viernes, 4 de enero de 2013

El secreto del León - cuento 12°



El grupo de viajeros  llegó hasta la primer muralla y los cuatro jóvenes levantaron la vista en gesto de admiración.
Aquel lugar estaba   relacionado con la historia familiar, los jóvenes miembros de la familia Blackdalion recordaban las historias en las que su abuelo encerraba a la intempestiva Elady en la habitación de la torre y recordaban también como la, por entonces, muchacha se había escabullido  hábilmente para ir a socorrer a su agonizante marido. Habían escuchado aquella historia miles de veces en su infancia  y ahora una vez más los caminos de la vida los traían a la ciudad más protegida del reino , la amurallada Winterday.
Dos de los jóvenes aquietaron la marcha de sus caballos,  el hombre de ojos glaucos se acercó al otro que era casi un reflejo de sí mismo.
-No sé que hacemos aquí– protestó Conrad apenas traspasaron los muros exteriores
 -Deja de quejarte – le contestó Lysander – Kyrian y Lombard tenían que venir en visita protocolar y aceptamos acompañarlos
-No somos bienvenidos aquí – insistió sombrío el joven

-¿Crees que no lo sé?, pero Kyrian tenía que venir  y  no me importa si es princesa o si Lombard la protege con su vida, no la íbamos a dejar o ¿ hubieses preferido que dejáramos a nuestra hermanita venir sola ..?
-No y por eso estoy aquí
-Entonces cambia la cara o vas a empeorar las cosas. – sugirió a su mellizo
-No lo entiendo –comentó Aly  que había escuchado parte de la conversación y se había acercado a ellos – creí que los Blackdalion y la gente de Winterday eran aliados.
-Oh sí, pero los Likaios son otra cosa , no quieren a los magos aquí...- respondió Lysander
-Si el abuelo te escucha...- lo censuró Conrad en voz baja
-Pero  fue tu padre quien detuvo al asesino. – dijo Aly a su esposo
- Sí, pero supongo que eso no apaleó el dolor de que fuese  alguien con el don quien le quitara la vida  a su primogénito - aclaró Lysander y Conrad se mantuvo en silencio.
- Es injusto – protesto Aly.
-La vida no es siempre justa pelirroja , y no siempre somos juzgados por nuestros propios crímenes, muchas veces nos castigan por los errores ajenos-  comentó Conrad y Aly no pudo evitar percibir la frialdad que desprendía la voz y los ojos de su cuñado.
Luego quedaron en silencio desbordados por la visión del Castillo y sus fabulosas torres.
Recorrieron el camino hasta que llegó una escolta a recibirlos y dio la sensación de que el fortificado lugar se tragaba a las pequeñas figuras que ingresaban por la pasarela, casi como si fueran las fauces de un gran animal cerniéndose sobre desprevenidas víctimas.

Los mellizos avanzaron recelosos   e intentaron pasar desapercibidos, dejando que Lombard se hiciera cargo de todo. Por suerte Kyrian no había escuchado nada de su conversación anterior , así que su única preocupación era que le asignaran la habitación de la Torre, aquella de la que su abuela había escapado años atrás.
Si el recibimiento de los Señores de Winterday fue algo frío nadie pareció notarlo, sólo Conrad permanecía en estado de alerta y sus ojos claros parecían querer penetrar más allá de lo visible.
El joven Likaios fue amable con sus anfitriones y con los demás invitados de Winterday , sin embargo su apariencia era la de un león  encerrado. Era tal la incomodidad que Conrad transmitía con su cuerpo que finalmente Lombard, tan perspicaz como siempre,  le sugirió que diera un paseo junto a los demás mientras él trataba con el Señor de Winterday.
Después de instalarse en los aposentos asignados, Conrad, Lysander , Kyrian y Alina se dedicaron a recorrer  Winterday, mientras el príncipe se encargaba de los asuntos oficiales.
Era un lugar hermoso, famoso por sus murallas fortificadas y tenía un lugar en las memorias familiares de los Blackdalion así que recorrerlo  fue un placer para los cuatro jóvenes, sobretodo porque podían compartir sus impresiones y el paseo estuvo lleno de risas compartidas.
Sin embargo aquella fugaz placidez estaba destinada a no durar.
Mientras caminaban  de regreso al Castillo unas voces femeninas llegaron hasta ellos y  a pesar de la distancia, sonaron claras y las palabras se distinguieron con nitidez poniendo en alerta a los  ,hasta ese momento, despreocupados caminantes.
-Sin dudas es una lástima que  Lysander se haya casado , pero Conrad aún está disponible.-comentó una joven con aire soñador
-Es tan apuesto – dijo otra apenas conteniendo un suspiro
-Todos los hombres de esa familia son devastadoramente  guapos  y no me importaría llevar a Conrad hasta el altar – agregó una tercera con voz seductora
-¡Sinceramente no puedo creer lo que estoy oyendo!- exclamó  indignada Tiaren Winterday llegando hasta ellas e interrumpiendo la idílica ensoñación romántica- No sé cómo pueden gustarles esos hombres. Parecen que se olvidan que Conrad Likaios es un brujo, qué clase de mujeres son que se atarían a un hombre como ese.  ¿Acaso están dispuestas a atarse a un demonio?. Tal vez lo merecen por ser tan cabeza huecas, tal vez merezcan la condenación…-dijo la joven dejando en claro su posición.
-Tiaren…- musitó una de ellas haciendo señas y cuando la chica  se dio vuelta se vio frente a frente con la familia Likaios y con los ojos glaucos del desprestigiado joven  clavados en ella.
Conrad miró a la joven con una expresión indescifrable, las demás se sonrojaron pero ella lo miró impasible como retándolo a que se defendiera.
La fría mirada gris de la chica era casi como el desafío de una venenosa espada.
Conrad había aprendido a manejar sus arrebatos y además era muy caballero para hacer lo que le venía a la mente.
Sin embargo las mujeres de su familia no pensaban igual.
-¡No deberías hablar así  de alguien que no conoces ! Conrad es un buen hombre, el mejor –dijo Aly increpando a la joven Winterday , de hecho parecía ser capaz de lanzarse sobre ella pero Conrad la detuvo  sujetándola por la cintura  -
-No importa Alina , vamos – dijo el joven con calma  mientras  , a pocos pasos detrás,  Lysander detenía a Kyrian que estallaba iracunda
-¡Esa rata presumida!, yo voy a enseñarle a no meterse con mi hermano – dijo la joven Likaios al tiempo que levantaba la mano en un amenazante gesto pero Lys se lo impidió
-No Kyrian. Somos mejor que eso y estamos en su casa , Princesa, no lo olvides  – dijo el joven aunque sus ojos brillaban de ira por el ultraje contra su mellizo.
Conrad hizo un leve gesto con la cabeza como burda imitación de saludo y se retiró arrastrando a su furiosa cuñada con él.
Detrás de él Tiaren Winterday se volvió triunfante hacia sus  mudas compañeras y ni siquiera la mirada censuradora de éstas le hizo sentir el mínimo remordimiento.

Conrad se acercó a su familia sin mirar atrás, aunque una vez más la tensión se vio reflejada en cada movimiento de su poderoso cuerpo.
Su hermano mellizo se acercó presuroso a él
-Con...-dijo Lysander que intuía el dolor de su hermano
-Toma a tu esposa Lys – respondió él soltando a Alina ya que aún la arrastraba consigo  – parece que convivir contigo la ha convertido en una fierecilla  - comentó aparentemente divertido ocultando sus verdaderos sentimientos, al tiempo que seguía caminando para alejarse rápidamente del lugar donde lo habían injuriado
-Debes alejarte de mujeres como esa Conrad, tal vez si nos dices quien es tu amor secreto podremos ayudarte ... – dijo Aly impulsivamente y al ver  la expresión de su cuñado supo que había sido demasiado  indiscreta
-¡¿Amor secreto?! – exclamaron Lysander y Kyrian mirando fijamente a su  hermano
-Ya basta ...- protestó Conrad
-Conny podríamos ayudarte – dijo Kyrian demasiado melosa  como para sonar confiable.
-¡Dios me libre!
- Conrad , me gustaría darte un poco de tu propia medicina – dijo Lysander con una sonrisa sesgada
-Vamos Lys, tienes a la chica de tus sueños , supéralo ya .Déjenme tranquilo, estoy bien solo, así que abandonen el papel de casamenteros  y de defensores que les queda mal .Puedo cuidar de mí mismo – dijo enfadado y se adelantó dejando atrás  a sus hermanos mirándolo  boquiabiertos.


