miércoles, 6 de noviembre de 2013

Pequeña Leona 20



Mientras iba camino a su casa Leonora pensaba en mil y un respuestas ingeniosas que podría haberle dado a Bastian Cavendish para cerrarle la boca. Y pensar en cerrarle la boca, le recordó el beso y lo que había sentido.

 Porque aunque  no tenía la más mínima intención de complicarse la vida , no podía mentirse a sí misma y cuando él la había besado de aquella manera tan sensual, había sabido que se sentía irrazonablemente atraída por el peor prospecto de hombre que había sobre la tierra.
Pero iba a resistirse , no porque él fuera una mala persona, sino porque era una catástrofe ambulante, y era lo que menos necesitaba para su vida. 
Bastian Cavendish simplemente era todos los NO de su lista: era su jefe, era irresponsable, poco confiable, inmaduro, mujeriego, atractivo como un demonio, rico , buscapleitos, y con una familia que a pesar del buen nombre, le ganaba a la de ella en categoría desastre.
-¡Bien hecho Leonora!¡Esta vez la hiciste buena! – se dijo a sí misma, porque tener el corazón agitado por aquel hombre no era precisamente algo de lo que se sentía orgullosa. No quería una relación, no se enamoraba fácilmente ni andaba a la caza de un hombre, sin embargo había claudicado con Bastian, justo con él.
Tan pronto llegara a su casa tomaría alguna infusión relajante o en el peor de los casos iba a robarle un calmante a su madre porque no pensaba pasarse la noche pensando en aquel hombre , en sus palabras o en lo bien que se sentía ser besada y abrazada por él. O como última opción, iba a darse golpes contra la pared hasta recobrar el sentido común.
Después de todo era una mujer sensata, podía vivir sin Bastian Cavendish, lo había hecho durante casi 27 años, pero no podía vivir sin un trabajo, y por ahora ser la secretaria, niñera y rescatista de él, era su trabajo.
Claro que si sus sentimientos persistían y él insistía en su juego de seducción, debería renunciar. ¡Qué diablos se le había metido a aquel hombre!
¿Por qué no podía seguir todo como hasta entonces? Él siendo un playboy que seducía a todas menos a ella y ella gruñéndole para que enderezara su descarriado comportamiento.
¿Por qué de pronto actuaba como un hombre y la veía como a una mujer? Y peor aún, ¿por qué la hacía ser consciente a ella de eso?

