En ese mismo momento, pero apuntando a otro
lado del globo terrestre.
-Hola Ramón –Saludó toda jovial Susan a su
amigo, al verlo salir del ascensor-. ¿Qué me traes?
-Hola preciosa –La besó en la mejilla-. Es una
entrega personal para Clarise. Pero antes debo hablarla con Thom.
-¿Qué pinta en eso mi jefe? –Se cruzó de
brazos al tiempo que empleaba un tono de desconfianza-. Si es un paquete para
Clarise, es para ella y ya está -Protestó alzando un poco la voz, consiguiendo
que la aludida escuchara su nombre y se acercara.
-¿Me estáis criticando a escondidas? –Se
acercó y preguntó un tanto seria, sin ocultar su desagrado ante el hombre.
Aunque éste, solo supo responderle con un
volteo de ojos.
-¿Cómo? ¡No por favor! –Rió su amiga-. Es solo,
que trae un paquete para ti pero dice que manda Thom, sobre si lo recibes o no -Explicó levantando una ceja ante la cara de fastidio de su amigo por chivarse.
-Gracias Susan -Soltó éste en un gruñido.
Clarise, expulsó aire por sus fosas nasales
con bastante fuerza.
-Dame mi paquete Ramón –Extendió sus brazos-.
Y no me seas igual de idiota que Thom, ante esas tonterías.
-¿Qué es lo que ocurre? –Intervino curiosa
Susan.
-Nada, salvo que al parecer hay alguien
interesado en mí y me manda cosas.
-¿Tienes un admirador secreto? –Preguntó
sorprendida su amiga.
-Eso parece –Respondió Clarise con cierta
indiferencia-. Seguro, que es algún tonto con ganas de divertirse. Ramón, me
das el paquete –Se giró a éste para seguir insistiendo.
-¿Y cuando pensabas decírnoslo? –Habló
consternada la otra chica, volviendo hacer que girara la mirada hacia ella por
unos segundos con cierto fastidio.
-Primero, que venga Thom –Habló Ramón sin
hacer caso a lo que Susan estaba preguntando.
Pero a la joven chica, todo aquello comenzaba
a exasperarla bastante.
-Susan, seguro que se trata de una tontería
–Alzó los ojos-. ¡Y tú, dame ese paquete de una maldita vez! –Ordenó con voz
dura.
-Aquí manda Thom –Expuso éste y retirando el
bulto, de la vista de ella.
-Manda sobre ésta oficina –Puso los brazos en
jarra y lo miró furiosa-. Y ese paquete va dirigido a mí, es personal.
-Eso es cierto –La defendió Susan-. Ese
paquete es de Clarise, no de Thom.
-Pero trabajas para Thom y estas son sus oficinas.
Es como si fuerais suyas -Puso como excusa vaga, y encaminándose al despacho
del hombre marcha atrás, sin darse cuenta que acababa de provocar a las dos
mujeres.
-¡Oye, me estas colocando en el mismo grupo
que una simple grapadora! –Protestó la mujer embarazada.
-¡Ha! –Rió Clarise con mucho sarcasmo-. Ya le
gustaría a Thom, poder manejarnos con
tal poder sobre nosotras. Y ahora, dame ese paquete si no quieres ser atacado
por dos mujeres.
Ramón no pudo evitar soltar una sonora carcajada.
-Para empezar –Se rió, quitándole importancia
a la amenaza-. Ella está embarazada. Y no creo que vaya a cometer ninguna
estupidez. Y tú, no representas ningún
peligro hacía mi integridad física –Alzó su ceja izquierda-. Pero si apenas me
llegas a los hombros –Se mofó divertido.
-Oye guapo, que no me gusta que me traten
como a una minusválida por hallarme en estado –Recalcó con retintín Susan.
-¿Se puede saber qué tiene que ver mi altura?
–Soltó cruzándose de brazos Clarise-. Las ostias, van con la misma fuerza lleve
zancos o no los lleve. Oh te crees muy superior por ello Ramón.
-Por favor chicas, no os enfadéis conmigo
-Siguió retrocediendo con pasos lentos, en dirección al despacho de Thom-. Yo simplemente soy el mensajero. Nunca mejor dicho -Se rió él solo por su
broma-. ¿Qué hay de malo por avisar al hombre? Ésta supervisión, es por vuestro
bien.
No conseguía converncerlas.
-Dame mí paquete –Fue caminando a él con paso
amenazador.
-Porque no intentamos tranquilizarnos un poco, no vayamos a salir dañados chicas
-Habló con tono pausado, sin quitarles el ojo de encima.
