Había sido una tarde
muy divertida.
Se alegraba de poder
tener a Elisabeth, como amiga y consejera. Era una chica, que no le importaba
ser diez años mayor que ella.
En ningún momento, su
trato había sido de superioridad.
Primero, se habían ido
a comer un bocadillo a la rambla para aprovechar y mirar un poco de ropa, por
las tiendas de la calle Puerto Ferrissa. Llegando a comprobar, que coincidían un
montón en gustos.
Cuando satisficieron su
curiosidad, la chica mayor la llevó a una tienda especializada en productos de
peluquería, en donde les dieron montones de ideas y consejos, para realzar aún
más la belleza se su peculiar color natural de cabello.
Había sido una tonta,
por querer hacer una atrocidad con su cabello por cuatro comentarios
inoportunos.
Su cabello, era su
personalidad.
Y ahora, aún vibraba
más de vida que antes. Cuando había confiado de ponerse en manos de su
compañera de trabajo. Quien le había aplicado unos suaves reflejos, que
aportaban brillo y movimiento a su media melena.
Pero lo más divertido,
había sido el descubrir la vena vengativa que tenía la joven con Eric.
No es que odiara al
chico.
Al revés, lo quería
mucho. Solo que su afecto hacia él, era como el de un hermano pequeño. Y por
norma natural de vida, a veces a uno le gustaba fastidiar a sus hermanos.
Como él, hacía a veces
con ella.
Así, que se había
prestado a su plan con la peluca que tenía ésta guardada de Cleopatra, hecha de
cabello real.
Ahora, de forma
impaciente abría la puerta principal de su casa y se paraba un momento a
escuchar los ruidos que habían allí.
Como eran las ocho y
media, era posible que su madre se hallara preparando la cena o en pleno baño
de Nico, para acostarlo.
Pero de todos modos, no
estaba de más el tener algo de precaución, al saber que bien podía hallarse
allí su vecino invitado por parte de su madre.
Pero a medida que se
acercaba al baño, solo escuchaba las risas de su hermano pequeño y ella, con el
chapotear del agua.
Aún así, con cierta
cautela se asomó de forma parcial por el marco de la puerta del baño, para
respirar con calma al ver no que no habían moros a la costa.
-¡Hola! –Saludó jovial,
causando que su madre diera un pequeño grito por la sorpresa.
-¡Yola! –Se giró hacia
ella con la mano en el pecho-. Me asustaste tesoro… ¡Ho! –Exclamó al notar el
cambio en su cabello-. ¡Estas preciosa! –Se puso en pie, no sin antes
asegurarse de que el pequeño Nico, se quedaba sentado en la bañera.
-¿Te gusta? –Preguntó algo
nerviosa.
-Mucho –Sonrió-. No se
te ve aire inocente… Ya me entiendes…. –Le guiñó un ojo.
-¿No me queda mal?
Volvió a insistir algo
nerviosa.
-No –Negó su madre con
la cabeza, volviendo agacharse junto a la bañera-. Entonces, veo que te lo
pasaste bien –Confirmó contenta porque fuera haciendo amistades.
-Mucho –Asintió feliz.-
Elisabeth, es un achica muy divertida.
-Me alegro –Siguió sonriendo,
para cambiar de tema-. ¿Te importa si llamo a un mexicano para cenar hoy? –Preguntó
con cierta mueca la mujer-. Me viene de antojo comer guacamole.
-Vale –Aceptó encogiéndose
de hombros-. Mientras pidas algo que no pique mucho –Sonrió-. ¿Mamá, te importa
si de mientras me encierro en mi dormitorio? Quiero ver si están las chicas
conectadas al messenger –Señaló algo nerviosa.
-Claro que no –La animó-.Yo
de mientras, me sentaré a ver una película nueva de Disney que hemos comprado
ésta tarde Nico y yo.
-Gracias Mamá –Se acercó
abrazarla y salir corriendo a su dormitorio, no sin antes detenerse a coger la
bolsa que había dejado en el recibidor, al llegar antes.
