viernes, 25 de abril de 2014

Pequeña Leona 32° - Final



Se encontró con Bastian a la entrada del salón donde se haría la junta.
-Confío en que esta vez trajera todo, ¿verdad? – le preguntó recordando las veces que había fingido ser incompetente.
-Todo listo, entremos – dijo él , apoyó la mano en la cintura de la joven y la guió al interior. Bastian ocupó el lugar que le correspondía y Leo se sentó detrás donde estaban varios asistentes y secretarios de los  presentes.
El Sr. Cavendish, el padre de su jefe estaba allí y era la primera vez que ella lo veía en persona, era mucho más parecido físicamente a su hijo de lo que había pensado. Con unas breves palabras dio comienzo a la reunión y luego empezaron las exposiciones. Primero habló un hombre que ella no conocía , después el hermano mayor de Bastian. Tras él llegó el turno de su jefe, Leo aspiró con fuerza y retuvo el aire un segundo.

-Leonora, por favor – indicó Bastian y ella se levantó para repartir un juego de documentos a cada uno de los presentes. Después le alcanzó el pendrive a su jefe y él empezó su presentación.
Primero hizo un rápido informe de la situación de la empresa, Leo notó que algunas personas comenzaban a incomodarse, notó también el claro desprecio de los hermanos mayores de él y notó que el padre se acomodaba en su asiento y escuchaba con atención.
Las cosas se caldearon cuando Bastian empezó las acusaciones, pero él mantuvo la calma y fue indicando las páginas del documento que contenían las pruebas de cada cosa que decía. El hermano mayor golpeó la mesa cuando lo acusó directamente, incluso parecía dispuesto a levantarse para pelear, pero el padre lo detuvo.
-Silencio, quiero escuchar – dijo simplemente y eso los contuvo a todos. Así que el joven prosiguió. Se escuchaban los murmullos por lo bajo pero nadie se animaba a una confrontación directa, sobre todo porque Bastian Cavendish se veían absolutamente seguro de cada cosa que decía, emanaba un aura de confianza en sí mismo y de autoridad que aplacaba el ambiente.
Y antes de darles tiempo a sublevarse empezó a  desarrollar su propuesta para salvar la empresa y darle un nuevo empuje. El grupo estaba claramente dividido, aquellos corruptos que habían sido puestos al descubierto y  los que apoyaban las palabras del joven Cavendish, no cabía duda de que sabía de lo que hablaba y que no era un improvisado. De hecho , Leonora tenía la impresión de asistir a alguna clase de disertación, estaba muy orgullosa de él.
Mirándolo, Leo se dio cuenta de dos cosas. La primera que amaba a aquel hombre, la segunda que no había lugar para ella a su lado.
El otro Bastian, era más accesible, incluso era alguien con quien podía tener una relación más pareja. Su familia era un desastre, la de él también, era apuesto y rico pero tenía deficiencia en muchos otros aspectos y ella podía compensar eso, podía de alguna forma estar a la par y completar aquello en lo que él fallaba.
Podía ayudarlo, cuidarlo e incluso rescatarlo.
Pero este Bastian, era sumamente capaz y no la necesitaba, al menos no a ella, necesitaba otro tipo de mujer. Una tan sobresaliente como él, quizás estaba siendo acomplejada, pero no quería ser una carga. No quería que él estuviera avergonzado u obligado a ayudarla una y otra vez, como había hecho a sus espaldas.
Había visto el brillo de reconocimiento en la mirada del padre de su jefe, había llegado otra etapa para él y ella sólo sería un estorbo o saldría herida.
No tenía el valor para hacerlo.

