martes, 4 de marzo de 2014

Noches En El Balcón 18

¡Dios, le iba a ser imposible conciliar el sueño como se había propuesto! Suerte que al día siguiente, era domingo y no tenía que acudir a trabajar.

Cargada de frustración, dio una patada a las sábanas para dirigirse al balcón. Necesitaba aire fresco.

Caminó hasta el muro para apoyarse en él con los codos y quedarse mirando el cielo del horizonte, divisando una enorme y brillante luna. Era una noche tranquila, sin calor agobiante gracias a la suave brisa que corría. Pero aún así, no conseguía dormir. Y el motivo de ello, era lo que llevaba pensando durante todo aquel sábado.


¿De verdad que Eric había tenido intenciones de besarla? Ho solo se trataba de una jugarreta de su mente, por tenerle algo de manía o lo que fuera…

Miró la hora en su reloj de pulsera, descubriendo que solo eran la una de la madrugada. Realmente, había hecho el ridículo al largarse a la cama a media noche. Seguramente su madre aún estaba despierta viendo alguna película, con cierta pequeña preocupación hacia ella, por la actitud que había mostrado en todo el día.

¡Por favor, sí era sábado!

Además de ser joven y estar de vacaciones de verano, que joven idiota se encerraba a media noche en su dormitorio para dormir.

Ninguno.

Salvando los que se encontraban desanimados, confusos, aburridos, solitarios o castigados.

Y estaba segura, que si conectaba el Messenger en su móvil, no habría ninguna de sus amigas conectadas.
Conociéndolas bien como lo hacía, estarían en la plaza mayor, sentadas en la terraza de la cervecería con toda la colla de la clase.

Soltó un profundo suspiro, sabiendo que si se vestía ahora y le comunicaba a su madre, el deseo de salir a dar un paseo, la pararía para hacerle un intenso interrogatorio.

Y aquello no le venía en gana.

Otro punto, era que tampoco deseaba molestar a Elisabeth. Pues era posible, que estuviera con sus amigos. Y dentro de ese grupo, bien podía hallarse nuevamente él allí. Tampoco se veía aún lo suficiente valiente ni con el suficiente derecho, a ir con todos ellos siendo más mayores y pudiendo estropearles la noche, cuando no pudieran acceder a ninguna discoteca por ser ella menor de edad.

Por primera vez desde que se había mudado, notaba el golpe de ser nueva en una ciudad y no tener amigos.
Miró hacia su derecha, hacia el balcón contiguo con un anhelo interior a que él apareciera  por allí, con su sonrisa atractiva. Pero creía que iba a ser imposible. A parte de no haberlo visto desde al noche de la fiesta, no creía que estuviera en su casa un sábado noche pudiendo salir por ahí.

Un leve maullido a sus pies, la hizo volver al presente para descubrir al gato a su lado. Sonriendo, se inclinó para acariciarlo cuando se abstuvo de hacerlo al ver que éste sufría de pequeñas convulsiones, momentos antes de devolver un poco de babas y restos de comida.

-¡OH! –Exclamó sorprendida y preocupada, porque el animal estuviera enfermo. Primero entró a coger pañuelos de papel y limpiar aquello, sin dejar de observar a la bola de pelo constantemente, quien se hallaba quieta con cara de lástima.

¿Era preocupante aquello? Meditó con mucha duda, antes de arroparlo entre sus brazos y saltar por encima del muro al balcón contiguo.

Estaba nerviosa. Puede que volviera a toparse con Eric, si éste se hallaba allí. Pero tenía que ir con cuidado, no quería correr un nuevo riesgo y ser una maldita molestia nuevamente.


Se asomó al salón con gran timidez, para descubrir que no había rastro del chico. Así que se aventuró a entrar con cierto paso titubeante. 

El que no se hallara en aquella estancia, no significaba que pudiera hallarse en otra del piso, y con las manos ocupadas. Y aquel sentimiento de enemistad que le recorrió por el cuerpo una vez más, al pensar que podía hallarse en el dormitorio con una chica, volvió a sacudirle un poco de desconcierto.