Un litro de infusión de tilo después, Leo decidió que las propiedades del tilo estabas sobrevaloradas, porque ella sólo tenía el estómago hinchado de tanto líquido y los ojos abiertos sin poder dormir.
Aunque eso la ayudaba a resolver sus dilemas, porque estaba segura que al día siguiente tendría muy mal humor y ante la primera tontería de Bastian Cavendish, se evaporarían los nuevos sentimientos y volvería su habitual deseo de estrangularlo.
Eso era bueno.
Sin embargo al día siguiente no tuvo la oportunidad, porque Bastian llegó después que ella y no lo hizo solo, iba acompañado. Una mujer caminaba junto a él cuando llegó, pero había algo extraño, no sólo iban inusualmente serios sino que  ella no parecía ser una de  las típicas tontas que pululaban a su alrededor. 
Era una mujer bella, de unos treinta años, cabello largo castaño rojizo, con mucha clase y que repentinamente la hizo sentir muy mal, aunque en un momento de negación, Leo atribuyó aquel malestar al cansancio.
-Buenos días, Leonora. Vamos a estar muy ocupados, no dejes que nadie nos interrumpa…- la saludó Bastian y aquello aumentó su incomodidad. Él no hizo ninguna broma y la llamó Leonora., tampoco hubo la más mínima referencia a lo acontecido la noche anterior. Ella sin dormir y él lo más campante como si nunca hubiera ocurrido.
Una hora después, Leo no dejaba de mirar la puerta cerrada de la oficina de Bastian. Llevaba una hora exacta encerrado con aquella mujer, la puerta era gruesa así que no escuchaba lo que sucedía en el interior.
Ni la más mínima señal de actividad, ni ruidos extraños ,ni gemidos …Leonora no supo de donde había salido la idea de los gemidos, pero volvió a atribuirle el delirio a sus escasas horas de sueño. Se negó rotundamente a vincularlo a la palabra “celos”
Y se dijo que el hecho de que estuviera a punto de entrar en aquella oficina, era meramente debido a su sentido del deber como secretaria, sólo eso.
Minutos después entró sin mucho preámbulo, su jefe y su invitada estaban frente a frente en el escritorio y parecían analizar unos documentos que él guardó presurosamente.
-¿Leonora? – preguntó Bastian.
-Les traje café – dijo ella poniendo la bandeja en una esquina del escritorio.
-¿Café? – volvió a preguntar su confundido jefe.
-A usted le gusta el café…- explicó ella con fingida inocencia.
-Creí que no era bueno para mi salud.
-Hay cosas peores, y además imagino que la Señorita querrá tomar algo, luego de una hora de charla.- explicó en modo convincente mientras le acercaba la taza a la mujer.
-Gracias- dijo ésta.
-¿Café? ¿Estás segura…?- insistió Cavendish.
-¿No te gusta el café, Bastian? – preguntó la invitada.
-Sí, pero no creo que sea adecuado para mí. Quiero decir es un líquido oscuro que puede contener más de lo que uno imagina …- dijo con cierta diversión y Leo captó la referencia a lo que había dicho ella sobre envenenarle el café la noche anterior.
La mujer miró de uno a otro sin entender qué sucedía entre Bastian y su secretaria.
-El café siempre ha sido oscuro y eso jamás ha impedido que usted lo beba- respondió Leo animada, se sentía mejor discutiendo con él, aunque no entendía por qué.
-¿Es seguro que lo beba, Leoncito? – preguntó.
-Decídalo usted, además  la precaución y la seguridad nunca le han importado demasiado..
-Cierto – respondió y dio un gran sorbo- ¡Vaya extrañaba esto! – exclamó acomodándose contra el respaldar y Leo le dirigió su peor mirada asesina- También extrañaba eso, Leoncito, no eres tú si no gruñes un poco. Y me gusta que seas tú- agregó y ella sin decir ninguna palabra se marchó.
Leonora se arrepintió terriblemente de no haberle echado algo al café, aunque se sintió aliviada de no encontrarlo en nada raro con aquella mujer. Pero luego de pensarlo se preocupó, ¿quién era aquella mujer? ¿qué eran los papeles qué él había ocultado?


5 comentarios:

  1. A pesar de no estar con los ánimos muy altos. Déjame decirte, que cuando vi nuevamente ésta historia me saltaron un par de lágrimas.

    Ver que volvía, es como saber que cada vez estas más cerca. Tú ya me entiendes.

    Me hincha el pecho con mucho amor y alegría, logrando arrancarme una sonrisa en éstos días negros.

    Mira, que no soy supersticiosa con el numero 13. Pero desde luego, menudo año estamos teniendo las tres. empiezo a tenerle algo de manía!!!! grrrr

    Me encanta que haya vuelto Leoncito y Sebastian!!!!! Ya era hora. Y ahi, ahi que se coma la cabeza ella y que él vaya jugando con ella. Me encanta!!!!!!

    Y, que documentos son esos que escondió?

    Ostras, que bueno lo del café!!!! no paraba de reírme.

    Te quiero mucho Boli rojo!!!!


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  2. Por que no vi este otro cap?? me confundi.. ahh soy una babo babo

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  3. Ese hombre me derrite cuando le dice leoncito jajajaja

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    1. Jajaja ay sissssssssss! creo que a Leo le causa el mismo efecto..y es cierto el TILO NO SIRVE!!!

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  4. si estoy de acuerdo con lo del te, como que la mejoria es espiritual, me encantan cuando estos dos se pelean

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