lunes, 14 de octubre de 2013

No creo en las novelas de amor 5



Capítulo 20
“Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.”
Jorge Luis Borges


Aidan le había dicho que huyera y eso había hecho. Pidió unos días en la Universidad y volvió a su casa, a su lugar en el mundo, donde estaban sus afectos y donde el mundo se sentía real. Y dónde no estaba un Aidan Diakos que la alterara.
Estaba sentada en el sillón de su casa mientras esperaba que Susana viniera con el tazón de palomitas de maíz, su amiga ya había terminado con las dos horas de sonsacarle información, tortura, amenaza y reproche y finalmente habían llegado a una tregua.
Al llegar al pueblo, había escuchado algunos rumores sobre el marido de Susana, algo sobre un posible romance con la secretaria , pero su amiga no había mencionado nada, así que ella tampoco lo había hecho.
Cuando se trataba de matrimonio, Su era la experta, y Taly no podía evitar sentirse una extraña, así que sólo le quedaba esperar que  todo estuviera bien. Susana era una eterna creyente en el amor y esperaba, con toda la sinceridad del mundo, que no destruyeran aquella creencia. Caso contrario, ella tendría que destruir la anatomía del desgraciado, era la primera enmienda del acuerdo tácito de las buenas amigas.
-¡Aquí están!- dijo Su acercándose  con  la comida.
-¡Al fin!- exclamó.
-¿Qué vamos a ver? – preguntó Su sentándose a su lado en el sofá.
-¿Qué te parece los últimos episodios de Dr. House?
-¡Oh no! Lo que menos necesitas Taly son lecciones extras de cinismo, créeme. Ya eres bastante buena en eso.
-Me niego a ver una de tus películas románticas.
-Podríamos ver el Conde de Montecristo.Ah, lo olvidaba también eres experta en escapar, no necesitas aprender más.
-¡¡Oye!! –protestó Taly y le arrojó un puñado de palomitas – se supone que eres mi amiga.
-Lo soy, lo soy, por eso debo decirte cuando estás equivocada y te portas como una tonta.
-Olvídalo, busquemos algo para ver. Su...
-Dime.
-¿Estás segura que no hay problema con que te quedes a pasar la noche aquí?
-Claro que no, en casa es noche de chicos, esposo e hijos están mirando futbol, además es nuestra tradición y hace mucho que no nos vemos -  respondió sonriendo.
-¿Qué te parece esto? – dijo dejando en un programa de preguntas.
-Está bien, algo neutral. Sabes tengo una teoría...
-Su, no empieces con eso. Así empezó Einstein y terminó con una bomba atómica...
-Ja, ja muy graciosa, pero no voy a dejarte escapar Talulha.
-No me llames así, me recuerdas...
-¿A Diakos?
-Teníamos una tregua, no íbamos a nombrarlo...
-¿Y te has preguntado por qué? Nunca has sido cobarde, sin embargo ahora estás aterrada y  volviendo a lo que decía antes, sobre mi teoría...creo que no se trata de que no creas en el amor. Pienso que deseas un gran amor, uno de verdad y por eso escapas, porque temes salir defraudada, pero si ni siquiera le das una oportunidad será peor.
-Su, deja lo de las teorías, no es lo tuyo...
-Quieres ser amada Talulha y amar, pero te lo estás negando a ti misma...
-Ya te he explicado que eso del amor , es sólo una cuestión química.
-Entonces cariño, en nombre de la ciencia que tanto te gusta, zambúllete...reacción química o lo que sea, deja de negar lo que sientes y ve por Aidan. Es un buen hombre, de otra forma no te diría lo que estoy diciendo.
-¿Vas a dejarme comer y descansar?
-No, soy tu amiga, tengo todo el derecho a molestarte, debe haber un papel firmado por algún lado...
-¡SU!
-Bien, bien, te dejo en paz, pero antes deberías ver esto y darte cuenta que es cuestión de destino – dijo alargándole un papel a Taly
-¿Qué es esto?
-Una lista....
-Lo sé, pero qué rayos...
-Lee.
-Voy a matarte, Susana – dijo y leyó la lista que tenía un título de lo más sugerente.

Talulha y Aidan

*Primer encuentro en circunstancias extrañas ( ¡ayudados por una alfombra!)
*Segundo encuentro destinado ( ¿Trabajar en la misma compañía? DESTINO)
*Héroe salva a la chica – dos veces- ( la chica es una tragona y sufre de una NADA romántica indigestión, pero es lo que tenemos)
* Escena de lluvia y beso (doble puntaje)
*Baile ( y más besos)
*Huida de la heroína ( Por segunda vez, grrrrr)
*Sexo salvaje ( esperemos que pronto)
*Boda, hijos, vivieron felices para siempre... (aunque deba obligarla)

Los dos últimos ítems hicieron que Talulha se ahogara y empezara a toser.
-Estás color púrpura, llegaste a lo de sexo salvaje, ¿verdad? – preguntó Susana.
- Deberías ser escritora, y esta lista es lo más estúpido que leí..
-Sí, pero es verdad, como ves vas completando cada etapa de heroína romántica, a tu manera  y con un estilo muy peculiar, pero lo estás haciendo, sólo faltan los dos últimos puntos y en tu lugar me detendría en el penúltimo y lo disfrutaría.
-¡¡ESTÁS LOCA!! No pienso acostarme con Aidan Diakos.
-¿Por qué?
- ¡¿Por qué debería?! – devolvió la pregunta a Susana que le dedicó una mirada de condescendencia.
-Simple, mi querido Watson, porque te gusta y tú le gustas a él. Y si quieres resumir todo a reacciones químicas y apareamiento, que así sea, escucha a tu cuerpo porque está diciéndote que necesita a ese hombre. Y si no crees en el amor y no piensas enroscarte en la “tontería romántica”, si estás tan segura de tus ideas , entonces no tienes nada que preocuparte, sólo acuéstate con él, pasa un tiempo agradable y luego cada uno siga su camino. ¿Qué daño podría ocasionar?
-Su, ¿lo dices en serio?
-¡Ay Talulha! Eres imposible.
-La imposible eres tú, andas viendo historias de novelas en todos lados. Yo estoy muy bien como estoy, soy feliz, nunca fui de las que necesitan de un vestido blanco, casa blanca y niños para realizarse. Sabes que ni siquiera tengo instinto maternal...
-Eso es mentira, serías una madre grandiosa, Taly.
-No me interesa, prefiero ser una buena tía.
-No todas las mujeres nacen con instinto maternal, pero llega un punto en que deseas tener un hijo...
-Mi reloj biológico no está molestando, no lo hagas tú.
-No me refiero a eso, ¿sabes cuando desearás tener un hijo?, cuando encuentres a tu amor. Entonces querrás un hijo con ESE hombre, ya verás...
-Su, cariño, sabes que te quiero y eres una madre estupenda, pero no eres la más acertada para dar consejos.
-¿Porque fui madre adolescente? Ayyy Taly, aún entonces, sabía que quería un hijo de él, porque lo amaba. Tal vez para el resto del mundo no fue lo adecuado, pero sí lo fue para mí. Y deseo que algún día te pase...
-No hay posibilidad de que sea madre adolescente, Su.- contestó bromeando.
-Me refiero a que algún día te permitas amar así.
-Gracias al cielo que no tienes una lámpara mágica, me gusta mi vida tranquila.
-Demasiado tranquila, eso te pasa por ser arqueóloga y andar entre tanta momia, te has pensado que vivir sin sentir es lo adecuado, pero juro que el día que aparezcas envuelta en vendas y haciendo “buuuuu” , dejo de hablarte.- finalizó Susana y Taly largó una carcajada y la abrazó.
-Te quiero, Susana, deja de preocuparte por mí.
- De acuerdo, comamos palomitas y seamos felices. Y Taly, ¡por todos los santos, cambia ese programa que ni ellos conocen las respuestas a esas preguntas!
-Sí , es verdad, para hacer preguntas te tenemos a ti.
-Te toca encontrar las respuestas, cariño – contestó Su y le guiñó un ojo, luego se apoderó del control remoto.

