El día de su cumpleaños ,
Azize se despertó muy temprano con la sensación ambigua que tenía siempre, por
un lado le agradaba hacerse mayor y
dejar de ser una niña, pero odiaba todo el ceremonial que implicaba.
Que fuera su cumpleaños
significaba que estaría todo el día participando de distintas ceremonias y que
sería quien menos las disfrutaría.
Se quedó unos minutos
demás en la cama, sabiendo que le esperaba un largo día y luego se levantó,
justo a tiempo para que entraran las criadas con la ropa y ornamentos que debía
usar.
La primera actividad era
ir al templo a agradecer, luego el desfile por la ciudad, y finalmente las
actividades en palacio con los nobles y los invitados.
Sólo al pensarlo se
desalentaba.
Cuando estuvo lista salió
y se encontró con Cian esperándola, era lo normal, desde niña él la acompañaba
a las ceremonias para custodiarla, sólo que esta vez no era el comandante de la
guardia, sino su esposo, incluso iba vestido a tal efecto. No lo veía con aquel
tipo de ropa desde la ceremonia de la boda.
-Buenos días…-saludó ella
-Feliz cumpleaños , Azize-
la saludó y era la primera vez que la felicitaba por su cumpleaños llamándola
por su nombre.
-Gracias – le dijo y luego
sonrió ampliamente - ¿Preparado? , va a ser un día largo. Hoy lo vivirás en
primera persona.
-A sus órdenes, Alteza –
respondió él en el mismo tono de ligera diversión, elevó el brazo para que ella depositara su
mano y comenzaron con las actividades.
Se reunieron con el rey en
el templo para agradecer y depositar ofrendas. Luego Cian ayudó a subir a Azize
al carro en el cual harían el desfile por la ciudad, él se sentó a su lado.
-Supongo que si me
reconocen no podremos salir más de paseo, ¿verdad? – preguntó ella apenada.
-No te preocupes, eso nos
protege – dijo él señalando la fina tela casi transparente para protegerlos del
sol que colgaba del techo- Además es distinto vernos con esta ropa de
ceremonias y nadie se imaginaría que camines entre ellos cada tanto….
-Entonces, ¿podremos
hacerlo de nuevo alguna vez?
-Sí, alguna vez volveremos
a pasear por las calles – prometió y ella suspiró.
Apenas el carro se puso en marcha, la princesa notó que habían doblado la guardia usual.
Apenas el carro se puso en marcha, la princesa notó que habían doblado la guardia usual.
-¿Hay más guardias que
otros años?
-Sí- respondió
escuetamente y Azize ya no volvió a preguntar nada. Cuando empezaron a pasar
entre el pueblo que aplaudía y daba vítores para saludar a su princesa,
recuperó la alegría.
Cian la miró mientras
saluda con la mano y sonreía, se preguntó s el pueblo entendería lo que era
capaz de hacer esa muchacha por su bienestar y por convertirse en una digna
gobernante.
Tras el desfile regresaron
a Palacio donde los dignatarios extranjeros y sus comitivas presentaron sus
saludos y le dieron los regalos que habían traído para la ocasión.
Azize sonrió y agradeció
incansablemente siendo amable con cada uno, luego recibió el saludo de los
miembros de la corte, los nobles y sus familias.
Cian pensó que en su lugar
no podría mantener la compostura y habría a algunos que hubiera echado con
mucho placer, sin embargo se mantuvo a la altura y la acompañó durante todo el
proceso. Cada tanto Azize se giraba a mirarlo como para cerciorarse que estaba
allí, que tenía un aliado entre tanto ritual vacío.
El banquete al aire libre
fue igual de cansador, ella apenas si
probó bocado.
-¿Estás cansada? –
preguntó Cian inclinándose hacia ella.
-Eliminaré esto el día que
sea reina, me regalaré un día libre para mi cumpleaños con un decreto
real….-susurró.
-No es mala idea..- aprobó
él.
-Apuesto a que te
ahorraría muchas molestias – agregó ella pensando en el despliegue de seguridad
que él hacía año tras año y que por lo visto había redoblado últimamente.
-Preferiría que no
tuvieras que actuar para los demás el día de tu cumpleaños…-le contestó él y
ella bajó la mirada. Iba a decirle algo cuando empezaron las presentaciones
artísticas y los interrumpieron.
