tales)
destacables.
Y
se toma más atribuciones de las que le corresponden, incluso se atreve a
quitarle el café a su Jefe en nombre de la buena salud. Y me gusta mucho el
café.
Aunque también tiene condiciones muy
valorables, es horriblemente eficiente, tiene una voluntad a prueba de todo,
podría haber enfrentado a Jerjes ella sola sin compañía de los otros 299, y
posee una paciencia infinita. Además una vez que decide algo lo lleva a cabo
aunque signifique obligar a trabajar a un jefe que no lo desea.
También es capaz de hacer que un idiota que
finge ser un hombre capaz y sumamente inteligente, que a su vez finge ser un idiota inútil, sea una mejor
persona.
Puede preocuparse y cuidar de alguien a quien nadie
ha cuidado nunca, y puede hacer que ese hombre se acostumbre a ser protegido
por ella.
Cosiendo
un botón, dando medicina, preparando cupcakes como pasteles de cumpleaños o con
el más leve toque puede acelerar el corazón de un hombre duro que no tenía
planeado enamorarse.
Ve
lo que los demás no pueden ver, es intuitiva, valiente (hasta la temeridad),
mandona, confiable. Sabe cuidar de los demás pero no de sí misma. Encima tiene
un bolso que McGyver envidiaría y que ella cree es su escudo personal.
Pero
lo más notable de esta mujer es que ha hecho que me enamoré total y
completamente de ella.
Y
luego me ha dejado.
A
cualquiera que se atreva a contratarla, le estaré eternamente desagradecido y
me encargaré de hacerle la vida miserable.
Porque
ella no puede estar en otro lugar más que a mi lado, no sabré vivir sin ella.
Sin
más, atentamente
Bastian
Cavendish
El
hombre de Leonora.
PD:
no pienso darme por vencido contigo, nunca.
Aquel
hombre era imposible, necesitaba verlo.
Lamentablemente
fue más difícil de lo que esperaba porque Bastian Cavendish, había dejado la
oficina y se había desvinculado de los negocios familiares. Temió que se
hubiera ido al extranjero, pero después de una exhaustiva investigación, logró
localizarlo. Por lo visto pensaba
iniciar su propia empresa y había alquilado unas oficinas, una vez que supo la
dirección, fue hacia allí, ni siquiera se molestó en golpear la puerta, sólo
entró
-¿Qué
haces aquí, Leoncito? – preguntó Bastian acercándose a ella.
-¡¿Esto
es una carta de referencias?! ¿Esto es una recomendación para qué me den
trabajo? – preguntó sacudiendo el papel frente a él.
-Lo
siento, no soy muy bueno con eso, tenía una secretaria que se encargaba de esas
cosas, pero se fue…me dejó librado a mi suerte.- contestó mirándola fijamente.
-Ya
deje de actuar como un inútil, ambos sabemos que no es verdad…
-¿Qué
quieres Leonora? ¿Viniste sólo a regañarme? No es que me queje, extrañaba
también eso, pero….
-
Ya córtela.
-Fuiste
tú quien vino, ¿por qué? ¿Por qué viniste, Leoncito?
-Vengo
por mi puesto…-dijo ella mirándolo fijo .
-Aquí
sólo hay un puesto disponible para ti, ser mi esposa, ¿lo quieres?
-Sí.-
respondió escuetamente. Bastian con
rapidez fue hasta ella y la besó. Y
luego sonrió para después volver a besarla.
-Parece
que soy mejor escribiendo cartas que diciéndolo personalmente.- dijo sin
soltarla y con la mirada llena de calidez.
-¿Está
tan feliz?- preguntó ella tratando de que la voz no le temblara.
-Sí,
mucho. ¿Vas a tutearme alguna vez?
-Tal
vez, Bastian, algún día – respondió ella y
volvieron a besarse.
Epílogo
Bastian
abrió los ojos, era la segunda vez en su vida que se desmayaba y en las dos ocasiones había sido frente a la
mujer que lo estaba mirando.
Afortunadamente ya era su esposa, así que no iba a escapar de
él por una nimiedad como esa.
-¿Estás
bien? – preguntó Leonora y en sus ojos había preocupación aunque también un
toque de diversión.
-Sí,
bien…-dijo él y se incorporó en la cama.
-Por
suerte esta vez estábamos en un hospital
y no tuve que arrastrarte, pesas mucho. Aunque se te está haciendo mala
costumbre lo de débil damisela-comentó divertida.
-¿Te
estás divirtiendo a mi costa, Leoncito?
-Bastian,
acaban de informarnos que estoy embarazada, se supone que me desmaye yo, no tú…
-Sabes
que me gusta facilitarte las cosas, yo me encargaré de los desmayos y nauseas,
tú sólo de llevarlo nueve meses y el
parto. Me parece buen trato.