Al día siguiente Taly  aún era acosada por Susana, su amiga mordía una tostada y le daba un consejo, aunque vale decir que  era menos lo que comía que lo que hablaba.
Y lo malo con los mejores amigos era que uno los quería demasiado , que uno tenía una larga historia con ellos y por lo tanto no podía echarlos cuando eran totalmente odiosos.
-¿Qué esperas para regresar y ver a Aidan?
-¿Qué esperas para regresar a tu casa y dejarme vivir en paz? – preguntó Taly de pésimo humor.
-Luego de comer, no es fácil desayunar tranquila cuando eres acosada por un marido y un par de niños hambrientos.
-Delicias de la vida conyugal – comentó Talulha con ironía.
-¿Y? ¿Cuándo te vas? – insistió Su y para darle énfasis la señaló con el cuchillo de la manteca.
-¿En serio quieres que salga corriendo a los brazos de ese tipo?
-¿Sabes Taly? Si fueras la protagonista de una novela romántica, en este instante habría miles de lectoras gritando “ÁTRAPALO”, claro que también dirían que eres una tonta, y eso por ser suave...estoy segura que te gritarían cosas peores.
-No existe la más mínima posibilidad de que sea una heroína romántica...
-Es verdad eres demasiado irritante. Pero ya sabes si hay novelas de vampiros, también podría haber una sobre ti.
-¡Susana toma el café antes que se enfríe!
-Tan pronto me digas cuando vuelves.
-Mañana, ¿de acuerdo? Mañana vuelvo a la ciudad.- dijo intentando convencerse a sí misma.
-¡ATRAPALO! – dijo Susana y luego bebió su café antes de Talulha se lo envenenara.


Capítulo 21


“¿ No es acaso todo lo que hacemos en la vida, una manera de que nos amen más?”
Antes del  Amanecer


Susana miró a Taly y suspiró, luego suspiró más fuerte y luego una tercera vez más fuerte aún, hasta que su amiga se volvió a mirarla.
-¿Su, te estás desinflando?
-Sabes Taly, serás tú quien me saque canas y no mis hijos. ¿No dijiste que regresarías hoy a la ciudad?
-Podría haber dicho que era la cabecilla de un ejército invasor alienígena para que dejaras de molestarme.
-Extraterrestre, eso lo explicaría, créeme – respondió Su y Taly se rió.
-Iré mañana, tenía algunas cosas que resolver aquí.
-Cualquier excusa es buena...
- No es excusa , Su...
-Bueno la primera vez huiste porque aceptaste salir con él, esta vez por un beso...y porque te provocó más cosas de las que quieres admitir. No sabes cómo enfrentarlo y por eso sigues aquí. ¿Eres capaz de renunciar a tu trabajo, con tal de no ver a Aidan Diakos?
-Claro que no, sólo necesitaba estar un poco en mi casa. Por supuesto que voy a volver, sabes que necesito el dinero, aunque mi tienda de antigüedades tiene clientes que vienen de distintos lugares y también me pagan muy bien los artículos que escribo, el dinero por este trabajo en la Universidad me hace falta, sobre todo para poder seguir haciendo lo que siento...no voy a renunciar, no por un hombre, no por Aidan Diakos.
-¿Entonces qué haces aún aquí?
-¿Ya estás cansada de mí?
-No cariño, sólo estoy cansada de que seas tan hipócrita contigo misma .En las novelas las protagonistas siempre se arrepienten de cosas como ésta, descubren tarde que en realidad deberían haber ido hacia él y no huir de su lado. Claro que al menos ellas se dan cuenta, no tengo esa esperanza contigo.
-Creí que habíamos acordado que esto no es una novela de amor y que yo no encajo en el perfil de protagonista romántica. Además las cosas que suceden en las novelas quedan muy mal en la vida real...quiero decir, esa parte dulce donde él la sigue a todas partes, y aparece cuando lo necesita...en la vida real provocaría una denuncia por acoso.
-¡¡Talulha!!
-Vamos , Su, ¿estarías tranquila con un tipo que te sigue a todas partes? ¿Y con uno que dice que moriría por ti? Yo le recomendaría un psicólogo. En serio , es algo que asusta , en tus historias puede sonar bien, pero no es algo normal.
- Tú serías capaz de denunciar a Superman por andar vestido con calzas.- la acusó su amiga medio entre risa Y Taly la miró de una forma que decía que sí lo haría.
-El tipo tiene un problema de identidad y pretende andar salvando gente, no es nada confiable.
-Me voy a casa, mis hijos son más maduros. Y espero no encontrarte mañana por aquí y que dejes de mentirte. Adiós- dijo muy teatralmente y se marchó.
Talulha se quedó viendo marchar a su amiga , al tiempo que meditaba en aquellas palabras. ¿Estaba mintiéndose a sí misma?
Sí , era probable que sí, porque si Aidan no la afectara no habría escapado tal como él le dijo que hiciera. Hubiera encontrado una respuesta irónica o le hubiera resultado indiferente, sin embargo la había alterado. El beso, la declaración de que la deseaba, el efecto que él le causaba, le habían dado pánico.
Pero también era verdad que ella no quería una relación con él y que seguía sin creer en el amor.
¿Qué se suponía que debía hacer?
-Eres una chica valiente, compórtate como tal – se dijo a sí misma y entró a la casa para armar las maletas. Era hora de regresar.