Varios minutos después,
cogía aire de forma profunda enfrente del espejo del armario ropero, para
tratar de calmarse un poco tras haberse colocado la peluca, como le había
enseñado anteriormente su compañera.
Acto seguido, agarraba
su móvil y le hacía la llamada perdida, que había acordado con Elisabeth.
Y ahora, a salir a la
terraza a esperar de forma desinteresada, haciendo que jugaba con su móvil bajo
las estrellas del cielo.
-¿Va todo bien Eric?
Pero los minutos
pasaban y Eric no daba señal de vida.
Mejor se comunicaba con
la chica, porque ya mismo venía su madre a picar en la puerta, para anunciar la
llegada de la comida encargada por teléfono. Pero el temblor del móvil y el
dibujo de un sobre en la pantalla, la detuvieron de hacerlo.
Elisabeth se le había
adelantado, indicándole que su vecino no contestaba a sus llamadas.
Lo más normal, en un
caso como aquel hubiera sido el volver a su dormitorio para quitarse la peluca
y dejar de lado aquella broma. Pero había que ser sincera, al acertar en decir
que con Eric, había descubierto su vena vengativa.
De modo, que con cierto
brillo en sus ojos pasó al otro lado del muro.
Pero aquella vez, iba a
ser más precavida. Para nada iba a volver a verse sorprendida por una tercera
persona. Como había sido el hombre del otro día.
Cuando hubo llegado al
lado del gran ventanal, pudo ver que éste se hallaba abierto. Y en el suelo, se
veía el reflejo de una tenue luz.
Eric tenía que estar
allí, sino, no dejaba las luces apagadas.
Con pequeño paso de
ladrón, asomó solo media cabeza por el marco del ventanal. Captando en el
primer tramo del salón, que no había nadie. Ni siquiera el gato… Pero cuando
sus ojos fueron más hacia el fondo, depositándose en el oscuro sofá, si
captaron a un Eric medio sentado en éste, con los brazos semi apoyados en sus
rodillas y la cabeza inclinada hacia abajo.
¿Se había quedado
dormido allí?
Mejor, pensó sonriendo
de forma traviesa al saber que lo pillaría medio aturdido.
Fue a dar el primer
paso al frente, cuando un repentino movimiento delante del chico, la frenó de
hacerlo.
¡Había una chica!
Sus ojos se abrieron
como platos y sus pies se quedaron clavados en el lugar, ante lo que veía a pocos
metros de sí.
Una chica con larga
melena oscura, se había detenido delante del chico, para agacharse y ponerse de
rodillas. Pero él seguía sin levantar la mirada del suelo.
Quería marcharse de
allí. Sabía que aquello era invadir la vida personal de él. Pero una fuerza
interior, la amarraba a quedarse como espectadora, mientras notaba como algo en
su interior se apagaba.
No estaba bien quedarse
allí, pero su interior quería comprender aquella escena.
¡Comprender el qué!
Se gritó mentalmente confusa.
Apretando sus dedos en la piedra de la pared, hasta tal punto de quedarse las
puntas de éstos, color blanco.
De pronto, la joven
alzó sus brazos para sujetar el rostro de Eric por las mejillas y enderezarlo.
Pudiendo así, atrapar sus labios en un beso.
Veloz como una gacela,
se llevó una mano a su boca para ocultar todo sonido del jadeo que había
soltado, por la fuerte impresión de lo que estaba presenciando.
¡Qué demonios hacía aún
allí!
Tenía que correr a su
dormitorio y no revelar nunca que había estado allí.
Pero fue tarde, cuando
su mirada chocó con la de él. Causando que éste, parara el beso de forma brusca
y se pusiera en pie.
La vergüenza empezó a
recorrerle por todo el cuerpo, a parte de otro sentimiento que aún no lograba
comprender, cuando con gran miedo se giró para volver a su dormitorio lo más rápido
que le permitieran sus piernas.
Le quedaba solo medio
metro, para llegar al muro que separaba los dos balcones, cuando lo escuchó
llamarla.
-¡Yola, espera!
¡No! Estaba muy cerca
de ella… Pensó con los ojos llenos de lágrimas.