Kyrian se había sentado en el centro de la enorme cama , mientras esperaba impaciente el regreso de su esposo. Habían pasado varias horas desde que regresaran al Castillo y Kyrian le contara a Lombard el incidente entre Conrad y Tiaren Winterday. El príncipe había reaccionado con indignación, reacción agravada por el malestar que aquel suceso había causado a su  adorada esposa.
El joven príncipe llevaba un par de horas dialogando con los Señores del lugar mientras Kyrian había decidido esperarlo en la habitación.
La ansiedad le estaba ganando cuando Lombard entró y se acercó decidido a ella envolviéndola con su cálida mirada violeta.
-Bien, ya hablé con el Señor de Winterday, mañana a primera hora nos vamos-expresó sentándose a su lado en la cama
-Pero  los asuntos que tenías que tratar…
-Otro lo hará en mi lugar, un miembro de mi familia ha sido ofendido y  con ello te han herido a ti. No podemos quedarnos…
- Pero tu padre va a enfadarse, quería que tú te encargaras de esto
-Créeme, cuando sepa lo que pasó no le importará. Él nunca permitiría que su heroína favorita estuviese en un lugar donde no es bienvenida, además cualquiera de mis hermanos pueden encargarse de esto
-No es verdad, tú eres el mejor diplomático, nadie lo hace mejor que tú. Lombard, ¿dijiste que no soy bienvenida?.¿Eso te dijo el Señor de Winterday? –preguntó repentinamente alarmada
-No , por supuesto que no. Se disculpó por lo sucedido, pero aún así defendió el comportamiento de su hija, y yo percibí que  aún sienten animadversión por la magia aquí. No importa lo que tu padre hizo para castigar al culpable, el hecho de que fuera alguien con el don quien mató al heredero de Winterday no ha sido olvidado ni perdonado. Lo siento Kyrian, me temo que aunque nos traten con toda la cortesía del mundo aún así será incomodo para los mellizos y para ti.
-Sí , lo sé. No quiero que nadie lastime a mis hermanos como lo hicieron hoy y creo que la mejor forma de protegerlos es irnos. Conrad y Lys estuvieron muy controlados pero no sé como reaccionaran ante otro incidente.
-Me preocupa más tu reacción, parecías una tigresa y atacando a sus anfitriones -comentó con una sonrisa tratando de aligerar el clima
-Lo siento  pero tenía que defenderlo – se justificó ella con seriedad
-Kyrian, no conozco a otros hombres con más capacidad para defenderse por sus propios medios que tus hermanos. Son peligrosos ¿sabes?, no son corderitos indefensos como pareces creer, así que por qué no dejas que ellos se encarguen de sus propias vidas
-Porque no saben hacerlo, Lys no es un problema ya porque Aly lo cuidará bien pero Conrad…
-Amor, no importa lo que yo diga, vas a volver a meternos en problemas ¿verdad?
-Yo nunca he sido problemática –protestó ella
-Eres la persona más sensata que conozco excepto cuando  te conviertes en hermana mayor de los mellizos.- comentó el príncipe con ligera diversión
Sin embargo Kyrian estaba realmente preocupada, porque ella siempre había tenido dudas sobre el poder  pero  Conrad nunca había demostrado que le importara lo que los demás pudieran decir . Tanto Con como Lys siempre habían estado orgullosos de ser quienes eran, incluso llevaban su  don con altanería, la magia les permitía doblegar leyes que limitaban a la mayoría de las personas y ellos disfrutaban de  poseer esa capacidad.
Jamás negaban su propia naturaleza y tal vez por eso Kyrian siempre había creído que sus hermanos eran inmunes a cualquier ataque, pero ese día ver como atacaban injustamente  a Conrad la había hecho replantearse un montón de cosas. Había sido muy impactante presenciar como él se dejaba calumniar sin defenderse y más aún como su carácter alegre y travieso había desaparecido para dar lugar a un muro de hielo que alejaba incluso a su familia. Además la había entristecido mucho, por su hermano, por ella y por los que vendrían en el futuro.
Los ojos de la muchacha se volvieron inexpresivos al tiempo que  posaba su mano en el vientre donde abrigaba un nuevo sueño
-No tienes que preocuparte Kyrian, no debí traerte conmigo- reflexionó  Lombard acercándose más  a ella- menos aún en tu estado
-Sabes que mi lugar esta junto a ti  y ahora más que nunca - aseveró ella acurrucándose  contra el pecho de él
-Todo estará bien – la tranquilizó él recordando la ardua lucha que su esposa había librado para aceptar el poder que poseía
-Pero has visto lo que sucede Lombard, los prejuicios siempre existen, qué pasará si nuestro bebé tiene el don¿ qué va a pasar con él?
-Nada va a pasarle, si tiene el poder aprenderá a estar orgulloso de poseerlo  y nosotros lo apoyaremos siempre.
-Pero no podremos defenderlo de todo lo que digan .¿De verdad no te importa que el bebé herede  este poder?
-No amor, no me importa. Amaré a mi hijo tanto  como te amo  a ti y prometo que todo va a salir bien.Nadie le dirá  o le hará algo que lo hiera. Además tu madre y tus abuelos tampoco tienen el don y se las arreglaron bastante bien con ustedes.
-Excepto conmigo – dijo ella recordando el tiempo en que renegaba de su herencia mágica
-Eso es porque tú esperabas que yo llegara  - le contestó él medio en broma, pero Kyrian sabía que el amor  de Lombard había sido ciertamente el  origen de su cambio
-Aún así no siempre podremos proteger a nuestro hijo – añadió pesarosa, el futuro de su bebé le preocupaba mucho
-Yo lo haré, voy a protegerlo , y además te olvidas que va a ser un principito o princesita así que si no nos queda otra opción, hacemos un decreto para deshacernos de cualquiera que miré mal a nuestro niño- explicó él con sus ojos violetas relampagueantes
-¡¡¡¡¡LOMBARD!!!!!!!- lo censuró ella y el príncipe sonrió inocentemente
-Kyrian… Conrad estará bien, Lysander también y te prometo que yo siempre  cuidaré de ti y de nuestro bebé.¿Me crees? – preguntó posando su mano sobre la de ella que aún descansaba protectora sobre su vientre
-Sí, mi amor te creo – contestó y aliviada se dejó abrazar por su esposo, aunque en el fondo de su ser se preguntaba si su hermano alguna vez se arrepentía de ser quien era aunque nunca lo hubiese demostrado


Lysander  observó  detenidamente a su pensativa esposa mientras ella se movía por la habitación. Alina le provocaba una extraña mezcla de sensaciones, por un lado era la familiaridad de conocerla de toda la vida y por otro  la sensación de descubrirla cada día. Ella era el  amor, siempre el amor , se dijo a sí mismo y se reprochó haber tardado tanto tiempo en darse cuenta de lo que sentía por aquella mujer que colmaba su vida.
-¿En qué piensas Aly? – le preguntó ansioso por sacarla de sus pensamientos y traerla al mundo real con él
-En Conrad…
-Esa no era la respuesta que esperaba esposa mía. ¿Sabes lo que siente un hombre enamorado cuando su mujer le dice que está pensando en su hermano?
-Tonto – contestó ella sonriéndole.
-Ven aquí y dame un beso.
Ella se acercó y le rodeó el cuello con sus brazos.
-Dilo de nuevo Lys…
-¿Qué?
-“Esposa mía” , me gusta como suena y  todavía me parece mentira que seas mi esposo.
-Esposa mía, amor mío, mía como soy tuyo – dijo él apasionadamente
-Lys- susurró ella  apartándole  un mechón de cabello que le caía en la cara. Había veces en que pensaba que él iba a desvanecerse y todo sería un sueño más, pero entonces los cálidos brazos de Lysander le  demostraban que era real. Le demostraban que por fin ella tenía derecho a besarlo o acariciarlo cuando quisiera porque su amor era correspondido.
-Puedo decirlo mil veces Aly, y si te hace feliz voy a gritarlo a los cuatro vientos para compensar todo el tiempo que esperaste que lo dijera – le propuso  y vio como sus ojos se nublaban con un viejo dolor.
-Ya no importa Lysander, la espera terminó- respondió ella con dulzura
-Sí – confirmó él acercándola más a sí.
-Pero por eso me preocupa Conrad, una vez me dijo que amaba a alguien sin ser correspondido. Eso duele Lys, además el ataque de hoy…él no merecía algo así.
Lysander  observó los grandes ojos verdes de su esposa que brillaban con preocupación. También él estaba preocupado por su mellizo, pero por alguna razón Conrad lo había mantenido al margen, nunca le había hablado de aquel amor no correspondido y eso que nunca se ocultaban nada. Lo mejor sería esperar, conocía a Conrad tanto como a sí mismo y en aquel momento no agradecería ninguna interferencia.
-Tranquila pelirroja . Conny puede cuidarse a sí mismo…
-Pero…
-En cambio yo necesito de alguien que me cuide, ¿conoces a alguna voluntaria? .Además me debes un beso – le recordó haciendo un gesto de decepción.
-No me gusta deber nada Lys, así que arreglemos cuentas – le respondió ella acercándose para besarlo.
-Promesas, promesas – la provocó él ,  cuando finalmente se besaron, ninguno de los dos  por un largo tiempo recordó las tribulaciones de Conrad.


Conrad caminó lentamente por la habitación que le habían asignado hasta llegar a la ventana. Respiró profundamente y tuvo que la certeza de que  sus hermanas, la de sangre y la de corazón, estaban tratando de arreglarle la vida.Después de la forma en que lo habían defendido horas antes, no tenía dudas de que aquellas muchachas se autonombrarían  como sus protectoras. Sonrió cansinamente, agradecía su cariño, pero él era el último hombre en el mundo que necesitaba que lo defendieran. Sin embargo la escena de la tarde cruzó nuevamente por su mente y la vieja pregunta  se instaló en su corazón, ¿cómo sería su vida de no ser un Likaios?.
Su mirada clara se perdió en el jardín que se  distinguía claramente  debajo de su ventana, estaba invadido por las sombras  nocturnas y  sin nadie que lo recorriera tenía un aspecto totalmente solitario. Era un lugar muy especial, estaba apartado de los jardines principales de Winterday, casi escondido como si fuera un secreto,  de día era muy bello pero aquella noche a Conrad le  resultaba completamente  triste. Pensó que efectivamente ese jardín era un secreto, era uno  terriblemente agridulce, con tanta belleza como dolor. Era curioso que la vista de su habitación diera justamente a ese lugar en particular.
Su mirada siguió explorando el exterior, podía ver las luces de la aldea que se extendían más allá de la muralla del castillo, y  también las teas  que iluminaban a los puestos de guardia en la muralla exterior.
Se sintió atrapado, aquellas murallas protectoras le resultaban un prisión, deseó  que su mirada llegará más lejos…al exterior o incluso hasta las tierras Blackdalion donde estaba su hogar, donde él nunca se permitía dudar sobre quien era.
Observó una vez más el jardín , luego con un mínimo gesto apagó las antorchas que iluminaban su cuarto y cubrió las ventanas con los pesados cortinajes que se movieron por sí solos, de esta forma ocultó el melancólico paisaje, queriendo ocultar también su  taciturno estado de ánimo.
Pero Conrad sabía muy bien que no era tan fácil huir de uno mismo, aún sin ventanas ni paisajes lo más aterrador era lo que observaba dentro de sí.
Y aquella noche la soledad que lo agobiaba lo empeoraba todo.

La mañana no fue mucho mejor para el joven mago, había dormido mal y eso había empeorado , aún más si era posible, su humor. A esto se sumó el anuncio de Lombard de que partirían de Winterday, era evidente que se marchaban por lo sucedido con él y eso no le agradaba para nada a Conrad, él odiaba salir huyendo como si fuera un criminal pero las miradas que le dirigieron su hermano y su cuñado le recordaron que no debía hacer nada que perturbara a Kyrian.
Su hermana pequeña esperaba a su primer hijo y si él hacía algo que la preocupara estaba seguro de que con magia o sin ella Lombard lo asesinaría.
Así que no le quedó otra opción que bajar la cabeza y acatar las órdenes, aunque la mirada de preocupación de Alina fue el tiro de gracia.
Lo último que deseaba era inspirar lástima …pero parecía que últimamente no estaba causando las mejores impresiones, sumido en el  humor negro pensó que  su mítico encanto estaba perdiendo efecto entre las mujeres.
Lo odiaban, le tenían lástima o lo protegían como si fuera un cachorrito indefenso. En algún momento le encontraría la gracia a aquella situación pero definitivamente ahora no la encontraba.
Tras una formal y fría despedida el grupo se fue de Winterday,  en tácito acuerdo  durante el viaje de regreso ninguno mencionó lo sucedido. Los mellizos y Aly acompañaron a Lombard y Kyrian hasta el Palacio y luego emprendieron el retorno a las tierras Blackdalion.
Kyrian también deseaba  ir a ver a sus padres pero dado que estos habían prometido ir en un mes a visitarla tuvo que resignarse a no hacer el viaje ya que todos consideraban que sería agotador para ella.