-¿Y se puede saber por qué va a salir alguien dañado? –Preguntó de repente
Thom, apareciendo allí de sopetón con mirada curiosa ante la actitud de
aquellos tres.
-El monigote que nos faltaba –Señaló con tono
irónico Susan, ante la fastidiosa aparición del hombre.
-¿Cómo me has llamado? –Levantó éste una
ceja.
-Ramón, dámelo… -Los ignoró Clarise, viendo como el motorista
le negaba en un movimiento de cabeza-. Muy bien -Se alzó de hombros y se dio
media vuelta-. Cómetelo con patatas –Bramó con enfado su rendición.
-OH –Se sorprendió su amiga por el abandono
tan rápido-. ¿Vas a dejar que ganen? No entiendo como vas a… ¡AH! –Interrumpió
sus palabras para proferir aquel grito de sorpresa, al ver como su amiga se
abalanzaba sobre Ramón derribándolo al suelo.
-¡Mierda! –Se escuchó pronunciar al hombre-.
¡Hay, mi espalda!
-¡Clarise te has vuelto loca! –Exclamó Thom
sorprendido, llamando ya la atención de todo el mundo de alrededor.
-¡Quítamela de encima Thom! –Masculló el
motorista, revolviéndose debajo del pequeño cuerpo femenino.
-Ojo donde pones la mano idiota –Amenazó
Clarise, ya con la espalda erguida
encima de las piernas del hombre y con el paquete en sus manos.
Éste soltó un resoplido.
-¡Pues salte de encima de mí! –La miró con
ojos entrecerrados y enfadados por su derrota.
-Pobrecito -Rió aquella vez Clarise-. ¿Estás
enfadado por qué te tumbé, sin llegarte apenas a los hombros?
Susan se aguantaba la risa, ante el espectáculo
que estaba teniendo lugar. Mientras que Thom, los miraba a los tres con el ceño fruncido.
-Simplemente me pillaste de sorpresa -Sus
ojos mostraron entonces un brillo diferente-.
Se nota, que Thom no contrata a muchas mujeres femeninas. Estas no
tendrían un comportamiento tan rudo –Masculló en provocación.
-OH –Cogió aire Susan, ante las palabras de
su amigo sabiendo que todo era una provocación de su parte.
-Vaya, así que el chulito motorista no sabe
perder -Volvió a reír Clarise, con sus ojos llameantes y empezando a moverse
encima de su cuerpo, para levantarse con el premio en sus manos. Pero no sin
antes, devolverle la puñalada de aquellas palabras dándole con la rodilla de
forma deliberada en su delicada anatomía.
-¡OUCH! –Cerró este los ojos, al tiempo que
se mordía aquellos sensuales labios.
-Ya estamos en paz –Dijo soltando el aire,
por el esfuerzo de levantarse-. Muchas gracias por traerme el paquete Ramón
¿Susan vienes? –Se giró a su amiga, quien aún no había cerrado la boca desde
que la vio saltar en placaje encima del hombre.
-Estas mujeres están locas -Hablaba Thom,
mientras se inclinaba sobre Ramón y le ayudaba a levantarse del suelo.
-Esto, no me habría ocurrido –soltó en un
quejido, y cogiendo aún aire-, si no te hiciera caso.
-¡Claro! Ahora salpícame a mí con las peleas
que tengas con ella -Soltó haciéndose el molesto-. ¿Esto ha sido por otro envío
del admirador anónimo? –Preguntó entonces el hombre con curiosidad.
-Sí –Le respondió con un gruñido-. Y prefiero
que sea un loco recién escapado del manicomio. Te aseguro, que sería el único
que podría librar con una loca como esa…
-Sabes, que eso no lo dices en serio –Sonrió
Thom.- ¿Vienes averiguar qué le envía en esa pequeña caja?
-Espero, que sea una manzana envenenada.
-¡Te eh oído! –Chilló Clarise, antes de
sentarse en su escritorio con Susan comiéndole los talones.
-¿Y? –Se alzó de hombros el chico-. ¿Es que
piensas marcarte otro brutal tanto?
-No tientes a la suerte -Rió aquella vez Susan-. Aunque yo pagaría,
por verte otra vez la cara que pusiste –Muchos de los que estaban allí, no
pudieron evitar reírse ante aquella verdad.
-Ésta vez, te aseguro que ese marimacho
acabaría contra el suelo frío –Lanzó sin ningún miedo aquella dura provocación.
-Tampoco te pases –Le aseguró Thom, al tiempo
que le daba un disimulado codazo en las costillas.
