Leo se detuvo ante aquel pedido, había
algo en la voz de él que la hizo estremecerse, lo miró por un instante.
Aquel era Bastian Cavendish, su jefe, un
mujeriego e irresponsable, un hombre acostumbrado a los lujos y las mujeres
despampanantes, alguien que vivía una vida sin complicaciones. No era para
ella.
Suspiró y aferró con fuerza la correa de
su bolso.
-Es mi hora del almuerzo , jefe, puedo
hacer lo que quiera con ella.- dijo y se marchó.
De camino se encontró con el hombre que
la había invitado y fueron a un restaurante cercano a la oficina.
Se habían conocido haciendo trámites y
siempre mantenían una charla amena, él había intentado invitarla varias veces,
pero Leonora lo había eludido. Sin embargo la confusión que llevaba dentro
había hecho que aceptara aquella cita, aunque mientras el joven le hablaba,
ella no pudiera quitarse de la mente la mirada que Cavendish le había dedicado
cuando ignoró su pedido.
-Leonora, ¿te gusta esta mesa? –
preguntó el muchacho y la sacó de su ensimismamiento.
-Sí, está bien – aceptó ella y se
sentaron. Ordenaron unos minutos después y hablaron mientras esperaban la
comida.
Algo debía estar mal con ella, debería estar
relajada al poder hablar con alguien sin estar en guardia, pero extrañaba eso
que producía en ella la charla con su jefe. Bastian la hacía estar en guardia,
pero también estimulaba su ingenio, se sentía viva al discutir tontamente, pero algo debía estar mal
con ella, era una mujer práctica y realista, no podía añorar algo así.
Sin darse cuenta, se le escapó un
suspiro.
-¿Estás bien? – preguntó su acompañante.
-Sí, sí, claro – respondió ella y justo
les trajeron la comida, así que eso la hizo cambiar el rumbo de sus
pensamientos. Volvió a concentrarse en el hombre que tenía en frente a ella y
trató, con todo su ser, de interesarse por él.
Quizás hubiera tenido éxito si no los
hubieran interrumpido, y si ella no hubiera estado a punto de atragantarse al
escuchar la familiar voz.
-¡Qué coincidencia! ¡Aquí estás,
Leoncito! – dijo Bastian y ella lo vio acercar una silla a su mesa y sentarse
junto a ellos sin esperar invitación alguna.
-¡¿Qué hace aquí?!- preguntó Leonora
-Sr.Cavendish- dijo el joven sorprendido
y Bastian estiró su mano.
-Puedes llamarme Bastian, ¿tú eres?
-Alan…dijo el hombre dándole la mano.
-¿Qué hace aquí? – repitió Leonora
apretando los dientes y él la miró con su sonrisa más encantadora.
-Almorzar, es mi hora de almuerzo…
-¿Aquí? ¿Vino a almorzar aquí? –
insistió ella sin poder creer aquella ridícula situación.
-Sirven buena comida y está cerca de la
oficina….-explicó él.
-Hay más mesas…-dijo ella señalando con
la cabeza y él se acomodó mejor en la silla, dejando en claro que no pensaba
moverse.
-¡Vamos, Leoncito! Estoy seguro que no
interrumpo nada, ¿verdad? – dijo mirando de uno a otro y luego se concentró en
Alan- Estoy seguro que no molesto por eso me acerqué a ustedes, sé que no hay
nada romántico porque esta chica dijo que no quería tener novio ya que eso la
haría perder tiempo, dinero y le traería malos momentos.
-¡Yo…! – intentó discutir Leonora y él
la miró como invitándola a que lo contradijera.
-¿Es cierto? – preguntó Alan.
-No, no…yo .
-Lo dijiste- insistió Bastian.
-Fue hace tiempo, en otras
circunstancias.
-A ella sólo le interesa trabajar,
además compadezco a quien intente algo, estoy seguro que no dejará que el pobre
hombre beba un café en paz.- agregó.
-No a todos les gusta el café…-discutió
ella.
-A mí me gusta el café- comentó Alan con
cierta desilusión.
- Y es adicta al trabajo, no tiene idea
de cómo divertirse.
-Eso no es cierto…-dijo ella sintiéndose
completamente humillada. Cavendish se veía totalmente a gusto y Alan cada vez
más cohibido, como si quisiera salir huyendo de allí.
Ya no le importaba si desheredaban a su
jefe, porque ella iba a ahorcarlo primero.
-Yo creo que ella es encantadora…- dijo
Alan y Leo lo miró agradecida.
-Lo es, siempre que no trabaje contigo,
Napoleón estaría orgulloso de ella. Aunque le gusta cuidar a la gente, es la
encargada de mantener a su familia..- deslizó Bastian y vio una expresión de
confusión en el otro hombre.
-¡Hey! – lo censuró Leonora y le dio un
golpe con el codo, estaba pasando el limite al exponer su vida personal.
-¿De verdad? – preguntó Alan con la voz
algo estrangulada.
-Sí, mi madre y mis hermanos.- respondió
ella con seguridad.
-Pero no hay que preocuparse por ello, nuestra
Leonora es muy independiente y se las arregla bien, incluso anda con gas
pimienta en ese bolso que carga….ella hasta es capaz de ahuyentar delincuentes …-agregó
Bastian y Leo se preguntó a sí misma por qué cuando él la describía de aquella
manera sonaba tan desagradable, no parecía estar hablando de virtudes sino de
defectos.
-¡Basta! – dijo Leo finalmente y los dos
hombres la miraron.