El señor Cavendish dio por terminada la reunión.
-Hemos escuchado lo suficiente, tendremos una nueva reunión la semana que viene, una vez que podamos analizar las pruebas que ha presentado Bastian: también decidiremos sobre las dimisiones, que espero que sean voluntarias, y sobre las nuevas medidas que implementaremos.
-¡Padre! – protestó el hermano mayor de su jefe y todo pareció descontrolarse. La gente empezó a discutir y Ronald se dirigió hacia su hermano menor.
-Pequeño bastardo …- dijo y Bastian lo miró imperturbable pero ella no pudo evitar alterarse. Acababa de salvar la empresa y había soslayado todo lo posible la culpa de su hermano, sin embargo éste lo atacaba. Leo se lanzó al rescate y, al tiempo que Ronald Cavendish agarraba a Bastian de las solapas de la chaqueta, ella le sostenía el brazo.
-Suéltelo – siseó Leonora y en ese momento intervino el padre de ellos.
-Suéltalo ya, Ronald. Suelta a tu hermano. Señorita busque a la seguridad de la puerta así calmamos un poco los ánimos. – dijo dirigiéndose a Leonora que pestañó algo confundida.
-Padre…- protestó el mayor pero soltó las solapas. Leo salió a cumplir el pedido del Sr. Cavendish mientras Bastian le guiñaba un ojo, era increíble que estuviera tan calmado en medio de aquel caos. Aunque creía que se debía a la sensación de “misión cumplida”. Su jefe había terminado con su cruzada personal, ahora era tiempo de  seguir adelante.
Con la presencia de la seguridad en el interior de la sala y las órdenes del patriarca, la gente comenzó a dispersarse aunque era claro que varios de ellos llevaban una sentencia pendiendo sobre sus cabezas.
-Leoncito, vámonos…- dijo Bastian acercándose a ella pero su padre lo detuvo.
-Quiero hablar contigo, a solas – dijo mirando rápidamente tanto a Ronald como a Leonora.
-Ha sido un día largo, podemos dejarlo para después…- se excusó él.
-Ahora Bastian, quiero hablar contigo ahora. Ven a mi oficina.
-Padre…- intervino Ronald.
-Contigo hablaré después, será lo mejor. Bastian, sígueme.- indicó el hombre y el mayor de los Cavendish dejó el reciento enojado.
-Leo…
-Lo esperaré en la oficina – dijo ella y él asintió con un breve gesto. Se lo notaba agotado.
-Gracias, por todo – dijo él y le dio un beso en la frente al pasar junto a ella para seguir a su padre.
Leo lo siguió con la mirada un rato y luego se marchó, estaba demás allí.

Bastian siguió a su padre con desgana, ahora que ya todo había terminado deseaba concentrarse en convencer a Leonora y nada más. Sus prioridades habían cambiado. Y además no podía quitarse la sensación de volver a ser un niño al seguir a su padre hacia la oficina para que lo retaran. No era una sensación agradable. Para combatir la inquietud, conjuró en su mente la imagen de Leonora intentando quitarle a su hermano Ronald de encima, eso lo hizo relajarse y sonreír.
-Siéntate – indicó su padre apenas cerraron la puerta.
-No , gracias. Sólo dime lo que tengas que decir.- señaló tratando de sonar firme.
-Hiciste un buen trabajo, Bastian. Lo agradezco, ahora puedes seguir con tu camino.
-¿Perdón?- preguntó sin entender si era un agradecimiento sincero o estaba queriendo deshacerse de él una vez más.
- Ya deja de preocuparte por esta empresa y haz lo que quieras hacer, vuelve a dar clases en la Universidad , trabaja para alguna de esas compañías que andan detrás de tus habilidades o funda tu propia empresa, ya hiciste lo que debías, ahora deja de estar atado al pasado y vive feliz- dijo sorprendiéndolo.
-¿Lo sabías?
-Sí, hace tiempo que lo sé. Uno de tus profesores es un antiguo amigo mío, así que cuando tomaste sus clases, hace años, me felicitó por el hijo que tenía, eras uno de sus alumnos favoritos y hablaba del gran futuro que te esperaba. Y en estos años he vuelto a escuchar sobre ti, aquí y allá.
-¿Mis hermanos también lo saben?
-No, ellos no. Compraron lo que tú les vendiste, jamás han dudado de que seas lo que tanto te molestaste en exhibir.
-¿Por qué no dijiste nada?
-Quería ver qué te proponías. Y lo has hecho bien, la empresa habría estado en problemas si no hubieras interferido.
-Todo este tiempo…¿por qué nunca…? – preguntó dolido. Era extraño enterarse que su padre sabía sobre él y jamás se había esforzado por  acercarse a él. Su padre suspiró antes de responder.
-A veces, Bastian tomas un camino, uno errado, pero cuando te das cuenta ya has hecho un largo trayecto y es muy difícil regresar. Incluso, no sabes cómo regresar. Eso ha pasado con nosotros. Desde un inicio fui un mal padre para ti, luego ya no pude corregirlo, tampoco pude hacer nada por mejorar tu relación con tus hermanos. Y sinceramente pensé que estarías mejor lejos, cuando supe que lo estabas haciendo bien, sentí que era mejor que todo siguiera así, que encontraras tu propia felicidad. La verdad es que no sabía qué hacer contigo.
-Sí, lo escucho mucho estos días – comentó pensando en una mujer que también estaba complicando lo que debería ser simple. Luego algo más cruzó su mente-¿Cuándo me llamaste sabías que algo iba mal con la empresa?
-Intuía algo, y quizás fue mi tonto intento de crear una última oportunidad para tenerte cerca, pero este no es tu lugar hijo, y no porque no tengas derecho a él, sino porque no creo que sea tu elección. Ya has hecho suficiente. Ahora siéntete libre para elegir lo que tú quieras para ti mismo.
-Padre…
-¿Sí?
-No era tan difícil regresar de ese camino, sólo necesitabas decirme que me querías.
-Para algunos es fácil querer, para otros no. Amar  puede ser complicado y algunos cuando amamos a alguien, incluso hacemos daño.
-No debería ser así…
-No, no debería, pero para algunos es así. Por suerte, te pareces a tu madre en eso. Yo no sé hacerlo.
- ¿Entonces? ¿Nos damos las manos y nos vemos en Navidad?
- Espero que no, intentaré que sea diferente, Bastian, pero tendrás que tenerme paciencia.
-Estoy empezando a ser bueno en eso.- dijo y sonrió levemente. Por primera vez en muchos años, su padre le devolvió la sonrisa.

