Leonora se despertó por el sonido de la
lluvia, era más tarde de lo que acostumbraba despertarse los sábados, imaginó
que los sucesos de la noche anterior la habían agotado mentalmente. También
tenía la sensación de haber estado soñando con su jefe, ¿por eso se había
resistido a despertar?
Finalmente se levantó de la cama y se
sorprendió de que todo estuviera en calma. Su hermana menor miraba una
película, y extrañamente, su hermano estudiaba para un examen.
Leo se preguntó si no seguiría soñando.
-¿Te sirvo el desayuno, Leonora? –
preguntó su madre y ella la miró confusa.
-Sí, de acuerdo. ¿Por qué no me llamaron
si estaban todos despiertos?
-Necesitabas descansar, trabajas
demasiado últimamente – dijo su madre y ella sintió que se le estrujaba el
pecho, quizás porque tenía las emociones a flor de piel, pero la conmovían esas
palabras de reconocimiento.
Desayuno, luego terminó de ver la película junto a su hermana
y se encargó de ordenar un poco su habitación y los papeles.
Ya que llovía , iba aprovechar la tarde para estudiar un poco.
Tal vez eso la ayudará a despejar su mente o al menos la mantendría ocupada
para que dar rienda suelta a su enamoramiento, porque sí, ya era algo tonto
negarlo, estaba irremediablemente enamorada de Bastian Cavendish.
Y aquellas palabras de él sobre
“pronto…” seguían sonando en su mente
como una promesa, aunque no estaba segura de que a qué se refería.
Finalmente tuvo que realizar varios
quehaceres, así que su momento de estudio se vio demorado hasta bien entrada la
tarde, cuando estuvo libre se preparó un té y se fue a su habitación. Buscó los
libros que había apartado, la libreta en la que había hecho anotaciones sobre
cuestiones que le llamaban la atención en los documentos de la empresa y se
puso a trabajar.
Luego de leer un rato, prendió la
computadora, llevaba un par de días sin revisar su correo personal y fue una
grata sorpresa ver un nuevo mensaje en la bandeja de entrada y leer que era de
la Universidad a la que había pedido información.
Leyó el mail entusiasmada y entonces
pensó que era una broma y volvió a leerlo una vez más.
Le informaban que no había más trabajos
disponibles del Dr. Charles Bastian
Cavendish, pero que si ella así lo quería le pasarían a él sus datos de
contacto por si podía ayudarla.
Leo pensó que era una asombrosa
coincidencia, aquel hombre se llamaba como su jefe, era algo
extraño…sorprendente…y se negaba a creer que fuera algo más aparte de un
extraordinario caso de homónimos.
“Su Bastian” no podía ser “ese Bastian”,
pero aunque se negaba a creerlo, sabía que era cierto.
Necesitaba cerciorarse, así que casi de
forma desesperada se puso a investigar en internet. Si era alguien tan notable
en su campo , encontraría información.
Una hora después, no quedaba duda
alguna, era la misma persona. No había imágenes, pero si información sobre él
en la página de graduados de la Universidad, había ganado premios y menciones y
aparecía citado en mucha bibliografía sobre temas de economía y comercio
exterior.
Los datos sobre su vida personal eran
mínimos, pero coincidía la edad, coincidía el lugar de nacimiento.
Casi toda su trayectoria académica
y profesional estaba en la web, hasta
que desaparecía el rastro del Dr. Ch.B.C.
Justamente cuando el hijo prodigo había vuelto a la empresa
familiar para hacer el papel de tonto irresponsable
Lo más extraordinario es que la familia
no lo supiera, todo estaba allí si uno quería verlo. Aunque Leonora estaba
segura que ellos nunca habían buscado porque nunca habían esperado ningún logro
de parte de él. La verdad estaba allí,
oculta en su propia obviedad. Incluso ella misma se había negado a verla, ahora
unía piezas en su cabeza como si fueran un rompecabezas.
