Unos minutos después los médicos
llegaron a verla y Cristhian los esperó fuera de la habitación. Pero los
interrogó apenas salieron.
-¿Cómo está?
-Su estado general es bueno, aunque además del problema en sus piernas,
puede llegar a tener un shock traumático por el accidente, aún es temprano para
decirlo. Tendremos que evaluarla.
-¿Le dijeron que no volverá a caminar?
-No, aún no. Volvió a dormirse y además usted pidió ser quien le diera
la noticia – recalcó el médico con cierto malestar, habían tenido que ceder a
la presión de Kensington en aquella cuestión.
-¿Tampoco pueden saber cómo evolucionará eso?
-En el mejor de los casos, podrá volver a caminar con rehabilitación,
pero habrá secuelas.- explicó el traumatólogo que acompañaba al médico clínico.
-¿Quiere decir que no podrá volver a bailar?
- No profesionalmente.
-Ella ama bailar – dijo más para sí mismo que para el médico – pero
baile o no, camine o no, lo importante es que vive…-dijo con intensidad y los
médicos se retiraron luego de recomendarle que la dejara descansar y que
pensara que era mejor si un profesional le daba las malas noticias. Cristhian
hizo caso omiso a los consejos, volvió a entrar en la habitación y se acomodó
en el sillón para vigilarle el sueño.
Él le daría la mala noticia, después de todo le había dicho cosas
peores, alguna vez incluso la había echado de su vida.
E iba a soportar su enojo, su frustración su tristeza, sus gritos y sus
lágrimas cuando se enterara, si ese era el precio porque estuviera viva, iba a
pagarlo con gusto.
-¡Cristhian! – el grito lo despertó y se levantó inmediatamente del
sillón. Liz estaba despierta y lo estaba mirando, en forma desesperada.
-¿Liz?
-Traté de levantarme, para ir al
baño…pero no pude y no es por el yeso, ¿verdad?. ¿Qué me pasa? – preguntó ella
y él inspiró profundo. Se le acercó, se sentó al borde de la cama de ella y la
miró con seriedad.
-Durante el accidente, las chapas del auto cortaron algunos músculos de
tus piernas, además de algunas fracturas..
-¿Cuánto tiempo demorará? ¿Voy a recuperarme, verdad?
-Liz, no hay certeza de que vuelvas a caminar. Y en las mejores
condiciones, será un proceso largo y difícil de rehabilitación, y ni siquiera
así volverás a tu estado anterior…el baile…
-¡NO! – gritó ella e intentó levantarse. Con tranquilidad, Cristhian
apoyó sus manos en los hombros de la joven y la detuvo.
-Sólo te harás más daño…
-¿Daño? Me acabas de decir que es posible que sea una invalida el resto
de mi vida y que debo renunciar a lo que amo... – respondió apretando los
dientes y con los ojos llenos de lágrimas.
-Elizabeth.
-¡Vete!
-No, no me iré – dijo él y la abrazó para dejarla llorar contra su pecho
hasta que ella se desahogó y quedó casi adormecida entre sus brazos, luego
volvió a acomodarla en la cama y se fue a buscar a los médicos para que le
explicaran con claridad lo sucedido y las posibles consecuencias. Ahora que
había descargado sus emociones los escucharía más calmada.
Era él quien no estaba calmado y no tenia modo de exteriorizar lo que
sentía, estaba enfadado, consigo y con el Universo.
Hacía mucho tiempo que tenía gente siguiéndole los pasos a Elizabeth e informándole
sobre su vida, ¿por qué no había podido hacer nada para evitar que estuviera en
aquella cama de hospital?
Había logrado hacer mucho dinero y tenía poder, y no le habían servido
para protegerla. Mucho tiempo atrás se había jurado a sí mismo que jamás
pasaría por eso de nuevo, jamás volvería a ver impotente como sufría alguien que
le importaba.
Y allí estaba de nuevo, sin poder hacer nada. Golpeó la pared con el
puño cerrado, a veces decían que era un perro rabioso, pero la vida tampoco era
gentil con él.
Durante los días siguientes pasó
la mayor parte de su tiempo junto a Liz, cuidándola mientras dormía, en los
pasillos cuando quería estar sola, lamentablemente la joven había caído en la
depresión y odiaba verla así, callada, resignada.
Aquel día tenía una reunión impostergable, así que sólo podía quedarse
un rato.
-Traje algunas cosas para que te entretengas…
-No era necesario- contestó ella lacónicamente
-Libros, una netbook por si
quieres navegar un rato por internet, varias películas …-dijo extrayendo varias
cosas de una bolsa- Tan pronto terminé la reunión regresaré. Si necesitas algo
con urgencia puedes llamarme, también te traje un teléfono, tiene mi número
agendado y el otro número es de mi secretario que estará afuera por si quieres
algo
-¿Cristhian? – lo llamó y él se giró.
-Sí, ¿hay algo más que necesites?
-¿Por qué haces esto? No somos familia, ni amigos , ni amantes…nada.-
dijo ella inesperadamente, mirándolo como si quisiera descubrir lo que había en
su alma.
-Es verdad, sin embargo alguna vez, a lo largo de nuestras vidas fuimos
todo eso.- respondió él con una mueca
que no llegaba a ser una sonrisa verdadera y se marchó.
esta super esto nata,, me encanta!!!!1
ResponderEliminarGracias Jeny querida!! Me alegra que te esté gustando y volver a leer tus opiniones sobre msi historias!!
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