Cuando terminaron las
actuaciones, Azize y Cian les
agradecieron y luego invitaron a los
presentes a ingresar al palacio donde habría distintas actividades recreativas
o bien para que descansaran.
-Vamos a que descanses un
rato…-aún falta la cena y ahora es el turno del rey de encargarse de los
invitados- dijo Cian y la escuchó gemir
de frustración.
- Sabes lo difícil que es
escapar, en el camino a mis aposentos seré detenida pro cantidad de gente con
la que no puedo ser grosera.
-Lo sé…iremos por los
jardines laterales, es el camino más fácil. Habrá poca gente y no nos demorará
tanto llegar a las galerías interiores y luego a tus aposentos.
-De acuerdo- aceptó ella
encantada con la idea de poder darse un baño y descansar un rato.
Su plan iba perfectamente
bien, lograron atravesar los jardines sin mayor inconveniente pero al doblar
para ingresar a la galería central se toparon contra algo inesperado. Había un grupo de mujeres
hablando y a pesar que estaban lejos, sus voces llegaron hasta ellos con claridad.
-¡Tanto festejo por su
cumpleaños! Lo que debería celebrarse es que de un heredero al reino..
-¡Cierto! Ya que ni
siquiera pudo lograr una alianza provechosa para la nación, al menos debería
cumplir su función y engendrar un heredero…- agregó otra
- Aunque dudo que sea
posible si él no la vista, ¿verdad? Parece que sigue siendo su guardia y no su
esposo…-comentó otra.
-Es una lástima que no
tengamos un Príncipe Heredero y que nuestro destino estará en manos de esa
jovencita…-agregó alguien más
Cian vio como Azize
apretaba el puño y se giraba para marcharse. La sujetó de la mano y se lo
impidió.
-Vamos …-dijo él y ella
sintió. Entonces tomados de la mano se dirigieron hacia el grupo de mujeres.
-¡Su Alteza!- exclamaron
sorprendidas al verlos aparecer a sus espaldas. Azize las miró con todo el
desprecio del que fue capaz e hizo una leve inclinación d cabeza como saludo.
La mujeres musitaron
falsas palabras de felicitación y elogios sin estar seguras si ella las había
escuchando criticarla o no.
La joven fijó su mirada en
cada una de ellas, para dejarles en claro que no olvidaría sus caras y les
sonrió con una mueca que delataba lo que sentía. Luego siguió avanzando pero
los ojos se le llenaron de lágrimas por la indignación.
-Espera…-dijo Cian
deteniéndose a un par de metros del grupo.
-¿Qué..? – preguntó ella y
él la giró hacia sí.
-Falta que vean algo
más…-dijo él y bajó su cabeza para besarla. La chica se sorprendió al contacto,
pero él la acercó a sí con un brazo en la cintura y la otra mano detrás de su cabeza,
profundizó el beso. No fue un beso ligero, sino uno apasionado y cuando la
soltó ambos jadeaban, apenas eran conscientes de las exclamaciones de sorpresa
que habían provocado.
La princesa pestañeó
confusa, Cian volvió a tomarla de la mano para llevarla a los aposentos de
ella, donde se detuvo frente a la puerta y la soltó como si su contacto lo
quemara.
-Ahora descansa – dijo y
se retiró con presteza dejándola aún sorprendida y desconcertada, sabía por qué
lo había hecho pero aún sentía el efecto del beso en todo el cuerpo. Nunca la
había besado así, ni siquiera la noche que habían consumado su matrimonio.
A la princesa le fue
imposible descansar, sólo se dio un baño, se cambió de ropa y dio vueltas en la
cama recordando lo sucedido.
Apenas si pudo descansar
algo , se sentía inquieta y sin ganas de ir a la cena cuando quienes la
asistían llegaron a ayudarla a prepararse.
Le trenzaron el cabello en
alto y se lo adornaron con ornamentos de flores de oro, era incómodo.
También se cambió de ropa y luego tuvo que buscar
joyas , le habían regalado muchas aquel día pero usar las de alguien era
despreciar a otra persona y no podía hacer algo así.
Además, no quería ninguna pieza elaborada ni extraña, finalmente tomó la caja de madera labrada que le había enviado su padre ese día como regalo de cumpleaños, contenía una gargantilla de oro muy fina con un colgante de una rosa azul tallada en piedra. Había pertenecido a su madre.
