domingo, 29 de diciembre de 2013

Conociéndote 11



Pero Benedict no pudo encontrar respuesta a esa pregunta aquel día porque Helena volvió a escapársele.
Estaba plenamente consciente de que ella estaba disgustada, él había descubierto mucho sobre su vida pero había sido accidentalmente. Ella no le había descubierto sus secretos por propia voluntad sino que había sido llevada por las circunstancias. Lo único que ella le había contado voluntariamente había sido para volver a marcar las distancias y decirle, a su manera, que la dejara en paz.

No iba a dañarla, pero seguía tratándolo como a su enemigo, se sentía terriblemente frustrado.
Así que se descargó en la clase de educación física  en un intenso partido de básquet, al menos aquello podía manejarlo y sabía que movimientos hacer.

Helena se paró junto a una de las ventanas y desde allí miró al chico que la tenía huyendo, era bueno jugando al básquet, de los mejores. Además era perseverante y mostraba en el deporte la misma habilidad y tenacidad que con los estudios.
Parecía ser que Benedict Cole lo hacía todo bien.
Totalmente opuesto a ella, aunque era buena en las artes marciales, no era algo que la enorgulleciera, tampoco era algo femenino. Pensó que no estaría mal haber sabido tocar el piano como él, o tener alguna habilidad que pudiera presumir.
Quizás si su madre no la hubiera abandonado, las cosas serían diferentes, pero se había criado entre hombres.
De pronto se reprendió mentalmente, ¿qué hacía pensando ese tipo de cosas?
Le dedicó una última mirada al chico que había generado aquello y se marchó a buscar un lugar donde pudiera estar tranquila y estudiar un poco. Por una vez, tenía ganas de hacerlo bien en los exámenes o al menos no quedar última.

También los exámenes se interpusieron con las intenciones de Benedict, por un par de semanas tuvo que olvidarse de Lena y dedicarse a pleno a sus deberes de delegado y a mantener su promedio académico, no es que las notas le importaran en sí mismas sino que había gente a quien no quería defraudar.
Y el último día de los exámenes fue agotador, profesores estresados dando notas, alumnos preocupados, decepcionados o buscando su apoyo por algo. Estaba tan cansado que recordó el día frente al mar con Helena, el recuerdo fue la señal que necesitaba.
Era hora de retomar su plan.
Con los exámenes finalizados, la biblioteca había vuelto a ser un lugar tranquilo, al menos por un tiempo los estudiantes querían un descanso de los libros, así que era el refugio perfecto.
 Lena se había acomodado en el suelo entre las últimas estanterías,  estaba segura que allí podría tener un rato de paz. Apoyó la espalda contra los gruesos volúmenes y echó la cabeza hacia atrás cerrando los ojos.
Se sobresaltó cuando sintió el roce de un cuerpo junto a ella.
-Ahora entiendo porque te gusta esconderte, estoy agotado – dijo Benedict que acababa de sentarse a su lado.
-¡Qué haces! – medio gritó ella y él se puso un dedo en los labios.
-Shhhh, recuerda que estamos en la biblioteca – la censuró
-¿Qué haces aquí?- insistió ella bajando la voz.
-Me tomo un descanso, como tú…-respondió y reclinó la cabeza contra su hombro, ella que se quedó totalmente rígida.
-Delegado…
-Mmmm..- murmuró él con los ojos cerrados
-Quítate…
-Estoy cansado , sólo un rato- dijo él y Lena se detuvo a mirarlo. Ciertamente se veía cansado y casi indefenso con el cabello cayéndole sobre la cara. Tuvo la sensación de que a aquel chico la vida le pesaba más de lo que parecía. Estaba muy nerviosa, hacía años que no dejaba que nadie estuviera tan cerca físicamente de ella, y que fuera él era muy mala idea.
-Benedict..-insistió ella cada vez más inquieta
-Me había olvidado felicitarte Wilde, aprobaste los exámenes parciales – dijo de pronto y abrió los ojos mirándola de cerca, demasiado cerca. Lena aprovechó el momento para apartarse y Benedict se vio obligado a  sentarse bien y separarse de ella.
No estaba muy segura de si la felicitación era en serio o una broma y tampoco estaba acostumbrada a recibir halagos, así que en lugar de contestar hizo una pregunta.
-¿Es muy difícil?
-¿El qué?
-Ser tan bueno en todo – aclaró ella y su tono sonó duro casi como un reproche, pero Ben contestó amablemente.
-Muchas veces es cansador…
-¿Entonces por qué lo haces?
-Porque quiero ser bueno, ser el mejor que pueda.
-¿Por ti?
-No, no por mí, por mis padres- respondió él y dejó de preguntar. Algo en el tono de Ben le había hecho sentir que estaba en zona peligrosa- ¿No vas a preguntar nada más…? – la cuestionó casi adivinando sus pensamientos.
-No
-No te asustes, no voy a pedir ninguna confesión tuya a cambio. Dijiste que era justo que si yo quería saber de ti, tú supieras de mí, ¿verdad?- le recordó él sus propias palabras.
-Clases…-murmuró ella.
-¿Qué?
-Es hora de volver a clases.
-Helena Wilde, eres la chica mala más responsable que conozco.- le dijo poniéndose en pie y luego le extendió la mano para que se levantara. Helena lo ignoró y se puso en pie por sí misma, Ben sonrió, ya debería haber aprendido la lección, pero si se trataba de ella pensaba seguir intentándolo todas las veces necesarias.