Aquello se estaba tornando una maldita mala costumbre.

Inquieta con los derroteros de su mente, se aventuró hacia el pasillo. Con la duda, de llamar en voz alta a su vecino, para que supiera de su presencia allí. Pero una vez más, no hizo falta. Éste la sorprendió, al abrir la puerta de una de las habitaciones cercanas, apareciendo ante ella vestido únicamente con unas bermudas color verde, que le llegaban a la altura de las rodillas. Sin contar también, con su expresión de estupor al hallarla allí dentro, vestida únicamente con su pijama.

Y volvió a suceder. Sus mejillas, reaccionaron como un volcán en erupción  al adquirir la misma tonalidad en una velocidad alucinante, y desprender cierta temperatura elevada a causa de la vergüenza.
-
¿Yola?

Preguntó sorprendido y extrañado, de que se hallara la joven en su casa aquellas horas de la madrugada.

-Vine… -No tartamudear, se dijo nerviosa-. Avisarte que tú gato a devuelto en mi balcón y puede hallarse enfermo.

Al momento, Eric reparó en la presencia del animal entre sus brazos. Borrando su expresión de estupor, para sustituirla por su acostumbrada sonrisa.

-De modo que ahí estaba Pelusa –Se acercó a ella, para coger al animal de sus brazos, no pudiendo evitar el rozar sus manos en el cuerpo de ella-. Lo estaba buscando. Hoy le puse su primera vacuna, y digamos que se enfadó conmigo escondiéndose. Pero no te preocupes por lo ocurrido, suele ser normal esa reacción Alzó la mirada del afligido animal, para posarla en ella fijamente-. ¿Te ha despertado?

-No –Respondió agitada y veloz, negando también con un movimiento de su cabeza-. Estaba en el balcón –Señaló con un encogimiento de hombros.

Eric sonrió, y emprendió la marcha hacia el salón.

-Veo que no saliste hoy por ahí –Indicó, dejando al animal en el sofá quien se hizo una bola, encima de una manta.

-No tenía ganas en un principio –Admitió con un resoplo-. Pero ahora, me arrepiento de no haberlo hecho.

-Así que te hallas aburrida –Se rió-. Yo estaba por hacerme unas palomitas, sentarme en el sofá y ver un par de películas. Puede decirse que en un principio tampoco tengo sueño –Se alzó de hombros con una sonrisa-. ¿Quieres quedarte?

Miró en dirección al sofá de piel, confirmando que éste era lo bastante largo para que pudieran estar los dos sentados, sin rozarse en ningún momento de forma accidentada, y volviera  a repetirse el episodio incomodo y extraño de la playa.

-Si no te molesta, acepto –Habló con cierta timidez.

-No me molesta Yola –Sonrió él-. Fui yo el que te invité –Le guiñó un ojo-. Siéntate y escoge de la mesa de café, que película quieres ver primero. Yo voy a meter las palomitas al microondas.


No tenía que haberse preocupado de nada, pensó un tanto molesta consigo misma por su negatividad de antes. Iban por la mitad de la película de suspense y todo marchaba bien.

No es que estuvieran sentados  a distancia,  porque Eric había traído las palomitas en un único bol y habían optado por plantarse en el centro del sofá, pudiendo ver de forma cómoda el televisor. No se rozaban, pero sí estaban a un palmo de distancia, sin que sintiera ella ningún estrago a su sistema nervioso.

¿OH sí?

Frunció un momento el ceño, porque realmente en aquel momento había desviado su atención de la película, para poder valorar la experiencia de estar sentada junto a Eric en un sofá y con el pijama.

¡Pero que idiota qué era  a veces!

De pronto, tensó su espalda como un palo de madera cuando por sorpresa, Eric apoyó su cabeza en su hombro derecho.

¡Ahí lo tenía! Sí que tenía que haberse preocupado un poco más, del episodio del día anterior.

