Hasta
que sus pies no fueron alcanzados por la cálida agua que bailaba en la orilla,
Yola no detuvo sus pasos sin voltearse en ningún momento, para averiguar qué
hacia Eric.
Se
sentía un completo manojo de nervios. Y odiaba estar de aquella manera, cuando
era causado por él. Dado que le molestaba mucho, que fuera la única persona que
conseguía alterar su estado de ánimo.
Provocar,
lo había hecho. El chico, no había tardado menos de cinco minutos, en seguirla.
Tal como había indicado Ignasi.
¿Pero
y ahora?
Todo
aquello se le escapaba de las manos. Siempre había sido feliz, sin
preocupaciones de aquel estilo… Más bien, se divertía al ver como sus amigas y
compañeras de clase, sufrían y se complicaban la vida de aquella manera por los
chicos.
Podía
decirse, que su vecino era con el primer chico que llegaba a tener cierta
relación de amistad. Porque sus compañeros de clase, para ella eran demasiado
infantiles.
Que
curioso aquello. Pues quien podía determinar en aquel momento, un dato como
aquel. Era Eric con ella.
A
lo mejor, era ella quien estaba siendo injusta. Al no darle una oportunidad y
rápidamente, tacharlo de…
Frunció
el ceño, al solo visualizar una palabra negativa para él. Pesado. ¿Un momento,
dónde demonios estaban todas las otras? ¿Qué había ocurrido en su cabeza? ¿Por
qué solo le venían retales de todos los momentos amables de él? Cerró sus puños
con cierta fuerza, mientras su ceño se arrugaba aún más por aquella discordante
muerte cerebral.
Si
es que lo sabía.
El
maldito chico la sacaba de quicio. Determinó con la sangre hirviendo de furia.
Justo cuando notaba una presencia a su derecha y como ésta, apoyaba una mano en
su hombro.
-Pequeño
demonio rojo, no te… ¡AUCH! –Logró pronunciar Eric, antes de acabar tumbado de
culo en el agua.
Dos
milésimas de segundo después, y bajo la sorprendida mirada de los dos chicos y
Elisabeth, que Yola se llevaba una mano a la boca para ocultar su gemido de
mortificación y vergüenza.
Se
hallaba tan enfadada y confusa con sus propios pensamientos, que por instinto
creyendo que él venía a burlarse de ella, lo había tirado a la orilla con una
rápida zancadilla.
Definitivamente,
algo dentro de sí que no andaba bien.
-Yola
¿Por qué tiraste a Eric? –Intentó no reír Elisabeth.
-Yo
–Aún se sonrojó más-. Lo siento, no…
-Es
la tercera vez, que provocas que me tenga que cambiar de ropa –Señaló él, con
cierto brillo de amenaza en la mirada.
-¿Ya
ha habido más veces? –Alzó Ignasi una ceja con curiosidad.
Eric,
se puso en pie con el traje completamente mojado por toda la parte trasera y
sin apartar la mirada de ella.
-Y
todas han sido inocentes o con algo más de… -Comenzó a preguntar Ignasi, pero
su amiga lo interrumpió al hincarle el codo en sus costillas-. ¡Auch!
Solo
desvió un segundo sus ojos hacia el idiota del chico, para mirarlo con cierta
prohibición que cuando volvió a vigilar al primero, se sorprendió al hallar a
éste a un palmo de ella con cierto brillo divertido en sus ojos.
-¡Ha
sido un accidente! –Dijo como defensa y dando un paso atrás.
Puede
que hubiese funcionado, si en ningún momento se le hubiera escapado una amplia
sonrisa, restándole toda credibilidad a sus palabras. Causando que Eric riera
también y avanzara un paso al frente, alertándola de sus claras intenciones.
-No,
Eric –Negó moviendo la cabeza de forma negativa, sin poder aguantarse la risa y
dando varios pasos apresurados marcha atrás.
-Creo
que es lo justo –Le guiñó un ojo y acortando la distancia que ella había avanzado.
