martes, 31 de julio de 2012

Ocultándose Al Amor cp.- 18

-Hola –Respondió con una explosión de felicidad al verlo allí. Santino no se había marchado, después de todo.
-Te acababa de enviar otro mensaje –Dijo volviendo a mirarla a la cara, tras haber escudriñado antes todo su cuerpo-. Para intentar convencerte de tomar un vaso de leche en el bar.

-No creo que eso consiga que me duerma –Rió ante la incertidumbre que llevaba el hombre al haberlo pillado desprevenido.
-Y ahora comprendo que no fue muy buena idea –Habló rascándose la cabeza, pero sin abandonar la sonrisa que tenía en las comisuras de sus labios.
-No –Protestó rápido dando un paso al frente y llevando su mano al brazo de él-. Por favor, no te vayas…  -Suplicó en apenas un tono audible y mirándolo a los ojos.
-Jaimie… -Apretó la mandíbula con gran esfuerzo por no lanzarse a los brazos de la joven.- Yo creo que… -Calló un tanto frustrado-. Pequeña… -suspiró bajando la mirada por un momento-. No es buena idea, créeme…  -Sonrió con cariño acariciándole la barbilla-. Llevo toda la noche con hambre –La miró fijamente a los ojos, sin soltarla aún-. Hambre de ti. ¿Comprendes? Si me quedo, yo no creo que pueda ser solo un amigo.
-No lo seas –Soltó de forma impulsiva, saltando a los brazos del hombre y capturando los masculinos labios con los ojos apretados y las mejillas completamente acaloradas por la vergüenza de ser ella quien diera el paso, teniendo la poca experiencia que tenía. ¿Qué pensaría Santino de aquello?
-¿Qué? ¡OH! –Logró vocalizar antes de recibir el impacto del cuerpo de la chica contra el suyo, y que ésta le capturara los labios en un apretado roce. ¿Jaimie lo estaba besando? Pensó al tiempo que miraba el rostro de ella, con los ojos cerrados y completamente sonrojada. ¿Y realmente ella había dicho aquello? Tenía que ser un sueño. ¿Su pequeña admitía entonces amarlo? Tal vez fue por no hacer nada ante aquel movimiento de ella, que ésta se detuvo con la mirada baja. ¡Que imbécil resultaba ser a veces! No quería que parara, le gustaba que ella hubiera tenido aquel impulso-. Jaimie…  -La llamó con voz dulce y sonriente, apretando un poco más los brazos alrededor de la pequeña cintura-. Mírame tesoro… -Pidió empleando aún el mismo tono de voz, pero aún sonriendo con más cariño cuando con timidez ella alzó la mirada a él-. Así está mucho mejor –Dijo poco antes de ser él quien inclinara su rostro y atrapara los dulces labios en un beso hambriento, volviendo a despertar el deseo en ella.

