Al día siguiente entrenaron como nunca. André sabía lo que se requería… menor esfuerzo que para una olimpiada individual pero mucho mayor para impresionar a los jurados con su sincronía y compenetración. En su mente a momentos se dibujaba ese fantasma de Janice… pero él intentaba alejarlo… esa historia destrozada… debía quedar atrás… ese ligero sentimiento de… traición…
Garely no lo podía evitar. No olvidaba el dolor de los golpes de lo que una vez creyó era amor… pero ahí estaba. Sintiéndolo otra vez… en la situación más inapropiada y con la persona más inverosímil que podría haber imaginado. Pero… no podía ser amor… pero como se parecía a él… asustaba como él… desorientaba como solo el sentimiento ese lo puede hacer.
Empezaron a patinar… y desearon con todo su corazón… los dos… al mismo tiempo… que ese fuego se apagara… y al mismo tiempo sus miradas se cruzaron… y sus corazones temieron… que no fuera así… que no se extinguiría…
Garely le informó que las pruebas eran dentro de un par de meses más. Él asintió y continuaron entrenando. No hablaban de lo que estaba surgiendo… no era nada… si lo ignoraban lo suficiente y con fuerza… se iría…
En la pista vio a la pareja. ¡Qué notición! Esa era la razón por la que no querían revelar el misterioso acompañante de Garely Vega… ¡André Miller! Quién lo diría… que él volvería después del fracaso con… Bien, eso tenía que saberse.
Faltaban dos días para su gran regreso a las pistas. Garely se sentía tan expectante… y fue aún con más energía esa mañana a su pista… y espero. Espero a André… él nunca se retrasaba… él nunca faltaba… él… él nunca llegó.
Garely… intentó localizarlo. No tuvo éxito. En su oficina… no le habían dado razón. Ella intentó a su móvil… no hubo respuesta. ¿dónde se habría metido? ¡No! Solo rogaba que no le hubiera sucedido nada porque… porque ella no lo soportaría… no… André estaba bien… sí, solo había tenido un imprevisto, seguro. Nada grave… él aparecería y ella… ella lo abrazaría y luego lo estrangularía.
Todo un día perdido. Ella regresó agotada a su casa. Se sentía física y mentalmente extenuada. ¡Una persona no podía desaparecer así de la faz de la Tierra ! Mañana… -se dijo cerrando sus ojos y echándose en la cama- mañana sería otro día… y ella volvería al hielo… a esperar…
André abrió sus ojos con lentitud. No quiso correr las cortinas… miró el reloj de la mesita de noche… sí, suponía que era de noche… y no le importaba. Realmente le importaba un comino que hora era… o que día… o si el mundo seguía girando o no… para él ya no… él no valía nada… él quería estar solo… quería que todo se acabara de una maldita vez… bebió un trago y se volvió a sumir en la oscuridad.
Garely despertó angustiada. Apostaba su vida a que algo no iba bien. Ella iría a ver nuevamente a la secretaria de André… y aunque tuviera que amenazarle… iba a obtener su dirección, sí… ella podía ser muy persuasiva si se lo proponía… y con eso en mente… se volvió a dormir.
El sol despuntaba sus rayos y Garely fue a esperarlo… pero la opresión en su pecho le advertía ya… que era en vano. André no iría… ella lo sabía. Estaba casi segura… Lo esperó y fue, dispuesta a amenazar a medio mundo con tal de conseguir su dirección.
Después de unas cuantas amenazas… no había sido tan difícil. Ahora… ¿cómo le iba a hacer para entrar?
Frente al portón, admiró la casa. Era bonita… y él no podía vivir solo ahí. El guardia le preguntó que quería… ella se identificó sin resultado alguno. Lo intentó y el guardia no cedía. No tuvo alternativa… le pegó un fuerte puñetazo que seguro le dolió más a ella pero… pudo entrar después de que él maldijera una y otra vez mientras le abría el portón. Sí quería desquitarse con algún hombre, él no tenía por qué pagar -refunfuñó hacia Garely. Ella se disculpó pero se escabulló rápidamente hasta la puerta principal, antes de que tuviera oportunidad de pensarlo mejor.
La puerta estaba cerrada pero sin seguro. Se destrabó fácilmente y ella inició su recorrido. ¿Eso contaba como allanamiento de morada también? -se preguntó y negó con su cabeza. ¡Qué diablos le importaba! Ella iba a localizar a André… no importaba cómo… y no se detuvo ni un momento a pensar que… tal vez no le gustara lo que hallaría.
Subió las escaleras y le extrañó no ver a nadie ahí. Parecía una casa que requería un buen mantenimiento y por los menos un ama de llaves y dos sirvientas. Todo estaba casi reluciente… solo una ligerísima capa de polvo… como si no hubieran limpiado… hace un par de días…
El pasillo tenía varias puertas… había un desorden que no había notado antes. No en toda la casa, en cierto sector… de hecho, era un camino de destrucción. “Alguien” había estado furioso y había ido derribando todo a su paso… y llevaba directamente… a la que supuso era la puerta del dormitorio de André.