-El
vestido no es mío –Suplicó con cierta desesperación y como último intento de
vía de escape-. Es de Elisabeth y puede estropearse con el agua salada.
Ante
aquella indicación, se detuvo para girarse en dirección hacia la dueña de la
prenda de vestir.
-¿Es
de ésta temporada el vestido? –Preguntó Eric alzando una ceja.
-No
–Negó ella riéndose abiertamente.
-¡Elisabeth!
–Rezongó Yola algo incrédula, por la falta de apoyo de la otra chica.
-Solo
he respondido a su pregunta –Dijo con tono inocente, mientras se alzaba de
hombros y se aguantaba la risa-. Seguro que me lo remplazas por uno mejor,
cuando vayas a París de aquí a una semana –Añadió ya sin poder ocultar la
carcajada.
-¡Traidora!
–Exclamó Yola justo antes de emprender una carrera por la orilla de la playa,
con Eric pisándole los talones.
Con
una sonrisa en sus labios, se vio obligada abandonar sus zapatos, lanzándolos
de cualquier modo a la orilla y rezando, porque Elisabeth los recuperara.
¿A
qué distancia lo tendría?
No
quería mirar atrás, aquello era perder velocidad en aquel sprint y equilibrio,
por si se topaba con algún socavón.
De
repente, decidió sorprenderlo al hacerle un corte girando noventa grados a la
izquierda, hacia la arena. Para cuando hubo avanzado unos metros, volvió a
recortar volviendo hacer otro giro de noventa grados hacia la izquierda, para
volver por donde había venido en un principio.
Aquello,
le hizo que viniera un flash de la otra noche cuando trató de huir de él en su
balcón.
¡Diablos,
él era rápido!
Recordó
con cierto fastidio, al pensar en que ni siquiera pudo llegar a su balcón
estando él sentado en el sofá y dentro del comedor, no como ella que se hallaba
fuera en el exterior.
¡Mierda!
-¡AH! –Chilló al notar como era agarrada por la cintura y volteada en un movimiento inesperado, para ser cargada en los hombros del chico y conducida sin miramientos hacia el agua-. ¡Detente, Eric!
-¡Bravo,
Eric!
Chillaban
eufóricos Ignasi y Elisabeth, corriendo hacia ellos.
Alzó
el rostro con toda la intención de regalarles una mirada asesina. Pero incluso
aquello, le fue imposible al taparle su cabello la cara.
-¡Juro
que pienso vengarme de vosotros dos! –Vociferó rabiosa, bajo las sonoras
carcajadas del cavernícola que divertido por su enfado, llegaba ya a la orilla
del mar-. ¡Arg! –Gruñó por la impotencia de no poder hacer nada-. Ya ti,
prometo liquidarte en cuanto se me ponga a tiro la oportunidad –Amenazó
intentando revolverse de aquel agarre, pero no pudo.
-Mira
que ese color de cabello, te tiene completamente dominada –Señaló en broma
Eric, sabiendo que aún inyectaría un poco más de enfado a la joven.
Silencio,
solo el ruido de las olas subiendo por la orilla y a los otros dos tontos,
riéndose por el pequeño bautizo que iba a recibir, estando ella totalmente en
desacuerdo.
Decidió
rendirse, ya que no veía posibilidad de huir.
Con
su cuerpo de cintura para abajo, colgado por encima de los hombros del chico,
pudo ver como se adentraban en el agua, deteniendo éste sus pasos, cuando la marea
le llegaba a la altura de las rodillas.
Aquello,
era profundidad más que suficiente para recibir su merecido chapuzón. De modo,
que simplemente cerró los ojos con los labios apretados en espera.
Pero
el sonoro suspiro que lanzó Eric, la previno de abrir los ojos y ver como era
deslizada a lo largo del tórax del chico, para quedarse con las piernas a la
altura de las rodillas sumergidas en el agua, ya que él la tenía sujeta por la cintura
con gran firmeza.
¿No
iba alanzarla?
Alzó
su rostro y sus miradas se encontraron bajo la luz de la luna.
