El nuevo día
trajo el ajetreo de la época de exámenes, profesores dando los temarios, gente
poniéndose al día y mucho trabajo para Benedict como delegado de clase, tanto
que apenas si pudo ver a Lena en clases,
durante los recreos lo llamaron para distintas tareas y la chica se escabulló
rápidamente.
Finalmente, sólo
pudo verla a la salida, casi tuvo que correr para llegar hasta ella.
-¿Quieres que te
acerque hasta tu casa? – preguntó señalando el auto que lo estaba esperando y
tan pronto las palabras salieron de su boca supo que ella se negaría.
-No, gracias-
respondió Lena y eso fue todo lo que Ben pudo hacer para intentar acercarse a
ella.
Volvió a darse
contra un muro, y sólo pudo verla marcharse.
Helena estuvo a
punto de girarse mientras se alejaba, pero contuvo la tentación después de todo
sabía lo que vería. Allí a sus espaldas junto a un auto bastante lujoso, estaba
el delegado de su clase mirándola marchar.
Y no entendía
qué era lo que había despertado tanto interés en Benedict Cole sobre ella.Lo
que más la inquietaba era que le temía a aquel interés tanto como lo anhelaba.
Necesitaba
levantar la guardia y alejarse de él.
En el camino a
casa, Benedict se lo pasó pensando como aproximarse a la chica. Había sido lo
más cuidadoso posible, intentando no espantarla, también había hecho trampa
pero ninguna estrategia había funcionado, quizás era hora de ser un poco más
agresivo.
Era arriesgado porque sabía que Helena
acorralada huiría o quizás lo golpeara hasta hacerlo desistir. Pero también
existía otra posibilidad, que la tomara por sorpresa con la guardia baja y lo
dejara acercarse a ella.
Pero al día
siguiente los dos descubrieron que hacer planes era la mejor opción para que la
realidad se burlara de ellos.
Helena había
fallado en el examen de matemáticas y la habían llamado a sala de profesores,
coincidentemente, Ben estaba allí acomodando fotocopias.
“Maldición”
pensó Lena, “no aquí, no frente a él”.
-Necesitamos que
vengan tus padres a para ponerse al tanto de tus notas y también para
notificarse de tus inasistencias, esta es la tercera vez que lo solicitamos. Me
temo que si no hay respuesta, tendremos que tomar otras medidas- le dijo la
coordinadora con seriedad y la chica se vio entre la espada yla pared.
Su instinto le
dictaba rebelarse, pero no podía darse ese lujo, no podía volver a ser
expulsada , quería graduarse.
-Lo siento, pero
no pueden venir – respondió en voz baja, aunque sabía que Benedict la estaba
escuchando.
-Helena,
necesitamos que alguno de ellos venga. Tu madre o tu padre, cuando puedan.
-No tengo madre
y mi padre no puede venir – respondió ella y desvió la mirada. Era claro que la
docente estaba impactada por aquellas palabras, pero no iba a dejarla ir tan
fácilmente.
-¿Tu padre?
-Él…está en
silla de ruedas, vivimos muy lejos y le sería muy difícil.
-¡Oh querida!
¿Por qué no nos dijiste nada?– exclamó la mujer
-Quizás mi
hermano pueda venir – la cortó ella, no quería demorarse más en los penosos
detalles de su vida.
-¿Es mayor de
edad?
-Sí, lo es.
-De acuerdo,
habla con él a ver si puede venir tan pronto sea posible. Ahora regresa a
clases – dijo la mujer y la chica asintió .Luego salió tan deprisa como pudo.
Cuando Benedict
volvió al curso helena no estaba presente, miró desconcertado hasta que la
profesora le avisó que ella estaba en la enfermería.
-Wilde está
descompuesta y fue a enfermería, ¿puedes encargarte de su tarea , Benedit? –
preguntó la mujer y el asintió. Estaba seguro que la chica no estaba enferma,
sólo había escapado, porque sin querer él había descubierto otros secretos de
ella y eso lo preocupaba, pero también entendía un poco más de ella.
No tenía madre,
su padre estaba lisiado y su hermano solía emborracharse, por lo visto era ella
quien los cuidaba, lo que explicaba algunas de sus actitudes.
Tanía una vida
difícil y estaba demasiado sola. Él
quería cambiar eso.
Cuando entró a
la enfermería, sólo estaba ella en una cama junto a la ventana, tenía los ojos
cerrados, así que se acercó despacio. Se sentó en la cama de al lado y le habló con calma.