Primero, se obligó a calmar su respiración acelerada. Intentando auto convencerse, de que tenía que actuar de forma natural e inteligente. Para nada de forma impulsiva e histérica, como estaba deseando de hacer al ponerse de pie en un salto, para ir al baño como excusa de alejarse de aquel inesperado contacto.

Aquello también no podía significar nada, muchos amigos se apoyaban o abrazaban  a sus compañeras de clase.

¿Acaso no lo había hecho Ignasi con ella?

Pero es que con Eric, se sentía totalmente diferente. Podía sentir su respiración y… ¿Ronquido?

Prestó suma atención y sí, pudo volver a escuchar como Eric volvía a roncar de forma suave. Éste se había dormido. El que afirmaba no tener sueño. ¿Tan aburrida era su presencia? Porque la película era de acción y bastante entretenida.

Soltando un suspiro, agarró el mando del televisor para apagar todo y volver a sumir la habitación en la oscuridad, con la única iluminación que daba la luna. Después, con sumo cuidado se fue reclinando hacia un lado, para que éste fuera a quedar tumbado en el sofá, quedando ella libre de ponerse en pie.

Se giró a mirarlo, y con sumo cuidado le sujetó las piernas para subirlas también arriba. Agarrando seguidamente la manta de tela fina, que había en uno de los respaldos y taparlo hasta los hombros.

Allí, se detuvo inquieta a observarlo detenidamente al rostro. Era la primera vez que podía hacerlo con toda la libertad de no sentirse avergonzada. Sintiendo como la tentación de mirar sus labios, la reclamaba con fuerza. Preguntándose al observarlos, que habría sentido si la hubiera besado.

Y si ella…

¡No por dios! Como podía estar ella pensando en robarle un beso a Eric. Bueno… Se mordió el labio inferior. ¿Acaso no es lo que él había estado a punto de hacer?

Tenía que confesarlo. Creía que se estaba enamorando por primera vez y era de él.

Tal vez, si lo besaba de forma ligera. Lo que era un simple roce, podría averiguar algo más de sus nuevos sentimientos confusos hacia su vecino.

Con gran lentitud, se arrodilló en el suelo enfrente de su rostro. Observando que por primera vez, veía que expedía tranquilidad. Si actuaba de forma cobarde, por su propio interés. Podía acabar por despertarlo de aquella paz en la que se hallaba sumido y verse metida, en el mayor lío de su vida al tener que dar cierta explicación.

Apoyó sus manos en el mullido sofá, cerradas en un puño con gran fuerza, mientras meditaba si inclinarse hacia delante y darle un ligero beso, para después huir y que quedara todo en un secreto.

Pero el miedo y los nervios, a ser pillada de forma infraganti, pudieron con ella. Con un gesto negativo de cabeza, se dio impulso para levantarse y salir de allí. Pero el repentino agarre alrededor de su muñeca izquierda, seguido de un suave tirón. Hicieron que perdiera el equilibrio, cayendo con el rostro a un centímetro del de Eric.

Su mirada, topó con los ojos soñolientos de él, quien la observó detenidamente por un segundo.


-Demonio indeciso –Le renegó antes de inclinarse hacia delante y atrapar sus labios con los de él. 


4 comentarios:

  1. Oooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!

    Quiero maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!!
    Por fi, por fi, por fi...

    Gracias EJ

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    Respuestas
    1. y A ESTÁIS CONTENTAS, AL HABER BESO? JAJAJAJA
      sois unas pervertidas, solo pensáis en sexo

      Intentaré que sea pronto preciosa. Muchas gracias

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  2. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!! Estoy gritando pensé que me engañarías de nuevo y no habría beso, pero sí y me encantó la escena....AYYYYYYYYYYYYYYY!!
    Te quiero doble hoy brujis, por puro interés!!! Gracias por el capi
    Vamos Eric todavíaaaaaaaaaaa!!!

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    Respuestas
    1. Si ya se yo que tu me quieres solo por puro interés, pero aun así gracias abuelita mia. besotes grandes

      Pero, espero no os moleste lo del beso jejejejeje

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