El reloj marcaba las
dos del mediodía, cuando se estaba tomando un café con leche para coger algo de
calor corporal, cuando el sonido de su móvil interrumpió aquella acción. Era
Derek.
Seguramente, para comprobar que no se estaba
aburriendo.
-¿Dónde estás? –Soltó
con tono preocupado.
-Pues tomándome un café
en un bar -Respondió extrañada, ante el tono que había empleado su hermano-.
¿Ocurre algo?
-Mejor dímelo tú –Soltó
un suspiro-. Sebastián se halla preocupado, porque no estabas en casa aún.
-Estaba paseando por
Central Park –Informó con tono tranquilo-. Sabes que a veces no como en casa,
porque estoy visitando ciertos lugares algo apartados de tu casa–Soltó un
gemido de fastidio-. ¿Ya te ha comido la cabeza con tonterías, sobre los
peligros de la ciudad?
-Digamos que un poco –Le costó Confesar a su hermano al
principio, pero como entre ellos siempre habían sido sinceros, no supo negarse.
Karolaine gruñó con
cierto fastido.
-Esto resulta increíble.
Ni que fuera una niña de quince años.
Escuchó como su hermano
se reía, por el enfado de la chica.
-Tranquilízate, él solo
se preocupa por ti –Trató de defender a su amigo con cierto tono adulador.
Pero no sirvió para
nada en aquel momento. Ella, ya se hallaba enfadada.
-El hacerme la vida
imposible, no es preocuparse por nadie hermanito –Se quejó.
Su hermano se quedó
callado por unos segundos, extrañando a la joven cuando volvió hablar.
-¿En qué bar te
encuentras? ¿Irás a comer a casa? –Preguntó todo seguido con tono nervioso.
Aquello, la alertó de
que éste estaba ocultando algo. Y creía saber lo que era, pensó apareciéndole
una sonrisa en los labios.
- En uno de los muchos
que hay –No pudo evitar reírse en silencio. Al suponer, que su hermano no se
hallaba solo en aquella conversación con ella-. Y no, no voy a comer en casa –Acto
seguido, no pudo evitar el soltar una pequeña carcajada algo alta-.Seba, el que
sea más joven no significa que sea más tonta. Al revés, creo que mi técnica de
escabullirme es más evolucionada que la tuya. ¡Hasta luego chicos!
-¡Karolaine, espera un
segundo! -Imploró su hermano no pudiendo evitar el reírse, sabiendo que los
había pillado.
Derek colgó el manos
libres de su oficina con sonrisa divertida, al ver como el gato no había dado
caza al pequeño ratón.
Sí, todo iba a ir como la seda. Aquellas
navidades, iban a ser las mejores si no se equivocaba en sus suposiciones, al
haber trazado aquel plan la otra noche con Clara.
Alzó la mirada del teléfono,
para toparse con el ceño fruncido de Sebastián.
-Tú hermana, no te
tiene respeto alguno –Le pugnó enfadado, por la actitud que había mostrado la
joven.
-Sabes que estas
diciendo una tontería bien grande –Rió, reclinándose en el sillón y cruzando
las manos-. Pero vuelvo a indicarte, que no es ninguna niña inocente. Ha
crecido mucho Seba, en todo éste tiempo que has pasado sin saber de ella. Si hubieras estado más a su lado, lo habrías
podido ver por ti mismo.
Derek suspiró, haciendo
un movimiento negativo de cabeza.
-Admite, que estas
molesto porque se dio cuenta de nuestro engaño por teléfono -Rió-. Mi hermana,
tendrá veinte años. Pero es como si tuviera veinte ocho años.
Sebastián se llevó las
manos a sus caderas al tiempo que resoplaba fuerte.
-Exageras.
Derek se rió con cierta
exageración.
-Abre los ojos Seba y
acepta la verdad –Soltó con segundas totalmente divertido.
-¿Qué quieres decirme?
–Frunció el ceño, ocultando que estaba un poco sorprendido por lo que él podía
entender tras aquellas palabras.
Su amigo se puso en
pie.
-Nada –Se encogió de
hombros-. ¿Te vienes a comer? –Lo miró pudiendo observar como se hallaba éste
de ofuscado-. Sí, mejor que te vengas conmigo a comer - Rió, viendo como éste
dudaba por aquella orden-. Créeme que es lo mejor, a dejarte vagabundear por la
ciudad en busca de mi hermana.