Tocó la puerta con temor. Una vez ahí… no estaba segura de lo que hacía. Pero, no iba a dar marcha atrás… ya era tarde para eso. Respiró hondo y giró el picaporte. ¡No!… lo que vio… no le gustó nada. ¡Maldito fuera André Miller!
Él sintió que alguien se acercaba. No se molestó en abrir los ojos… no podía ser nadie. Él había dado órdenes claras de que no quería a nadie ahí. Todos se habían marchado… todos sabían lo que significaba cuando él decía que quería estar solo… nadie, nadie podía molestarlo. Sí, quien sabía cuanto tiempo estaría ahí… tomó otro sorbo de su botella y con pesar vio que se había terminado. Rumió algo ininteligible y se dio cuenta que estaba pensando… entonces, no estaba tan borracho como pretendía. ¡Demonios! ¿Es que nada le podía salir bien?
Estaba demasiado oscuro pero Garely lo podía ver… André botado en el suelo, con una botella de whisky en la mano, su cabello despeinado y enmarañado, sumamente desalineado y con su cabeza apoyada en la pared. Aún en ese estado, ella no pudo evitar sentir… eso. Dios, estaba perdida…
- ¿Qué diablos quieres? -preguntó él sin mirar. No le importaba quien era… solo quería que se largara de ahí quien quiera que fuera.
Capítulo 8
- ¿Puedo saber…? -decía Garely y se dio cuenta que su voz no le salía, era apenas un murmullo- André… -fue todo lo que pudo pronunciar… y eso, sí retumbó en la habitación.
Él abrió los ojos, incrédulo. ¿Estaría soñando? ¿Era la voz de…? Abrió ligeramente sus ojos… y aún a través del sopor de su estado… pudo contemplar a su ángel… Garely… ahí parada con su rostro estupefacto y furioso a la vez.
- ¡Garely! ¿qué haces aquí? -dijo André… o al menos lo pretendió porque sus palabras sonaban casi incoherentes por su voz pastosa- ¿Cómo entraste? Yo… -se sentía tan avergonzado de que ella lo viera así, tan culpable por sentirse avergonzado… no debería… él seguía traicionando a Janice con cada uno de sus pensamientos… de sus estúpidos remordimientos… ¡jamás debió haber compartido nada con Garely! Ni la pista… ni mucho menos su… corazón…
- ¡Tú! -su voz finalmente acudió a ella- ¡André! -repitió y… se dio cuenta que no podía decir nada más. Ella quería reprocharle su comportamiento. Decirle que le había fallado y que se sentía herida. Que no debió exponerla… que no se lo merecía. Pero, en cambio, no podía decir nada de eso. Al parecer su corazón se empeñaba en solo recordar cuanto él le había ayudado, como había estado ahí, cuantos meses creyendo en ella… Y Garely solo quiso llorar, abrazada a él… que le contara por qué estaba así… que permitiera que lo consolara… que le dejara entrar.
André cerró los ojos cansinamente, esperando la reprimenda que seguro seguirían a las palabras: Tú y André, pronunciadas por Garely; porque ella estaría decepcionada y le reprocharía el haberle fallado… y él lo sabía. Pero… nada. Garely no había dicho nada más. Seguía parada como sumida en profundas reflexiones. No parecía mirarlo a él… sino algo más allá. Y cuando lo miró, lo que vio en los profundos ojos femeninos lo desconcertó enormemente. No estaba molesta, no… sí lo estaba pero, eso no era lo que vio ahí… sino…
- André… -Garely en dos pasos estuvo arrodillada junto a él. No sabía que decir. Ni siquiera sabía por qué estaba ahí… bueno, sí lo sabía pero…- ¡Tú! -repitió nuevamente y rozó con delicadeza su rostro. Al parecer el nombre de él y tú era lo único que podía decir.
- Garely… -él atrapó su mano y se la llevó a los labios. Ella sintió que estaba a punto de desmayarse. Él no pasó por alto la electricidad que sacudió su cuerpo entero- ¿Cómo sabías que estaba aquí?
- Yo no… -empezó a decir pero él ni siquiera la escuchaba. Estaba quedándose dormido- Hummm… creo que lo mejor será que tomes un baño mientras yo preparo un café.
- No quiero -se resistió él como un chiquillo.
- ¿Por qué? -cuestionó.
- Porque no quiero. Estoy perfectamente así -persistió tercamente.
- Vas a ir -insistió Garely- O…
- ¿O qué? -preguntó él.
- O te llevaré yo misma.