Además, no quería ninguna pieza elaborada ni extraña, finalmente tomó la caja de madera labrada que le había enviado su padre ese día como regalo de cumpleaños, contenía una gargantilla de oro muy fina con un colgante de una rosa azul tallada en piedra. Había pertenecido a su madre.
Azize se la puso y pensó que quizás así, sentiría su
compañía, la necesitaba mucho, había tantas cosas que hubiera querido
preguntarle.
Cuando estuvo lista, dejó sus aposentos y
sorpresivamente Cian no estaba esperándola. Había un par de guardias, pero él
no estaba, Azize no supo cómo interpretar aquello
Uno de ellos, le informó que Cian se reuniría con ella
en el salón, la princesa asintió y caminó rodeada de su pequeña corte.
Su esposo la esperaba en la entrada al salón de banquetes, le dio
la mano y algo en la forma en que la miró le hizo entender que no hablarían de lo
sucedido antes.
Ella tomó su mano, levantó
la cabeza regiamente y entraron a ocupar sus lugares, la Princesa Heredera y el
Príncipe Consorte.
Afortunadamente la cena no
fue tan extensa y cuando los invitados empezaron a beber en exceso, Cian se
inclinó hacia Azize y le dijo que era hora de irse, ella lo miró extrañada.
-Tu padre autorizó que nos
retiremos – le dijo en voz baja y ella miró al Rey que hizo un leve asentimiento. La princesa se puso en pie y
Cian la guió.
-¿A dónde vamos? –
preguntó ella cuando vio que se dirigían a los jardines privados del Rey.
-Paciencia, Princesa- dijo
él sin soltarle la mano.
-Cian….
-Te debía tu regalo de
cumpleaños, pero es algo que sólo podía darte a esta hora – explicó y ella lo
miró sorprendida.
-¿Mi regalo?
-Sí – dijo él y sacó un pequeño
saco de seda que llevaba en la cintura. Extrajo un cilindro y lo puso delante
de Azize.
-¿Qué es? – preguntó ella
curiosa.
-Debes ponerlo sobre tu
ojo y mirar al cielo, así…-dijo él y se posicionó detrás de ella para ayudarla-
Cierra un ojo y mira a través del tubo con el otro – le indicó mientras le
sostenía el brazo para que inclinara el objeto hacia el cielo.
-¡CIAN! –Exclamó ella
encantada- ¡Las estrellas están cerca, puedo verlas con mucha claridad!
-Es un invento de un
erudito que vive en la ciudad, tiene cristales tallados en su interior y
permite que veas las estrellas como si estuvieran más cerca.
-¡Es maravilloso! Como si
pudiera tocarlas…-dijo ella con la voz un poco quebrada y se giró para
enfrentarlo – Gracias Cian, gracias por darme un regalo tan precioso, por
dejarme tocar las estrellas….
-Me alegra que te guste,
lo pensé mucho…- dijo con incomodidad.
-Es perfecto, gracias – sonrió
ella y lo decía en serio. Acababan de regalarle la inmensidad del cielo
nocturno y de hacerla sentir que hasta lo más distante podía alcanzarse.
Era el mejor regalo de
cumpleaños
Esta historia me tiene pendiente por un hilo.
ResponderEliminar¿Cuando se darán cuenta que se quieren o cuando hablaran de sus sentimientos? Pero claro si pasa esto se acaba la historia...
¡¡Que dilema!!
Me encanta Nata. Muchas gracias
Muchos besos
Me hubiera encantado poder presenciar la escena del beso, junto al grupo de gallinas cotorras!!!! Y poder ver, su pequeño cacaraqueo de asombro ante tal alarde de pasión....
ResponderEliminarPero eso de dejar azize, hinchada de pasión.... Solo se lo perdono, por regalarle el primer casi telescopio para poder apreciar las estrellas.
Bonito detalle, no esperaba menos de nuestro querido cian!!!!
Quiero más, esta super emocionante
Me gustó mucho el capítulo (moría de curiosidad por saber qué le iba a regalar!). Y aquel beso... wow!!
ResponderEliminarEsperando másssss (aunque no quiero que termine).
Abrazos y gracias Nata!!
waaaaaaa quiero un Cian... en serio quiero uno, pobre princesa, ha pasado por tanto.... gracias siss
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