-Da igual, déjalo -Respondió
con tono brusco, ante el punto de que su amigo lo conociera tanto hasta el hecho
de adivinar, que aquella idea era la primera que se le había pasado por la
cabeza-. Prefiero ir a solucionar papeleo atrasado.
-¿Me puedo fiar?
–Inquirió alzando una ceja divertido.
Sebastián gruñó por lo
bajo.
-Sí –Trató de sonreír consiguiendo
mostrar una pequeña mueca para tranquilizarlo-. Pero sabes, que solo
miraba por
el bien de la chica.
-Y yo te recuerdo, que
no hay nada de lo que preocuparse.
Aún sentada, en la
terraza solárium del mismo bar
–restaurante. Se hallaba mirando de forma distraída, a la gente que pasaba con
cierta prisa por la atestada calle.
Sí, definitivamente
había un poco más de stress que en Londres. Pero no la asustaba de ninguna
manera. No entendía, porque Seba la trataba como una niña pequeña. Dio una
cucharada más a su crema de espárragos, mientras sus mejillas
cogían un poco más de color al recordar el episodio de aquella mañana.
¡Dios, era penoso! Pues
aún tenía gravada la imagen del sexo de él. ¿Era aquello normal, o solo por ser
virgen que no conseguía eliminarla de su retina?
¡Que rabia!
Tenía que llamar a
Susan. Ésta, tenía que encontrarse ya
trabajando. Eran cerca de las tres y media de la tarde, por lo tanto en Londres
serian cerca de las diez y media de la mañana. Necesitaba consultar varias
cosas.
Soltó un quejido bajo,
al pensar por un segundo en las demás chicas. Sabiendo, que no estarían muy de acuerdo en ello. Pues
Susan, era la más liberal de todas, respecto al sexo. Bueno… -Se mordió el
labio en un gesto nervioso-.Ahora la cosa cambiaba un poco. Dado que estaba muy
feliz, siendo la esposa de Zack y esperando un bebé, como Helen.
Lo que no sabía muy bien,
era como sacar el tema haciendo que éste se viera como algo casual y nada
violento. Pero también esperaba, que fuera lo más normal del mundo de
preguntarse aquellas cosas entre chicas.
Mejor avanzaba
llamándola y ya dentro del tema, vería como ir diciendo las palabras. Seguro
que sobre la marcha, lograba decir algo coherente.
Aspirando con fuerza y
dedos temblorosos, alargó la mano para coger el móvil, que había dejado encima
de la mesa. Ni siquiera se molestó en buscar el número en la agenda, lo fue
marcando uno a uno cada dígito, para ganar tiempo y asegurarse que hacía lo
correcto.
Tras marcarlos todos,
volvió aspirar profundamente al tiempo que se lo llevaba a la oreja y se mordía
la uña, de un dedo de la mano que le quedaba libre.
Un tono…
Dos tonos…
Seguramente que estaba reunida, y no podía
responder. Pensó comenzando a sentir su respiración algo agitada.
Tres tonos…
¿Para qué molestarla con aquella tontería? Se
suponía que ya era una mujer adulta. Bueno, aquella es la imagen que trataba de
darle a Sebastián.
Cuatro tonos…
¡Era una tonta! Aquel nerviosismo no lo
mostraba una mujer adulta. El sexo era lo más normal de la vida.
Cinco tonos…
¿Estaba en lo cierto, verdad? Conjeturó con el
ceño fruncido y apartando un momento el aparato de su oído para a soltar un
gemido, para segundos después volver acercárselo
a la oreja.
¡Dios, tenía las manos sudadas! Aquello no era
bueno, estaba a punto de sufrir una taquicardia. Seguro…
¡A la mierda! Mejor colgaba, que era obvio que
Susan se hallaba ocupada.
Pero se equivocó, ella
descolgó antes de que pudiera cortar la llamada.
-¿Sí? –Respondió su
amiga totalmente risueña, entre un mar de voces-. ¿Karolaine, eres tú? ¿Karolaine?
-Mmm… Sí, hola -Respondió
en un hilo de voz y nerviosa.
Karolaine se quedó en
silencio, escuchando como su amiga trataba de tomar el mando desde el otro lado
de la línea.
-Schhh… -Mandó a callar
a las personas que estuvieran con ella-. Chicos, que tengo a Karolaine al teléfono.