Sin embargo el alivio que sentía Bastian se evaporó al regresar a su oficina, Leonora estaba empacando sus cosas en una caja.
-¿Cómo le fue con su padre?
-Eso no es lo importante ¿Qué estás haciendo?
-Mi renuncia es efectiva a partir de este momento, ¿lo recuerda?
-¡Y un diablo si lo recuerdo! ¡Ven a mi oficina, Leonora!
-No- dijo ella con firmeza y se lo quedó mirando.
- Voy a arrastrarte adentro si sigues siendo tan cabeza dura.
-No va a hacerlo. Y yo tomé mi decisión.
- No me importa si renuncias, pero en cuanto a nosotros no voy a dejar que termine. Cielos, Leoncito , dame una tregua, he tenido un día muy duro.
- No es mi intención complicarle el día , ni la vida, ni nada..
-¿De qué hablas? Tengo la sensación de que se me escapa algo, pero juro que no te entiendo.
-Sólo estoy cumpliendo mi palabra, dije que me quedaría y luego renunciaría cuando acabara con su trabajo de “Batman”. En cuanto a nosotros, no hay un nosotros, dudo que sea tan anticuado como para que un par de besos se conviertan en una relación…
-Leonora, juro que estoy contando hasta mil para nos arrastrarte a mi oficina y probarte lo que pueden hacer “un par de besos” – dijo con los dientes apretados y aunque su intención de demostrarle lo mucho que le importaba iba en serio, lo detenía el verla allí parada sosteniendo firmemente la caja con sus pertenencias, como si se estuviera parapetando tras ella. Se la veía asustada. Nada de gruñidos, sólo  como un animalito acorralado.
-Déjeme ir …
-De acuerdo, si es lo que decidiste. Supongo que es la última vez que nos vemos.
-Cuídese, no beba tanto café y ahora que ya terminó lo que tenía que hacer  viva como una persona normal, quiero decir que debe comer y dormir como corresponde y…
-Si no vas a quedarte a cuidar de mí, no te preocupes. Puedo vivir como quiera, no es de tu incumbencia, ¿verdad?
-Sí, no, no quise…-titubeó ella entendiéndo lo contradictorias que eran sus palabras.
-  ¿Y dónde trabajarás ahora?
-Tampoco eso es de su incumbencia.
- Eres mi empleada, al menos hasta este instante así que sí me incumbe . Y además , la mujer que amo se queda desempleada de pronto , es natural que esté preocupado. ¿No lo crees?
- Sr. Cavendish…- advirtió con tono grave para deja en claro que no iba a decirle nada.
-De acuerdo- dijo él levantando sus manos- Mañana se te depositará su liquidación…
-No es necesario.
-Es tu dinero, Leonora, no seas necia. Tampoco pienso hacer una extravagancia como depositarte una obscena cantidad de dinero, no te preocupes.
-No lo pensé- dijo ella.
-Yo sí, pero sé que no te haría gracia. Pero sí tengo una carta de recomendación, la necesitarás.
- Gracias- contestó, había pensado en pedirle una, pero teniendo en cuenta lo complicada que era su relación, no se había animado.
-Espérame, no te vayas – dijo él entrando a su oficina. Leo se quedó mirando su espalda, tenía el corazón estrujado .Quería aferrarse a él , pero su sentido común le decía que iba a ser un desastre y ella solía respetar su sentido común. Iba a conseguir un trabajo que le permitiera seguir ayudando a su familia, intentaría estudiar para estar mejor preparada, y quizás algún día , eventualmente, encontrara a alguien a quien querer. Un hombre común y corriente, alguien que  no le hiciera sentir que iba en una montaña rusa.
-¿Leoncito? – la llamó Bastian y se dio cuenta que estaba frente a ella. Lo miró concentrándose en cada gesto, probablemente era la última vez que lo vería. Quería recordarlo.
- Ya me voy. Dejé todo ordenado, no le causará problemas encontrar lo que necesite.
-Siempre tan eficiente, toma, es la carta de recomendación – le dijo y la echó dentro de la caja que ella sostenía.
-Cuídese – le dijo ella a modo de despedida.
-Tú también – dijo él y antes que Leo reaccionara bajó la cabeza y la besó, larga y profundamente. Cuando se separó ambos jadeaban y Leo apenas era capaz de sostener la caja. Bastian habló con voz ronca – Alguna vez dijiste que no sabías quien era, contigo era yo Leonora. El que habría podido ser si todo hubiera sido diferente. A pesar de mi plan, nunca fui tan sincero con mis sentimientos como contigo. Ni el Bastían que mi familia creía que era, ni el hombre en que me convertí estando lejos y solo, era tu Bastian y fui feliz siéndolo – dijo mirándola fijamente, luego, casi teatralmente se alejó de ella y entró a su oficina cerrando la puerta tras de sí.
-Adiós – susurró Leo y se marchó.

