Una canción para ti 13

Cuando Tristán llegó al depósito para el ensayo, ya estaban todos allí. Habían pasado un par de semanas desde  la discusión y ahora todo volvía a estar bien entre ellos, era como si hubieran renacido de aquello con más energía. La canción de Emma había obrado aquella magia.

Miró a su alrededor y al ver a la chica se sintió molesto.

Estaba con Cameron, él le estaba enseñando a tocar la batería,Emma estaba sentada y Cam le enseñaba a sostener las baquetas. Ella estaba riendo despreocupadamente mientras intentaba dar algún golpe a los platillos.

-¿Se ven bien, verdad? – preguntó Dani y el comentario aumentó su malestar.

-Vamos, dejen de jugar. Tenemos que ensayar – dijo con un deje de malhumor y tomó su guitarra para empezar a cantar.

-Hey Tris, ¿estás tan apurado?- preguntó Leandro mientras preparaba su instrumento.

-A tocar, vamos chicos a moverse, tenemos función el fin de semana – insistió y vio como Emma se levantaba de la batería y se alejaba de Cameron quien le hizo un gesto de resignación con los hombros.

Tristán se preguntó desde cuándo estaba tan atento a cada cosa de Emma, dónde estaba, con quién, qué tipo de mirada tenía, y al buscar en su mente se dio cuenta que lo había hecho desde el  principio. Una nueva melodía empezó a gestarse en su mente, debía concentrarse en su música, en nada más.

Las nuevas canciones estaban teniendo mucho éxito, Escudo Azul estaba creciendo y todos tenían la sensación de que  estaban en el camino correcto.

Dos días después, cuando salían de una presentación, Cameron lo llamó.

-Tristan, ¿podemos hablar?

-¿Qué pasa?

-Es Emma…-musitó Cam.

-¿Qué sucede con ella? Preguntó Tristan en un tono que orillaba el enojo.

-Es que…ella debería empezar a estudiar. Con lo del trabajo lo pospuso y cuando le pregunto evita el tema, dice que hará un paréntesis y que luego cuando sepa qué quiera hacer, empezará. Pero no creo que sea buena idea, sabes que era la mejor alumna de su clase, es un desperdicio.

Tristán había creído que Cameron le diría otra cosa, aunque sentía alivio  también estaba preocupado, lo que Cam decía era verdad. Desde chico, él sabía que su camino era la música, pero Emma tenía potencial para ser cualquier cosa que deseara, y no lo estaba aprovechando. En aquellos meses, se había dedicado a trabajar , escribir y acompañarlos, jamás había mencionado la Universidad ni nada parecido.

Le preocupaba, quería lo mejor para ella.

-Hey, Emma…- le dijo en la noche cuando lavaban los platos.

-¿Sí?

-Quería preguntarte algo.

-Dime…

-¿Ya pensaste qué vas a estudiar? Quiero decir puedes iniciar los cursos del segundo semestre, es una pena que no estés aprovechando tu cerebro…No es que tengas que apurarte ni nada, sólo que..

-Tristán..- dijo ella con suavidad y él la miró.

-¿No quieres hablar de ello?

-No se trata de eso, sólo que, cómo lo explico. Es como si hubiera estado viviendo toda mi vida en una cueva oscura y ahora estuviera afuera después de muchos años…necesito tiempo, tiempo para adaptarme, pasar aprender a vivir bajo la luz, para que mi corazón esté fuerte –dijo ella con intensidad y Tristán supo que a pesar de lo mucho que había cambiado Emma, siempre habría en ella una dejo de sombras por lo que le había tocado vivir.

-Lo entiendo. Pero cuando sepas, cuando estés decidida, si necesitas ayuda para algo quiero que me lo digas, ¿de acuerdo?

-De acuerdo – asintió ella y la voz de Leandro los sobresaltó a ambos.

-¡Hey si terminaron con los platos vamos a buscar helado! – los llamó.

Un rato después, los tres caminaban por la calle comiendo helado.

-Menos mal que hoy no trabajaste en el turno nocturno…-dijo Leandro.

-Sí, si no me hubiera perdido esto…- dijo saboreando el helado y los dos chicos la miraron. Emma disfrutaba todo lo pequeño como si fueran grandes regalos de la vida, Emma estaba aprendiendo a vivir y era fascinante ser testigos de aquello.

-Es una pena que una canción sobre helados no sea muy rockera, estoy seguro que Emma escribiría una muy buena…- dijo Leandro y los otros rieron.

Caminaron un par de cuadras, hasta que  tuvieron la mala suerte de toparse  con un trío de muchachos que empezó a provocar a Tristán.

-¡Vaya, ya tienes otra noviecita! El fin de semana estabas muy cariñoso con mi chica y ahora ya tienes otra, te crees todo un Casanova por tocar la guitarrita, ¿verdad? – dijo  uno de ellos y Emma percibió cómo Tristán se tensaba.

-Vámonos…-dijo ella tirando de él.

-¿Saliste con su novia? – preguntó Leandro y su amigo le hizo un gesto con los hombros que era bastante elocuente.

Siguieron caminando,  pero el que lo había increpado se acercó a Tristan.

-¿Te crees la gran cosa, eh?- le dijo casi pegándose a él, Emma lo miró implorante y volvió a tirarle el brazo para que se alejaran. Tris, estuvo a punto de hacerle caso, pero él otro siguió provocándolo.

-Sólo eres un perro callejero que canta…- le dijo y aquello fue demasiado.

-Llévatela – alcanzó a susurrar Tris, al tiempo que empujaba a Emma hacia Leandro.

-¡No pelees!- pidió ella pero Tristán ya le había dado un golpe al otro y estaba enzarzado en una pelea.

-Quédate aquí – dijo Leandro dejándola contra la pared y fue en ayuda de su amigo. Apenas unos minutos después, todo había terminado. Leandro y Tristan tenían mucha más habilidad para la pelea que los otros tres.

-Vamos a casa, Emma- dijo Tristan frotándose la mano que le dolía y la chica lo miró furiosa.

-¡No tenías que pelear!

-Claro que sí…- contestó él sorprendido por el enfado de ella. Pero no le respondió, simplemente caminó rápido para alejarse de ellos.

-¡Emma! – la llamó Tristan y Leandro lo detuvo.

-Déjala, va a casa, la seguiremos de cerca…

-Pero….

-Está enojada, Tris…y preocupada y asustada. Debimos hacerle caso y no pelear, no al menos con ella cerca. No debimos olvidarlo – dijo el muchacho  y Tristan contuvo la respiración, se había dejado llevar y había olvidado la dolorosa experiencia de Emma y lo que significaba para ella la violencia. Había sido un tonto.