Helena se quedó mirándolo y recordó lo que le había dicho una vez que confiar era darle poder a
otro sobre uno y le había preguntado si él era capaz de contarle sus secretos,
de contarle aquello que no quería que nadie supiera.
Benedict Cole lo
estaba haciendo, estaba diciéndole algo que era importante para él.
-Yo…-musitó sin
saber qué decirle.
- Está bien, no
tienes que decir nada. Lo sé desde siempre así que no es algo que acabo de
enterarme y me rompió el corazón, ni nada de eso. Tampoco lo escondemos
intencionalmente, la familia cercana lo sabe, los demás no. Aunque no es algo
que me guste andar diciendo, quiero decir tengo padres grandiosos, pero después
de todo mi madre biológica me abandonó. En la escuela no lo sabe nadie….solo
tú - le dijo y aunque con sus palabras
intentaba restarle importancia al hecho, Helena percibía lo que él sentía y
cuánto le dolía.
-Por eso eres
como eres…-susurró comprendiendo.
-¿Cómo soy?
-Ya sabes, buen
alumno, delegado….chico perfecto.
- ¡Vaya! ¿Crees
que soy perfecto? Aunque no sonó como halago – bromeó él.
-Entiendes lo
que quise decir.
-Sí, supongo que
sí. Siempre quise hacer las cosas bien, creo que jamás dejas de preguntarte qué
hiciste mal para que te abandonaran y temes volver hacerlo. Así que quise hacer
todo bien…
-¿Para que no
volvieran a dejarte? – preguntó ella aunque sabía la respuesta y también había
entendido la extraña atmosfera en casa de Benedict.Por eso él no llevaba
demasiada gente a su casa, por eso su relación con su madre parecía ser algo
tensa.
-Sí, y supongo
que por eso suelo ser un poco distante con mis padres. No es algo que haga
intencionalmente, sólo es algo de miedo que está allí, en algún lugar dentro de
mí.
-Eso no te
impidió entrometerte en mi vida – dijo ella tratando de aligerar el ambiente.
-¿No, verdad? Supongo
que es tu fama de chica mala…ya sabes rebelión adolescente, acercarse al
peligro, debo estar llegando a esa etapa. – respondió él.
-Supongo que sí,
porque el timbre para entrar tocó hace
una media hora y aún sigues aquí, vas a llegar tarde a clases chico perfecto.
- ¿En serio? –
preguntó preocupado y ella se río.
-Sí, en serio.
-¡Rayos! Tendré
que inventar una buena excusa, para ambos – le dijo poniéndose en pie y le
extendió la mano para ayudarla a levantarse. Helena tomó su mano.
-O podemos
saltar el muro y escaparnos, ¿sabes?
-Claro que no,
iremos a clases – dijo él y ella lo miró elevando una ceja.
-Benedict Cole,
no podrías ser un rebelde ni aunque te esforzaras.
-Tengo
potencial, al menos más que tú, créeme – dijo y luego se apresuraron a regresar
a clases
Por primera vez,
en bastante tiempo, Lena no sintió miedo de enfrentar a los demás.
-Biblioteca..-dijo
Ben mientras entraban a la escuela.
-¿Qué? –
preguntó ella
-Sólo sígueme –
dijo él guiñándole el ojo y fueron a biblioteca. En un tiempo record Ben
seleccionó muchos libros que llevaron dificultosamente entre los dos. Al entrar
al curso los acercó al escritorio del
profesor.
-Pensé que
necesitaríamos esto para la clase de hoy, perdón por la demora – dijo con su
mejor tono de delegado de clases y él profesor asintió conforme.
-Gracias
Benedict, tenía pensado úsalos una vez que terminara de explicar – le dijo y él
y Lena ocuparon sus lugares. Afortunadamente Lorena no estaba allí, y los demás
parecían haber recibido la lección así que nadie comentó nada.
Aquel chico
estaba lleno de recursos, al sentarse, él giró hacia ella, Lena lo miró e
involuntariamente le sonrió.
Por suerte era
el último período de clases así que el
agitado día estaba a punto de terminar, pero extrañamente ni Ben ni Helena
sentían que después de todo no había sido un día tan malo.
Había habido
cierta liberación al atravesar aquel mal momento.
Se quedaron a
trabajar un rato en la biblioteca y algo había cambiado entre ellos, Lena se
sentía mucho más cómoda con ben sin necesidad de estar a la defensiva, aunque
ahora que lo sabían todo uno del otro, era más difícil ocultar lo que él le
provocaba.
-Oye Wilde, deja
de distraerte….¿quieres que sigamos mañana? Hay sido un día complicado – dijo él
y ella pestañeó consciente de que había estado un poco en las nubes.
-Sí, será lo
mejor. Pero dijeron que el al menos el cuestionario debemos entregarlo mañana.
-Está bien,
terminemos eso y luego nos vamos
No parecía
demasiado animado con la tarea y entonces Helena cayó en la cuenta de lo que
significaba para Ben, su trabajo era una investigación sobre embarazo
adolescente pero también tenía que investigar el tema de la adopción.
-¿Por qué no
pediste al profesor que nos cambiara el tema? Lo habría hecho si se lo pedías
tú
-No habría sido
justo, tampoco puedo huir de ello todo el tiempo, ¿verdad?. Es solo un trabajo
de la escuela, si dejo que se convierta en otra cosa, soy yo quien saldrá
perjudicado – respondió y Helena supo que estaba luchando por ser valiente y
enfrentar aquello que lo hería.
-Ben…- dijo ella
y luego cayó en la cuenta de que llamarlo por aquel apócope de su nombre le
resultaba cada vez más natural.
-¿Sí?
-El último punto
es una especie de tarea…es…-dijo sonrojándose y le pasó la hoja del
cuestionario.
-De acuerdo, te
acompaño a tu casa, lo haremos de camino – dijo él y ella asintió.
-¿Tu chofer no
vino?
-No, hubo algún
problema con el auto, así que tendré que
pasar por otra experiencia excepcional de viajar en autobús – bromeó él recordándole
la imagen que tenía de él.
-De acuerdo, no eres
snob, lo sé. Vamos – le dijo bajando la mirada sonrojada y caminaron juntos
hasta la parada de autobús.
-Pero este n va para
tu casa---protestó ella cuando lo vio subir al mismo que ella.
-Dije que te acompañaría
y eso haré, luego tomo uno que me deje cerca de casa..
-Pero…
-Deja de
protestar Helena…
-De acuerdo –
aceptó y viajaron juntos hasta la parada cercana a su casa.
A bajar se encontraron
con una farmacia.
-Ahí hay una farmacia
– indicó Lena y ambos se quedaron parados en la puerta.
-Iré yo…-dijo
él.
-No, será mejor
si voy yo…sería raro si vas tú…-insistió ella pero se la veía incómoda.
- ¿Vamos juntos?-
propuso él y entraron.
La farmacéutica los atendió bien y logró calmar la incomodidad que ellos
tenían.
Habían cumplido
con el último punto de su tarea y Helena tenía la prueba de embarazo en la mano
cuando escuchó una voz a sus espaldas que la sobresaltó.
-¿Lena? ¿Qué
haces aquí? – preguntó su hermano y cuando ella se dio vuelta, los ojos de él
se fijaron en lo que la chica sostenía en la mano y luego en el muchachito que
la acompañaba.
Pobre Helena. Espero que no se meta en un lío!!
ResponderEliminarMuchas gracias Nata. Con ganas de mas jijijiji