Una semana después, Leonora iba de un lado al otro de su casa de pésimo humor, no importaba lo que hiciera, no podía quitarse a Bastian Cavendish ni de la cabeza ni del corazón.
Aquellas últimas palabras de él, aquel último beso la tenían trastornada.  Estaba perdida y por primera vez en mucho tiempo ser sensata  ocupaba el último lugar de sus prioridades.
Y había algo que tenía muy en claro, Bastian era Bastian. Ciertamente era un hombre sumamente competente, responsable y serio con el trabajo, y sin dudas era un gran partido para cualquier mujer. Pero lo más certero de todo aquello era que lo amaba. Y amaba el hombre que él era, la esencia  del verdadero Bastian Cavendish que había estado allí todo el tiempo.
Pero primero necesitaba conseguir un trabajo, si iba a intentar recuperar a aquel hombre, ante todo tenía que valerse por sí misma, quería pararse segura frente a él.
Había enviado su currículo a un par de lugares y esperaba respuestas, recordó la carta de recomendación de él y fue a buscarla, si lograba concertar una entrevista, la necesitaría.
Tomó la carta y la abrió, aquel hombre no dejaba de sorprenderla. No podía creer lo que leía y al mismo tiempo no podía evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas.


A quién lea esta carta:
                                               Declaro que la Srta. Leonora Brave es una secretaria desastrosa, tiene mal carácter, una lengua filosa, un ingenio demasiado rápido para su propio bien, entre otras cualidades (queda a su criterio juzgarlas como tales) destacables.
Y se toma más atribuciones de las que le corresponden, incluso se atreve a quitarle el café a su Jefe en nombre de la buena salud. Y me gusta mucho el café.
    Aunque también tiene condiciones muy valorables, es horriblemente eficiente, tiene una voluntad a prueba de todo, podría haber enfrentado a Jerjes ella sola sin compañía de los otros 299, y posee una paciencia infinita. Además una vez que decide algo lo lleva a cabo aunque signifique obligar a trabajar a un jefe que no lo desea.
  También es capaz de hacer que un idiota que finge ser un hombre capaz y sumamente inteligente,  que a su vez  finge ser un idiota inútil, sea una mejor persona.
Puede  preocuparse y cuidar de alguien a quien nadie ha cuidado nunca, y puede hacer que ese hombre se acostumbre a ser protegido por ella.
Cosiendo un botón, dando medicina, preparando cupcakes como pasteles de cumpleaños o con el más leve toque puede acelerar el corazón de un hombre duro que no tenía planeado enamorarse.
Ve lo que los demás no pueden ver, es intuitiva, valiente (hasta la temeridad), mandona, confiable. Sabe cuidar de los demás pero no de sí misma. Encima tiene un bolso que McGyver envidiaría y que ella cree es su escudo personal.
Pero lo más notable de esta mujer es que ha hecho que me enamoré total y completamente de ella.
Y luego me ha dejado.
A cualquiera que se atreva a contratarla, le estaré eternamente desagradecido y me encargaré de hacerle la vida miserable.
Porque ella no puede estar en otro lugar más que a mi lado, no sabré vivir sin ella.
Sin más, atentamente