Un
fuerte escalofrío, le recorrió todo el cuerpo y sabía perfectamente, que no era
a causa de la temperatura del agua.
Era
por él, por como la miraba.
Una
vez más, los ojos de Eric volvían a tener aquel brillo extraño, cuando trató de
huir al sorprenderlo en aquel momento íntimo con Laia. Éste, había corrido tras
ella en el balcón y al capturarla, la había obligado a encararlo a los ojos
para descubrir en su mirada aquel brillo.
Una
forma de mirar, que la dejaba sin palabras al tiempo que le aceleraba las
pulsaciones.
Era
algo que se escapaba a su control.
De
repente, Eric alzó una comisura de sus labios, en una clara sonrisa de
diversión. Haciendo que tragara con cierta dificultad su saliva. Al pensar de
forma nerviosa, sí él había podido leer su mente.
Hipnotizada
y confusa, su mirada se posó más del tiempo debido de forma inocente en la
socarrona sonrisa que mostraban los labios masculinos. Sin comprender de la
señal que su cuerpo transmitía a través del subconsciente y corazón.
Solo
vio, como Eric elevaba aún más la curva de su sonrisa antes de comenzar a bajar
su rostro en dirección al de ella. Originando detener del todo por un instante, los latidos del corazón de Yola
ante la acción que iba a realizar.
¡Iba
a besarla!
Pensó
alarmada Yola, cerrando con fuerza sus ojos por los nervios y vergüenza. Al
tiempo que trataba de calmar sus nervios por sentirse estúpidamente perdida.
¿Cómo
tenía que actuar? ¿Abría los ojos o seguía con ellos cerrados? Eran mil preguntas,
las que se le amontonaban en el subconsciente en aquel instante mientras notaba
como Eric, estaba más próximo a su rostro.
Pero
al instante siguiente, en un mar de confusión se vio obligada a luchar por
conseguir hacer llegar aire a sus pulmones, cuando fue hundida a traición en el
agua junto a Eric.
Elisabeth
e Ignasi, en un ataque conspiratorio se habían acercado a ellos en silencio.
Sin saber lo que estaba ocurriendo, para hundirlos bajo el agua en un pequeño
juego.
Con
sus sentidos medio aturdidos, observó como los dos locos se reían ante la
reprimenda de Eric. Quien a pesar del ataque, aún la tenía agarrada por la
cintura con uno de sus brazos.
Por
segunda vez en la noche, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y no era por
la temperatura del agua. Sino, por la proximidad del cuerpo de él al de ella.
¡¡Señor, que emocionante!!
ResponderEliminarEsperando más jijijiji... (que pena que no la besara, pero me imagino que había publico, y el beso seria laaaaaaaaaaaaaaargo jajaja)
Mucho besos
Estas segura de que la habría besado?
ResponderEliminarjejejeje
Yo creo que si.. para verla mas enfadada y endemoniada igual que su pelo rojo!
Eliminarjajajaja
Quiero matar a Elisabeth e Ignasi, ¡¡¿EN SERIO?!! con lo que nos está cotando que a esta altura Eric va a esperar que la chica tenga 30 para avanzarla AYYYYYYYYYYYYY! Qué rabia esos dos..
ResponderEliminarY la escritora....BESOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!! YAAAAAAAA!!
besos enana, gracias por el capi
gracias por el capitulo, pero todas queremos que haya beso de una vez por todas!!!! jajajajjajajaj....lo siento, la emocion del momento.
ResponderEliminarSolo por pedirlo tu, ahora no hay beso!!!! jejejejeje
EliminarY por cierto, que ganas tenéis de que los adolescentes vayan probando ya con los pecados del cuerpo!!!!!
opino lo mismo que Nata, por que ellas dos tuvieron que arruinar ese momento... quiero beso.
ResponderEliminarYocelyn, no hagas caso a nata.... jejejeje es broma... Cierto, me di cuenta que estoy a punto de llegar a 100 hojas, si no lo esta ya y no hay beso.... Pero en verdad, es una historia algo diferente ésta.
EliminarPido disculpas con la demora.