-Muchas
gracias por la cortesía señor Cavendish.
-
De nada, es un placer, siempre – dijo él y la
tiró de la mano hasta obligarla a sentarse en la cama a su lado-
Leonora, te amo.
-
También yo te amo – dijo ella y lo besó.
Otro epílogo, un poco más
Apenas
cruzó el jardín una niña pequeña con rizos castaños claros salió corriendo a su
encuentro.
-¡Papá,
papá! – gritó dirigiéndose a sus brazos.
-¡Mi
cachorrito! – exclamó atrapándola en sus brazos.
-No
le digas cachorrito…- dijo Leonora que venía caminando detrás de la niña,
Bastian sonrió y se acercó a ella.
-Es
hija de mi Leoncito, así que es lógico que sea mi cachorrito – dijo él y ella
sonrió, hacía tiempo que él había ganado aquella discusión sobre su nombre.
-Hola,
amor– le dijo y él sostuvo a su hija con un solo brazo para poder abrazar a Leo
con el otro.
-Hola,
Leoncito- susurró y la besó.
-¿Pero
por qué regresaste antes? ¿No faltaba un par de días más para que terminara el
congreso? Tus conferencias no han terminado, ¿verdad?
-Me
escapé, extrañaba demasiado a mi familia.
-¡Bastian!
-Créeme,
Leoncito, las conferencias sobre economía son absurdamente aburridas. Esa gente
va a agradecer que haya un conferencista
menos, de hecho dudo que lo noten. No me gusta dejarlas solas tanto tiempo, menos
ahora.
-Mi
madre y mis hermanos han pasado aquí todo el tiempo , ya sabes, eso de que
vivan a solo una cuadra, facilita las visitas. No debiste comprarle una casa
tan cerca de la nuestra.
-No
fue nada.
-Lo
digo en serio, Bastian. No debiste hacerlo, me han vuelto loca- dijo y por su expresión
él supo que no era cierto. A Leonora le gustaba tener cerca a su familia..
-
Me tranquiliza que estuvieras bien custodiada en mi ausencia.
-
Y aburrida, apenas si pude ponerme a hacer algo de trabajo en la computadora.
-No
deberías trabajar, se supone que descanses. ¿Ves porque debía regresar antes?
-Me
gusta mi trabajo – dijo ella protestando, en aquellos años había aprovechado
para estudiar y tenía un puesto de gerente en una empresa que asesoraba a
compañías en problemas. Leonora siempre había sido buena para buscar soluciones
y ahora podía ganar dinero haciéndolo.
-
Oh, sí, me crucé a uno de tus clientes y preguntó por qué no estabas
trabajando.
-¿Le
dijiste que era por tu culpa, verdad?
-Sí,
le dije que ya que no podía tenerte descalza y en la cocina, al menos te
tendría embarazada tantas veces como fuera posible.
-¡Bastian
Cavendish!- protestó ella sonrojada y le
golpeó el brazo. Él bajó a la niña.
-Entra
a casa, Cachorrito, enseguida vamos contigo- le dijo y la pequeña le hizo caso-
No dije nada de eso, pero si estuve tentado. ¿Cómo está nuestro niño? – preguntó
apoyando la mano en la panza abultada de Leonora.
-
Dando patadas , creo que ya quiere salir. Y he tenido antojo de beber café los
últimos días, así que supongo que se parecerá a ti…
-Entonces
será encantador.
-Y
un tramposo.
-Te
gusta el tramposo, no puedes negarlo.
-Un
poco…- dijo ella provocándolo y Bastian la alzó en brazos.
-¡Bastian,
vas a lastimarte, estoy pesada!
-Bien
vales un dolor de espalda…
-¡Oye!
-Te
extrañé.- dijo él besándola.
-También
yo te extrañé, Bastian . Bienvenido , mi
amor.
-Es
bueno estar en casa. – respondió él saboreando el sonido de aquella palabra. Y
su casa no era un lugar, sino una mujer y la familia que habían formado.
Y así llega a su fin esta historia que he tardado tanto en escribir, de hecho fue escrita en dos vidas, espero les haya gustado y gracias por su paciencia para seguirla y por el aliento que me han dado para retomarla y terminarla.
Si en el trayecto les ha arrancado alguna sonrisa, consideraré que es misión cumplida. Además de que "nos trajo" a Yocelyn, lo cuál ya hace que valga la pena.
Muchas gracias por sus comentarios y por encariñarse con este par.