¿Iba ha llorar? ¿Por
qué?
Apoyó sus manos en la
piedra, para darse el impulso cuando notó como era agarrada por la cintura,
evitando así que pudiera ocultarse en la seguridad de su dormitorio y pasar
allí su vergüenza.
-Yola –Susurró aquella
vez cerca de su oído, cuando sus manos la acercaron hacia su cuerpo de tal modo que su espalda,
descansaba contra su firme pecho.
Dios, no quería
mirarlo. Y tampoco quería que viera sus lágrimas, cuando ella misma no las
comprendía.
-¿Qué has hecho
pequeña? –Dijo apenas en un susurro, notando como le acariciaba un mechón del
cabello.
¡OH dios, la peluca!
Abrió los ojos de
pronto, comprendiendo a que se refería él. Tenía que confesar, era lo mejor
para disculparse por su…
-Perdóname pequeña soy
un idiota al hacerte cambiar tu precioso color… -Comenzó a disculparse, pero
ella no le dejó continuar.
-No, para… -Logró
soltar en un gemido y conseguir alejarse de su agarre, para darse la vuelta y
encararlo con los ojos avergonzados.
-Yola… -Murmuró su
nombre al mirarla atentamente.
-Perdóname, no quise…
-Cogió aire, esperando que aquello detuviera la caída de las lágrimas. Pero no
fue así-. Tengo que respetar también mis palabras y no entrar con toda
libertad, en tu casa.
-Qué –Preguntó juntando
las cejas sin comprender a que venían las palabras de la chica.
-Pido disculpas por mi
intromisión –Sus mejillas aún se sonrojaron más, al recordar el beso. Después,
llevó su mano derecha hasta su cabello, para desprenderse de la peluca
descubriendo así su melena rojiza, bajo la luz de la luna.
-Yola –Volvió a repetir
una vez más su nombre, pero aquella vez con gran alivio y sorpresa.
-Solo se trataba de una
pequeña broma con Elisabeth, por eso verás llamadas de ella –Explicó de forma
atropellada con lágrimas silenciosas y sin mirarlo detenidamente.
Algo que tubo que hacer
seguidamente de forma obligada, cuando Eric le sujetó la barbilla con suma
delicadeza para alzarle el rostro hacia el de él.
Sus miradas volvieron a
toparse por unos segundos en silencio, mientras el pulgar que la tenía
agarrada, no dejaba de acariciarla con ternura.
¿Qué era aquello? Su
corazón bombeaba más rápido e inquieto.
¿Sería por como la
miraba? De una forma, que hasta el momento jamás lo había hecho. Era como si la
viera por primera vez, y estuviera memorizando sus rasgos.
Pero aquella atmósfera nueva y desconocida para ella, fue interrumpida cuando la voz de la chica lo
llamó tras él.
-¿Va todo bien Eric?
Hola E.J. por que siempre dejan la historia en el punto más interesante, son unas malvadas. Jejeje. me encantan estas historias donde la prota es de caracter y demasiado orgullosa para reconocer lo que siente. ahh Soy Yocelyn, Edelyn es otra niña, yo no tengo blog ni nada de eso. solo una lectora empedernida. jiji. xau cuidate.
ResponderEliminarOstras yocelyn,perdona con el nombre. Es que al responderte,venia directa de ver el resumen de novelas subidas x edelyn en su blog.
EliminarQue a veces me ocurre, que ves ese nombre o palabra y lo empleas en la conversacion ...
Pido miles perdones.prometo recompensarte por ello.
Jijijiji
Besitos
¿QUIEN ES ESAAAAAAAAAAAAA? Y qué hace con nuestro Eric??? No me gustaaaaaa...y eso es ir por lana y salir trasquilada pobre YOLA, obviamente quiero más!!!! y puedes echar a esa otraaaa?!!!!
ResponderEliminarJoooooooooooooooo.....
ResponderEliminarNO puede ser... otra chica... que mal lo estoy pasando (nif nif).
Quiero mas EJ, es que sois muy malas jajajaja.
Besos a todas