Aidan entró a la Universidad, tenía que firmar algunos papeles por el convenio con los objetos de la muestra. Iba al despacho del Profesor Lambert cuando vio a Taly , los dos se quedaron quietos , mirándose.
Después del baile y lo que había sucedido, Aidan había estado tentado de ir tras ella, pero se había resistido. Por una vez quería que aquella huidiza mujer fuera hacia él, porque no tenía caso que Talulha depusiera sus armas frente a su insistencia, tenía que ser algo que ella sintiera. Sólo de esa forma valdría la pena, sólo si ella daba un paso por su voluntad, él podría retenerla y demostrarle que el amor podía ser real.
Taly se quedó mirando al hombre que tenía frente a ella, inmediatamente la ridícula lista de Susana le vino a la mente y se sonrojó levemente, allí estaba el objeto de sus pesadillas.
Recordó una frase de  Julio César “Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir. Los valientes ni se enteran de su muerte” y pensó que era una soberana estupidez porque las opciones que proponía eran la muerte o la agonía, nada alentador, además estaba segura que el tipo no se había encontrado a un Aidan Diakos en su vida, está bien, el hombre se había topado con Cleopatra pero no había comparación alguna.
Cleopatra podría haber acabado con un Imperio, Aidan podía acabar con su orgullo.
Aunque era verdad que estar parada allí, frente a él, sin saber qué hacer era una especie de agonía. Y el muy condenado no se la iba a poner fácil, estaba tan quieto y callado como ella, casi como un depredador.
Aquella idea le trajo a la memoria su último encuentro, las palabras de Aidan, su cuerpo pegado a ella, el beso...de pronto le costó respirar, entonces otra frase le vino a la mente, “soldado que huye sirve para otra batalla”.
Su cuerpo dio un paso casi inconscientemente hacia un pasillo, pero luego reaccionó, no podía salir corriendo de nuevo. En ese instante, Aidan habló.
-Hola Talulha ...- la saludó .
-Volví –dijo ella sin saber bien con qué intención se lo decía.
-Ya veo, y no tengo zapato de cristal que darte porque eres demasiado sensata para perderlo mientras huyes
-No es tan  fácil perder zapatos, en serio, puede que te esguinces un pie...¿pero dejar caer un zapato? Sospecho que Cenicienta lo hizo a propósito, porque créeme en general, si son de tu talle , no se salen así como así...
-Veo que eres la misma Talulha de siempre – dijo él y hubo un toque de amargura en su voz.
-Sí, Aidan, soy la misma, sigo pensando lo mismo y sigo sin creer en lo mismo.
-También yo soy el mismo y sigo sintiendo  lo mismo que el día del baile. ¿Qué hacemos? – preguntó Aidan y antes de que ella pudiera contestar, fueron interrumpidos por el Profesor Lambert.
-¡Aidan, aquí estás! Te estaba esperando – le dijo el hombre y lo arrastró consigo.

Talulha intentaba concentrarse en su trabajo, pero no podía, era demasiado consciente de sí misma y de sus reacciones al hecho de que Aidan estuviera en la Universidad.
¿Desde cuándo era tan importante que alguien ocupara el mismo espacio físico que ella?
Sacudió la cabeza, intentando quitarse aquellos pensamientos y pareció que en realidad los había expulsado para que se materializaran, porque segundos después, escuchó la voz de él.
Estaba apoyado en el umbral de la puerta de su oficina, mirándola, ella ni siquiera lo había escuchado entrar.
-Ya terminé mi charla con el Profesor Lambert, me gustaría que habláramos, pero tengo un problema.
-¿Cuál? –preguntó cautelosa.
-No sé en qué situación deberíamos hacerlo.  Un baile, una confitería, una cena,  suelen ser lo normal pero con nosotros nunca resulta así, ¿verdad?- dijo de mejor humor. La tensión que había sentido antes, al encontrarlo, ya no estaba presente.
-Eso parece…
-Aunque estoy totalmente intrigado de lo que sucedería con nosotros en un cine o una salida por un helado…-comentó con una sonrisa y Taly se sintió mucho peor. Había esperado que él la ignorara o que estuviera enfadado, la última vez  en el baile, había estado muy enfadado, pero este Aidan sonriente y provocador la desconcertaba aún más.
-Eso nos deja pocas opciones, ¿qué te parece un banco del parque universitario? Creo que eso se aleja un poco de lo clásico…-propuso ella.
-Mmm, es un espacio abierto, te da muchas posibilidades de escape.
-No voy a escapar, Aidan – respondió seria y él elevó una ceja en señal de incredulidad.