Y un gracias gigante a mis Sises y a Gaby que han ido siguiendo paso a paso y que luego esperaron y con su espera y comprensión me ayudaron a retomarla, además de ser conejillos de Indias e ir leyendo para asegurarme que iba bien encaminada.
.
Amo los epilogos y aquí hubieron dos!!! Que feliz soy!;;
ResponderEliminarque lindo y cachondo con la carta, jajajaja amo a ese hombre de verdad... Que pena que ya no volveré a leer de él.
y me hizo gracia el antojo del café. Pues yo lo tuve el otro día de olivas. Julio las ama, juro que pues comerse cinco kilos sin sufrir un ataque al riñón. Para mi, eran un aperitivo más... Pero el otro día, le como solita un bote de 150 gr!!!
en fin, me alegro y me pongo triste x dejar a estos dos en la zona de FIN
pero, se que caeré en volver a leerla jejeje
Me alegra te gustara brujis, y afloja a la comida A propos , sabes que aquí a tus "olivas" se les dice aceitunas?
EliminarY graciassssssssssssssssssssss!!!!
Tengo emociones encontradas. Por una parte me emocione un monton cuando vi que habias subido la conclusion de esta hermosa historia. Peri muuy triste por no leerlos mas. Yo quiero encontrar un chico asi. Seguro de lo que siente. Gracias por mencionarme me haces muy feliz... gracias Nata. Y a todas por sus lindas y tiernas historias
ResponderEliminarYo también quiero un Bastian, Yoce, pero me temo que como no lo encuentro me tuve qu ecrear uno....aunque se loq uedara Leonora!
EliminarGracias a ti, por acompañarnos!!
Que boniiiiito, Nata. Me encantó todo desde el principio al final mas los epílogos.
ResponderEliminarLos voy a hechar de menos, me encanta ese tira y afloja que se tenían. Me hizo llorar y muuuuucho reir jijijiji.
Gracias, Nata, gracias. Espero muchas mas historias tuyas... y de las sis (no se pongan celosas)
Gracias, gracias, gracias ♥
Gracias Yola querida, me alegra que te gustara y que me digas que te projudo diversas emociones.
EliminarY sober todo gracias pro estar siemper con tus comentarios!!!!
Wow! No tengo mucho más que añadir a lo ya dicho Nata pero pues no está demás decir que me ha encantado. Al igual que Yocelyn, tengo sentimientos encontrados. No sé, esperaba verlos felices (Bastian me tenía enamorada y quería que fuera feliz) y al mismo tiempo no quería que terminara nunca (sus discusiones legendarias jaja). Se los extrañará mucho!!!
ResponderEliminarMe ha encantado el epílogo (y doble!!, eso me hace muy feliz). Graciassssssssssssss y un fuerte abrazo!
Sabía que te gustarái epílogo doble, gracias por todo el apoyo Gaby y por estar a mi lado mientras trataba de volver a encontrarlos! Besos
EliminarAy sisssss ya te han dicho tantas cosas ciertas... me encantó esa carta de recomendación.. conmovedora, divertida y tan EL. Quiero uno asi!!! Que tortura que Bastian solo es para Leoncito.. gracias por tan hermosa historia y con dos epilogos wauuuuu te luciste!!! Felicidades y feliz tercer Aniversario, como te dije, esto es el broche de ORO!
ResponderEliminarSiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisssssssssssss!! Gracias por tus lindas palabras, pero no ahora sino las de siempre, por estar allí y junto a EJ hacer posible que estas historias continuaran y llegaran a su fin.
EliminarY por romper pactus hermanus te tocará doble, voy a acosarte nomu nomu nomu
No me esperaba lo de la carta y los dos epilogos, me encanto, gracias Nata, aunque voy a extrañar a Leo y a Bastian
ResponderEliminarGracias Kriss querida, me alegra que te gustara!!!!
Eliminarterminadoooooooooooo Nata, que grande, jajaja contigo los finales felices asegurado. Gracias. Bastian es de mis favoritos
ResponderEliminarGraciassssss!!! Aquí los finales felices asegurados ( al menos hasta ahora) para los otros abundan guionistas cabrones de kdramas
EliminarMuchisimas gracias! por haver creado esta hermosa historia de amor, al igual que muchas, yo también me enamore de Bastian, lastima que se lo quedo Leonora...jajajjaja...Estoy muy feliz de haber llegado al grupo y poder haber encontrado personas que creen historias increíbles, que me hacen reir y llorar, que me hacen vivir cada historia como mia....nuevamente, muchas gracias Nata!
ResponderEliminarGracias a ti Julssa por tus palabras y por seguir acompañándonos!!!!! jajaj tendré que hacer repartición de Bastianes!! ( Quién pudiera!!)
EliminarGracias por una hermosa historia.
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