¿Dónde y con quién se
hallaba su amiga? Pensó con el ceño fruncido y algo de temor.
-¿Chicos? –Preguntó -.
Sí estas ocupada… -Empezó a excusarse, dándose cuenta que no había sido buena
idea el llamar a su loca amiga.
-¡No! –Rió Susan-. Estamos
todos en el bar desayunando.
-¿Todos? –Exclamó con
horror.
Definitivamente, no
había sido buena idea. No quería contar su preocupación, a todas sus amigas.
-Sí –Respondió Susan-.
Estamos Sabrina, Lucas, Marta, Marcus, Helen, el negrero… -Rió un momento, ante
la obvia queja de Thom por el renombre-. Zack, Clarise, casi la oficina –Volvió
a reír-. Y todos, queremos saber como estas.
-¡Muy bien!
Aquello era cierto.
Estaba feliz, de pasar aquellos días con su hermano.
-Por aquí preguntan con
cierta ansiedad, si ya ligaste…. –De
pronto, el tono risueño de la chica, pasó a uno más agresivo-. ¡Venga Thom,
déjala en paz!
Escuchó, como Susan le
hablaba a su jefe. Era obvio, que éste la protegía como hacía Sebastián con
ella.
¡Y todo porque era una
joven virginal! Empezaba a estar, un poquito hasta las narices…
-¿Te sirve bien la
ropa? –Preguntó con cierto recochineo la mujer, sacándola de sus pensamientos.
-¡Es verdad! –Exclamó
veloz.
De pronto, se había
acordado de otro dato muy importante. La maldita jugarreta que le habían hecho
las locas. Tomando nota, para devolvérsela con creces en cuanto tuviera una
mínima oportunidad.
-¡UY! –Se extrañó
Susan-. ¿Algo debe de ocurrirte, porque no te acordabas de ello? –Rió otra
vez-. Y mira, que te hemos puesto ropa bien sexy.
-¡Sois muy malas
amigas! –Señaló, provocando que su amiga riera mientras se lo contaba a los
demás-. Acaso sabéis lo mucho que sufrí cuando me registraron las maletas en la
aduana y a lo primero, pensé que
aquellas no eran las mías. Suerte de la notita, sino me enchironaban –Gruñó lo
último-. Aunque mi imagen no quedó muy limpia, que digamos.
-Hay no sigas, que me
meo en las bragas –Pidió Susan muerta de la risa.
-Pues ten ojito, que
estando embarazada seguro que sufres de incontinencia como una abuelita –Se
mofó Karolaine, volviendo a sacar su nueva vena maligna a causa del grupo de la
oficina.
-¡Ey mona, qué te hice
para que me muerdas así! –Inquirió Susan, con menos buen humor-. Y no te hagas
la sueca, explica qué te ha ocurrido. Me huelo, cuando estas nerviosa por algo
–Indicó acertadamente con orden tajante.
-No me ocurre nada
-¡Mentira! Se gritó a sí misma-. Y no, no eh ligado con ningún neoyorquino
guapo -¡Ojalá le ocurriera! A sí, sería una manera de olvidarse de Sebastián.
-¿De verdad, qué no te
ocurre nada? –Preguntó Susan suspicaz-. Te noto rara, como nerviosa y
preocupada… ¿Va todo bien con tú hermano?
No tenía que haber
llamado. Ahora se arrepentía de su impulso. Su amiga, no iba a parar hasta
lograr sonsacarle toda la información. Lo que sería un completo suicidio, al
estar toda la plantilla del grupo.
Tenía que calmar sus
nervios, para que creyeran que habían sido imaginaciones suyas.
-Va todo muy bien, mi
hermano y su prometida me tienen como una princesa –Señaló divertida.
-¿Pero? –Preguntó
Susan, dándole pie a que continuara con lo que se callaba y utilizando un tono
suave, hipnotozador…
Estaba acabada, lo
sabía. Era una marioneta en manos de esas locas.
-Sebastián, está aquí
-Acabó por decir, en un suspiro-. En casa de mi hermano, la suya está en obras.
Dormimos, en la misma habitación… ¡Camas separadas! –Soltó, antes de que la
mente de su amiga corriera más deprisa de lo que debía.