Un rato después ambos estaban sentados en el banco en medio de la bella vegetación del campo universitario, habían comprado bebidas en la cafetería y estaban allí, en silencio, sin saber  cómo empezar la conversación que se debían.
-Ya los objetos pertenecen completamente a la Universidad - inició Aidan.
-Me alegra que así sea.
-Lo que quiero decir es que ya no tenemos que vernos, no por trabajo. Ahora cada uno puede seguir su propio camino, sin antigüedades, alfombras, ni nada por el estilo…- dijo él y Talulha se sintió incómoda, aquello sonaba a despedida y no le gustaba.
-¿Qué, es un adiós? Porque no traje pañuelos- dijo insensiblemente para ocultar la inquietud que sentía.
-No Talulha, no es un adiós, sólo estoy poniendo las cosas en perspectiva. Yo quiero seguir viéndote, pero depende de ti, sabes tan bien como yo que hay algo entre nosotros, no puedes negarlo.- explicó y dio un sorbo a su bebida.
-Deseo…-musitó ella y él se atragantó.
-¡¿Qué?!
-Es lo que dijiste en el baile, que lo que sentías por mí era deseo ¿no es así? – le preguntó y Aidan maldijo interiormente.
Cualquier cosa que contestara era una trampa, porque sí que la deseaba pero no de la manera que ella estaba dando a entender. Una vez más Taly estaba simplificando y reduciendo todo a una cuestión física, y con ello marcaba una distancia. Quería explicarle que la deseaba pero por ser ella, deseaba a Talulha con todas sus complicaciones, podía aparecer la mujer más tentadora frente a él y no le provocaba nada, sin embargo ella  ponía su mundo de cabeza. Quería más de ella, quería todo y por eso la deseaba, por ser Talulha. La deseaba porque la amaba, no por el deseo mismo, pero explicarle eso era espantarla.
Aquella endemoniada mujer había dicho que no huiría, pero con sus palabras lo estaba haciendo…porque contestara lo que contestara, ella estaría a disgusto.
-No es tan simple como eso…-respondió y ella lo miró casi enojada por irse por la tangente.
-¿Acaso hay algo más?
-Lo que me pasa contigo no puede reducirse a reacciones químicas, ahora dime, qué es lo que te pasa a ti.
-Parece ser una reacción química, hormonal o como sea…- contestó a regañadientes y frunciendo el ceño como retándolo a seguir escarbando en algo que ella no quería explicar
-Alguna vez dijiste que no me elegirías ni aunque se tratara de seguir a tus hormonas. ¿Sigues pensando lo mismo?
-No tengo idea de qué es lo que hacen mis hormonas, son traidoras o tal vez algo esté funcionando mal conmigo, quizá sí exista esa maldita cosa del reloj biológico, quizá tenga tendencia masoquista, quizá emitas  alguna feromona que me altera químicamente…- intentó explicar su respuesta ante él, no podía negar más que reaccionaba , a sus besos, a su cercanía o simplemente a la forma en que pronunciaba su nombre.
-Talulha, no todo puede reducirse a la química orgánica.
-Claro que sí, serotonina, adrenalina, testosterona, por ejemplo, generan distintos tipos de emociones, y son meramente una reacción cerebral a determinado estímulo. Incluso en el amor impetuoso y romántico de la adolescencia, intervienen sustancias como la feniletilamina, que segrega el cerebro y tiene efectos parecidos a una anfetamina, que hacen que este tipo de enamoramiento sea más emocional, y por tanto, más ciego. Hay una autora, Hellen Fisher, que sostiene que este amor dura unos 17 meses, ¿sabías eso?- explicó aceleradamente casi sin respirar.
-No, pero tú estás muy bien informada. Sin embargo la gente no dice tengo una descarga de adrenalina, dice tengo miedo, tampoco anda por allí gritando tengo una exceso de endorfinas, la gente dice que es feliz. Reímos, lloramos, amamos…son emociones Taly. Y son mucho más complejas y maravillosas que una fórmula química. Me niego a creer que seres capaces de crear máquinas que vuelan, construir las pirámides,  imaginar la Odisea se reduzcan sólo a lo orgánico.
- Está bien, los seres humanos somos complejos y maravillosos, las emociones existen, lo sé. No soy una máquina Aidan.
-Entonces deja de analizar todo.
-Bien, ¿qué más?
- Nosotros…
-No hay nosotros, Aidan.
-Eso es lo que vamos a descubrir.
-Eso significa que vamos a seguir viéndonos, ¿verdad? – dijo ella pero no parecía que fuera a discutir o negarse, más bien parecía haber llegado a un callejón sin salida.
-Elemental, mi querido Watson – respondió él con una sonrisa porque acababa de ganar el primer round.
Capítulo 22

“En un universo de ambigüedad, esta clase de certeza llega sólo una vez y nunca más, no importa cuántas vidas vivas”
Los puentes de Madison County

