viernes, 17 de enero de 2014

Conociéndote 15

Helena se quedó mirándolo y recordó lo que le había dicho una vez que confiar era darle poder a otro sobre uno y le había preguntado si él era capaz de contarle sus secretos, de contarle aquello que no quería que nadie supiera.
Benedict Cole lo estaba haciendo, estaba diciéndole algo que era importante para él.
-Yo…-musitó sin saber qué decirle.

- Está bien, no tienes que decir nada. Lo sé desde siempre así que no es algo que acabo de enterarme y me rompió el corazón, ni nada de eso. Tampoco lo escondemos intencionalmente, la familia cercana lo sabe, los demás no. Aunque no es algo que me guste andar diciendo, quiero decir tengo padres grandiosos, pero después de todo mi madre biológica me abandonó. En la escuela no lo sabe nadie….solo tú  - le dijo y aunque con sus palabras intentaba restarle importancia al hecho, Helena percibía lo que él sentía y cuánto le dolía.
-Por eso eres como eres…-susurró comprendiendo.
-¿Cómo soy?
-Ya sabes, buen alumno, delegado….chico perfecto.
- ¡Vaya! ¿Crees que soy perfecto? Aunque no sonó como halago – bromeó él.
-Entiendes lo que quise decir.
-Sí, supongo que sí. Siempre quise hacer las cosas bien, creo que jamás dejas de preguntarte qué hiciste mal para que te abandonaran y temes volver hacerlo. Así que quise hacer todo bien…
-¿Para que no volvieran a dejarte? – preguntó ella aunque sabía la respuesta y también había entendido la extraña atmosfera en casa de Benedict.Por eso él no llevaba demasiada gente a su casa, por eso su relación con su madre parecía ser algo tensa.
-Sí, y supongo que por eso suelo ser un poco distante con mis padres. No es algo que haga intencionalmente, sólo es algo de miedo que está allí, en algún lugar dentro de mí.
-Eso no te impidió entrometerte en mi vida – dijo ella tratando de aligerar el ambiente.
-¿No, verdad? Supongo que es tu fama de chica mala…ya sabes rebelión adolescente, acercarse al peligro, debo estar llegando a esa etapa. – respondió él.
-Supongo que sí, porque  el timbre para entrar tocó hace una media hora y aún sigues aquí, vas a llegar tarde a clases chico perfecto.
- ¿En serio? – preguntó preocupado y ella se río.
-Sí, en serio.
-¡Rayos! Tendré que inventar una buena excusa, para ambos – le dijo poniéndose en pie y le extendió la mano para ayudarla a levantarse. Helena tomó su mano.
-O podemos saltar el muro y escaparnos, ¿sabes?
-Claro que no, iremos a clases – dijo él y ella lo miró elevando una ceja.
-Benedict Cole, no podrías ser un rebelde ni aunque te esforzaras.
-Tengo potencial, al menos más que tú, créeme – dijo y luego se apresuraron a regresar a clases
Por primera vez, en bastante tiempo, Lena no sintió miedo de enfrentar a los demás.
-Biblioteca..-dijo Ben mientras entraban a la escuela.
-¿Qué? – preguntó ella
-Sólo sígueme – dijo él guiñándole el ojo y fueron a biblioteca. En un tiempo record Ben seleccionó muchos libros que llevaron dificultosamente entre los dos. Al entrar al curso  los acercó al escritorio del profesor.
-Pensé que necesitaríamos esto para la clase de hoy, perdón por la demora – dijo con su mejor tono de delegado de clases y él profesor asintió conforme.
-Gracias Benedict, tenía pensado úsalos una vez que terminara de explicar – le dijo y él y Lena ocuparon sus lugares. Afortunadamente Lorena no estaba allí, y los demás parecían haber recibido la lección así que nadie comentó nada.
Aquel chico estaba lleno de recursos, al sentarse, él giró hacia ella, Lena lo miró e involuntariamente le sonrió.
Por suerte era el último período de clases así que  el agitado día estaba a punto de terminar, pero extrañamente ni Ben ni Helena sentían que después de todo no había sido un día tan malo.
Había habido cierta liberación al atravesar aquel mal momento.

Se quedaron a trabajar un rato en la biblioteca y algo había cambiado entre ellos, Lena se sentía mucho más cómoda con ben sin necesidad de estar a la defensiva, aunque ahora que lo sabían todo uno del otro, era más difícil ocultar lo que él le provocaba.
-Oye Wilde, deja de distraerte….¿quieres que sigamos mañana? Hay sido un día complicado – dijo él y ella pestañeó consciente de que había estado un poco en las nubes.
-Sí, será lo mejor. Pero dijeron que el al menos el cuestionario debemos entregarlo mañana.
-Está bien, terminemos eso y luego nos vamos
No parecía demasiado animado con la tarea y entonces Helena cayó en la cuenta de lo que significaba para Ben, su trabajo era una investigación sobre embarazo adolescente pero también tenía que investigar el tema de la adopción.
-¿Por qué no pediste al profesor que nos cambiara el tema? Lo habría hecho si se lo pedías tú
-No habría sido justo, tampoco puedo huir de ello todo el tiempo, ¿verdad?. Es solo un trabajo de la escuela, si dejo que se convierta en otra cosa, soy yo quien saldrá perjudicado – respondió y Helena supo que estaba luchando por ser valiente y enfrentar aquello que lo hería.
-Ben…- dijo ella y luego cayó en la cuenta de que llamarlo por aquel apócope de su nombre le resultaba cada vez más natural.
-¿Sí?
-El último punto es una especie de tarea…es…-dijo sonrojándose y le pasó la hoja del cuestionario.
-De acuerdo, te acompaño a tu casa, lo haremos de camino – dijo él y ella asintió.
-¿Tu chofer no vino?
-No, hubo algún problema con el auto, así que  tendré que pasar por otra experiencia excepcional de viajar en autobús – bromeó él recordándole la imagen que tenía de él.
-De acuerdo, no eres snob, lo sé. Vamos – le dijo bajando la mirada sonrojada y caminaron juntos hasta la parada de autobús.
-Pero este n va para tu casa---protestó ella cuando lo vio subir al mismo que ella.
-Dije que te acompañaría y eso haré, luego tomo uno que me deje cerca de casa..
-Pero…
-Deja de protestar Helena…
-De acuerdo – aceptó y viajaron juntos hasta la parada cercana a su casa.
A bajar se encontraron con una farmacia.
-Ahí hay una farmacia – indicó Lena y ambos se quedaron parados en la puerta.
-Iré yo…-dijo él.
-No, será mejor si voy yo…sería raro si vas tú…-insistió ella pero se la veía incómoda.
- ¿Vamos juntos?- propuso él y entraron.
La farmacéutica  los atendió bien  y logró calmar la incomodidad que ellos tenían.
Habían cumplido con el último punto de su tarea y Helena tenía la prueba de embarazo en la mano cuando escuchó una voz a sus espaldas que la sobresaltó.
-¿Lena? ¿Qué haces aquí? – preguntó su hermano y cuando ella se dio vuelta, los ojos de él se fijaron en lo que la chica sostenía en la mano y luego en el muchachito que la acompañaba.



1 comentario:

  1. Pobre Helena. Espero que no se meta en un lío!!
    Muchas gracias Nata. Con ganas de mas jijijiji

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