Al arribar a su hogar  Conrad apuró su caballo pues sentía que aquello que lo inquietaba desaparecería al llegar a casa, se sorprendió al chocarse con una pared invisible que le impidió avanzar y  que casi lo tiró de su montura.
-¡Qué diablos! – protestó mientras Lysander y Alina llegaban hasta él.
Estaba dispuesto a lanzar todo su poder contra aquel muro mágico hasta que una muchachita de ojos azules se acercó corriendo seguida de cerca por un alto muchachito de ojos oscuros como la noche.
-¡Ya están en casa! – exclamó Iolhen encantada por la llegada de sus hermanos mayores
-¡¿Qué es esto Io?!
-¡Oh, lo siento ! – exclamó la niña haciendo un gesto con la mano- Estaba aprendiendo a hacer una defensa y como no había nadie por la zona, pensé que sería un buen lugar  - se justificó y aún contra su voluntad Conrad tuvo que sonreír.
-Has avanzado mucho Iolhen  - comentó Lysander con orgullo
-Es que tiene un buen maestro- acotó Kouros -¿Y  por qué han vuelto los esperábamos hasta dentro de un par de semanas? ¿Hubo algún problema?
-No, sólo se adelantó el regreso –respondió Alina con rapidez pero los ojos oscuros del niño no dejaron de escrutarlos buscando una señal que le indicara qué había sucedido.
Conrad pensó que el Likaios más peligroso de todos sería su pequeño hermano, demasiado sabio para su edad y con un perfecto equilibrio que le permitía manejar su magia con comodidad como a una herramienta necesaria sin que le trajera ningún conflicto.
-Vamos a casa – dijo Conrad finalmente y subió a Iolhen  en su caballo junto a él. La niña le dio un apretado abrazo que demostraba lo mucho que le había extrañado y cuanto lo quería. Lys montó  en su caballo a  Kouros y los cinco cabalgaron hacia su  amado hogar.
Ningún mal podía durar cuando existía un lugar donde se era amado y necesitado sin prejuicio alguno.
Tal vez  aun pudieran ocultarle cosas a los más pequeños pero Kalymera y Dionis  eran otro asunto y no pararon hasta obtener un relato pormenorizado de todo lo sucedido.
Sólo la mirada helada de Dio expresaba su cólera pero por el bien de los suyos mantuvo la compostura y le siguió el juego a sus hijos que trataban de restarle importancia a los hechos que narraban.
Kalymera sintió dolor,  los mellizos tenían tanta energía que usualmente olvidaba que  podían ser heridos como cualquier otro. Sin embargo conocía a su hijo y Conrad no quería consuelo, sólo dejar que todo siguiera su curso normal, así que controló su instinto protector, después de todo uno no podía obligar a un hombre de más de metro ochenta a recibir un abrazo maternal.

Aquella noche  el silencio  que reinaba en la habitación fue roto por un susurro de Dio.
-Gracias Kalymera – dijo Dionis envolviendo a su esposa en un inesperado abrazo- Gracias por amarme sin que te importara mi don.
-Tu don es parte de ti, mi amor, además si lo recuerdas la primera vez que te vi estabas haciendo magia...- respondió ella que aún estaba despierta totalmente conciente del hombre que la abrazaba con todo su cuerpo.
-Pero nunca te importó...
-Me preocupaba más tu encantador carácter – comentó ella con una leve  sonrisa.
-Mi pequeña Kalymera, no alcanzas a entender lo valioso de tu gesto. No dudaste nunca, no te preocupó que nuestros hijos lo heredaran...- dijo él mirándola con intensidad.
-Te amo Dionis – dijo ella solemne percibiendo un rastro de antiguo dolor en él - ¿Crees que Conrad... ?
-Él estará bien..hay gente que lo dañara pero también algún día alguien que va a amarlo y aceptar lo que él es. Tú me enseñaste eso...-dijo él y ella lo besó para demostrarle cuan grande era su aceptación.

Los días pasaron y el recuerdo de lo sucedido en Winterday pareció desvanecerse derrotado por la vida cotidiana repleta de pequeñas y grandes aventuras.
Aquella tarde Conrad se dirigió al Castillo de los Cerezos sin imaginar que una de esas pequeñas aventuras estaba por chocarse con él.
Brianna corrió hacia su primo  agitando ostentosamente sus oscuros rizos y  el gesto preocupado que traía en la cara hizo sonreír a Conrad.
-Tienes que cambiarme el color del vestido – anunció apenas llegó hasta él y al muchacho le sorprendió que tanto autoritarismo cupiera en una figura tan pequeña
-Creo que está confundida señorita Blackdalion, soy  su  primo Conrad, no la costurera
-¡Rayos que lo sé! Puedes cambiar el color de cabello, tus facciones, convertirte en león y cosas por el estilo, así que seguramente puedes hacer que este vestido sea verde en lugar de azul
-¿”Cosas por el estilo”’?
-Conrad…
-El azul te queda bien
-Sí pero el verde va  mejor con mis ojos , ¡Ah! También necesito que me ayudes a deshacerme de los pretendientes que me esperan en el saloncito del norte
- ¿Los mismos pretendientes a los que quieres impresionar con un vestido que hace juego con tus ojos?. No sería correcto que yo interviniera, además la opinión general es que ya es hora de que consigas un marido Bri..
- Si no me quieres ni un poquito entonces puedes estar tranquilo con tu conciencia Conrad Likaios  , pero si en tu corazón hay un mínimo de compasión humana entra al salón, mira a esos tipos y dime si de verdad alguno de ellos te parece un marido adecuado para mi
- Bri, tengo la certeza de que eres tú quien no es apropiada para ellos,  pero sabe Dios por qué todos los hombres de la cercanías deciden cortejarlas a ti y a Ariadne.
-¡No menciones a esa traidora que huyó hace días a Levany, debe haber imaginado lo que vendría!
-Te las arreglarás bien tú sola , yo confío en ti – dijo él guiñándole un ojo y tuvo la sensación que de haber poseído la joven una espada,  él ya no sería dueño de su cabeza
- ¡Cobarde! ¿Qué van a pensar tus antepasados de ti  que abandonas a tu propia sangre en situación de peligro?
-Van a pensar que al fin tengo un poco de cordura por mantenerme al margen de tus enredos.
-Conrad – dijo ella y lo miró con sus inmensos ojos verdes cargados de pena, mientras agitaba sus larguísimas pestañas. Él sabía que era una trampa, pura actuación  pero el esfuerzo de ella para convencerlo ganó la partida
-Está bien monstruo, dime que ideas tienes en mente para asegurar tu soltería.
-Te quiero – expresó ella con la más devastadora de sus sonrisas.
-Y yo, pero tú le explicarás a nuestros abuelos y padres que fue culpa tuya, pase lo que pase.
-Palabra de honor – dijo ella con seriedad y dado que los Blackdalion siempre cumplían su palabra, Conrad le dio el brazo a su prima y caminaron juntos hacia el salón, luego , claro está , de que él hubiese cambiado el color de su vestido.
Los jóvenes enamorados estaban en la pequeña sala que daba al norte, con vista hacia los árboles de cerezos. Eran un grupo compuesto por unos ocho  muchachos, nobles la mayoría  de ellos, ricos y apuestos, Brianna y Ariadne se habían convertido en la ansiada meta de esta clase de hombres.  Al verlos, sinceramente , Conrad pensó que no había ninguno adecuado para su prima, ella los desarmaría con una mirada, no eran dignos rivales para Bri. Ella necesitaba alguien con espíritu que no retrocediera ante la fuerza arrolladora de la joven, alguien que no se cegara por su belleza y amara también su inteligencia. No, no había nadie así en aquel salón, sólo un puñado de muchachos mirándola embobados al tiempo que se atiborraban con los aperitivos.
El espíritu caballeresco de su estirpe  y también la travesura se apoderaron de él.
Se sentó cómodamente en uno de los sillones extendiendo sus largas piernas al tiempo que se preparaba para comenzar el espectáculo
Poco importó que en el lugar estuvieran también su  tía  Fair y su abuelo, Conrad con una sonrisa sesgada y sus ojos claros resplandecientes adivinó las diabluras que su prima tenía pensadas y las realizó con su magia.
Así fue como las botas de un caballero se encogieron hasta que el dolor de pies   fue visible en su rostro, el bocadillo que otro se llevaba a la boca se volvió tan duro como una piedra justo cuando lo mordía con todas sus fuerzas. Por el contrario a otro joven se le deshizo  la comida en las manos manchando irremediablemente la elaborada chaqueta que llevaba puesta .Un joven de aspecto arrogante terminó rompiendo la taza que sostenía, la cual prácticamente se autodestruyó sola en su mano para consternación de Fair ya que era su juego de té favorito.
Uno a uno fueron  víctima de algún desafortunado accidente mientras Bri los observaba imperturbable como si ella no fuese la promotora  de aquellos desastres.
Los jóvenes se resignaron  comprendiendo que  el corazón de la bella joven Blackdalion no sería para ellos, si la indiferencia de ella no hubiese sido suficiente para convencerlos  la presencia de su atemorizante primo los había hecho desistir.
En cuanto a Conrad, estaba muy satisfecho consigo mismo y las miradas censuradoras de su abuelo y tía no lo amilanaron y sólo cuando el último muchacho se retiró completamente desilusionado  él sintió que había completado su tarea.
Luego se retiró excusándose con rapidez antes de que alguien tuviera tiempo de amonestarlo.
Había sido entretenido usar su poder con tanto descaro y adivinar la sonrisa en los ojos de Bri.
Ella había sido feliz y eso también lo alegraba a él, casi había logrado disipar la sombra que se había instalado en lo profundo de su corazón.
Se detuvo para observar los árboles de Cerezo que empezaba a brotar, pronto sería primavera y tiempo de que todo renaciera.
Sumido en sus pensamientos no fue capaz de percibir la presencia de su abuelo hasta que lo sintió hablar junto a él.
-¿Qué fue eso del salón? – preguntó Kyrios clavando sus ojos azules en su nieto
-Sólo  un poco de diversión
-No es eso a lo que me refiero Conrad, hace ya mucho tiempo que dejaste atrás la  tonta exhibición de tu poder, sin embargo lo que sucedió hace un rato fue más propio de un niño que del hombre que te has convertido.
-Abuelo..
-Parecía que quisieras demostrar algo  y eso es peligroso
-Sólo quería ayudar a Bri, no es para tanto
-Sabes tan bien como yo que tu prima no necesita ayuda y que además nadie va a obligarla a comprometerse ni nada por el estilo.
-Pero esas reuniones…
-Tu tía Fair está preocupada por la superficialidad con que las gemelas coquetean y se burlan del amor, sabes que para tu tía los sentimientos son cosa seria ,así que sólo pretende escarmentar a esos pequeños demonios de ojos verdes.
-Aún así, debía ayudarla.
- Algo está sucediendo contigo últimamente Conrad – dijo Kyrios y apoyó su mano en el hombro del muchacho, así como antes le había pasado con sus  hijos ahora le pasaba con sus nietos, le extrañaba verlos tan crecidos.- Yo sé que es difícil seguir los pasos de otro, es difícil para Blaze seguir los pasos de Caleb y para Sean los de Connor  - aunque es mejor que no los siga-, así mismo para ti debe ser complicado seguir las huellas de tu magnifico padre…
-¿Alguna vez le dijiste que era magnífico? – preguntó Conrad cambiando de tema
-Sí, lo hice el día que ustedes nacieron. Dionis estaba aterrado  y yo le dije que estaba orgulloso de que fuera mi yerno y que no podría haber pedido un hombre mejor para Kaly
-¿Aún con el Don?
-Yo lo he visto usar su poder para proteger a mi hija, así que eso no me parece mal.¿A ti sí, es eso lo que te sucede?
-No , claro que no-  afirmó eludiendo la mirada de su abuelo.
-Te decía – continuó Kyrios volviendo al tema inicial – que a veces es complicado crecer sin perderse, además desde que  Lys se casó me imagino que te sientes un poco solo, han estado siempre muy unidos.
-Desde el principio, pero me alegro  de haberme librado de él y Aly es lo mejor que le sucedió.
-Gran verdad. Sólo que a veces pagamos precios muy altos por ser quienes somos, yo fui un guerrero toda mi vida y hace años alguien me rechazó por eso.
-¿Quién?- preguntó Conrad que no imaginaba que nadie pudiera despreciar a Kyrios Blackdalion.
-Tu abuela.
-¡¿Qué?!
-Elady despreciaba a los guerreros, así que cuando le declaré mi amor me rechazó.
-¿Y cómo es que terminaron casándose?
-Te dije que era un guerrero, peleé por ella porque la amé desde el primer día y el amor ganó. Sólo quiero que pienses bien en lo que haces Conrad, que tus sentimientos no te confundan.
-¿Acaso temes que me pierda en el camino de la magia oscura? – preguntó el muchacho y su abuelo le palmeó la espalda.
-¡Cielo santo! No creí que fueras tan tonto Conrad, claro que no me preocupa que te “pierdas en el camino de la magia oscura”. Me preocupa terriblemente que no seas feliz…- expresó sinceramente y luego se alejó.
Las palabras de Kyrios resonaron en Conrad y mientras lo veía alejarse llamó a su abuelo,
Kyrios se dio vuelta a la distancia para mirarlo y  Conrad gritó con todas sus fuerzas.
-¡Tus pasos son los más difíciles de seguir! – expresó  deseando que su abuelo comprendiera sus palabras y con ello lo mucho que significaba para él. El León Negro  lo hizo pues sonrió calidamente y luego siguió su camino de regreso al Castillo de los Cerezos.
    Conrad se sentó en el césped mientras los pensamientos se arremolinaban en su mente.
Un rato después Bri se acercó hasta él.
-¿Te retaron? – preguntó Brianna sentándose en el suelo  junto a Conrad
-Algo así – contestó él recordando la reveladora  charla que había tenido con su abuelo
-Al menos te divertiste un rato ,así que valió la pena.Además fue bueno verte ser tú mismo de nuevo  –expresó la joven   y apoyó la barbilla entre sus manos en un gesto de meditación. Aquello hizo que Conrad se detuviera a mirarla con atención. “¿Era posible que Bri hubiese hecho todo aquello a propósito con el fin de distraerlo?”
-Bri..
-Sabes, en los últimos tiempos Lysander es más feliz que nunca y tú pareces cada día más triste.
-Yo no estoy triste Brianna.
-No por fuera, es cierto, pareces el mismo tan divertido y problemático como siempre pero eso es sólo la superficie. Tú y Lys jamás pudieron  ocultarnos nada a nosotras.
-Sí, todavía me acuerdo cuando interrumpieron nuestra búsqueda del tesoro.
-¿Lo recuerdas?, lo cierto es que sé que tienes un secreto, no puedo descubrir qué es pero me doy cuenta que algo  te está perturbando .
-Brianna, yo creo que el hombre que ames va a ser muy afortunado.
-Lo sé – dijo ella con altanería provocándole una sonrisa.
-Y también vas a volverlo loco.No te preocupes por mí – agregó finalmente mirándola con seriedad.
-Bueno no puedo evitarlo , siempre has sido mi cómplice. Ya sabes cuento contigo para meternos en problemas y con Blaze para que nos salve…así que es natural que me preocupe por ti.
-Lo sé monstruo, pero últimamente  las mujeres de mi familia me están sobreprotegiendo y no sé como lidiar con ello. Creo que sería mejor que consiguieras un marido para atormentar y varios niños que cuidar…ya te estás poniendo vieja, has dejado atrás la edad casadera de la familia. La mayoría se casó a los diecisiete ,sabes– comentó provocándola, la charla había tomado un rumbo profundo y él no quería seguir ese camino.
-Eres un hombre cruel Conrad y no pienso volver a preocuparme por ti así te persiga una bandada de dragones.
-Dudo que eso suceda Bri y dudo que se los denomine como bandadas – le respondió él y ella le contestó sacándole la lengua, pero antes de retirarse se inclinó hacia él  para susurrarle un último mensaje.
“Eres un buen hombre Conrad” – dijo la joven y su primo descubrió una seriedad inusitada en la mirada jade que lo contemplaba así que tan sólo pudo responder con otro susurro, sabiendo que sólo había una frase que expresara lo que sentía por aquella pequeña buscadora de problemas. Si ella sabía exactamente lo que él necesitaba escuchar , él también sabía lo que ella necesitaba oír.
“Tú eres única Brianna, no hay nadie como tú”