El regreso de él a la empresa familiar,
cuando lo había encontrado trabajando de noche, las reuniones con aquella
mujer, los idiomas que manejaba, el agotamiento, o las veces que ella había
sentido que él se desprendía de una máscara para sacar a relucir otra
personalidad.
Los había engañado a todos, también a
ella.
Se sintió engañada y furiosa, Bastian
Cavendish la había tomado por tonta desde el comienzo. Ahora entendía por qué
había contratado a alguien como ella como secretaria, se había sentido
afortunada de entrar a aquella compañía sin tener la educación ni el currículo
apropiado, pero la había contratado
porque le servía para su fachada.
Un jefe irresponsable con una secretaria
sin calificaciones, eran el par perfecto para lo que fuera que había planeado
él.
Porque sin dudas, ese hombre había
regresado con un plan.
Los recuerdos llegaron en masa y la
abrumaron, lo recordó comprando ropa compulsivamente para molestar a su
familia, recordó los cruces de miradas con su hermano mayor o los cambios de
proveedores que había hecho con excusas fútiles.
Pensó enfadada en todas las veces que
ella se había esforzado casi hasta la desesperación para que él trabajara, o en
su tonta “cruzada” por evitarle el desprestigio, había hecho el ridículo
completamente. Y él se lo había permitido.
¿Y el juego de seducción? ¿Acaso también
eso era parte de sus planes? Seguramente el papel de jefe enredado con su secretaria
iba perfecto con el concepto de oveja negra de la familia. Y ella había caído,
le había creído y se había enamorado a pesar de todas las alarmas que le
advertían que no lo hiciera.
Tomó el abrigo y salió de su habitación.
-¿Vas a algún lado? Llueve
torrencialmente y está oscuro ya…- dijo su madre.
-Tengo que ver a mi jefe- mencionó ella
mientras tomaba el teléfono para llamar un taxi
-¿A Bastian? – preguntó su hermano
-¿Pasó algo? –preguntó su madre y Leo se
giró de golpe, algo en el tono de ellos, ni siquiera sabía que era lo que la
había alertado. Así que de esa forma se sentía el tener una revelación. Porque
aún antes de preguntarlo, sabía las respuestas.
Miró a su hermano.
-Henry…¿ese trabajo que te dieron y te
adelantaron dinero? ¿La persona que te contactó con esa empresa…fue él..Bastian
Cavendish? – preguntó y su hermano bajó la mirada.
-Leo, yo..él pidió que no dijera nada.
Pero estoy trabajando bien, no lo haré quedar mal ni te avergonzaré…- dijo
intentando justificarse. Leonora se giró hacia su madre.
-¿La renta…? Que la casera accediera a
esperarnos…¿él tuvo que ver?
-Eso creo, dijo que un hombre había
saldado la deuda… dijo ser tu jefe. – mencionó la mujer tímidamente, conocía a
su hija y podía notar que estaba furiosa.
-Maldito hombre…-susurró ella dolida,
odiaba pensar en todo lo que había hecho a sus espaldas mientras ella creía
ser más inteligente y capaz que él.
-¿Leonora…?
- Regreso en un rato…- dijo, metió al
bolso los papeles que acababa de imprimir y se marchó.
Noooooo. porque justo ahora ella descubre esas cosas y las toma mal... igual normal luego que te oculten informacion... quiero saber como manejara esta situacion Bastian... ojala le cuente todo de una vez y ella le crea a la primera... espero con infinitas ansias el prox cap.
ResponderEliminarEntiendo a Leonora porque a nadie le gusta que le engañen, pero verás como Bastian la convence con uno, o varios, de esos besos que él da jijiji.
ResponderEliminarEsperando muuuuuuucho más jijiji.
Gracias Nata.
Aaaaah, esperando por más. Gracias Nata!! :)
ResponderEliminarHay no puede ser, justo ahora que ella acepta que esta enamorada, sale Bastian con esto.... quiero masssss
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