Bastian Cavendish
El hombre de Leonora.

PD: no pienso darme por vencido contigo, nunca.


Aquel hombre era imposible, necesitaba verlo.
Lamentablemente fue más difícil de lo que esperaba porque Bastian Cavendish, había dejado la oficina y se había desvinculado de los negocios familiares. Temió que se hubiera ido al extranjero, pero después de una exhaustiva investigación, logró localizarlo.  Por lo visto pensaba iniciar su propia empresa y había alquilado unas oficinas, una vez que supo la dirección, fue hacia allí, ni siquiera se molestó en golpear la puerta, sólo entró
-¿Qué haces aquí, Leoncito? – preguntó Bastian acercándose a ella.
-¡¿Esto es una carta de referencias?! ¿Esto es una recomendación para qué me den trabajo? – preguntó sacudiendo el papel frente a él.
-Lo siento, no soy muy bueno con eso, tenía una secretaria que se encargaba de esas cosas, pero se fue…me dejó librado a mi suerte.- contestó mirándola fijamente.
-Ya deje de actuar como un inútil, ambos sabemos que no es verdad…
-¿Qué quieres Leonora? ¿Viniste sólo a regañarme? No es que me queje, extrañaba también eso, pero….
- Ya córtela.
-Fuiste tú quien vino, ¿por qué? ¿Por qué viniste, Leoncito?
-Vengo por mi puesto…-dijo ella mirándolo fijo .
-Aquí sólo hay un puesto disponible para ti, ser mi esposa, ¿lo quieres?
-Sí.- respondió  escuetamente. Bastian con rapidez  fue hasta ella y la besó. Y luego sonrió para después volver a besarla.
-Parece que soy mejor escribiendo cartas que diciéndolo personalmente.- dijo sin soltarla y con la mirada llena de calidez.
-¿Está tan feliz?- preguntó ella tratando de que la voz no le temblara.
-Sí, mucho. ¿Vas a tutearme alguna vez?
-Tal vez, Bastian, algún día – respondió ella y  volvieron a besarse.

                                                  Epílogo

Bastian abrió los ojos, era la segunda vez en su vida que se desmayaba  y en las dos ocasiones había sido frente a la mujer que lo estaba mirando.
Afortunadamente  ya era su esposa, así que no iba a escapar de él por una nimiedad como esa.
-¿Estás bien? – preguntó Leonora y en sus ojos había preocupación aunque también un toque de diversión.
-Sí, bien…-dijo él y se incorporó en la cama.
-Por suerte esta vez estábamos en un  hospital y no tuve que arrastrarte, pesas mucho. Aunque se te está haciendo mala costumbre lo de débil damisela-comentó divertida.
-¿Te estás divirtiendo a mi costa, Leoncito?
-Bastian, acaban de informarnos que estoy embarazada, se supone que me desmaye yo, no tú…
-Sabes que me gusta facilitarte las cosas, yo me encargaré de los desmayos y nauseas, tú sólo de llevarlo  nueve meses y el parto. Me parece buen trato.
-Muchas gracias por la cortesía señor Cavendish.
- De nada, es un placer, siempre – dijo él y la  tiró de la mano hasta obligarla a sentarse en la cama a su lado- Leonora, te amo.
- También yo te amo – dijo ella y lo besó.