- ¿Tú? -soltó incrédulo y burlón.
- Sí, yo. Y no creas que por mi lesión no podría hacerlo… -sabía que él reaccionaría cuando ella le recordara lo del accidente pero, como él no se movía, hizo ademán de agacharse a tomarlo por la cintura.
- ¡No! -negó él alejándose a rastras- Bien -accedió y cuando quiso levantarse se tambaleó con fuerza. Garely únicamente pudo ponerse de pie, casi darle apoyo porque él la empujó con toda la fuerza de su cuerpo y cayeron sobre la cama, él encima de ella.
Garely sentía que el peso de André le estaba asfixiando. Él no era un hombre precisamente grueso pero si era bastante alto y en su estado… ¡realmente pesaba!
- André -lo urgió en un resuello- ¡muévete por favor!
- ¿Qué? -él estaba adormilado- ¿cómo es que llegaste ahí?
- André… -exclamó y él la miró desorientado.
- ¿Garely? ¿Tú aquí?
- André, por favor…
- ¿Por qué estamos en mi cama? ¿Por qué…?
Ella no le permitió continuar y con las pocas fuerzas que le quedaban gritó:
- ¡André, quítate de encima que me estás aplastando!
Él reaccionó brevemente y rodó al costado. Ella aspiró con fuerza y puso su mano sobre su desbocado corazón, intentado respirar con calma.
- ¿Qué pasa Garely?
- ¿Dónde está el baño? -preguntó ella sin responderle. Él le indicó la puerta- Bien, vas a tomar un baño ahora…
André intentó resistirse pero se dejó llevar. Garely hizo un gran esfuerzo pero finalmente lo colocó bajo la ducha y la abrió. Un chorro de agua helada bañó el cuerpo de André e, inevitablemente, el de ella también.
- ¡Maldición! -bufó ella saliendo rápidamente de la ducha y dejando a André apoyado sobre la pared… apenas estaba reaccionando y soltó una sarta de maldiciones que calmó el espíritu vengativo de Garely. Lo dejó ahí y se fue hasta la cocina a preparar un café.
No conocía la distribución de la casa pero fue relativamente fácil dar con la cocina. Prendió la cafetera y preparó un café bien cargado para André y ella… aparentemente lo necesitarían los dos.
André estaba tiritando bajo el agua helada aún tratando de entender qué demonios había pasado. En un momento estaba cómodamente sentado con su botella de whisky y al minuto siguiente estaba bajo un potente chorro de agua helada. ¿Cómo había llegado? ¿Acaso ella realmente estaba ahí? Al principio… había creído que estaba viendo un fantasma… Janice. Pero no, era Garely… que hablaba con él… lo reprendía y… -temperó el agua y suspiró satisfecho- y que había estado en su cama… bajo él. ¿No había sido un sueño? No era algo nuevo en su mente precisamente… él había soñado con ella… últimamente con más intensidad… cada noche… con más frecuencia… y… -cerró la ducha y tomó una toalla para secarse- y… rogaba con todas sus fuerzas que eso no significara nada…
Capítulo 9
Garely aspiró el aroma del café mezclado con la ligera colonia del hombre que se encontraba a sus espaldas… a unos escasos centímetros que podía perfectamente saber que estaba ahí aún sin mirarlo.
André se acercó lentamente y sin hacer ruido. Aún estaba pensando en qué diría, en caso de que Garely fuera real y estuviera ahí, sobre su comportamiento. Efectivamente, ella estaba de espaldas a él, sirviendo el café que de pronto se le antojó bastante apetecible.
Las manos de los dos se encontraron al tomar la misma taza. Él la tomaba desde atrás y ella quería dársela a él. El contacto fue mágico… casi tan intenso como en la pista de hielo cuando entrenaban. Garely apartó la mano de inmediato y él murmuró un gracias, llevándose la taza a los labios.
Ella asintió silenciosamente y también tomó su café. Estuvieron varios minutos sin hablar… cada uno meditando lo que debería decir a continuación. Continuaban parados, cuando André fue hasta un taburete y se dejó caer, invitando con la mano a Garely a hacer lo mismo, a su lado.
Una vez frente a frente… había llegado el momento de hablar.
- Garely yo… -empezó André luego de carraspear un poco- quiero disculparme… mi… la manera en que me encontraste… yo… -él esquivó su mirada- lo siento.
- No tienes por qué… yo fui quien irrumpió en tu casa. Pero… lo hice por una razón. Quiero saber… -Garely respiró hondo- necesito saber… por qué…
- No… -André negó cuando su cabeza empezó a darle vueltas… empezaba a confundir la realidad con el pasado…
- Necesito saber por qué Andy… ¿por qué lo hiciste? -sollozaba Janice abrazándose a sí misma- yo te necesitaba a mi lado…
- Pero Jan… no seas tan dramática –decía duramente el joven André- simplemente no pude… tengo otros compromisos que cumplir ¿sabes?