-Traje las
tareas y arreglé una nueva fecha de evaluación para ti con la profesora – dijo
pero ella siguió sin moverse, así que Ben continúo- Accedió fácilmente cuando
le conté sobre tu situación familiar…-agregó y la chica se incorporó furibunda.
-¡¡¿Qué hiciste
qué?!! – exclamó y se acercó su cara a él. Sus ojos despedían chispas, no era
justo que el revelara algo que no era asunto suyo.
-Mentira, no le
dije a ella ni a nadie, tampoco lo diré, pero es molesto hablarte mientras
finges estar dormida.- aclaró y ella se aplacó
-Eres un….
- Lo dice la
persona que mintió sobre estar enferma para escapar de clases.
-Al menos no me
meto en la vida de los demás, y no los chantajeo..
-Oye, yo tampoco
te chantajeo, jamás lo haría. No soy esa clase de gente- se defendió irritado y
luego pensó que quizás había sonado así como si pudiera usar lo que sabía de
ella cuando se le antojara - ¡Rayos! –exclamó enfadado consigo mismo porque
todo salía mal cuando trataba de acercarse a ella y se recostó en la cama con
los brazos tras su nuca.
Helena lo
observó de soslayo, sabía que había sido injusta, el delegado no era aquella
clase de persona, pero también sabía que las apariencias engañaban.
Era un dilema,
aquel chico vivía poniéndola en disyuntivas. Respiró profundo, cerró los ojos y
habló.
-Mi madre se fue
cuando yo tenía cuatro años y Marco doce, la situación económica en casa era
complicada, se enamoró de alguien que podía darle una mejor vida y se fue .Sin
mirar atrás- contó con voz monótona, Ben tenía mucho que decir pero se quedó en
silencio, sabiendo que Helena estaba dando un gran paso al contarle todo
aquello. Ella siguió hablando- Mi papá era boxeador y practicaba artes
marciales, era bueno peleando, no podía hacer mucho más que eso.
-¿Por eso haces
artes marciales? - interrumpió esta vez sin poder evitarlo.
-Sí, iba con él
a practicar y terminó gustándome. Pero no era fácil hacerse cargo de dos niños,
durante un par de años se las arregló trabajando en lo que podía y yendo a
peleas clandestinas que dejaban algo más de dinero, pero luego me enfermé y
necesitaba dinero urgente, así que se metió a trabajar como cobrador para unos
tipos no muy agradables. Pero mi padre no está hecho para eso, así que cuando
quiso salir vinieron los problemas, sobre todo porque Marco también se había
involucrado con ellos, mi hermano tenía 15 años entonces. Y todo lo que podía
salir mal, salió mal. Hubo una gran pelea, a mi padre le rompieron las piernas
y ya no pudo volver a caminar. Nos libramos de aquellos tipos, pero las cosas
se complicaron más, mi hermano dejó la escuela y empezó a trabajar, una pensión
por invalidez no era suficiente para vivir, yo me hice cargo de la casa y de
papá. Y las cosas no han cambiado mucho desde entonces, salvo que de vez en cuando
es demasiado pesado y es cuando mi hermano va a beber.
-Yo…-dijo Ben
sin saber qué decirle.
-Esa es la
historia de mi familia, ahora ya está, deja de escarbar…-dijo ella, se paró y
se fue de la enfermería.
Su vida era más
complicada de lo que él hubiera pensado, pero de algún modo se sentía orgulloso
por lo valiente y fuerte que era aquella chica. Y tenía la sensación de que
había más, mucho más que ella no le había contado.
Fue tras ella.
-Helena…- la
llamó pero ella siguió sin escucharlo.
-Benedict – lo detuvo
Lorena que iba con otros amigos de Ben.
-Lo siento,
tengo cosas que hacer.- se excusó él
-¡Ben! Deja de
ir tras esa chica rara, ¿qué pasará si ella cree que te gusta? – preguntó la
rubia disgustada
-Cierto, me
preguntó qué pasará – dijo Ben con una media sonrisa y se fue tras la esquiva
Helena.
guau guau guau... por fin hemos sabido mas de la historia de Helena... ahora Benedic debe acercarse a la mala hasta conquistarla. jojjo.ojala ella pronto se deje querer... gracias chicas. xau
ResponderEliminarHa dicho lo que creo que ha dicho a sus amigos???
ResponderEliminarGuau!!!!
Quiero mas. Ya!!!!
Jeje
Besazos boli rojo
Wow!! Qué capítulo. No quería que terminara y en lo más interesante... uffff quiero más. En verdad, qué intriga por saber cómo seguirá.
ResponderEliminarAbrazos!!