Un par de meses después los habitantes de La Casa Antigua se desperdigaron  para cumplir con las visitas postergadas.
Así fue como Dionis y Kalymera junto a sus dos hijos menores partieron a visitar  a Kyrian y Lysander con su esposa viajaron al  Castillo de los Navarre, por lo que Conrad quedó  solo en su hogar.
Aunque extrañaba el bullicio habitual , no era tan malo tener tiempo para él y para aclarar sus pensamientos y sentimientos.
Era de noche , la gente que trabajaba  allí estaba durmiendo  por lo que el joven Likaios  vagaba en un reino de  quietud y silencio.
Por suerte su abuela, siempre preocupada por su bienestar,  le había enviado una buena provisión de guisado al mediodía,  no eran horas para despertar a la cocinera, así que Conrad se sirvió un poco y como estaba frío lo calentó. Claro que no lo puso en el fuego, sino que  tomó el recipiente en sus manos y  utilizó su poder para templar la comida a la temperatura justa, luego se dirigió al salón. Planeaba cenar junto a la chimenea, sentado cómodamente en uno de los amplios   sillones, cosa que su madre no hubiera aprobado.
Sin embargo, al llegar al salón vio una silueta junto a la ventana y sorprendido dejó caer la comida que llevaba . Avanzó unos pasos y  preguntó.
-¿Qué haces aquí?
-Vine a pedirte ayuda – contestó la suave voz femenina.
-¿Por qué a mi?, nunca has querido nada mío  – comentó él dolido
-Sólo he podido acudir a ti, además se trata de magia y creo que sólo tú puedes ayudarnos.
-Tú odias la magia.
-Y ahora más que nunca, pero te necesito. Él tiene hojas de un libro que está buscando y en su búsqueda lo está destruyendo todo...
-El Grimol..- musitó él y la mujer asintió -.¿Por qué yo? – volvió a preguntar él y ella supo que le debía una respuesta si iba a pedirle que arriesgase su vida para salvarlos.
-Porque ella dijo que eras un buen hombre  y porque tú alguna vez dijiste ...- contestó ella sin terminar de hablar. No era necesario que terminara la frase los dos sabían a que se refería y el recuerdo era demasiado doloroso para ambos para ponerlo en palabras.
Conrad sólo sonrió pero su gesto carecía de humor.
-Tanto tiempo esperando que me necesitaras – musitó  amargado por la ironía de la vida.
-¿Vendrás ? – preguntó ella ignorando sus palabras.
-Sí – respondió escuetamente y creyó , si acaso era posible , verla sonreír aliviada.
-Gracias – musitó ella dispuesta a partir.
Si  los suyos hubiesen visto a Conrad Likaios les hubiese costado reconocerlo. Era el mismo joven alto, de cabello castaño levemente ondulado y ojos celestes muy  claros y sin embargo se veía diferente. No había rastro de la usual alegría en él, tampoco la juvenil impulsividad que lo metía en problemas, su mirada no era cálida ni juguetona. Sus ojos brillaban con ferocidad y su rostro era una fría máscara, su cuerpo estaba rígido, casi inmóvil con la comida desparramada a sus pies,  y cuando habló su voz sonó cansina.

