viernes, 22 de marzo de 2013

Marina Abramovic "Abuela del arte de la performance".


Tengo que admitir que no sabía quién era Marina, por lo que me di a la tarea siempre sencilla gracias a Wikipedia de saber más sobre ella. ¿Por qué lo  hice? Por que vi  una de sus performance, ella interactua con el público, la dinámica va de que se siente una persona frente a ella y se vean a los ojos durante un minuto. Independientemente de que a mí se me vino a la mente el juego de "a ver quien se rie primero mientras nos miramos a los ojos fijamente" que cuando era niña denominábamos a este juego como "serios", me llamó la atención esta performance por la reacción de ella cuando ve a  un antiguo amor...
Su trabajo en el arte es ciertamente diferente y permitanme lo comente antes de mencionar el objetivo principal de este post.

Ritmo 0, 1974

Para probar los límites de la relación entre el artista y el público, Abramović desarrolló una de sus performances mas exigentes (y la más conocida). En ella adoptaba un rol pasivo, mientras el público la forzaba a realizar la actuación.
Colocó sobre una mesa 72 objetos que la gente le permitiera usar en la forma que ellos eligieran. Algunos de estos objetos podían dar placer, mientras otros podían infligir dolor o incluso dañarla. Entre ellos había tijeras, un cuchillo, un látigo, una pistola y una bala. Durante seis horas la artista permitió a los miembros de la audiencia manipular su cuerpo y sus acciones.
Inicialmente, la audiencia reaccionó con precaución y pudor, pero a medida que pasaba el tiempo (y la artista permanecía impasible) mucha gente empezó a actuar muy agresivamente.

No soy una persona demasiado entendida en cuestión artística, me gustan muchos de los trabajos de pintores pero que nacieron hace muchísimos años, este tipo de arte que ella genera o crea no es precisamente de mi gusto, pero para gustos los colores, ahora sí, vamos al punto, ella conoció a Ulay otro artista del performance y tuvieron una intensa relación en la cual juntos hicieron muchos trabajos que para esta analfabeta del performance son de lo más raro. Cuando vieron que su relación se venía abajo decidieron caminar la Muralla China, cada quién desde un extremo para encontrarse en el centro, darse un fuerte abrazo y no volver a verse. Abramović concibió esta caminata en un sueño, y le proporcionó lo que para ella era un fin apropiado y romántico a una relación llena de misticismo, energía y atracción.

Muchos años después ella expuso en el MoMa y presentó 'el artista está presente', un minuto de silencio mirando a los ojos de quien quisiera sentarse frente a ella. Esto es lo que pasó cuando Ulay llegó y que nos recuerda que la gente que llega a nuestras vidas y les permitimos quedarse en ellas, sucede como decía una amiga: a veces solo basta un minuto para recordar toda  una vida.

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