Era tarde, Talulha suspiró, había vuelto a quedarse trabajando tiempo demás, pero cuando se entusiasmaba con su trabajo se olvidaba del tiempo.
Giró un poco el cuello para quitarse la tensión muscular, luego  acomodó los papeles y las cosas que necesitaría al día siguiente y se marchó.
Apenas iba saliendo de la Universidad cuando escuchó una voz que la saludaba.
-Talulha…-dijeron y al girarse vio a Aidan.
-¿Qué haces aquí?- preguntó sorprendida
-Vine a buscarte para acompañarte a casa. Te dije que íbamos a vernos, ¿verdad?
-¿Cómo supiste que estaba aún aquí?
-Llamé hace un rato y me dijeron que estabas trabajando y que más o menos a esta hora te ibas. Quería sorprenderte – dijo y ella trató de no demostrarle que lo había logrado y con creces.
-Lamento decepcionarte, pero vivo cerca así que no necesito que me lleves.
-No dije que fuera a llevarte, dije acompañarte. Sé que vives cerca, así que voy a caminar contigo hasta tu casa.- dijo él con un tono que no admitía  replicas.
- Aidan, ya estoy mayorcita para…
-Vamos , Talulha..-dijo él y estiró su mano para que ella la tomara.
-¿Lo dices en serio?- preguntó espantada y él hizo un gesto señalando la mano, como ella no hizo caso, finalmente él la agarró y empezó a caminar.
-Es una noche preciosa, será un paseo agradable y nos hará bien para despejarnos después del trabajo.
-¿Y esto? – preguntó ella levantando levemente su mano atrapada en la calidez de la de él.
-Algo que quería hacer.
-¿Y no pensaste en mí?
-Siempre pienso en ti – le respondió y eso bastó para callarla un rato y para que caminaran juntos y en silencio. Pero de alguna forma no era incómodo, era agradable, andar uno junto al otro, tranquilos por el camino arbolado.
En su trayecto se cruzaron con una pareja muy mayor que iba de la mano tal como ellos, Aidan los miró e inconscientemente esbozó una sonrisa.
-¡Ay no! – exclamó Taly.
-¿Qué sucede?
-Tienes esa expresión.
-¿Esa expresión? ¿A qué te refieres? – preguntó sin entender.
-“La expresión boba” que pone Susana cuando algo le parece adorable….
-Bueno, que dos personas puedan quererse y pasar sus vidas juntos de esa forma, es adorable, aunque suena muy mal que lo diga. No suelo usar mucho la palabra adorable, lo juro, no es mi intención darte una mala imagen de mí – agregó divertido, pero era obvio que estaba totalmente convencido de lo que decía.
-Si lo dices…- susurró ella.
-Dilo, llevas callada mucho tiempo y me preocupa, suelta otra de tus teorías..
-¿Quién dijo que llevan juntos toda la vida? Que las canas y las arrugas no te engañen, a lo mejor acaban de conocerse, o quizá hasta incluso tienen demencia senil y se confundieron y andan por allí tomados de la mano porque sí…
-O quizá son Hansel y Gretel que siguen buscando el camino de regreso – agregó Aidan encantado de volver a meterse en aquellas peleas con Talulha.
- Y de todos modos, ¿por qué es tan importante?
-Ver a personas que están juntas y se han amado por tanto tiempo es bueno. Yo soy quien no entiende qué tiene de malo…
-No tiene nada de malo, sólo que no parece real ni factible.
-¿Amar tanto tiempo a la misma persona?- preguntó Aidan imaginando que estaba abriendo las puertas del tártaro con aquella pregunta.
-Nada dura para siempre, Aidan. Quiero decir, la comida que amaba cuando era pequeña ya no me gusta, incluso algunas cosas me repugnan. La moda cambia y mi ropa favorita del pasado ya no es la de ahora, me cansé  de ver películas que me fascinaban y de escuchar canciones que creía que me gustarían siempre. Amigos y conocidos que pensé que serían siempre parte de mi vida, ya no lo son, simplemente porque se desgastó el vinculo o cada quien siguió su camino…Si ni siquiera cosas así pueden durar, ¿cómo crees que puede amarse a una misma persona todo el tiempo?
-¿No hay nada que no haya cambiado? ¿Nada que te siga gustando a pesar del tiempo?- le preguntó y ella lo pensó un instante.
-El chocolate, el mar, las noches de verano…
-¿Y alguna persona?
-Mi madre, Susana…
-Ves, no todo cambia, no todo se pierde.
-No es lo mismo Aidan, estamos hablando de otra cosa. Yo misma cambio constantemente, ¿cómo se supone que me va a gustar una persona siempre?
-Tal vez porque te gusta a pesar de que cambia, porque te puede gustar todo lo que es y puede llegar a ser, nombraste personas y cosas que sigues queriendo, así que no es imposible…Encontrar a alguien que te provoque sentimientos que duren toda la vida.
-¿Acaso te ha pasado alguna vez?- preguntó ella.
-No pienso contestar, puede ser usado en mi contra…
-¡¡Ajá!! Tengo razón.
-¿De verdad tienes tantos deseos de ganar? ¿No quisieras estar equivocada y que el amor exista y que dure para siempre?
-Deberías leer más diarios, todo el día aparecen casos atroces de gente casada o parejas que se ha asesinado uno al otro, o hecho cosas peores. Supuestamente alguna vez los unió el amor, pero llegaron a destruirse…ya ves, el amor es sólo una palabra vacía.- Sentenció y al mirarla Aidan entendió que en realidad Talulha tenía miedo, miedo de tener razón, miedo de confiar en algo precioso y que luego fuera destruido. Era mejor no tener fe a perderla, eso sentía ella.
-Creo que es muy simple, en esos casos no había amor, Taly. No es que el amor dejara de existir, es que no existía desde un principio, no era amor verdadero porque en ese caso no haría daño.
-¿De verdad crees eso? ¿Crees que exista EL AMOR?- preguntó ella.
- Tampoco yo creo en EL AMOR, no  como algo que se puede comprar por kilos en una tienda..Ese amor abstracto e ideal no existe, ese amor inmutable que puede grabarse en metal no es real, pero sí existe gente que ama Talulha y el amor cambia con ellos, pero no por eso deja de ser posible, creo en que las personas pueden amar y ser amadas, creo en ese tipo de amor.- dijo seriamente y de pronto la chica se sintió cansada, ya pelear no le resultaba divertido. Así que volvió a quedar en silencio. Aidan le presionó la mano con más fuerza brevemente como si percibiera su cambio de estado de ánimo y extrañamente se sintió mejor, mejor tan sólo porque él estaba allí.
No podía negarse más que tenía sentimientos por él, que aquel hombre la movilizaba como ningún otro lo había hecho, aún así él esperaba cosas que ella no podía dar.
-Llegamos…-dijo ella.
-Sí, supongo que eso significa “Sigue tu camino, Aidan” – comentó sonriendo.
-Muy perspicaz.
-Entonces no me queda más opción, buenas noches Talulha.
-Buenas noches –respondió ella.
-Espera, faltó algo – musitó Aidan y antes de que ella pudiera decir algo, la besó.
La chica comprobó que cada nuevo contacto con aquel hombre era más intenso, y sin querer la maldita lista de Susana se coló en sus pensamientos.
Apoyó sus manos en el pecho de él y lo empujó levemente apartándolo.
-Aidan…
-Ya me voy, pero lo que existe no puede negarse, y creo que eres demasiado inteligente como para hacerlo.
-No lo hagas, no uses psicología reversa conmigo.
-Está bien, me concentraré sólo en los besos, entonces. Pero por ahora me voy…no soy tan temerario –musitó y se marchó antes de que ella reaccionara.
Taly se quedó observándolo mientras se alejaba y a mitad de cuadra , él se volvió y la saludó con la mano mientras le sonreía con calidez.
Un gesto mínimo, un gesto simple que, sin embargo, le quitó el aliento tanto como el beso anterior.

Aidan estaba muy ocupado con el trabajo, así que durante un par de días, Taly no supo nada de él. Aquello la llevó a hacer un sorprendente descubrimiento, lo extrañaba.
Extrañaba a Aidan Diakos y se ponía ansiosa cuando sonaba el teléfono por si era él.
Todo el tiempo se sentía como esos personajes que tenían un diablillo  sobre un hombro y un ángel en el otro, cada uno haciendo comentarios ya que un momento se convencía que estaba bien, que Aidan la atraía y era natural y al otro instante se reprendía a sí misma por comportarse en forma tan infantil.
-En un loquero, allí es donde terminarás – se dijo a sí misma en voz alta e inmediatamente su celular sonó indicando que tenía un mensaje.
-Mañana  tendré tiempo, quiero verte- decía el breve texto y el corazón de Taly se aceleró.
-De acuerdo- Contestó escuetamente.
-¿Nos arriesgamos? Almorcemos juntos – sugirió él y ella maldijo , acaso pensaba recordarle lo de la indigestión toda la vida, luego volvió a maldecir al reparar en que la frase “toda la vida” había surgido espontáneamente.
-Ok, ¿qué te parece un restaurante de tenedor libre? – devolvió ella el golpe y algo que le dijo que Aidan estaba riendo al leer el texto.
-No . Mi casa. Cocinaré para ti. Te buscó a las 12- dijo finalmente y allí se terminaron los mensajes. Iba a llamarlo y discutir, no quería caer en algo tan íntimo como un almuerzo en casa de él, pero imaginó que estaba en el trabajo y por eso había enviado mensajes de textos. Tampoco quería sonar como una paranoica, era solo un almuerzo, nada más – se intentó convencer.


