martes, 3 de diciembre de 2013

Inocencia Robada 14

-Haré todo lo que esté en mis manos por que así sea –Prometió con brillo de sinceridad en la mirada.

-Realmente, ha ocurrido un suceso que ha tapado otro que al menos para mí –Se llevó una mano al pecho-, es de igual importancia.

Francesca, estaba callada. Dándole todo el tiempo que necesitara, para que se abriera a ella y poder echarle una mano.


-Estoy feliz por ello –Reveló con media sonrisa-. Pero hace unas horas… -Calló un segundo, tratando de controlar las lágrimas que querían escapar de sus ojos-. Comprendí, que sino lo lograba no era el fin del mundo. Lo que realmente me tenía que importar, era el poder mantener a mí lado a Paul.

Observó como la otra mujer, fruncía el ceño sin comprender el significado de sus palabras.

-Creo que no pillo por donde vas –Señaló apurada y confusa-. ¿Ha ocurrido algo importante en vuestra discusión?

Janna, cogió aire profundamente antes de continuar con lo sucedido.

-Nos besamos por primera vez desde que yo he salido del hospital –Declaró expulsando todo el aire.

-¡Pero eso es fantástico! –Se alegró con franqueza la mujer-. Comenzáis a tener acercamiento.

-No creo que pueda describirse de ese modo –Se encogió Janna de hombros, mostrando lo desanimada que se hallaba con todo aquel asunto.

-¿Por qué? –Preguntó mostrando sumo interés-. ¿Acaso no te gustó?

Sus mejillas adquirieron cierto color y su corazón, comenzó a bombear un poco más por sentirse nerviosa, al estar hablando de algo íntimo.

Pero si se guardaba todo aquello para ella, estaba segura que nunca iba avanzar. Había algo raro en su marido.

¿Y qué mejor, que compartirlo con una mujer joven y que al parecer la conocía un poco, más que ella así misma?

-Solo fue un apretón de labios –Comenzó a relatar con tono de voz agitado-. Fue Paul, quien dio el paso tras haberle reprochado que tal vez ya no me veía como su mujer –Hizo una mueca con sus labios-. Dado que a lo mejor, ya no le resulto atractiva por no ser la misma de antes del accidente.

-¡Eso son tonterías! –Interrumpió Francesca, con cierto tono acusador.

-Es que para mí, se hace un poco raro el hallarme casada con un hombre como Paul… -Habló con tono desolado-. Soy muy joven y…

-No debes de pararte a pensar tanto –Aconsejó Francesca en una pequeña riña-. Eso es muy irrelevante en una relación –Se alzó de hombros.

-Se que hay una historia entre él y yo –Continuó revelando-. Porque nos vi por un instante a los dos.

Escupió de sopetón, dejando muda a la mujer por unos instantes.

-¿Cómo que os visteéis? –Inquirió con cierta cautela.

-Supongo que el contacto íntimo con Paul, me hizo recordar otro momento vívido de las mismas condiciones de forma momentánea –Se alzó de hombros-. Pero nada más, solo fue un flash.

Francesca no podía disimular su cara de asombro.

-De vosotros dos besándoos –Repitió sin salir del asombro.

-Sí –Medio sonrió al ver su expresión.- ¿Ocurre algo?

-¡No!

Se enderezó riendo con gran nerviosismo y cierta chispa en sus ojos.

-No, no… -Cogió aire-. Que va, eso es maravilloso –chocó sus palmas alegre-. Son magnificas noticias, al tu comenzar a recordar.

Janna también sonrió contagiándose de la alegría de la otra mujer.

-Pero lo que de verdad me preocupa, no es el quedarme sin recuerdos de mi anterior vida, antes del accidente.

-¿Qué es lo que te preocupa de verdad?

-Mi matrimonio –Confesó al fin con resolución-. No quiero perder a Paul –Una vez más, sus ojos volvían a empañarse con el comienzo de las lágrimas-. Aunque no recuerde nada, de algún modo mi instinto me dice que confíe en él… Hasta mi cuerpo, anhela su contacto. Como si éste si supiera cosas que yo aún no.

Francesca le sonrió con gran ternura.

-Janna, no debes temer por eso –Confesó con tono confabulador-. Paul, jamás te abandonará… Él te ama.

Sus lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.

-¿Pero y si dejo de gustarle por no ser la misma persona? –Imploró con gran dolor en su voz.

-Ho pequeña –alargó sus brazos, para fundirse con ella en un apretado abrazo-. Hazme caso en ello –Pidió soltándola, para conducir sus manos a su rostro y limpiarle con ternura las húmedas mejillas.

-Pues no lo parece –Hipó con fuerza, mientras cambiaba su tono de dolor por algo más irónico-. Cuando me ha trasladado ha otro dormitorio.

Francesca se retuvo de soltar una pequeña risa, sabiendo los esfuerzos del hombre.

-Ya veo –Soltó pensativa su amiga-. Pues solo se trata, de hacerle cambiar de idea –Su rostro volvió a iluminarse con una radiante sonrisa.

-¿Cómo?

Demandó la joven desesperada y perdida.

-Volviendo a seducirlo pequeña –Le guiñó un ojo.



Se hallaba tras la valla, observando como uno de sus trabajadores se empleaba a fondo con una de sus últimas adquisiciones.

Era un precioso alazán, con carácter indómito y alegre. Además de un presumido, pensó sonriendo por primera vez desde que había abandonado el despacho aquella mañana. Éste andaba con unos andares elegantes y su cola en alto, recibiendo de maravilla los halagos de todos.

Pero él no estaba allí al cien por cien. Su mente era un completo caos a causa del miedo.

Sus propias barreras se estaban desmoronando. Había cedido ante su deseo, probando lo que le estaba prohibido.

Ahora, sus esfuerzos iban a ser mayores. Pues su cuerpo, aún mantenía en vivo el contacto de sus labios y el calor, de su cálido y pequeño cuerpo contra el de él.

No iba a desaparecer aquella sensación eléctrica por todo su cuerpo.

Y lo peor de todo. Que la chica, comenzaba a recuperar recuerdos de su vida. Y como no se hallaba preparado para ello, iba a tener que mantenerse aún más lejos de ella. Para no ser él, el detonador volviendo a meter la pata y activando su chip.

Sí, lo sabía. Estaba obrando muy mal. Él no era nadie, para detener el avance del destino de la joven.

-¡Se puede saber desde cuando eres tan idiota!

Le gritó una voz conocida y enfadada, cerca de su oído y propinándole un fuerte pellizco en su antebrazo derecho.

-¡Auch!


Exclamó de dolor, para girarse a mirar a Francesca. Quien había aparecido de la nada. 

4 comentarios:

  1. Me gustó , más? Porque sí sí hice trampa y estoy desde hace rato con la intriga....besos

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    1. Es lo malo de hacer trampa, que tienes que esperar el doble!!! ajo y agua!!!! jejeje

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  2. pobre Paul ahora el que va a sufrir es él con lo que van a tramar esas dos jajajaja

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