-Bueno –suspiró Kenan,
mirando a su alrededor con una sonrisa en sus labios-, será mejor que nos
pongamos cómodos, pues creo que nuestra estancia aquí va para largo.
Las tres hermanas se
giraron a mirarlo con cierta rabia, divirtiendo aún más al hombre quien se fue
a sentar en un rincón de la celda, que parecía hallarse medio seco.
-En vez de estar ahí
quietas –Sugirió con el mismo tono-, podríais ir a buscar ciertas cosas, para
que podamos estar más cómodos aquí dentro –Se cruzó de brazos y alzó una ceja-.
Unas mantas, agua, comida…
-Y más tiempo a solas
con Jacqui –Reprochó con tono mordaz Enora, dando un paso al frente para
agarrar con sus manos los fríos y oxidados barrotes.
-Ahora me lo recriminas
–Inquirió con ironía-. No es esto –Señaló abriendo los brazos-, lo que tú
querías cuando acudiste a mi despacho.
En aquella ocasión,
fueron Jacquí y Harmonie quienes giraron sus miradas con estupefacción, hacia
su hermana.
Incrédulas ante lo que
acababan de descubrir.
-¡Enora! –Soltó en un
quejido la más pequeña, dándole un empellón a su hermana.
-No es eso, él…
-Intentó protestar, pero calló sus palabras, cuando Kenan rompió en fuertes
carcajadas causando que soltara un grito de rabia e impotencia, por verse
descubierta de aquella manera-. ¡Cállate idiota! Eso fue al principio, cuando
yo creía que…
-¿Entonces es cierto?
La interrumpió Jacqui,
después de llevar tanto tiempo en silencio. Mirando a su hermana con decepción.
-Pero al principio,
cuando lo de las fichas técnicas –Comenzó a explicar con cierta disculpa-,
luego yo…
-Déjalo –Ordenó tajante
su hermana, girando su rostro hacia un lado.
-Pero yo…
Hizo un intento de
volver a tomar la palabra, pero la furia que vio en los ojos de Jacqui, cuando
volvió a girar su rostro, la detuvo de hacerlo.
-Alguien debería ir
averiguar que están haciendo nuestros padres –Indicó con tono serio.
-Yo lo se –Intervino
Kenan con tono risueño-, sin falta de moverme de aquí.
Por segunda vez,
consiguió que las tres hermanas volvieran a mirarlo con ojos entrecerrados.
Mientras éste no paraba de jactarse de la situación y mostrando, un aspecto de
comodidad en aquel frío lugar.
Aquello parecía ser una
pesadilla.
-Podéis mirarme todo lo
furiosas que queráis –Se alegró, señalando a las dos más jóvenes-. No me dais
miedo alguno, al hallaros al otro lado de esos barrotes.
Las tres abrieron sus
ojos ante aquel dato.
-Pero tienes a Jacqui,
que ella sí puede atizarte –Amenazó Harmonie entre dientes, con una pequeña
sonrisa vengativa.
Kenan les guiñó un ojo
en cierto gesto provocador.
-Eso, es lo que estoy
esperando –Abrió los brazos-. Que se abalance encima de mí.
-Eres un cerdo Casanova
–Insultó Harmonie con gran enfado-. Espero que algún día te castren.
-¡Harmonie!
La reprendió Jacqui,
sorprendiéndose por aquellas palabras dirigidas al hombre. Concretamente a su
cuñado, su marido. Algo, que iba a confirmarse en público a causa de sus
padres, sin poder ponerle un remedio para evitarlo. Y si Kenan tenía razón, en
lo de hallarse probablemente embarazada.
Su vida, sí que iba a
ser castrada.
No odiaba ser una madre
tan pronto. Sino, el tener que vivir una felicidad falsa ante todo el mundo,
junto a alguien que realmente ella amaba.
Iba a ser una vida, que
la consumiría día tras día. Sin poder conseguir el olvidarse nunca de él, al
verse obligada a vivir bajo el mismo techo la mayor parte del año.
Durmiendo por las
noches en una enorme cama sola, conteniendo el llanto amargo al saber que él
estaría, probablemente saltando de chica en chica.
Aquello, era el principal
punto por lo que odiaba ser princesa y futura
reina.
Nunca tenías una vida
propia, siempre estabas bajo un protocolo y vigilada constantemente, de forma
telescópica.
-Antes de ello, al menos
asegurémonos que he traído con éxito un futuro heredero al trono –Habló sin
hallarse molesto-. Por si hay que hacer, algunos intentos más.
Con cierta rabia
retenida, Jacqui se descalzó de un zapato para lanzárselo a la cabeza en un
certero golpe. Que le supo a poco, al desear realmente agarrarlo del pescuezo.
-Gracias preciosa –Se agachó
el hombre para tomar posesión del zapato-. ¿Significa esto, que quieres dirigirlo
como en el cuento de Cenicienta? –Expuso con tono socarrón y guiñándole un ojo.
-¡Ojalá pudiera
convertirte en una calabaza, para aplastarte precisamente con mi pie descalzo! –Vociferó
la chica fuera de sus casillas.
-Trata de
tranquilizarte Jacqui –Susurró Harmonie, mirando con mucho enfado a su cuñado.
-¡Salid de aquí y
buscar como sea, un medio para abrir ésta maldita cerradura, antes de que lo
mate! –Se giró apremiarlas con desesperación.
-Sí –asintió Enora,
dando un paso atrás-. Prometo buscar ayuda –Se giró a mirar a su hermana-, vámonos
Harmonie… Prometo tener ésta vez cuidado, para que nuestros padres no sospechen
de nada.
Jacqui asintió con la cabeza,
antes de ver desaparecer a sus hermanas. Sabiendo que acababa de apartar el
único escudo, que le quedaba contra él.
-Bien –Hizo chocar su
marido las manos-, te ha costado sacar a relucir a la princesa valiente que
todos conocemos, para enfrentarte a mí a solas al fin.
hay noooo!!!! Otra vez me dejaste en lo mas bueno.....ya quiere kenan seguir intentando traer un heredero jajajaja esa parte estuvo divertida, ahora si que resuelvan todo de una vez
ResponderEliminar¡¡¡No se como nos puedes hacer esto!!! Que emoción... estoy esperando por más.
ResponderEliminarMuchos besos
Me ha encantado, quiero más...pero me huelo que se nos viene el final...ESPERO QUE CON HEREDERO...al menos Kenan se esforzará en ello, jajaja
ResponderEliminarMuchas gracias chicas y sí!!!!!
ResponderEliminarYa nos vamos acercando al momento de despedirnos de ésta familia. Aich...