Esa noche  mil años parecieron cernirse sobre su alma y cubrirlo de sombras.
-Espera....- llamó a la joven y luego preguntó con dificultad  como si las palabras lastimaran su garganta - ¿Estás muerta?
-No . Todavía no . Pronto Conrad ...- dijo ella y  su espectral figura desapareció.
“Pronto”...la perdería más allá de toda esperanza, pero él no iba a permitirlo


Conrad vio entrar a su primo  Blaze, apenas quince minutos después de haber  enviado un mensajero al Castillo de los Cerezos.
Seguramente había estado durmiendo pero no se le notaba, estaba allí totalmente alerta .
-¿Qué sucedió Conrad ?-preguntó sin preámbulos llegando hasta él y el joven Likaios esbozó una sonrisa. Con Blaze frente a él, que le sacaba más de cinco centímetros de altura , un par de años y que tenía aquella actitud que lo distinguía como el futuro Señor Blackdalion, Conrad volvía a sentir que  era un travieso niño de doce años. Ojala todo fuese tan simple como en los días de la infancia
Blaze Blackdalion siempre responsable y confiable estaba allí ,  era un alivio que aquel hombre fuese parte de su familia. Conrad le contó  acerca de la extraña visita que había recibido y de  su decisión de partir con prontitud.
-Bien, iré a buscar mi espada y nos vamos – dijo Blaze .
-No, no puedes venir conmigo
-¿Qué dices? , claro que iré contigo
-Blaze sólo complicarías las cosas. Es magia y tendría que cuidar de ti .Serías un estorbo más que ayuda.
-Sé cuidarme  solo – protestó ofendido
-No de lo que sucede allí.
-Entonces enviemos por Lys  .
-Ellos volverán en unos días, les dirás lo que sucede y Lysander  irá. Pero no puedo  enviar por él ahora, puede ser peligroso y él por fin está bien con Alina...- comentó apesadumbrado y  Blaze supo que Conrad no quería arriesgar a ninguno de sus  seres queridos 
-No puedes pedirme  que te deje ir solo Conrad – dijo Blaze cruzando los brazos frente al pecho y con el ceño hosco. Gesto heredado de Kyrios y Caleb y que solía amedrentar a todos, excepto a los jóvenes Likaios.
-Ya no soy el niño travieso que vigilabas Blaze...soy adulto y capaz de cuidarme a mi mismo
-Es verdad, pero  también sigues siendo mi primo  y me dices que debo dejarte marchar aunque podrías enfrentar peligros mortales... no puedo hacerlo Conrad.
-Sabes que no me lo puedes impedir. Necesito tu apoyo y que cuides a los míos...sólo a ti y a Lysander podría pedirles algo semejante.
-¿Qué te dejemos ser idiota?
-Sí, cuando las circunstancias lo requieren.
-¡Diablos Conrad, no me lo pones fácil!
-Lo importante nunca lo es...
-No estás solo, estamos nosotros y tienes un maldito ejército  que puede ir contigo ¿Por qué insisten en arriesgarte ?
-Soy un Blackdalion también , me gustan los desafíos y no puedo evitar salir en defensa de los débiles y necesitados – contestó bromeando .
-No bromees Con.
-Es magia Blaze, nuestros ejércitos no pueden derrotarla. Ya la enfrenté antes, sólo yo, Lys y mi padre podemos detenerla
-¿Estás  seguro que no puedes  esperar que ellos vuelvan?. Tu padre...
-¡No! .No puedo dejarla morir Blaze, no hay tiempo – interrumpió  Conrad apasionadamente  y su primo entendió la urgencia.
-¿Y debo quedarme aquí rezando por ti? – preguntó retóricamente.
-Puedes ir por mi cuando todo acabe...
-Claro y te daré un par de golpes por lo que me haces pasar, así que más te vale que salgas vivo de ésta.- dijo sabiendo que Conrad ya era un hombre y que estaba tomando la decisión más importante de su vida.
-Lysander y mi padre sabrán qué hacer. No preocupes a los abuelos y a tus padres hasta que debas hacerlo
-Supongo que podré ocultarlo un par de días, es todo el plazo que puedo darte, luego la intuición les dirá que algo va mal o las gemelas se enterarán. Nuestra familia no es buena para los secretos.
-Bien, sólo no dejes que me sigan – contestó Conrad con una media sonrisa.
-Cuídate – dijo Blaze  y sintiéndose impotente abrazó a su primo con todas sus fuerzas
-Hora de marcharme – dijo y empezó a transformarse. Como león viajaría mucho más rápido
-¿Vas a viajar así? – preguntó Blaze que no terminaba de reconciliarse con aquella habilidad de sus primos – Espantarás a todos , además ¿ cómo llevarás espadas y....?
-No es ese tipo de batalla. Blaze sólo necesito mi magia para enfrentar a este enemigo  y además que recorra nuestras tierras así sólo sirve para mantener viva  la leyenda del León Negro , me lo agradecerás algún día– dijo divertido  y luego se transformó totalmente.
Un poderoso león negro con ojos tan claros como el cielo invernal salió a la noche  mientras su corazón de hombre luchaba su batalla más difícil.


De haber podido Conrad se hubiera transformado en pájaro para viajar más rápido pero había fracasado  horriblemente al intentarlo cuando niño así que tuvo que descartar aquella opción.
Corría rápido , pero no era suficiente para los motivos urgentes que lo guiaban.
Cuando llegó se detuvo bruscamente  sobrecogido por el panorama que se extendía frente a él.
Todo estaba gris,  la hierba se había marchitado y daba la impresión de que hasta la misma tierra  donde se asentaba el lugar  se había muerto.
Parecía que un invierno eterno lo hubiese invadido todo.
Conrad  recuperó su forma y se acercó con cautela, no percibía la presencia de nadie con poder allí pero podría estar equivocado. Llegó hasta la muralla exterior  y se detuvo frente a ella, aquel lugar era legendario por sus defensas, nadie podía atacarlo, nadie podía  profanarlo, sin embargo  alguien lo había hecho y él por el don que esgrimía también era capaz de hacerlo.
Tocó la compacta piedra hasta que perdió solidez por su tacto, hasta que fue una barrera semejante a la niebla y entró.
A medida que se internaba  en el lugar , pudo sentir la magnitud de lo que habían hecho allí. Sintió el poder maligno del Grimol y la fuerza de la condena que pendía sobre los habitantes.
Parecía un lugar deshabitado  aunque no lo era,  todos estaban como dormidos, muriendo por la condena de la magia oscura.
Atravesó el poblado , hasta llegar al Castillo .
El joven  hizo ceder  las cerraduras de las gigantes puertas e ingresó a los salones. Caminó sigiloso y deprisa, buscando a una persona.
Finalmente tras recorrer varios pasillos y estancias, llegó al lugar buscado
Conrad se acercó despacio, profundamente impresionado por la imagen que tenía frente a sí.
 Ella parecía dormida, pero era mucho peor que eso, su piel estaba  cenicienta y su cuerpo  no mostraba signos vitales.
Él no podía curar, allí estaba el límite del poder de los Likaios, del poder de todos los magos, podían matar pero no devolver la vida. Sin embargo , ella no estaba herida, ni enferma, su estado había sido provocado por la magia y si la magia lo había causado él podía cambiarlo.
O al menos así lo esperaba.
Llegó junto a ella y apoyó la mano  sobre su pecho, sobre su corazón. Aún latía, pero muy débilmente . “Pronto” había dicho ella y era verdad, su vida estaba apagándose ... la oscuridad se cernía sobre ella corroyéndola  inexorablemente.
Pero había esperanza, la joven había logrado ir a él para pedirle ayuda y de la misma manera él llegaría a ella para salvarla.
La levantó en sus brazos y la envolvió con su cuerpo, con su magia, con su alma.
De haber podido reflexionar en aquel instante , Conrad hubiera percibido la ironía que enlazaba sus destinos. Había pasado los últimos años deseando tenerla en sus brazos, y ahora lo hacía para sacarla del abismo. La mujer que despreciaba  el don que él poseía , era protegida por el poder que los había alejado.
Pero Conrad no pensó en nada de eso, sólo sintió, deseando que todo lo que él era fuese suficiente para retenerla, luchando palmo a palmo con  el hechizo oscuro, usando su amor para revertir el daño.
En un plano intangible  los poderes lucharon y  la oscuridad retrocedió,  la red tejida por el Grimol era demasiado fuerte para que Conrad la venciera pero el joven pudo detener la sentencia de muerte que pendía sobre los habitantes de Winterday, y  logró más aún porque su magia se había concentrado en un objetivo, la mujer que sostenía despertó, Tiaren entreabrió los ojos.
Fue reanimándose poco a poco y centró su mirada en el joven que la abrazaba.
-Estás aquí...¿No fue un sueño, aquel encuentro en la sala de tu casa frente al ventanal? –preguntó  temblorosa al tiempo que se reincorporaba y se desasía de los brazos de él .
-Fue real, pediste mi ayuda – contestó él todavía conmocionado por lo cerca que había estado de perderla
-Gracias- respondió conciente de que de alguna manera debía su vida a Conrad Likaios y de lo extraño que era aquel íntimo momento -..¿qué pasó con los demás?
-Están “dormidos”, me temo que no puedo sacarlos de ese estado. Sólo puedo detener la sentencia a la que fueron condenados, primero debo derrotar a quien hizo esto  para que tengan una esperanza.
-¿Has venido solo?
-Sí , estaba apurado y no había nadie más. De todas formas ni el mayor ejército sería útil.- comentó él sabiendo que algunas batallas se libraban entres dos personas. Aquella era una de esas.
-¿Qué haremos?
-Vas a contarme lo que sucedió y luego  aprovechando que ese hombre no anda por aquí te irás lejos donde estés a salvo .
-Eso no – dijo ella mirándolo con firmeza- no me puedes pedir que deje a los míos, no lo haré
-Tu seguridad…
-Mi seguridad no importa si lo único que puedo hacer es verlos morir, no puedo – dijo ella y él supo que no tenía caso insistir.
-Bien, cuéntame Tiaren.
-Ese hombre llegó de improviso, burló todas nuestras defensas y exigió algo llamado el Grimol…como no sabíamos nada de él nos atacó. Tenía consigo unas hojas y empezó a murmurar hechizos…luego no sé que sucedió. Intuyó que lo buscaba no estaba aquí, así que fue a otro lugar a buscar o a confirmar algo. Pero sé que va a volver.
-Sí volverá.
-Conrad no tenemos lo que él busca.
-Lo sé , yo mismo destruí el Grimol.
-¿Qué?
-Hace muchos años, cuando era niño. Lo encontramos casualmente con mi hermano y al sentir la maldad que emanaba de él lo destruimos. Faltaban unas hojas pero entonces no le di importancia. Supongo que en esas hojas faltantes se concentraban los hechizos más peligrosos
-¿Destruiste al Grimol? – preguntó ella incrédula recordando la ambición desmedida del hombre que los atacó por poseer los secretos de aquel arcano poder.
-Sí , lo destruí. Pero me temo que esa no será una buena noticia para quien hizo esto.¿Sabes cuál es su nombre?
-Dijo que se llamaba Azdell
-Nunca lo oí nombrar, tal vez sea alguno de los seguidores sobrevivientes de Deveró…
-Conrad…
-Haré todo lo que esté a mi alcance Tiaren , te lo prometo. Ahora quiero explorar un poco para ver cuál es la situación, me temo que tendrás que acompañarme y no va a ser algo agradable – dijo él con pesar sabiendo que ver a su hogar y a su gente sumidos en aquel estado la entristecería. Ella asintió con un breve gesto y lo siguió.
Durante unas horas vagaron por el lugar y luego buscaron un sitio donde refugiarse y esperar el regreso del enemigo.

