Era un día
ajetreado en el hospital, todos corrían de un lado a otro.
-¡Claire!
¡Doctora Wild! – la llamaron y la mujer se dio vuelta sonriendo al colega que
se le acercaba.
-Hola Jacob.
-¿Tienes
guardia?
-Sí, para
compensar los días que me tomé- respondió ella.
-¿Y cómo estuvo
el casamiento de tu hermana?- preguntó el hombre caminando rápido para mantenerse al paso de ella.
-Todo salió
perfecto y lo más importante es que ella estaba muy feliz.
-Ya se casó tu
hermana menor, ¿y tú para cuándo?
-El matrimonio
no es para mí- respondió ella.
-Es extraño,
pareces ser de ese tipo.
-¿Ese tipo?
-Sí, de las que
se casan tienen hijos, ya sabes. Me refiero a que denunciaste a unos padres por
golpear a su hijo, fuiste personalmente
a conseguirle un subsidio del estado a una anciana inválida, eres una persona
cálida. Te imagino en una casa rodeada de niños y animales.
-Sólo hago mi
trabajo, y mi trabajo es con lo único que estoy casada – respondió ella- Además
soy nueva aquí, tengo que trabajar mucho todavía.
-Es cierto,
¿cuánto hace que llegaste ya?
-Seis meses, nos
vemos después, tengo que ir a atender – dijo ella y se fue a atender a sus pacientes.
Hacía seis meses
que había regresado a su ciudad natal, se había ido apenas había terminado la
secundaria y no había regresado jamás. Pero había salido una plaza en el
hospital local y no lo había dudado,
había regresado a trabajar allí.
Su madre había
fallecido dos años atrás de cirrosis, su hermana se había casado y vivía feliz
con su esposo, ya no tenía nadie por quién preocuparse ni quien la retuviera.
Se había dedicado en cuerpo y alma a su carrera y había sentido necesidad de
volver a su ciudad, al lugar donde había nacido su sueño de ser médica.
Habían pasado
doce años, ya no necesitaba seguir huyendo.
Era una mujer adulta y era hora de dejar el pasado atrás, por eso había decidió enfrentarlo y volver a la ciudad de Mavide.
Era una mujer adulta y era hora de dejar el pasado atrás, por eso había decidió enfrentarlo y volver a la ciudad de Mavide.
A la mañana
siguiente cuando terminó la guardia, se fue caminando a la casa que había
rentado, quería tomar un poco de aire y despejarse de lo que había vivido con
sus pacientes. Además podía aprovechar para ver cómo había cambiado el lugar en
aquellos años.
Sin darse cuenta
llegó ante las puertas de su antiguo colegio y los recuerdos regresaron como un
ramalazo de viento.
De pronto se vio
a sí misma, atravesando la entrada cargado unos libros, alguien la había
empujado y se había caído con libros y todo. Estaba recogiéndolos cuando
alguien la ayudó. Era él, así había empezado todo. Aquel chico mayor, guapo y
de mala reputación la había ayudado…
Claire sacudió
la cabeza, aquello había sucedido mucho tiempo atrás, casi en otra vida. Al
menos ella había sido una persona diferente. Era una adulta ahora, su historia
no era diferente a la de muchas mujeres, un engaño, un amor truncado en la
adolescencia, nada digno de una tragedia griega, sin embargo la había marcado,
no había vuelto a confiar en nadie.
Aquella inocencia
y entrega para amar las había perdido para siempre.
Salió del mundo
de los recuerdos y siguió caminando, Lucian Crow ya no tenía nada que ver con
su vida.
Llegó a su casa
y se fue directamente a la cama, necesitaba dormir un poco y quitarse de encima
el pesar por lo que veía día a día en el hospital. El mundo no era un lugar
amable ni justo.
Lucian salió de
la ducha, no podía creer que hubiera dormido tanto, quizá se debía a las
pesadillas que lo habían acosado las noches anteriores. Buscó su ropa y se
vistió, la mujer con la que había dormido se acercó a él y lo abrazó por la
cintura mientras él se abrochaba la camisa.
-Quítate Nessa-
le dijo con brusquedad y la apartó.
-No decías eso
anoche…-lo provocó ella.
-Anoche terminó,
fue divertido, ahora tengo que irme a trabajar…
-Eres el dueño
de Gladius, ¿qué apuro tienes?
-¿No pensaste
que mi apuro tiene que ver con alejarme de ti? – preguntó irónico y ella
pestañó confundida sin saber si hablaba en serio o no.
-¿Es por tu
novia? La hija del político…
-No, es porque
ya me aburrí. Lo pasamos bien anoche, es todo. No somos nada, ni novios, ni
amantes ni nada parecido. Sólo la pasamos bien algunas veces. Pero no me gusta
que me invadan.
-Eres demasiado
frío, ¿también a ella la tratas así?
-No engaño a
nadie, las mujeres, ella, tú, cualquiera, sabe cómo soy y lo que puedo dar.
-¿Dinero y sexo?
– preguntó la joven.
-¿Acaso quieres
mi corazón? – preguntó él mientras se terminaba de vestir.
-¿Tienes uno? –
preguntó la joven a su vez.
-No nos veamos
más, Nessa -respondió cortante y antes de irse le dejó unos billetes sobre una
mesa de cristal que había junto a la puerta. La chica tiró un jarrón contra la
puerta, pero Lucian ya se había marchado.
Después de un
día de descanso, que había dedicado a
decorar su casa, Claire regresó al trabajo con energías renovadas.
