Pero Benedict no
pudo encontrar respuesta a esa pregunta aquel día porque Helena volvió a
escapársele.
Estaba
plenamente consciente de que ella estaba disgustada, él había descubierto mucho
sobre su vida pero había sido accidentalmente. Ella no le había descubierto sus
secretos por propia voluntad sino que había sido llevada por las
circunstancias. Lo único que ella le había contado voluntariamente había sido
para volver a marcar las distancias y decirle, a su manera, que la dejara en
paz.
No iba a
dañarla, pero seguía tratándolo como a su enemigo, se sentía terriblemente
frustrado.
Así que se
descargó en la clase de educación física en un intenso partido de básquet, al menos
aquello podía manejarlo y sabía que movimientos hacer.
Helena se paró
junto a una de las ventanas y desde allí miró al chico que la tenía huyendo,
era bueno jugando al básquet, de los mejores. Además era perseverante y
mostraba en el deporte la misma habilidad y tenacidad que con los estudios.
Parecía ser que Benedict Cole lo hacía todo bien.
Parecía ser que Benedict Cole lo hacía todo bien.
Totalmente
opuesto a ella, aunque era buena en las artes marciales, no era algo que la
enorgulleciera, tampoco era algo femenino. Pensó que no estaría mal haber
sabido tocar el piano como él, o tener alguna habilidad que pudiera presumir.
Quizás si su madre no la hubiera abandonado, las cosas serían diferentes, pero se había criado entre hombres.
Quizás si su madre no la hubiera abandonado, las cosas serían diferentes, pero se había criado entre hombres.
De pronto se
reprendió mentalmente, ¿qué hacía pensando ese tipo de cosas?
Le dedicó una
última mirada al chico que había generado aquello y se marchó a buscar un lugar
donde pudiera estar tranquila y estudiar un poco. Por una vez, tenía ganas de
hacerlo bien en los exámenes o al menos no quedar última.
También los
exámenes se interpusieron con las intenciones de Benedict, por un par de
semanas tuvo que olvidarse de Lena y dedicarse a pleno a sus deberes de
delegado y a mantener su promedio académico, no es que las notas le importaran
en sí mismas sino que había gente a quien no quería defraudar.
Y el último día
de los exámenes fue agotador, profesores estresados dando notas, alumnos preocupados,
decepcionados o buscando su apoyo por algo. Estaba tan cansado que recordó el
día frente al mar con Helena, el recuerdo fue la señal que necesitaba.
Era hora de
retomar su plan.
Con los exámenes
finalizados, la biblioteca había vuelto a ser un lugar tranquilo, al menos por
un tiempo los estudiantes querían un descanso de los libros, así que era el
refugio perfecto.
Lena se había acomodado en el suelo entre las
últimas estanterías, estaba segura que
allí podría tener un rato de paz. Apoyó la espalda contra los gruesos volúmenes
y echó la cabeza hacia atrás cerrando los ojos.
Se sobresaltó
cuando sintió el roce de un cuerpo junto a ella.
-Ahora entiendo
porque te gusta esconderte, estoy agotado – dijo Benedict que acababa de
sentarse a su lado.
-¡Qué haces! –
medio gritó ella y él se puso un dedo en los labios.
-Shhhh, recuerda
que estamos en la biblioteca – la censuró
-¿Qué haces
aquí?- insistió ella bajando la voz.
-Me tomo un
descanso, como tú…-respondió y reclinó la cabeza contra su hombro, ella que se
quedó totalmente rígida.
-Delegado…
-Mmmm..- murmuró
él con los ojos cerrados
-Quítate…
-Estoy cansado ,
sólo un rato- dijo él y Lena se detuvo a mirarlo. Ciertamente se veía cansado y
casi indefenso con el cabello cayéndole sobre la cara. Tuvo la sensación de que
a aquel chico la vida le pesaba más de lo que parecía. Estaba muy nerviosa,
hacía años que no dejaba que nadie estuviera tan cerca físicamente de ella, y
que fuera él era muy mala idea.
-Benedict..-insistió
ella cada vez más inquieta
-Me había
olvidado felicitarte Wilde, aprobaste los exámenes parciales – dijo de pronto y
abrió los ojos mirándola de cerca, demasiado cerca. Lena aprovechó el momento
para apartarse y Benedict se vio obligado a
sentarse bien y separarse de ella.