Se habían sentado en uno de los pasillos, apoyándose contra la pared.
Ciertamente  , podrían haber elegido un lugar más cómodo y lujoso  en la Señorial Winterday pero adondequiera que fueran estaba la gente del lugar  detenida por los hechizos y ver aquello era  desgarrador. Así que habían elegido un lugar aislado,  que además no fuera fácil de hallar y les diera tiempo  de prepararse  para el peligro inminente. Los dos tenían la certeza de que Azdell  regresaría.
Estaban en silencio, uno junto al otro esperando, pues no había nada más que pudieran hacer.
El joven era totalmente consciente de la presencia femenina junto a él, trataba de mantenerse alerta pero era como si Tiaren lo llenara todo.
-Tienes frío – dijo él repentinamente  al rozar el cuerpo helado de ella y la joven asintió levemente con un gesto. Conrad se quitó la capa de viaje que había llevado y la cubrió. En ese momento lamentó no haber escuchado a Blaze, hubiese deseado haber  llevado mantas o algo más con él, incluso extrañaba la presencia de una espada…necesitaba algo real a lo cual aferrarse en aquel lugar que había sido  dominado por el poder del Grimol. Al mirar a la joven notó que ella aún tenía frío, en aquel lugar parecía que la calidez ya no existía
-Se levantó inmediatamente
-¿A dónde vas? – preguntó Tiaren alarmada
-Ya vuelvo, no te muevas de aquí – dijo él y rápidamente se internó en los pasillos de Winterday.Poco tiempo después volvió cargando  varias mantas que había tomado de las habitaciones. Cubrió a la joven con ellas y se sentó a su lado
-Gracias – dijo la muchacha pero al ver su palidez él supo que no servían para darle calor
-¿No está funcionando, verdad?
-Me temo que no, aún  tengo frío. No puedo entrar en calor
-Creo que todo lo que está aquí no sirve, es como si la magia le hubiese quitado la vida, incluso a las cosas. Por eso no sirven para dar calor. – explicó él y luego sin pensarlo mucho, acercó a la joven contra su costado  y tomó sus manos casi congeladas entre las suyas- Tal vez esta sea la única manera, no puedo encender una fogata porque probablemente nos descubrirían antes de tiempo - se disculpó mientras sus manos grandes y fuertes sostenían las de ella transmitiéndole calor.
Era extraño, pensó  Tiaren , pero en aquel Winterday transfigurado por la magia oscura Conrad era lo único real. La calidez que su cuerpo irradiaba,  la tranquilidad que transmitía la hacían plenamente conciente de  la humanidad de aquel hombre, incluso tenía la sensación de que si él soltaba sus manos ella se perdería irreversiblemente .De la misma forma en que la había traído de regreso ,Conrad era la luz que la guiaba en aquella oscuridad y que la mantenía unida al mundo.
-¿Qué haremos? – preguntó la joven
-Esperaremos a que venga y lo enfrentaré
-¿Tú solo?
-Sí, nadie más puede hacerlo – confirmó el muchacho aunque por un momento dudó, tal vez de haber llevado ayuda con él Tiaren estaría más segura
-¿Lo matarás?
-No si puedo evitarlo – contestó él. Era cierto que  su don le permitía quitar vidas, a veces era necesario tal como el perverso Deveró le había enseñado a su familia muchos años antes de que él naciera, pero también era cierto que Conrad Likaios había sido educado para proteger y defender la vida y no para matar. Además,  de verse obligado a ello,  prefería usar una espada y enfrentar a su enemigo limpiamente, sin trucos, hombre frente a hombre.
-¿Pero puedes matar con tu poder? - preguntó ella con un brillo extraño en sus ojos grises
-Sí. Pero prefiero no hacerlo – contestó llanamente
“Prefiero no hacerlo” había dicho Conrad y Tiaren pensó que en aquellas palabras dichas tan sucintamente  escondía un profundo  y revelador significado, por primera vez sentía que el peso que le oprimía el pecho era liberado.
-Yo vi cuando lo mataron – dijo ella casi en un susurro y Conrad tuvo la certeza de que iba a contarle una historia que respondía a las preguntas que lo habían acosado durante años.
No dijo nada, sólo le presionó un poco las manos entre las suyas  en un gesto de apoyo y ella continuó hablando con un tono monocorde, como si intentara despegarse de aquellos hechos que narraba.
- Tadeus y yo jugábamos a las escondidas  en los jardines cuando ellos llegaron repentinamente, era un grupo de cuatro hombres. Aún a la distancia, algo en su apariencia  o quizás su sola presencia en Winterday debió alertar a mi hermano, porque me pidió que me mantuviera oculta donde estaba y que no saliera, sin importar qué sucediese.
Ellos llegaron hasta él, tenía quince años entonces y yo siete , lo interrogaron , buscaban algo, luego…,fue tan repentino  que no puede reaccionar, el hombre se enfureció ante la negativa de mi hermano y lo atacó. Yo vi todo desde mi escondite. Usó el don y aún sin que lo tocara yo pude ver a mi hermano retorcerse de dolor mientras el otro lo observaba divertido, lo vi hasta que murió .
Lo mataron usando magia, sin siquiera tocarlo, sólo usaron ese poder para destruirlo…yo….Los guardias advirtieron la presencia de aquellos extraños y se armó una pelea. No recuerdo mucho más, sé que luego tu padre los detuvo…, yo sólo recuerdo aquel momento. No puedo olvidarlo, vuelve a mí una y otra vez, lo he visto morir frente a mis ojos tantas veces y ni siquiera supe por qué lo mataron…-dijo la joven y Conrad percibió que ya no podía contener el llanto.
-Supongo que  buscaban el Grimol como ahora. Este lugar es el más protegido de todos y creo que alguna vez estuvo escondido aquí…
-Pero mi hermano no lo sabía..era un niño ..-dijo ella y la voz se le quebró
No podía cambiar los hechos, ni justificarlos, menos aún quitarle el dolor. Así que sólo la abrazó contra él y dejó que llorara, tal vez como nunca lo había hecho.
Finalmente la joven se quedó dormida, vencida por el agotamiento de contar aquella historia y liberar en el llanto toda su tristeza.
Al menos ahora Conrad la entendía un poco más, se quedó alerta,  cuidando su sueño y deseando poder protegerla y salvar a la gente que ella amaba para darle un poco de paz. Tal vez tuviera la oportunidad de demostrarle que la magia también podía salvar y no sólo matar.
La mañana llegó rápidamente y Conrad tuvo la oportunidad de ver a Tiaren despertar en sus brazos, aunque por la mirada de estupor que le dirigió al abrir los ojos y encontrarse abrazada a él, no creía que fuera del agrado de la joven.
-Lo siento –dijo él sin tener muy en claro por qué se disculpaba. Ella se  apiadó y le sonrió levemente.
-¿Alguna novedad? – preguntó ella separándose
-No nada. Además me temo que tampoco habrá desayuno  porque con la comida sucede lo mismo que con lo demás…
-Está bien, no tengo hambre – dijo ella y él adivinó que  le mentía.
-Debemos prepararnos , estoy seguro que volverá pronto…
-Sí- asintió ella levantándose deprisa .
-Me gustaría recorrer un poco el lugar. Estar esperando aquí sin hacer nada me va a volver loco
-Voy contigo -  dijo ella 
-Claro – asintió él , aunque nunca había pensado en dejarla sola. Ya que Tiaren había decidido quedarse en Winterday , él la mantendría junto a él para protegerla.
-Conrad..
-¿Sí?
-¿Cómo es tener el don? – preguntó Tiaren  repentinamente y a la luz de las confesiones que le había hecho la noche anterior , él meditó muy bien en la forma de explicarle lo que él era y lo que significaba.
-Es complicado de entender para quien no lo posee y también es difícil para mí  imaginar otra forma de existencia, ya que nací con él. No conozco otra forma de vivir , es una parte de mi ser, una más de mis facultades…así como puedo ver o moverme, tengo el don y puedo hacer cosas que los demás no pueden.
-¿Qué se siente al doblegar a la naturaleza con tu poder?
-Es como si aquellos que poseemos el don pudiéramos comunicarnos de otra forma con las cosas,  verlas en forma diferente y eso nos permite controlarlas. En realidad no sé como explicarlo…
-Entiendo, pero  ¿qué garantiza que ese poder no dañe a otros?
-Creo que no hay garantías, sólo depende de quien lo posea. Sabes , mis abuelos paternos tenían el poder y fueron asesinados frente a mi padre por  un hombre que también poseía el don. Eran dos caras de lo mismo…Sé que tú sólo conoces el lado malo, ahora comprendo eso, pero también puede usarse para proteger y para hacer el bien. Te dije que es como otra facultad más, por eso depende de la persona. Tanto aquellos que tienen el don como los que no pueden hacer daño Tiaren y eso depende de sus propios corazones.
Lamento que tú hayas sido dañada, quisiera cambiar eso , pero no puedo. Tal vez algún día pueda enseñarte el lado bueno de la magia si no es demasiado tarde.
-Tal vez…-respondió ella pensando que desearía que así fuera, que  los dolorosos recuerdos del pasado pudieran borrarse, y estaba a punto de agregar algo más cuando la expresión de Conrad cambió y la tensión se hizo evidente en todo su cuerpo
-Regresó – exclamó sintiendo la presencia de otro poder y su mirada se volvió dura y fría-Tienes que esconderte
-No. No me pidas eso porque nunca jamás volveré a esconderme
-Tiaren no es momento para ….
-Si voy a morir será aquí junto a ellos…-lo interrumpió la chica
-Yo no voy a dejar que mueras – aseveró él y Tiaren creyó aquellas palabras como nunca había creído ninguna otra cosa
-Voy contigo.
-Bien, pero mantente detrás de mí .
Salieron al exterior del Castillo, dirigiéndose hacia donde Conrad sentía la presencia.
Había un hombre esperando, era delgado, de cabello oscuro y facciones comunes. Físicamente no era rival para el joven Likaios pero el poder que estaba utilizando si lo era, Conrad alcanzó a ver las hojas del Grimol en manos de Azdell.
-Así que eras tú  a quien sentí – dijo el hombre
-¿Me conoces?
-Eres un Likaios, vaya ,vaya , el hijo de Dionis.Todos conocen a tu estirpe , pero no pensé encontrarte, ¿buscas el Grimol también?
-No , sólo detenerte – dijo el muchacho y en ese momento la mirada del maligno mago se centró en la chica
-¿Ella…cómo? – preguntó con el rostro transformado. Y antes de que pudiera hacer algo ,Conrad actuó. Lanzó un hechizo contra Tiaren envolviéndola en un escudo  protector al tiempo que la movía alejándola de ellos. Escuchó el grito sorprendido  de la chica pero no le importó, lo único que le importaba era protegerla.
-Esto es entre nosotros – dijo y logró que el mago se concentrara sólo en él
Desde su prisión invisible Tiaren podía ver todo. Sabía que Conrad la estaba protegiendo pero el dolor por tener que volver  a presenciar un enfrentamiento de ese tipo sin poder hacer nada, era muy grande.”Por favor…por favor…” susurró y sus palabras eran un rezo para que a Conrad no le sucediera nada. No quería verlo morir frente a ella, no quería perderlo antes de poder decirle…
Los dos poderes se desataron y se enfrentaron en una rápida sucesión. Golpes invisibles, fuego, tierra abriéndose...ataques que eran imperceptibles para las personas comunes, todo se puso en juego en la batalla.
En un momento decisivo Conrad doblegó a su enemigo, su fuerza era superior y su determinación también, y algo inesperado sucedió, el poder del Grimol se volvió contra quien lo esgrimía y destruyó  a Azdell.
Conrad suspiró agotado y al desconcentrarse liberó a Tiaren que corrió hacia él
-¿Terminó? - preguntó la joven observando las cenizas que eran lo único que quedaba del enemigo.
-No, aún no. Mantente alejada – dijo el joven con seriedad y se acercó a las hojas del libro que permanecían sin daño alguno.