-Comprendo –Dijo Susan,
callando por un segundo-. De modo, que has visto que sigues enamorada de él -Señaló su amiga,
volviendo hacer un cambio brusco de tono al dirigirse a otra persona -.
¡Cállate Thom! -Como no, tenía que ser su jefe quien hubiera soltado una protesta
veloz ante aquel hecho-. ¿Qué te ha dicho ante el cambio? –Preguntó Susan, ignorando
por completo los gruñidos bajos del hombre.
-Se sorprendió mucho
-Rió suave, al recordar la expresión del hombre en el ascensor-. Y durante el
primer día, se creía mi cambio. Ya sabes… Simular, que no soy la joven virginal
que él conoce –suspiró fuerte-. Todo iba bien, hasta me divertía ver durante esas
horas, su ceño fruncido por como era yo ahora… Pero… Toda esa imagen, se fue a
la basura ésta mañana –Gimió frustrada-.Lo siento mucho Susan, pero no eh
durado ni un día.
-¿Qué ocurrió para que
creas eso?-Le preguntó con tono dulce.
Aquella vez, no
respondió rápido. Calló, pues no sabía como seguir. Sentía un nudo enorme en el
estómago, a pesar de saber que todo el grupo tenía que estar en espera de que
ella dijera algo, para que Susan lo repitiera en voz alta.
-¿Karolaine? –La llamó
con el mismo tono. Pero una vez más volvió aparecer la salvaje, cuando fue
interrumpida por tercera vez por su jefe-. ¡Por dios Thom, quieres callarte y
dejarme escuchar! –Volvió a gritar en el oído de Karolaine, totalmente desesperada-.
Sí, tú niña es virgen. Puedes dejar de sacar espuma por la boca –Resopló desesperada-.
¿Karolaine, sigues ahí?
-Sí –Habló en un hilo
de voz-. Perdona, es solo que me da mucha rabia una cosa. Y por otro lado, aún
estoy un poco acalorada de la vergüenza.
-¿Por la vergüenza,
pero qué te ha ocurrido? –Su amiga cada vez estaba más muerta de curiosidad.
-Bueno, verás… -Paró
para pensar por donde empezar-. Durante el día de ayer que es cuando él llegó. Todo iba genial –Describía
la situación con tono animado-. Sebastián, parecía sorprendido con mi cambio
físico. Y creo, que un poco molesto porque le di a entender, que de virginal no tenía nada –Su
tono, ya dejó de ser animado para pasar a ser un poco más arrastrado-. Pero
ésta mañana, por culpa de mi hermano fui al dormitorio a llamarlo -Dios, volvía
a sentir calor por su cuerpo al volver a recordar aquel duro…
Sin darse cuenta, soltó un gemido en voz alta.
Sorprendiendo aún más a su amiga, quien ya no sabía aguantarse más la
curiosidad.
-Bien, Karolaine… –Dijo
Susan con voz pausada, por donde estaba llegando aquella conversación-. ¿Y qué
ocurrió cuando fuiste al dormitorio?
-Pues…
Volvió a dudar un poco
de sus palabras y del tema.
-¡Por dios, Helen!
–Chilló nuevamente Susan en protesta-. Haz callar a tú marido. Maldito pesado,
no nos deja saber…
Aquello, hizo que se
echara definitivamente para atrás. No era el momento adecuado.
-Bueno, creo que
llamaré más tarde -Se excusó con tono
nervioso y veloz-. Cuando estés más tranquila.
-¡Qué! –Se sobresaltó
su amiga-. Espera Karolaine, no cuelgues….
-Te llamaré más tarde.
-¡No! Por favor, no le
hagas ningún caso a Thom. Ya sabes como es de protector con todas y con…
¿Karolaine?... ¿Sigues ahí?¡Gracias Thom! –Miró con cierta furia a su jefe.
BIEN MÄS KAROLINE!!!! Y pobre chica me la imagino contando todo en altavoz mientras al otro lado está el congreso completo haciendo comentarios....pobrecilla. Y quiero más de Sebastian celoso en ¿encantador? Besos brujis
ResponderEliminarpero como me rei....me encanto el capitulo y esperando mas, aver si ahora si termina de contar todo y ya no interrumpe Thomas jajajaja
ResponderEliminarVeo que os gusta que en el fondo lo p
ResponderEliminarjejejjee
Sois chicas malas. ésta semana tendréis otro capitulo más de ella. Saludos chicas,un beso enorme.