Capítulo 23

“No – dijo el principito. – Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar" ?                                                                           - Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. – Significa "crear lazos..."                                                                              - ¿Crear lazos ?                                                                                                                                                                                  - Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo... “
Antoine de Saint- Exupéry

Taly entró en el departamento de Aidan con cautela, como si entrara a la guarida de un animal peligroso, se quedó cerca de la puerta con el cuerpo dispuesto para salir corriendo.
-Entra, ponte cómoda, no ataco a la hora del almuerzo …-dijo él percibiendo como se sentía. Había elegido a propósito la hora del almuerzo para hacerla sentir más cómoda, pero no había dado mucho resultado. Sabía que si la invitaba a cenar a su casa ella lo malinterpretaría, un almuerzo parecía más seguro, no se prestaba para imaginar una escena de seducción. Pero con Talulha no era tan simple, lo que la asustaba era la intimidad, ser parte de de la vida de otra persona y dejar entrar a alguien en su propio mundo.
-¿Te ayudo en algo? – ofreció ella sin dejar su posición frente a la puerta.
-Sí, relájate, vamos a comer después cada uno irá a su trabajo, totalmente ileso, no vamos a empezar la tercera Guerra Mundial, así que baja la guardia Talulha.
-Yo no…-dijo ella pero no podía ser tan hipócrita de negarlo, así que hizo lo que Aidan pedía, entró, y empezó a explorar el lugar mientras él estaba en la cocina.
El lugar era como él, ordenado, luminoso, tenía pocos muebles de un estilo elegante y simple, el ambiente en general era cálido y confortable. Sí, el lugar se le parecía al dueño.
-La comida  está lista…-anunció él y le indicó que fuera al comedor.
-¡Vaya! Eso fue muy rápido, ¿seguro que cocinaste tú?
-Sí, sólo que dejé todo listo antes de buscarte, faltaba darle el último toque y listo. No quería hacerte esperar, me preocupa que te arrepientas. Siéntate y ya lo traigo- indicó con una sonrisa.
Aidan había cocinado muslos de pollo rellenos con verduras y estaba delicioso.
-Muy rico – lo elogió mientras  comía con verdadero deleite.
-Me alegra que te guste, tuve que consultar para asegurarme de no arruinarlo…
-¿Consultar?
-Le pregunté a Susana sobre tus gustos en comida…
-¡¿Hiciste qué?! – preguntó alarmada por aquella peligrosa asociación. No quería a Aidan cerca de su mejor amiga, le daba pánico, Susana y sus ideas la aterraban.
-Dado nuestra experiencia anterior en comidas, decidí hacer un solo plato y no quise arriesgarme a que no te gustara. Así que pregunté sobre tus gustos, y también sobre el postre…dijo que chocolate, que eso siempre era buena idea, así que tenemos helado de chocolate.
-Aidan, no tengo la costumbre de indigestarme comiendo como si fuera la última cena, sólo fue esa vez , así que ¿podrías no volver a mencionarlo?…- pidió mientras seguía comiendo.
-Está bien. Aunque me gusta verte comer, no cuando quieres vengarte de mí y de tu amiga, sino ahora, disfrutas la comida. Así da gusto cocinar.- comentó y ella se sintió avergonzada por el comentario y por el hecho de él la mirara tan atentamente.
-No soy un animal en extinción, no tienes que mirarme así…
-¿No eres un dodo? ¿Tal vez seas chocolate entonces? –preguntó seductoramente y Taly se atragantó, el efecto que Aidan tenía sobre ella estaba empeorando cada día.
-Gracioso, acabo de elogiar tus dotes de cocinero, deberías conformarte con eso.
- Sí, supongo que sí.
Terminaron de comer y luego Talulha insistió en ayudarle a lavar los platos, Aidan se negó repetidas veces, pero finalmente tuvo que rendirse y aceptar su ayuda aunque sólo le permitió que secara y él se arremangó la camisa y se dedicó a lavar.
Taly se negaba a analizar la situación, no quería, porque estaba segura que sólo sería el principio de un enorme ovillo que  le enredaría las ideas, pero lo cierto era que estar allí en esa situación tan nueva y tan doméstica al mismo tiempo le gustaba, al tiempo que la inquietaba.
El hombre que estaba a su lado era el culpable, tenía sobre ella el mismo efecto que alguno de los grandes descubrimientos arqueológicos, la sorprendía y mientras más descubría de él, más quería saber.

-Me gusta tu departamento – comentó Taly luego que terminaron el helado.
-Gracias. Me gustaría conocer tu casa, ¿cómo es?
-Ya la viste, cuando estuve enferma…
-No el departamento, tu verdadera casa. Conocí tu tienda y me gustó mucho lo que vi, me pregunto cómo es el lugar donde vives…¿está lleno de antigüedades o es un lugar moderno?
-No hay muchas antigüedades, sólo muebles intemporales – dijo ella con una sonrisa.
-¿Muebles intemporales, eh? Buena terminología.
-Es cuestión de matices, pero en realidad no hay muchas antigüedades, creo que lo más antiguo es la cama, es de hierro forjado, grande y bella….la trajo mi tía abuela de alguno de sus viajes. De niña me gustaba subirme allí y escuchar sus historias, así que luego de su muerte la conservé. La decoración no tiene un estilo definido, varios objetos art déco y un poco de todo, cosas que me gustan. Fue la casa de mi tía y ahora es mi hogar.
-Me gustaría conocerlo alguna vez…
-¿Estás pidiendo que te invite?
-No, porque dudo que dé resultado, Talulha, pero sí quiero saber más de ti. Así que es natural que quiera conocer dónde vives. ¿Acaso no te pasa lo mismo?- preguntó y ella comprendió  que así era porque había observado cada detalle de su departamento como si al hacerlo pudiera conocer mejor al hombre que lo habitaba.
Luego pasaron un rato hablando de temas varios, fue un momento ameno y Taly pudo relajarse. Casi pudo escuchar la voz de su amiga...”buena comida y buena compañía, eso es la felicidad” solía decir Susana y por un momento a la joven no se le ocurrió algo para desmentir esa aseveración.
Y antes de lo esperado fue la hora de que cada uno regresara a su trabajo. Aidan se ofreció a llevarla a la Universidad, ella aceptó y al dejarla, él se despidió con un beso.
Diakos no perdía oportunidad de hacer que el contacto fuera más íntimo, era como si quisiera que ella fuera plenamente conciente de la conexión que tenían.
-¿Qué estás haciendo, Aidan? – preguntó ella y se refería no sólo al beso sino a toda la situación.
-Estoy asediándote, Talulha con la esperanza de que las murallas caigan alguna vez.
-Los asedios nunca dieron buenos resultados...y no se me da bien el  papel de ciudad conquistada. Usualmente  son avasalladas por los conquistadores y pierden su identidad en el proceso.
-A veces los conquistadores se adaptan a la cultura de la ciudad conquistada y a veces se fusionan en algo mejor –respondió él mientras acariciaba su mejilla.
- ¿Crees que tanta metáfora va a llevarnos a algún lugar? – preguntó ella.
-No, así que mejor  ve a trabajar. Aunque creo que los besos puede que sí den algún  resultado – agregó con una sonrisa.
-¡Aidan!
-Ve a trabajar Talulha, ve a explorar las civilizaciones antiguas....y la próxima vez , cena conmigo.
-¡Vete ya! – dijo ella confundida y se alejó antes que a él se le ocurriera seguir con el asedio o con los besos.