- Andy… yo entiendo tu pasión. Yo también amo el patinaje y…
- Quieres ser famosa… -completó él sin percatarse del dolor que causaba en la muchacha- Por eso me “necesitabas” ahí -dijo con ironía- pero tranquila, otra vez será y haré la aparición junto a ti… ¿contenta? -André simuló una sonrisa y se alejó comentando con su amigo- aunque no sé si sirva de algo a mi carrera… una joven inexperta… ¿Qué tal si fracasa?
- Pero tú prometiste ayudarla… -recordó el hombre que había sido su amigo desde la infancia- además yo pensaba que tú y ella…
- Yo no la quiero… que te quede bien claro… Tengo a tantas mujeres… -había dicho y esas palabras le taladraban el corazón de dolor al recordar…
Jamás se había imaginado que Janice lo estaba siguiendo… y que escuchaba cada palabra que él decía…
- ¿No? ¿No qué, André? -preguntaba Garely frente a la mirada vacía reflejada en el rostro de él- No quiero rodeos… -dijo cuando él finalmente parecía volver a la realidad- ¿por qué no fuiste a la pista?
- ¿A la pista? -repitió confuso casi sin asimilar las palabras- La pista… -volvió a decir- Garely… tenemos que hablar… -replicó serio.
- Sé que tenemos que hablar -contestó exasperada- ¿para qué crees que estoy aquí? -se levantó rápidamente y comenzó a dar grandes pasos- ¡necesito saber qué sucede, André! ¡Desapareces a días de la clasificación, te encuentro borracho y encerrado desde quien sabe cuánto tiempo! Y yo… yo estaba preocupada por…
- Por tu imagen… -la interrumpió André con amargura- por cómo dañará a tu carrera si yo desaparezco y no patino contigo… ya sé ese cuento…
- ¡No, estúpido! -gritó Garely harta- ¡Preocupada por ti, André! Ni siquiera recordé mi carrera… sino a ti… ¡demonios! ¿qué clase de persona crees que soy? André, mírame -ordenó con impaciencia- ¿a qué te refieres? Yo… -Garely ahogó un sollozo cuando el pasado la golpeó con fuerza…
Iba muy contenta del brazo de Dirk… se habían comprometido y ella se sentía en una nube. Garely le dedicó una deslumbrante sonrisa a su rubio novio y continuaron hablando de su futuro, lo exitosa que llegaría a ser, el dinero que ganaría… ¿eso había dicho Dirk? ¿el dinero?
- ¿Dinero, mi amor? -Garely lo miró con ensoñación- eso no lo había pensado pero supongo que ganaré algo… lo que más deseo es llegar a las olimpiadas…
- Y ser rentable… tu imagen será muy rentable amor -su ambición se había evidenciado en su mirada pero Garely estaba cegada- ¡No puedo esperar a verte triunfar!
- Ni yo Dirk… será emocionante tenerte a mi lado… -ella lo besó con pasión en la puerta de la casa de él- Listo guapo, estás en casa sano y salvo… ahora debo irme -se despidió Garely que había dejado su auto a 2 cuadras del hogar de Dirk porque no encontró lugar para estacionar- espero que arreglen pronto tu auto amor… te amo -lo estrechó- adiós.
- Adiós nena… que te vaya muy bien. Nos vemos mañana -fue lo último que pronunció Dirk… lo último que ella había escuchado embobada… antes de enterarse de su juego.
-… yo no soy así -completó su idea anterior Garely al regresar al presente.
- No quise ofenderte -se disculpó de inmediato André, pero no la miró- Yo solo…
- ¿Qué André? ¿Qué es lo que sucede? -Garely sonó dura hasta a sus oídos… pero ya quería que él soltará lo que sea que fuera a decir.
- Yo no voy a patinar… ni contigo, ni con nadie… nunca más -dijo tras aspirar profundamente y Garely sintió que le faltaba el aire… se puso muy pálida y André… él odió el sentimiento tan familiar de culpabilidad que lo invadió.
- Ya… he vuelto… ¡Maldición, me he perdido un gran brindis en mi honor! -dijo altaneramente- ¿se puede saber que quieres Janice? -gritó entrando en casa de ella pero un extraño silencio reinaba en el lugar.
- ¿André Miller? -inquirió una voz desde lo alto de las escaleras.
- Sí, soy yo… -respondió y miró al hombre que tenía expresión grave y vestía bata.
- Señor Miller, una enfermera fue quien lo llamó. La señorita Janice Villa nos pidió contactarnos con usted para que… empiecen los arreglos para su funeral… y ya que su familia… -el hombre siguió hablando pero André no escuchaba… su mundo se acababa de derrumbar en mil pedazos.
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