Sin embargo media hora después, Helena pensó que ser responsable era una maldición, estaban en hora de Formación ética y ciudadana y la profesora anunciaba un nuevo proyecto que harían conjuntamente con Biología.
-De acuerdo chicos, sé que los exámenes han sido muy cansadores, por eso pensamos este proyecto interdisciplinar con la profesora de Biología, les servirá como nota para el segundo semestre . La buena noticia es que si lo aprueban no tendrán que rendir el examen del próximo semestre.
-¿Y sí desaprobamos?- preguntó un chico al que le gustaba llamar la atención
-Tendrán que rendir un examen tradicional de ambas materias- anunció y hubo un murmullo de descontento
-Les explicaré el trabajo, la idea principal es tratar el tema de paternidad responsable y adolescencia, abordaremos temas que tengan que ver con la sexualidad, el embarazo precoz, anticoncepción, y planificación familiar, entre otros. La idea es que trabajen de a parejas, un chico y una chica. Tienen hasta la próxima clase para informarme con quien trabajarán o yo decidiré los grupos. Una vez que tengan su compañero de trabajo, repartiremos los temas- anunció la profesora y se armó un revuelo en clases.
Helena supo que su destino estaba decidido, iba a desaprobar aquello y rendiría los exámenes, pero de pronto levantó la cabeza y vio a Benedict Cole mirándola fijamente.
“¡Oh, no. Ni se te ocurra!” exclamó mentalmente y lo vio sonreír como si le leyera la mente.

6 comentarios:

  1. jijijij, que buen capituloooo. me en-can-to. genial y muy romantica la parte de la biblioteca, Amo a Benedic. quiero uno como él, definitivamente, tamien pase por heridas de amor y aunque no comente ahi dejame decirte que quiero saber por que le paso a él para no volver con ella.

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    1. Gracias Yoce, me alegra que te gustara. Y déjame decirte algo sobre Heridas de amor...sí volvió!! besos

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  2. Super bien como siempre jajaja ¡Y ya hasta se leen los pensamientos con solo mirarse! Quiero más, y haber si la Helena se deja querer ya porque me gustan las protas testarudas, pero no tanto jijijiji
    Besos :D

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    1. paciencia paciencia que no se está haciendo la dura, para ella confiar es todo un tema...Dejemoo que Ben se esfuerce, jajaja

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  3. Me encantó, la manera tan natural en que Ben se acercó a Lena en la biblioteca y se apoyó como si fuera lo más normal del mundo... ¡genial!

    Quiero más (¿no es obvio?). Un fuerte abrazo!

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  4. ¡¡Señor vaya historia!! Estoy engancha a ella. QUiero mas.
    Besos

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