Se aproximó y cuando iba a levantarlas, comprendió por qué aquel poder se había vuelto contra Azdell matándolo.
 Lo quería a él. Reclamaba al vencedor del duelo.
Sintió que el poder del Grimol lo llamaba, con fuerza atrayéndolo inexorablemente. El mismo llamado  que él y Lysander habían sentido diez años atrás, Nía no lo había sentido aquella vez , sólo ellos .
Y  junto a la atracción , habían sentido una terrible aversión que los había hecho destruir los libros. Necesitaba aferrarse a ese sentimiento para que aquel poder antiguo y oscuro no lo arrastrase consigo, sin embargo en plena lucha de voluntades los recuerdos lo invadieron.
Lo único que lo había torturado durante años regresó a su memoria con una fuerza inusitada
“Desprecio a la gente como tú. Mantente alejado de  mí y nunca mientras vivas  vuelvas a repetir lo que me has dicho hoy. Nunca”
Eso  le había dicho Tiaren aquella vez  Y Conrad había acatado su deseo.
Desde ese día la había tratado con  distante cortesía como a una extraña, desde ese día había cerrado su corazón
Nunca había vuelto a decirle  a una mujer que la amaba.
Nunca había vuelto a amar.
Las muchachas siempre lo rodeaban, atraídas por su atractivo y su jovial carácter; y  siempre había alguna dispuesta a conquistarlo, pero para el joven Likaios ninguna era más que diversión pasajera.
Para él la magia ocupaba el lugar del amor, si había perdido a Tiaren por ella al  menos lograría que valiera la pena.
Centraba toda su atención en mejorar su don, refinándolo, probando sus límites, incluso más tenazmente que Lysander
Al igual que su hermano, Conrad agradecía tener poder, no imaginaba vivir sin tenerlo. Disfrutaba ser quien era.
Muy pocas veces cuando sus defensas caían, se permitía la duda y pensaba cuan diferente hubiese sido la opinión de Tiaren de ser él un hombre como cualquier otro. Pero no lo era.
Él era Conrad Likaios, hijo de Dionis, y eso lo hacía diferente incluso entre los demás que tenían el don, en él la magia era más fuerte...ni siquiera podía imaginar su propio potencial. Crecía día a día sin límites , tal como  sucedía con la magia de su padre.
Quizás por eso la llamada del Grimol también era intensa...aquella magia arcana percibía lo que era Conrad y lo reclamaba. Ya no era un eco débil como en la infancia, no estaba sondeando los poderes de un niño, era una fuerza arrolladora  reclamando al hombre que portaba una fuerza inconmensurable.
Y aunque el joven deseaba resistirse, la tentación era innegable.
“Ve lo que puedes ser”, parecía ser la invitación y Conrad fue arrastrado por la seductora promesa.
La sensación  producida por aquella alianza  era indescriptible, no había límites, nada le  estaba prohibido.
 Sonrió.
Tiaren vio aquella sonrisa y se estremeció, los ojos de él se habían vuelto inexpresivos. Se alzaba en forma imponente frente a ella, incluso  parecía mucho más alto que su metro ochenta y cinco...intocable y temible.
Aquel ser era casi inhumano, era oscuramente peligroso como un Dios sin piedad. Finalmente se había convertido en lo que ella siempre había temido, era una imagen capaz de congelar la sangre en las venas. Y paradójicamente, en ese momento, Tiaren entendió que  verdaderamente Conrad no era así. Estaba perdiendo una batalla pero no había mal en él...nunca lo había habido.
Confiada se le acercó
-Conrad...- dijo suavemente y él clavó su fría mirada en ella.

  Él conocía a aquella mirada gris, recordaba a aquella mujer.
Ella lo odiaba, le temía y, por fin – pensó Conrad –, sus temores estaban justificados.
-Tenías razón – dijo él ferozmente y la belleza de su rostro masculino adquirió un matiz cruel.
-No – dijo ella tratando de mantenerse firme – Tú no eres así, yo sé que no...
-No sabes nada de mi,  pero vas a descubrirlo pronto – aseveró  acercándose amenazante.
-Conrad yo creo en ti. Lucha – dijo ella y gimió cuando él la sujetó con fiereza--Conrad , por favor...-susurró la joven mientras sentía el dolor de su agarre.

  Él conocía aquella mirada gris, recordaba a aquella mujer.
Se había enamorado de ella cuando tenía diecisiete años y la había amado desde entonces. Y aquella mirada suya lo había seguido a través de los años, aunque nunca lo había mirado como lo hacía ahora y nunca antes le había dicho que confiaba en él.
Sin embargo ella le había pedido ayuda y él se la había dado, porque era capaz de cualquier cosa por esa mujer.
Había puesto cada fibra de su ser para traerla de regreso y librarla de la muerte, había luchado contra el poder del Grimol para evitarle cualquier daño, aún a costa de su propia seguridad. Por ella él había arriesgado todo sin pensarlo.
-Tiaren ...- musitó él al tiempo que suavizaba su agarre y ella asintió en un gesto de comprensión y reconocimiento. Los ojos claros de él brillaban  con calidez y también con un sentimiento de agonía que la joven reconocía como culpa.
-Conrad…ya pasó
-Te lastimé – susurró y el tono de su voz dejaba entrever que ese era el mayor pecado para él , no había nada tan imperdonable como haber sido capaz de dañarla
-No  lo hiciste – musitó ella a su vez y repentinamente se abrazó a él dejándolo sin reacción por un instante. Luego , el joven torpemente atinó a abrazarla contra sí y pudo percibir como el cuerpo de ella aún temblaba por la tensión de lo acontecido, no supo que decirle y durante un rato se quedaron allí  juntos y en silencio .
-Aún no acaba Tiaren – dijo él – todavía tengo que vencer este poder , pero esta vez prométeme que te mantendrás lejos, necesito saber que estás a salvo.
-Pero...- protestó ella manifestando la preocupación que la atenazaba
-Tranquila, todo estará bien – dijo Conrad y  tomándole la mano la apoyó sobre su propio corazón para comunicarle lo que las palabras no podían, luego  se llevó los dedos femeninos a los labios para darle un leve beso. Tiaren se sintió conmovida por el gesto tan leve y tan intenso al mismo tiempo. Conrad , inexplicablemente,  al hacerlo experimentó una sensación de despedida, de pérdida.
-Está bien – dijo ella y se alejó , se quedó junto al muro observando al hombre que la había salvado, al que se erguía sólo frente al mal. Vio como el poder se hacía visible a su alrededor, como su cabello se revolvía  , percibió la fuerza que él emanaba y sintió como ponía todo su ser para derrotar al otro poder que invadía Winterday
Era demasiado para él, estaba agotado y reparar el daño requería un esfuerzo supremo.
Su don y su cuerpo flaqueaban pero aún así no se daba por vencido.Poco a poco sentía retroceder el poder del Grimol, lo había vencido , pero ya no podía resistir y no era capaz de revertir el daño completamente.
De repente sintió una nueva energía muy similar a la suya, otro poderes lo reforzaban , lo sostenían.
Al percibir aquello Conrad elevó la mirada y los vio frente a él. Su padre y su hermano habían llegado al rescate.
Llegaron junto a él y entre los tres libraron la batalla, hasta que una explosión de poder definió todo.Y su victoria fue evidente cuando las hojas del libro se destruyeron y el verde se extendió nuevamente por la tierra de Winterday.
Entonces Conrad levantó la mirada y vio que Tiaren estaba desvanecida en el suelo, con sus últimas fuerzas corrió hacia ella.
Por lo visto la liberación final de los dos poderes en pugna había causado una ola de choque que había alcanzado a la muchacha. Estaba bien pero inconsciente.
Conrad la levantó en sus brazos pero se tambaleó, Lysander se acercó a él para cargarla pero Conrad no quiso soltarla.
-Llévenla adentro- dijo Dionis, yo esperaré a tu madre, a Blaze y Aly
-¿Están aquí?
-¿Qué crees tú?  Y luego vas a escucharme Conrad porque esto fue una estupidez muy grande – dijo Dio con severidad
-Lo sé padre – asintió el muchacho y  caminó cargando a Tiaren aunque apenas podía sostenerse. De pronto sintió que el peso disminuía y se dio cuenta que la chica flotaba en sus brazos a unos pocos centímetros de su agarre. Se volvió ceñudo hacia su hermano que lo seguía de cerca .
-No seas tan tonto, Conrad, lo único que lograrás es caerte y arrojarla a ella, de esta forma te das el gusto de cargarla tú y te mantienes ileso- el aludido respondió con un gruñido que no tenía nada de agradecimiento.
Llegaron al interior y acomodó a la chica en un sofá mientras se preparaba para dar la bienvenida a su familia y a los sermones que le darían, sólo esperaba que Blaze hubiese olvidado  la parte en que lo autorizaba a golpearlo.

Luego de la reunión familiar, los abrazos, explicaciones y reproches, los tres Likaios se dedicaron a terminar la tarea de restauración. Aún debían “despertar” a todos los habitantes del lugar.
-No puedo hacer nada para ayudarlos.¡Odio sentirme así! – exclamó Blaze y se dejó caer pesadamente en el asiento
Aunque ver a un hombre grande y poderoso como el joven Blackdalion tan impotente podía causar gracia,  a ninguna de ellas le resulta cómico pues las mujeres que lo acompañaban comprendían a la perfección su sentimiento.
- Podrás estar allí para cargarlos cuando el agotamiento los venza – dijo Kalymera a su sobrino y luego, mirando a Aly , agregó – Y  estaremos allí para curar  con nuestro amor cualquier herida que el mal deje en ellos.
-Sí, para eso somos familia- asintió Alina  y trató de controlar su propia impaciencia.