“Miedo al compromiso” “Inmadurez emocional” “Eres estúpida” “Compra ropa interior nueva y acuéstate con él”. Esas habían sido las frases que había escuchado Taly al hablar con Susana.
Ella había contrarrestado con ingeniosas ironías cada una de las sugerencias de su amiga, pero sus palabras aún le taladraban el cerebro.
Además tampoco su cuerpo podía olvidar lo que Aidan Diakos provocaba cada vez que la besaba.
Taly sabía que había llegado a una encrucijada y que tenía que tomar una decisión. No era tonta, aunque su mejor amiga lo hubiera puesto en duda, tenía un título universitario que probaba que su cerebro funcionaba muy bien..
“¿Y corazón, tienes uno?” . Eso había preguntado Su al finalizar su conversación.
Claro que tenía uno, que servía para lo que estaba hecho, era parte de su sistema circulatorio. En cuanto a los sentimientos, era ridículo que intentaran que creyera en un sentimiento  que era tan quimérico como los dragones, el amor no entraba en la ecuación.
Lo que sentía por Aidan  era atracción, y nada más. Iba a probarle a él y a ella misma, que lo que había entre ellos era un fuego destinado a arder y a extinguirse.

“Vamos Talulha, hay gente que se interna en la remota selva, así que tú puedes hacer esto”, se dijo a sí misma y a continuación entró en el negocio.
Era una tienda de ropa interior, había prendas de satén y seda, encaje y terciopelo y aquello la hizo desear huir inmediatamente “¿Qué rayos estaba pensando?”. Las mejores amigas eran algo insufrible, al menos la suya solía parecer una bruja del vudú, porque sus consejos terminaban filtrándose en su mente a pesar de las capas y capas de cordura que la protegían, y terminaba haciéndole caso .Ir a comprar ropa interior sensual era totalmente estúpido.
Dio media vuelta para irse y repentinamente una joven bloqueó su paso.
-Hola, soy Silk, la dueña del lugar, ¿en que puedo ayudarte? – preguntó con una sonrisa.
-Necesito algo, para una cena – aclaró Talulha y notó lo ridículo que sonaba aquello. Dicho así sonaba como si pensara ir a una cena vestida solo con ropa interior, sin embargo era mucho más vergonzoso explicar lo que en verdad había querido decir. Iba a tratar de aclararlo cuando Silk le guiñó un ojo.
-Entiendo a lo que te refieres, una cena muy importante, ¿eh?. Ven conmigo, tengo justo lo que necesitas.
Un rato después Taly salió de la tienda con un par de paquetes que contenían delicadas y sensuales prendas, había decidido que una vez que terminara con todo el trabajo de la exposición el la universidad, tendría esa “cena” con Aidan.



Capítulo 24

Se habla sin cesar contra las pasiones. Se las considera la fuente de todo mal humano, pero se olvida que también lo son de todo placer.
Denis Diderot


Taly había estado muy ocupada preparando la exposición que se llevaría a cabo en la Universidad, así que apenas había estado en contacto con Aidan, se habían hablado por teléfono y nada más.
Al día siguiente sería la muestra y él estaba invitado ya que era parte de aquel proyecto. La joven miró las cajas de la ropa que había comprado en la lencería.
Lo que fuera que se había apoderado de ella aquel día se había esfumado, ahora sólo las contemplaba como si fuera algo de origen extraterrestre.
Volvió a concentrarse en su trabajo, quería que todo saliera perfecto, era una gran oportunidad para que la gente pudiera observar aquellos extraordinarios objetos y conocer sus historias. De niña se había sentido fascinada por las  antigüedades de su tía abuela y poco a poco se había interesado en sus historias, así mientras los demás leían novelas, ella se había zambullido en libros de historias sobre las antiguas civilizaciones.
Así había empezado todo, ahora deseaba poder transmitir esa pasión a otros. Se sintió feliz al pensar que quizá con la muestra que estaba preparando tocaría a alguna persona como su tía abuela había hecho con ella.
Su trabajo, eso era lo verdaderamente importante y en lo que tenía que concentrarse.
Estaba en eso cuando llegó un mensaje  a su celular, era Susana para desearle lo mejor y prometiendo    que pronto vendría a ver la muestra. Talulha sonrió, era agradable sentir el apoyo de su mejor amiga. Al instante el celular volvió a sonar, pero esta vez era un mensaje de Aidan
“El mayor de los éxitos en la muestra, todo saldrá perfecto”
Esta vez la sonrisa se hizo más amplia.
Nunca había entendido muy bien por qué para algunas personas era indispensable estar acompañados, por qué necesitaban tener una relación como si ello pudiera mejorar sus vidas. Sin embargo ahora comprendía un poco, al menos se daba cuenta que los detalles contaban.
Eso era lo que otra persona proporcionaba, pequeños gestos, pequeños detalles como si fueran pinceladas de color y luz que completaban un cuadro.
Diakos estaba haciendo eso, lo recordaba en la noche saludándola desde mitad de cuadra, o los mensajes  que indicaban que pensaba en ella y tenía en cuenta sus preocupaciones e intereses, eran cosas pequeñas, sin embargo eran totalmente contundentes. Aidan estaba allí, de alguna forma se había vuelto parte de su vida.

Finalmente llegó el día de la inauguración de la muestra en a universidad, el Profesor Lambert, Taly y todo el equipo que había trabajado en el proyecto estaban felices y ansiosos.
Aidan llegó temprano acompañado de algunos empleados de la empresa,  se detuvo un rato a hablar con el profesor,  y luego se apartó del grupo para acercarse a Taly.
-Felicitaciones, ha quedado muy bien – le dijo sonriendo.
-Gracias – dijo ella cortante porque no quería dejar translucir lo feliz que se sentía de verlo.
-Aunque debo decir que me has desilusionado un poco , Talulha.
-¿Desilusionado?- preguntó ella confusa.
-Sí, nunca llamaste para ofrecerte a comprarme un traje para que viniera al evento.-comentó risueño y la hizo reír al recordarle lo que había sucedido con el baile.
-Pero esto no es un baile, es una Universidad y yo tengo mucho sentido común.
-Demasiado para algunas cosas, muy poco para otras –susurró Aidan con un brillo seductor en la mirada.
-Además eso de andar comprando ropa es tarea de los príncipes desteñidos.
-Sí y me temo que ninguno de nosotros encaja en ese papel.
-Entonces , ¿qué somos?- preguntó ella interesada en poder aclarar un poco lo que Aidan quería de ella.
-Talulha y Aidan, eso ya es bastante. Ahora , dame una visita guiada por la muestra – le propuso.
-Ya conoces los objetos y sus historias.
-Contigo todo siempre es nuevo Talulha, tú haces que sea así – dijo  y después de aquellas palabras que sonaban a elogio, ella accedió a ser su guía.
Estuvieron juntos un buen rato pero  la presencia de Taly fue solicitada, así que Aidan le dijo que fuera enviándola con una sonrisa.
-Lo lamento .
-Está bien, me olvidé que eres la estrella del día y que no debía acapararte –dijo él sonriendo.
-Estás horriblemente exagerado hoy, ¿lo sabes?
-Se debe a que muero de ganas de besarte, pero por respeto a tu profesionalismo y a lo mucho que has trabajado en esto, no lo haré. Pero la oferta es sólo por hoy, la próxima vez voy a desquitarme – la provocó en broma pero la chica se puso seria. El momento había llegado.
-¿Cuándo?
-¿Cuándo qué? – preguntó Aidan.
-¿Cuándo vas a invitarme a cenar y vas a sacarte las ganas de besarme?
-Talulha, ¿hablas en serio? –preguntó entendiendo todo lo que implicaba lo que ella acababa de decir.
-Sí, Aidan. Lo digo en serio – respondió y él notó lo mucho que le costaba decir aquello.
-¿Qué te parece el viernes? Necesitas reponerte de todo el movimiento de organizar esto...-propuso lamentando que  faltaran muchos días, temía que Taly se arrepintiera y volviera a huir .
-El viernes me parece bien.
-Ve a atender a tus invitados, te veré el viernes- dijo y le acarició la cara levemente en un gesto demasiado fugaz para ser notado por los demás, luego la empujó suavemente para apartarla aunque era lo último que deseaba hacer en el mundo.