                                             Otro epílogo, un poco más

Apenas cruzó el jardín una niña pequeña con rizos castaños claros salió corriendo a su encuentro.
-¡Papá, papá! – gritó dirigiéndose a sus brazos.
-¡Mi cachorrito! – exclamó atrapándola en sus brazos.
-No le digas cachorrito…- dijo Leonora que venía caminando detrás de la niña, Bastian sonrió y se acercó a ella.
-Es hija de mi Leoncito, así que es lógico que sea mi cachorrito – dijo él y ella sonrió, hacía tiempo que él había ganado aquella discusión sobre su nombre.
-Hola, amor– le dijo y él sostuvo a su hija con un solo brazo para poder abrazar a Leo con el otro.
-Hola, Leoncito- susurró y la besó.
-¿Pero por qué regresaste antes? ¿No faltaba un par de días más para que terminara el congreso? Tus conferencias no han terminado, ¿verdad?
-Me escapé, extrañaba demasiado a mi familia.
-¡Bastian!
-Créeme, Leoncito, las conferencias sobre economía son absurdamente aburridas. Esa gente va a agradecer que haya un  conferencista menos, de hecho dudo que lo noten. No me gusta dejarlas solas tanto tiempo, menos ahora.
-Mi madre y mis hermanos han pasado aquí todo el tiempo , ya sabes,  eso de que vivan a solo una cuadra, facilita las visitas. No debiste comprarle una casa tan cerca de la nuestra.
-No fue nada.
-Lo digo en serio, Bastian. No debiste hacerlo, me han vuelto loca- dijo y por su expresión él supo que no era cierto. A Leonora le gustaba tener cerca a su familia..
- Me tranquiliza que estuvieras bien custodiada en mi ausencia.
- Y aburrida, apenas si pude ponerme a hacer algo de trabajo en la computadora.
-No deberías trabajar, se supone que descanses. ¿Ves porque debía regresar antes?
-Me gusta mi trabajo – dijo ella protestando, en aquellos años había aprovechado para estudiar y tenía un puesto de gerente en una empresa que asesoraba a compañías en problemas. Leonora siempre había sido buena para buscar soluciones y ahora podía ganar dinero haciéndolo.
- Oh, sí, me crucé a uno de tus clientes y preguntó por qué no estabas trabajando.
-¿Le dijiste que era por tu culpa, verdad?
-Sí, le dije que ya que no podía tenerte descalza y en la cocina, al menos te tendría embarazada tantas veces como fuera posible.
-¡Bastian Cavendish!- protestó ella  sonrojada y le golpeó el brazo. Él bajó a la niña.
-Entra a casa, Cachorrito, enseguida vamos contigo- le dijo y la pequeña le hizo caso- No dije nada de eso, pero si estuve tentado. ¿Cómo está nuestro niño? – preguntó apoyando la mano en la panza abultada de Leonora.
- Dando patadas , creo que ya quiere salir. Y he tenido antojo de beber café los últimos días, así que supongo que se parecerá a ti…
-Entonces será encantador.
-Y un tramposo.
-Te gusta el tramposo, no puedes negarlo.
-Un poco…- dijo ella provocándolo y Bastian la alzó en brazos.
-¡Bastian, vas a lastimarte, estoy pesada!
-Bien vales un dolor de espalda…
-¡Oye!
-Te extrañé.- dijo él besándola.
-También yo te extrañé, Bastian .  Bienvenido , mi amor.
-Es bueno estar en casa. – respondió él saboreando el sonido de aquella palabra. Y su casa no era un lugar, sino una mujer y la familia que habían formado.





 Y así llega a su fin esta historia que he tardado tanto en escribir, de hecho  fue escrita en dos vidas, espero les haya gustado y gracias por su paciencia para seguirla y por el aliento que me han dado para retomarla y terminarla.
Si en el trayecto les ha arrancado alguna sonrisa, consideraré que es misión cumplida. Además de que "nos trajo" a Yocelyn, lo cuál ya hace que valga la pena.
Muchas gracias por sus comentarios y por encariñarse con este par.
Y un gracias gigante a mis Sises y a Gaby que han ido siguiendo paso a paso y que luego esperaron y con su espera y comprensión me ayudaron a retomarla, además de ser conejillos de Indias e ir leyendo para asegurarme que iba bien encaminada.

.