A mitad del día,
al terminar de atender a un paciente sus sospechas incrementaron, en aquellas
dos semanas era el quinto caso con los mismos síntomas. Sólo tenía que esperar
los resultados de los análisis al laboratorio para confirmar lo que estaba
pensando.
Había pedido
como favor, a la bioquímica del hospital que analizara unas muestras de agua
que había tomado personalmente, uno de los ríos que corría en las afueras de la
ciudad parecía estar contaminado y eso estaba enfermando gente.
Dos días
después, le dieron los resultados y tuvo la confirmación de sus sospechas. El
agua estaba contaminada por cromo, plomo y químicos varios. Claire no tenía
dudas de que eso causaba los casos que había atendido, pero para actuar necesitaba más pruebas. Así que
recurrió a otros de sus colegas y empezó
a indagar sobre los casos recientes, en el mes siguiente dedicó sus horas
libres a investigar para obtener estadísticas confiables relacionadas con los
pacientes, los síntomas y la zona en que vivían.
Todo señalaba
que los responsables de aquella situación eran los dueños de la fábrica metalúrgica y química que había cerca
del río.
Alguien tenía
que hacer algo, antes de que el daño fuera irreversible, ella se dedicaba a
cuidar y sanar gente, era su deber
intentar detener a quienes la enfermaban.
Reunió todo el
material y fue al hospital a hablar con sus colegas. Sin embargo la mayoría se
negó a escucharla.
-Claire, déjalo,
no te metas en eso. Nadie te apoyará- dijo Jacob
-Están
contaminando el río y enfermando gente, tenemos que hacer algo , hay que
denunciarlos– insistió ella.
-No lograrás
nada.
-Si no lo
intentamos tampoco, es nuestra responsabilidad.- insistió la joven.
-Nuestra
responsabilidad es atenderlos cuando vienen, no andar combatiendo a las
empresas, y mucho menos a ésta. Sólo perderás tú si te metes con ellos, hazme
caso.
-Lo siento,
irá a hablar con el Director, alguien
tiene que hacer algo. No voy a quedarme
de brazos cruzados, no es ético.
-Claire, no los
conoces. Si te metes con ellos, perderás tu trabajo.
-Puedo recurrir
a la Justicia...no les será tan fácil salirse con la suya.
-Mira, no sabes
cómo son las cosas aquí. Pero esas fábricas pertenecen al grupo Gladius, el
dueño es un hombre temible, tiene un pasado criminal aunque con dinero ha
logrado que todos ignoren ese hecho. Y quien dirige todo es mucho peor, según
escuché, es un hombre con poder y temible, manejan la ciudad Claire, él incluso
sale con la hija de un político. Tiene dinero y poder, Lucian Crow no es
alguien a quien puedas tomar en broma- le advirtió el hombre.
-¿Qué dijiste?
-Que te
mantengas al margen…
-Eso no, el
nombre…¿de quién es la fábrica?
-Lucian Crow-
repitió el hombre y Claire sintió como si acabaran de golpearla. No podía ser
posible.
La secretaria le
avisó que su padre lo esperaba, frunció el ceño y entró a la oficina.
-Hola , padre.
¿Qué te trae por aquí? – preguntó
-¿Cuándo vas a
casarte con Judith?- lo atacó directamente.
-No por ahora,
tengo cosas más importantes que hacer y ni ella ni yo tenemos apuro.
- Deja de perder
el tiempo y cásate con ella – insistió el padre.
-Mi trabajo es
más importante que una mujer, ¿no lo crees?. Después de todo he quintuplicado
tu fortuna, ¿acaso quieres que me distraiga?
-No quiero que dejes
escapar a tu prometida y sus influencias. La ayuda de su padre nos ha
beneficiado mucho, incluso ha ayudado a promulgar leyes que nos han dejado
trabajar tranquilos con las fábricas y la construcción.
-Y gano buen
dinero por ello, no tienes que preocuparte ,a esta altura, nos necesitan más de
lo que nosotros a ellos. Igualmente calculo que llegado el momento me casaré,
supongo que Judith es tan buena como cualquier otra. Al menos no interferirá
mucho en mi vida…
-Tienes treinta
y tres, ya es hora de que pienses en hijos.
-No me interesa
tener hijos. ¿Quieres ser abuelo? Porque créeme que no das con el rol- dijo
ácidamente.
-Ella querrá
hijos.- dijo sin hacer caso al irónico comentario.
-No, no le
interesan los niños, menos si arruinarán su figura.
-Debe haber un
heredero.
-Padre, las
monarquías se están extinguiendo, soy joven, pienso estar al frente de Gladius
muchos años más, un hijo sería una molestia. Probablemente, algún día los tenga
y terminen en un internado extranjero.
-Antes decías
que querías tener hijos.
-Eso fue antes,
padre, antes que tú mataras los hijos que yo quería.- dijo con odio contenido y
el hombre lo estudió como si recién se diera cuenta de lo que se escondía
detrás de la fachada de su hijo.
-¿Todavía? –
preguntó significativamente.
-Si eso es todo
lo que necesitabas, puedes irte. En diez minutos tengo una reunión con unos
inversores.
-De acuerdo,
hablaremos en otro momento. Ya veo que no estás de humor. ¿Sabes?, te pareces
más a mí de lo que crees.- dijo y había cierto dejo de orgullo en su voz.
-No te
equivoques, soy peor que tú. Y soy lo que tú hiciste de mí – contestó Lucian
mientras su padre se marchaba.
Maaaaaaaaaaaaaaaaaas...
ResponderEliminarQuiero mas!! ¿Como es que Lucian a llegado a esto?
ResponderEliminarPronto más, ya casi está acabada...Oh mi pobre Lucian....
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