Talulha tenía un par de certezas, la primera es que seguía sin creer en el amor y la segunda era que deseaba a Aidan Diakos.
 Lo segundo era toda una novedad porque nunca había sentido lo que sentía con él, por lo tanto había decidido avanzar y llevar aquello a un plano físico. Ambos eran adultos y si tenían las reglas claras no debería haber problemas.
Aunque en realidad si había un pequeño detalle a tener en cuenta, algo que debía considerar en aquella calculada ecuación, ella era virgen.
Su virginidad no tenía nada que ver con una cuestión de principios ni tampoco con una negación del sexo, más bien tenía que ver con una falta de oportunidad.
Durante la adolescencia, momento del despertar sexual , Taly se había alejado de los chicos. La razón era muy simple, su mejor amiga había quedado embarazada mientras aún estaba en secundaria. Además, sostener la mano de Susana mientras gritaba por el dolor de las contracciones  había sido el mejor incentivo para no experimentar con los chicos. Con una madre adolescente era suficiente.
Luego había llegado la época de la Universidad y a pesar de que estaba muy ocupada con sus estudios había tenido alguna cita, pero nada había llegado mucho más allá de unos besos.
A los veinte había tenido un novio, era un muchacho que estudiaba ciencias y con el que tenía mucho en común, así que con su lógica usual Taly había decidido que era buen momento para su debut sexual, después de todo era uno de los aspectos normales de la biología humana, algo que debía vivirse. No lo había pensado como algo romántico ni nada muy trascendente, sólo un paso más en su camino a ser una adulta, el resultado había sido desastroso.
Lo habían intentado después de una fiesta a la que habían asistido, el alcohol que habían tomado había provocado que ella tuviera un ataque de risa y que su pareja cayera inconsciente sobre ella luego de darle un par de besos.
Habían vuelto a intentarlo  y habían sido interrumpidos por una inoportuna visita de la madre del muchacho que los había encontrado a medio vestir, había sido terriblemente vergonzoso. Aquello había acabado con la relación y durante un tiempo Taly había decidido abandonar el tema del sexo.
Casi cuando estaba terminando su carrera empezó a salir de nuevo, era un compañero de curso. Era un joven inteligente, divertido y atractivo,  y lo más importante al igual que ella no creía en el amor, sólo compartían uno buen momento juntos, pero cuando llegó el momento en que las cosas se pusieron más serias, Talulha descubrió que mente y cuerpo no iban siempre juntos, porque no sentía nada.
 Los besos, las caricias de él la dejaban fría, así que cuando él intentó que fueran un poco más allá, ella simplemente huyó.
Después de eso, el tipo demostró ser una basura hablando mal de ella a sus espaldas. A Taly no le importó demasiado, sólo agradeció que no hubiera pasado nada con él, y además Susana lo insultó por ella, incluso le puso su nombre a un almohadón al  que golpeó durante meses, mientras Talulha reía a carcajadas.
Las amigas eran las mejores vengadoras, la suya, al menos, podía incluso pertenecer a la mafia. Durante meses imaginó formas de vengarse y ella debió impedir que Su las llevara a cabo.
Se había vuelto a cruzar con él en un par de ocasiones debido a que trabajaban en el mismo campo y en cada ocasión ella había logrado con inesperado éxito ser casi cordial, al menos tan cordial como era posible en esas situaciones, es decir , no había reclamado que le trajeran su cabeza en bandeja de plata.
Finalmente, tras aquellas experiencias, había decidido que el sexo no era para ella, no podía forzar algo que no se daba naturalmente. Había gente que era más física que otra, por lo visto ella era del tipo intelectual, así que no se preocupó demasiado. No tenía por qué arreglar algo que estaba completamente bien.
Entre estudios y trabajos, el tiempo había pasado, y aunque a alguien pudiera parecerle anormal su falta de experiencia, ella se sentía tranquila.
Después de todo nunca había tenido un deseo pasional y loco, su cuerpo jamás había sentido una necesidad acuciante, nadie le había provocado eso...hasta Aidan.
Con Aidan las cosas eran diferentes, disfrutaba el contacto físico, sus besos y caricias la estremecían y lo deseaba. 
Necesitaba dejarse llevar, quería más de él, lo quería todo.
Alguna vez le había dicho que sería su última opción para ir a la cama y que ni siquiera llevada por sus hormonas lo elegiría, sin embargo todo su cuerpo había entrado en rebelión y la obligaba a desdecirse de sus propias palabras.
Porque si se trataba de llevar a un hombre a la cama, Aidan no era su última opción, sino la única. Y no eran sólo sus hormonas sino cada átomo  de su ser que lo ansiaba.
-Bueno sólo me falta encender la hoguera y tirarme a la pira.- se dijo a sí misma y sonrió irónicamente. Estaba huyendo de las novelas de amor y acababa de caer en una muy mala película de clase B, donde una virgen de treinta estaba decidida a seducir a un hombre en una cita de viernes por la noche.
Por un breve segundo se preguntó por qué Aidan era el elegido, luego descartó cualquier hipótesis.
-Parece que el reloj biológico sí existe, sólo es eso – se dijo a sí misma.

1 comentario:

  1. Gracias por seguir subiendo esta genial historia, las teorias de taly siempre me parecieron interesantes, y hasta cierto punto real. pero el ser humano esta creado para mas que eso.

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