17 comentarios:

  1. Amo los epilogos y aquí hubieron dos!!! Que feliz soy!;;

    que lindo y cachondo con la carta, jajajaja amo a ese hombre de verdad... Que pena que ya no volveré a leer de él.

    y me hizo gracia el antojo del café. Pues yo lo tuve el otro día de olivas. Julio las ama, juro que pues comerse cinco kilos sin sufrir un ataque al riñón. Para mi, eran un aperitivo más... Pero el otro día, le como solita un bote de 150 gr!!!

    en fin, me alegro y me pongo triste x dejar a estos dos en la zona de FIN

    pero, se que caeré en volver a leerla jejeje

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    1. Me alegra te gustara brujis, y afloja a la comida A propos , sabes que aquí a tus "olivas" se les dice aceitunas?
      Y graciassssssssssssssssssssss!!!!

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  2. Tengo emociones encontradas. Por una parte me emocione un monton cuando vi que habias subido la conclusion de esta hermosa historia. Peri muuy triste por no leerlos mas. Yo quiero encontrar un chico asi. Seguro de lo que siente. Gracias por mencionarme me haces muy feliz... gracias Nata. Y a todas por sus lindas y tiernas historias

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    1. Yo también quiero un Bastian, Yoce, pero me temo que como no lo encuentro me tuve qu ecrear uno....aunque se loq uedara Leonora!
      Gracias a ti, por acompañarnos!!

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  3. Que boniiiiito, Nata. Me encantó todo desde el principio al final mas los epílogos.
    Los voy a hechar de menos, me encanta ese tira y afloja que se tenían. Me hizo llorar y muuuuucho reir jijijiji.

    Gracias, Nata, gracias. Espero muchas mas historias tuyas... y de las sis (no se pongan celosas)

    Gracias, gracias, gracias ♥

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    1. Gracias Yola querida, me alegra que te gustara y que me digas que te projudo diversas emociones.
      Y sober todo gracias pro estar siemper con tus comentarios!!!!

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  4. Wow! No tengo mucho más que añadir a lo ya dicho Nata pero pues no está demás decir que me ha encantado. Al igual que Yocelyn, tengo sentimientos encontrados. No sé, esperaba verlos felices (Bastian me tenía enamorada y quería que fuera feliz) y al mismo tiempo no quería que terminara nunca (sus discusiones legendarias jaja). Se los extrañará mucho!!!
    Me ha encantado el epílogo (y doble!!, eso me hace muy feliz). Graciassssssssssssss y un fuerte abrazo!

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    1. Sabía que te gustarái epílogo doble, gracias por todo el apoyo Gaby y por estar a mi lado mientras trataba de volver a encontrarlos! Besos

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  5. Ay sisssss ya te han dicho tantas cosas ciertas... me encantó esa carta de recomendación.. conmovedora, divertida y tan EL. Quiero uno asi!!! Que tortura que Bastian solo es para Leoncito.. gracias por tan hermosa historia y con dos epilogos wauuuuu te luciste!!! Felicidades y feliz tercer Aniversario, como te dije, esto es el broche de ORO!

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    1. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisssssssssssss!! Gracias por tus lindas palabras, pero no ahora sino las de siempre, por estar allí y junto a EJ hacer posible que estas historias continuaran y llegaran a su fin.
      Y por romper pactus hermanus te tocará doble, voy a acosarte nomu nomu nomu

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  6. No me esperaba lo de la carta y los dos epilogos, me encanto, gracias Nata, aunque voy a extrañar a Leo y a Bastian

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    1. Gracias Kriss querida, me alegra que te gustara!!!!

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  7. terminadoooooooooooo Nata, que grande, jajaja contigo los finales felices asegurado. Gracias. Bastian es de mis favoritos

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    1. Graciassssss!!! Aquí los finales felices asegurados ( al menos hasta ahora) para los otros abundan guionistas cabrones de kdramas

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  8. Muchisimas gracias! por haver creado esta hermosa historia de amor, al igual que muchas, yo también me enamore de Bastian, lastima que se lo quedo Leonora...jajajjaja...Estoy muy feliz de haber llegado al grupo y poder haber encontrado personas que creen historias increíbles, que me hacen reir y llorar, que me hacen vivir cada historia como mia....nuevamente, muchas gracias Nata!

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    1. Gracias a ti Julssa por tus palabras y por seguir acompañándonos!!!!! jajaj tendré que hacer repartición de Bastianes!! ( Quién pudiera!!)

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  9. Gracias por una hermosa historia.

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