-¿Pasa algo? – preguntó Bastian.
-Sí, olvidé que teníamos cita con un
cliente – dijo Leo y miró furiosa a Bastian.
-Pero..no terminaste la comida – dijo él
inocentemente.
-Nos vamos – dijo ella y se levantó.
-De acuerdo…- dijo balbuceando Alan.
- Yo invito el almuerzo, ya que los interrumpí
– dijo Bastian con su mejor sonrisa y el
otro hizo un gesto de aceptación.
-Lo siento, nos vemos después…-dijo
Leonora y salió del restaurante dando grandes zancadas. Hacía mucho tiempo que
no se sentía tan humillada.
Sólo quería alejarse de allí, caminó tan
rápido como pudo, recorrió una cuadra en tiempo récord.
-Espera, Leoncito – dijo Bastian detrás de
ella y la chica se giró con la velocidad de un verdadero felino, uno salvaje y
enojadísimo.
- ¡¿Qué diablos fue todo eso?! ¡¿Se
divirtió?!
-¿En serio no lo sabes?
- Más de sus tonterías, pero no pensé
que llegaría tan lejos…- le reprochó y en dos pasos, él la tomó de los brazos e
hizo que lo mirara.
-No eran tonterías…eran celos, Leonora.
Puros celos porque me ignoraste y te fuiste con otro hombre aún cuando te pedí que
no lo hicieras.
-Ya deje de jugar conmigo.
-Leonora, créeme, sería mucho más fácil
si no fuera en serio, pero lo es.
-Es mi jefe…- dijo ella porque ni siquiera
podía pensar con coherencia si estaba tan cerca y le hablaba de aquella manera,
era tan fácil creer en sus palabras.
-Podría dejar de serlo – musitó él.
-¿Piensa despedirme porque no le sigo el
juego?
-¡Rayos, Leoncito! No es lo que quise decir…También
yo podría dejar de ser tu jefe si ese es el problema.
- Si deja de ser mi jefe, me dejaría sin
trabajo – discutió ella y él estuvo totalmente contrariado, aquella discusión
había tomado un rumbo absurdo.
-No vas a perder tu trabajo y no estamos
discutiendo sobre eso.
-Cierto, discutíamos que usted está entrometiéndose
en mi vida
-Solo estoy intentando no perder a la
mujer que quiero. Que es tan cabeza dura que no le importa besarme y luego irse
a comer con un idiota que ni siquiera sabe lo mínimo sobre ella.
-¡Yo no lo besé, usted me besó!
-Detalles, de todas maneras pensé que
tendrías un poco de lealtad.
-¿Lealtad? ¿Con usted?
-Por supuesto, te he dicho que te quiero
y no tienes la mínima consideración con mis sentimientos. Sigues ignorando mi
sinceridad y te empeñas en no tomarme en serio, y juro que iba a dejártelo pasar
porque no quiero hacer nada que te incomode, pero no voy a dejar que te enredes
con algún estúpido solo por escaparte de mí.
-Yo no…- intentó contradecirlo ella pero
Cavendish, maldito fuera, había dado en el blanco y lo sabía.
-Voy a repetirlo hasta el cansancio,
Leoncito. Me gustas…mejor dicho, te quiero, y voy a cuidar de ti. Y como te conozco,
sé que también sientes algo por mí.
-Eso es…
-Niégalo.- la instó.
-Claro que yo no …-sólo eran unas
palabras, unas simples palabras que debía decir para que él la dejara en paz.
Estaban discutiendo en medio de la calle y lo que quería era un poco de
tranquilidad, pero no podía decirlas. No podía mentirle mirándolo a los ojos y
peor aún, no podía mentirse a sí misma.
Lo miró y la incertidumbre se reflejó en
su mirada, pestañeó confusa y Cavendish aprovechó ese momento, sabiendo que era
una oportunidad única.
Le sostuvo la cara entre las manos y la
besó. Ella enredó sus manos en la nuca de él y le correspondió.
No, No, y no!!!!!
ResponderEliminaraunque en verdad quiero decir, si!!!! Si!!!!!!!!!!!!!!
Que emoción, él expuso sus sentimientos admitiendo sus celos y en plena calle!!!!!
Pero que tozuda que es nuestra leoncito!!!!!
Y mí no, es que veo ya mismo el final de éstos dos y me dio lástima. buuuuuuuuu
Quiero y no quiero el final!!!!! No hay derecho!!!!! iach....
Sip se acerca el final pero no tan cerca..aún falta algo más....
EliminarWow... me a encantado, porfin un protagonista que no se va con rodeos y dice claramente lo que siente... y leoncito sera mejor que despues de ese beso tambien reconozca publicamente lo que siente por Bastian. Gracias.
ResponderEliminarGracias Yocelyn...en cuanto a nuestra Leonora hasta a mí me preocupa qué hará!!!
Eliminarque lindo! me encantó el capitulo! quiero un Bastian en mi vida!
ResponderEliminarAaaah que capítulo. A ver si Leonora puede continuar sin admitir lo que siente por Bastian. ¡Me encanta esta pareja! Gracias Nata!! :)
ResponderEliminarEste hombre va por todo, conociendo a Leoncito así tenía que ser, por que es muy necia!!! Me encantó su declaración y qe sepa aprovechar las oportunidades!
ResponderEliminarSeñor, tenemos de todo en esta historia jijijiji.
ResponderEliminar¡¡Leoncito, si no lo quieres, déjalo para nosotras jijijiji!!
Muchos besos