-Déjame, que llevo mucho tiempo aguantándome
de saber porque esa mala leche hacia mí –Le respondió por lo bajo, en espera de
una respuesta de la joven.
-Para esa respuesta, solo debes quitarte las
gafas -Masculló a muy bajo nivel Thom.
-¿Qué? –Preguntó Ramón, sin llegar a escuchar
bien.
-No me digas Ramón, que es de ésta de la
única manera que consigues tener a una mujer encima o debajo de ti –Habló por
fin la joven, con sonrisa helada y sin levantar la mirada del paquete que ya
había desprecintado.
-Frío, frío… -Sonrió totalmente sexy, y
recuperado del golpe-. ¿Pero no será tal vez, ésta tú manera de sentir a un
hombre contra tu cuerpo?
-Esto, es más interesante que un capitulo de
C.S.I –Se escuchó por algún lado de la gran habitación.
-¿Tenemos nuevo romance a la vista? –Soltó
también otra persona, sin darse cuenta que se le escucharía por el momentáneo
silencio allí.
Thom, alzó su cabeza hacia la zona de donde
venían las voces.
-¡Seguid trabajando panda de holgazanes!
–Ordenó con voz tajante Thom-. Como llegue a escuchar un maldito silencio más,
voy a empezar a cortar cabezas.
-Ignoradlo –Habló Susan-. Está entrando en la
pitopausia el pobre… Y tú, enséñame que
hay ahí dentro.
-Voy… Voy… -Obedeció, pero no sin antes
dedicarle una mirada llena de resentimiento a su contrincante.
-¡OH, un conjunto negro de ropa interior!
–Admiró Susan.
-Vaya… -Habló Sabrina, que aparecía allí
junto con Marta después de escuchar tanto alboroto-. Éste va más rápido que
Lucas -Se burló un poco, al recordar
como su marido le regaló un traje de chaqueta y pantalón el mismo día en que se
conocieron-. Veo, que tiene las ideas claras.
-Sí, y no me gusta nada –Habló con tono serio
Marta.
-Y a mí tampoco –Indicó Thom, acercándose a
la mesa y adueñándose del pequeño conjunto y de la caja-.
Esto, se merece ir a
la basura.
En ningún momento, la joven trabajadora hizo
intento de retener las cosas en sus manos.
-Estoy de acuerdo –Dijo Ramón, sin quitarle
la vista de encima a ella, quien aún se hallaba callada y con un trozo de papel
en al mano.
-¿Clarise? –Le puso Marta una mano en el
hombro-. ¿Tienes idea de quién puede ser?
-No –Negó con energía, y aún un poco
sorprendida mientras estrujaba aquel papel.
-¿Qué tienes en tus manos? –Le preguntó
Ramón, con gran interés y logrando, que todos vieran lo que les ocultaba la
joven.
Ésta lo fulminó otra vez.
-Nada, una tonta nota que venía -Intentó no
decirlo con voz trémula.
-¿Me la dejas ver? –Pidió con sutileza.
-Es una simple nota, como la que viste el
otro día –Se excusó sin abrir su mano para nada.
-Clarise, déjanos ver esa nota –Ordenó Thom.
-Ya la cojo yo -Se inclinó Marta sobre su
hombro, y se la arrebató con un fuerte tirón para poder ser la primer a en
leerla-. ¡Será cerdo! –Dijo a
continuación, para después volver a leerla en voz alta-. Apuesto que estás para
lamerte con suma pasión… Firmado, tu admirador anónimo.
-Me voy ya -Informó con tono serio Ramón-.
Voy averiguar quién está detrás de todo esto.
-Bien, dime algo rápido por favor -Sonrió
Thom-. Y hazme el favor también, de tirar esto a un contenedor –Dijo, al tiempo
que le lanzaba la pequeña caja de regalo-. Y hoy, tú no te vas sola a casa -Le
indicó a Clarise.
-Tampoco exageremos tanto –Protestó la
joven-. No me va a pasar nada.
-Ya nos encargaremos nosotras –Habló Susan.
-No le busquéis las tres patas al gato
chicas… No creo que haya que exagerar tanto… -Intentó sonreír a todos, sin
querer mirar a Ramón. Que sabía que se hallaba abrochándose la maleta a la
espalda, sin dejar de observarla en ningún momento. ¿Cómo podía ponerla tan
nerviosa?-. Vamos a trabajar todos y olvidarnos de ésta tontería –Pidió, al
tiempo que empezaba abrir carpetas en el ordenador.
Esto se puso interesante, misterioso e intrigante...pero ME HAS ENGAÑADO QUIERO KARO Y SEBAS!!!!! Aunque obvio qu me ha gustado....más más...más....
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