No estaba muy
segura de si la felicitación era en serio o una broma y tampoco estaba
acostumbrada a recibir halagos, así que en lugar de contestar hizo una
pregunta.
-¿Es muy difícil?
-¿El qué?
-Ser tan bueno
en todo – aclaró ella y su tono sonó duro casi como un reproche, pero Ben contestó
amablemente.
-Muchas veces es
cansador…
-¿Entonces por qué
lo haces?
-Porque quiero
ser bueno, ser el mejor que pueda.
-¿Por ti?
-No, no por mí,
por mis padres- respondió él y dejó de preguntar. Algo en el tono de Ben le
había hecho sentir que estaba en zona peligrosa- ¿No vas a preguntar nada más…?
– la cuestionó casi adivinando sus pensamientos.
-No
-No te asustes,
no voy a pedir ninguna confesión tuya a cambio. Dijiste que era justo que si yo
quería saber de ti, tú supieras de mí, ¿verdad?- le recordó él sus propias
palabras.
-Clases…-murmuró
ella.
-¿Qué?
-Es hora de
volver a clases.
-Helena Wilde,
eres la chica mala más responsable que conozco.- le dijo poniéndose en pie y
luego le extendió la mano para que se levantara. Helena lo ignoró y se puso en
pie por sí misma, Ben sonrió, ya debería haber aprendido la lección, pero si se
trataba de ella pensaba seguir intentándolo todas las veces necesarias.
Sin embargo
media hora después, Helena pensó que ser responsable era una maldición, estaban
en hora de Formación ética y ciudadana y la profesora anunciaba un nuevo
proyecto que harían conjuntamente con Biología.
-De acuerdo
chicos, sé que los exámenes han sido muy cansadores, por eso pensamos este
proyecto interdisciplinar con la profesora de Biología, les servirá como nota
para el segundo semestre . La buena noticia es que si lo aprueban no tendrán
que rendir el examen del próximo semestre.
-¿Y sí
desaprobamos?- preguntó un chico al que le gustaba llamar la atención
-Tendrán que
rendir un examen tradicional de ambas materias- anunció y hubo un murmullo de
descontento
-Les explicaré
el trabajo, la idea principal es tratar el tema de paternidad responsable y
adolescencia, abordaremos temas que tengan que ver con la sexualidad, el
embarazo precoz, anticoncepción, y planificación familiar, entre otros. La idea
es que trabajen de a parejas, un chico y una chica. Tienen hasta la próxima
clase para informarme con quien trabajarán o yo decidiré los grupos. Una vez que
tengan su compañero de trabajo, repartiremos los temas- anunció la profesora y se
armó un revuelo en clases.
Helena supo que
su destino estaba decidido, iba a desaprobar aquello y rendiría los exámenes,
pero de pronto levantó la cabeza y vio a Benedict Cole mirándola fijamente.
jijijij, que buen capituloooo. me en-can-to. genial y muy romantica la parte de la biblioteca, Amo a Benedic. quiero uno como él, definitivamente, tamien pase por heridas de amor y aunque no comente ahi dejame decirte que quiero saber por que le paso a él para no volver con ella.
ResponderEliminarGracias Yoce, me alegra que te gustara. Y déjame decirte algo sobre Heridas de amor...sí volvió!! besos
EliminarSuper bien como siempre jajaja ¡Y ya hasta se leen los pensamientos con solo mirarse! Quiero más, y haber si la Helena se deja querer ya porque me gustan las protas testarudas, pero no tanto jijijiji
ResponderEliminarBesos :D
paciencia paciencia que no se está haciendo la dura, para ella confiar es todo un tema...Dejemoo que Ben se esfuerce, jajaja
EliminarMe encantó, la manera tan natural en que Ben se acercó a Lena en la biblioteca y se apoyó como si fuera lo más normal del mundo... ¡genial!
ResponderEliminarQuiero más (¿no es obvio?). Un fuerte abrazo!
¡¡Señor vaya historia!! Estoy engancha a ella. QUiero mas.
ResponderEliminarBesos