Un par de horas después concluyeron la tarea. Poco a poco todo volvía a la normalidad así que Conrad se tomó un descanso para ir junto a Tiaren.
Ella aún estaba inconciente y él estaba muy preocupado, sin embargo  se sintió aliviado cuando ella movió los párpados.
Estaba despertando. Todo había acabado ya.
Tiaren abrió los ojos y Conrad supo que algo estaba mal.
-¡¿Qué haces tú aquí?! – le gritó ella indignada apartando bruscamente la mano de él que sujetaba la suya y la mirada que le dirigió era de total desprecio- No me toques.Voy a llamar a los guardias si no te marchas…
-¿Tiaren? 
-No eres bienvenido aquí, no recuerdo cómo llegué a este lugar,¿qué me has hecho? –preguntó ella ultrajada
-Yo…- intentó explicar Conrad , pero no pudo . Se levantó y se retiró.
Tiaren había olvidado todo lo sucedido

Una vez que todos se recuperaron , Dionis dio las explicaciones necesarias y los Señores de Winterday que recordaban el ataque agradecieron la ayuda que les habían dado, pero ni siquiera ellos pudieron convencer a Tiaren quien seguía rechazando la presencia de los Likaios en su hogar.
No hubo forma de que la chica agradeciera a Conrad, incluso manifestaba dudar de la veracidad de dicha ayuda, si ella hubiese podido hubiese acusado a los Likaios de aquel ataque.
Conrad se había sumido en el silencio, pues una mirada gris totalmente fría le había quitado cualquier esperanza.
Al menos la había salvado y eso era suficiente.

La familia se había quedado hospedada en el Castillo, pues querían cerciorarse de que todo estuviera bien y necesitaban un poco de tiempo para recobrarse.
El joven mago se había quedado en su habitación y ni siquiera había salido para comer.
-Así que era ella – dijo una voz a sus espaldas y Conrad se volvió  hacia la mujer que había entrado. Era su madre, tan hermosa y menuda como siempre. El joven pensó en lo extraño que era que siempre olvidara cuan menuda era su madre, aunque le sacara más de veinte centímetros de diferencia él  y sus hermanos, siempre pensaban en Kalymera como en un gigante tan impresionante como su espíritu.
-¿Lo sabías?- preguntó Conrad
-Soy tu madre... –dijo ella con  actitud arrogante
-Suenas como la abuela
-Sí – dijo ella con una sonrisa- Intuí que algo te había sucedido aquella vez cuando visitaste el castillo de Winterday, volviste cambiado. Luego imaginé que estabas enamorado y lo confirmé con tu insistencia  en que Lysander descubriera lo que sentía por Aly.¿ Ha sido difícil verdad hijo?
-Sí, lo ha sido
-¿Y ahora el dolor es peor?
-Al menos la pude salvar...
-Aunque ella no lo recuerde
-Aún así mamá. Además no elegimos a quien amar, sólo sucede.
-¡Ay querido! – exclamó Kalymera abrazando a su hijo.

Un rato después de que su madre se marchara apareció su padre. El muchacho sonrió con sarcasmo, sus padres habían formado un frente  común para ayudarlo, quisiera él o no.
-¿Te pidió que vinieras? –preguntó Conrad
-Nos preocupamos por ti
-Y tú que pensaste que una vez que fuésemos  adultos ya no te daríamos problemas...
-Nunca tuve esas ilusiones Conrad...- respondió Dionis con una sonrisa
-  Estoy bien papá...
-Supongo que si lo sigues repitiendo te lo creerás
-Es lo mejor – respondió Conrad y por primera vez Dionis se vio reflejado en la mirada fría de su hijo, estaba encerrando sus sentimientos
-¿Perder a la mujer que amas?
-No tengo opciones papá. Sabes , he considerado que teniendo en cuenta  que ella estuvo a punto de morir puedo pagar el precio. La hubiera perdido de todos modos, prefiero que sea de esta manera
-¿Y eso te alcanza?
-Tendrá que bastar. Yo hubiera ofrecido mi alma porque ella viviera, así que creo que después de todo esto es algo parecido
-Conrad...eres joven, hay otras mujeres...
-No, no hay nadie más.No importa cuanto viva, nunca habrá nadie más. ¿Si tú perdieras a mamá ..?  - empezó a preguntar
-No. Ella es la única – interrumpió Dionis comprendiendo la profundidad del amor de su hijo
-Arregla  nuestra partida, por favor. Quiero volver rápido a casa
-Está bien hijo, lo haré inmediatamente.

En los jardines  se estaba llevando  a cabo un pequeño concilio, pero los tres asistentes no llegaban a un acuerdo.
-Iré a hablar con él- dijo Blaze
-No, déjalo estar solo – lo detuvo Lysander
-Ve tú entonces, al menos para que sepa que estamos aquí – insistió Blaze
-Mi hermano necesita la soledad, Blaze, sabe que estamos para él y si nos necesita nos lo hará saber – respondió Lys con seriedad
-¿Entonces ninguno va a ir? – interrumpió Aly
-No – negó su esposo
-¡Hombres! – exclamó ella y se marchó
-¿Va con él , verdad? – preguntó el joven Blackdalion
-Sí, al menos a ella no se va a animar a gritarle – dijo Lysander con una sonrisa lo que demostraba que había esperado que su esposa hiciese eso desde un primer momento

Conrad paseaba melancólico por los jardines cuando vio a su cuñada encaminarse decidida hacia él..
-Hola Conrad, ¿cómo estás ?
-Bien – respondió evasivo
-Mentiroso – dijo ella y lo abrazó con fuerza  mientras le hablaba- voy a quedarme contigo, no deberías estar solo.
Conrad agradeció que no fuese ni su hermano, ni su primo porque le hubieran roto las costillas con tremendo abrazo.
-Nada de preguntarme si quiero compañía...- comentó sarcástico
-No. No me importa lo que quieras, sólo lo que necesitas...-respondió ella retadora
-Veo que mi hermano está corrompiendo tu dulce carácter...
-En realidad él me hace muy feliz, pero no quiero que  tú estés herido. Eres mi amigo, además de mi cuñado y me duele verte mal. Nos duele a todos Conrad. No me apartes …
-Bien, supongo que tendré que resignarme a tus cuidados hermanita – dijo él y pasó su brazo sobre los hombros de la joven –Acompáñame – dijo y caminaron juntos y en silencio

Aquello era el colmo. Ese hombre aún permanecía en sus tierras y encima estaba dando un escandaloso espectáculo abrazando de aquella manera a la esposa de su hermano.
Le resultaba muy molesto...en realidad verlos juntos le causaba un profundo desprecio ..aunque si ahondaba en el sentimiento ver que Conrad Likaios abrazaba  a la joven pelirroja  le causaba dolor. Un intenso dolor
Tiaren se alejó enojada  de la ventana . Su hermano había muerto por alguien como él…quería a Conrad Likaios lejos de allí. Quería…

Dionis le había dicho que ya podían marcharse. Así que Conrad hizo una última visita antes de irse.
Caminó hacia el jardín , el jardín secreto de Winterday, el jardín de Tiaren.
-Sólo quería despedirme, pensé que te gustaría saber que ya nos vamos  – dijo Conrad tímidamente acercándose a la joven que estaba sentada en un banco.
-Siempre he amado este lugar – dijo ella pensativa
-Pensé que te sería desagradable  después de lo que sucedió  entre nosotros aquí.– comentó aprensivo él
-Yo también, pero no fue así . Siempre he venido cuando necesitaba un refugio. ¿Lo recuerdas entonces? – preguntó ella de pronto mirándolo fijamente
-Sí. No fue hace tanto
-Seis años... – precisó melancólica
-Además no  todos los días le dices a  una mujer que la amas y te rechazan...
-Lo siento Conrad. Lamento haberte herido
-Ya es tiempo de dejarlo ir...- dijo él
-Te temía, y aún me asustas...- comentó ella pensativa
-Lo lamento. No era lo que deseaba pero no puedo cambiarlo – dijo él con el dolor brillando en sus ojos claros
-No , no puedes... – dijo ella
-Ya no tienes que molestarte por nuestra presencia. – se despidió y comenzó a alejarse
-¿Conrad? – lo llamó ella deteniendo su partida
-¿Sí?
-No es tu culpa . Tú no puedes cambiarlo, no debes. Yo sí – dijo ella y él la miró interrogante
-¿Perdón?
-Te lo debo...te hice perder tu cena – comentó con una sonrisa inesperada
- No es hora de la cena...-murmuró confuso
-No ahora, aquella noche en que fui a buscarte
-¿Lo recuerdas? – se sorprendió
-Sí, repentinamente volvió a mi mente hoy. Recuerdo todo lo que pasó estos días, cómo nos salvaste.
- Tal vez hubiera sido mejor que no recordarás.-comentó temeroso
-¿Puedes explicarlo, cómo una parte de mi pudo  ir hasta allí a buscarte aquella noche? – preguntó cambiándole de tema
-No – dijo él sinceramente
-Yo creo que sí puedo , fui a ti porque mi alma buscó la tuya...
-Necesitabas ayuda...
- A ti, Conrad. Te necesitaba a ti. Dije que te temía, temía la fuerza de lo que me hacías sentir, temía amarte y que fueras como ellos. Pero no lo eres...nunca lo fuiste. Y supongo que en mi interior lo sabía.
-Tiaren....
-Shh – dijo ella acercándosele y posando sus dedos sobre los labios masculinos   para callarlo – Hace seis años me declaraste tu amor y te rechacé, porque no estaba preparada...pero aún entonces  te quería. En este lugar te herí y me herí a mí misma...¿aceptarás que cure esa herida?. ¿Aceptas mi amor Conrad Likaios?...porque te amo... te amo más allá de cualquier barrera. Amo todo lo que tú eres. Te amo tanto que incluso al borde de la muerte necesitaba verte...aunque sólo mi alma pudiera alcanzarte. ¿Tú aun me amas?
- Sí –  contestó él  sencillamente – siempre sí.
Luego el amor guardado durante años se reveló y la acercó lentamente a sí, la envolvió en sus brazos con delicadeza como si aún fuese incorpórea y la besó con la misma mezcla de dulzura  y pasión que era él mismo.

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