¡Se estaba besando por fin con Santino! Gritó feliz en su cabeza… Y era increíble, arrollador… No quería parar, quería más. Pensó apretándose aún más a él y llevando con cierta duda, una de sus manos bajo la camisa de éste… Que calorcito más atrayente que desprendía su piel, que suave el bello que tenía… ¡Un gemido! ¿Quién de los dos lo había dejado escapar? Ohm… No sabía que sus lenguas pudieran hacer aquello. Le gustaba el remolino de sensaciones que tenía recorriéndole todo el cuerpo. ¿Y había estado huyendo de aquello? ¡Ilusa!... Se auto regañó, viendo que siempre había estado equivocada pero no lo había querido ver. Ahora, ya no quería estar sin él.
-Santino… -Pudo decir en un gemido, cuando los labios de él liberaron los suyos para ir atacar sus defensas al deslizarse por su garganta.
-¿Sí? –Preguntó mordiendo con suavidad su oreja, sacando de ella un nuevo gemido y total rendición al dejar caer su cabeza un poco más hacia un lado. Ante aquello, no pudo reprimir una sonrisa lobuna que asomó en sus labios. Depositó un pequeño beso en el inicio de la garganta, para seguidamente inclinarse y alzarla contra sí, cerrando a la vez la puerta con el pie.
-OH –Gimió al verse transportada hacia el mullido lecho, que los recibió con el leve crujido por el peso de dos personas…  ¡Que vergüenza! ¿Tenía qué hacer o decir algo?... Santino estaba observándola encima de ella a cuatro patas. Que bochorno, no sabía como actuar. Él era un hombre experimentado, mientras que ella era más joven y totalmente carente de esa experiencia. Ya volvía a notar el subidón en sus mejillas.
-Jaimie, aún podemos parar…  -Dijo con voz tranquila, aguantándose su propio peso con los fuertes brazos que tenía a cada lado de su cuerpo.
¿Aún podían parar? Pensó mortificada. Ni siquiera se había dado cuenta de que habían comenzado con aquello. ¿Pero no se estaban solo besando? Tenía que haber salido más con sus amigas… Pero si paraban, él se marcharía. La dejaría allí sola. Y lo quería para ella aquella noche. ¿Quién decía que antes tenían que estar un tiempo de novios para hacerlo? ¡Por dios, que se hallaban a las puertas del siglo XXI! Y ella quería que Santino la besara más y más.
-No –Se atrevió articular girando su mirada, para encontrarse con la de él.
-¿Sabes lo qué estas diciendo? –Le preguntó con cierto apuro y hambre en la mirada.
-Sí –Volvió a sonrojarse más, pero aún así pasó sus manos tras su cabeza y lo atrajo a sus labios.
Aquella vez, si pudo notar el hambre que decía tener él, al besarla con tal ansia. Logrando nublarle aún más su cordura ante lo que estaba por ocurrir.
-Hm… -Gimió Santino besando su garganta-. Me encanta tu perfume. Me has tenido toda la noche loco, con grandes deseos de arrinconarte en una esquina y besarte el cuello para saber si sabías igual de bien que olías –Sus labios fueron más debajo de su garganta, desviándose a uno de sus hombros en donde le bajó con gran sutileza el tirante del camisón-. Sabes cuanto tiempo llevo esperando poder estar así contigo –Susurró con voz ronca a causa del deseo, bajando ya el otro tirante y dejando el principio de sus senos al descubierto.

No lo sabía, pero solo esperaba que no se sintiera decepcionado ante la visión de sus pechos. ¿Serían de su agrado? ¿Le parecería bien su talla noventa copa B? ¡Mierda! Como iba a poder saberlo si ocultaba el rostro en ellos para besárselos…
-¡AH! –Se le escapó sorprendida, cuando notó su húmeda lengua en su pezón, consiguiendo que dejara por un momento de preocuparse y se abandonara aquellas nuevas sensaciones. Le gustaba y mucho… Se dijo sin poder reprimir el impulso de llevar sus manos a la cabeza de él y agarrarle del cabello con un poco de fuerza.
-SCHH…. –Sonrió Santino parando para sujetar sus manos y llevarlas por encima de la cabeza de ella, hasta tocar el cabecero de la cama. Allí, pasó a sujetarle solo con una mano las de ella, para dirigir la otra al camisón y deslizárselo hasta el comienzo de las caderas-. Tranquila… -Susurró antes de volver a darle placer con sus labios en sus senos.
¿Tranquila? ¿Qué demonios quería decirle con aquello? ¿Por qué no te daban a tu pubertad un manual en donde te guiaran un poco? Sería de más utilidad que la carta dorada… ¿Verdad?
-UHM… -Volvió a gemir, cerrando los ojos fuertemente y girando la cabeza a un lado, cuando la lengua de Santino abandonó sus pechos para ir bajando hacia abajo llegando a su barriga-. ¡AH! –Exclamó fuerte al sentir aquellas fuertes cosquillas en aquella zona-. Para por favor… -Suplicó mordiéndose los labios ante las cosquillas. Pero Santino no comprendió el motivo de su suplica, y volvió a remeter provocando que ella riera a carcajadas-. ¡Santino! –Sus ojos tenían lágrimas.
-¿Qué? –Preguntó con mirada perdida.
-Lo siento… -Se sonrojó-. Me haces cosquillas… -Se atrevió a decir con tono débil, esperando que aquello no resultara un jarro de agua fría para éste.
-Perdona… -Se disculpó sonriente y llevando la mano que tenía libre a su estomago, para darle una suave caricia y provocar un pequeño respingo en ella-. ¿Así que resultas ser sensible aquí?  -La miró con un brillo divertido-. No pasa nada –Le guiñó un ojo, bajando aún más la mano para deslizarle el camisón por las piernas y dejarla desnuda ante él-. Tenemos más sitios –Y volvió a inclinarse para probar de darle un beso en la ingle, causando un nuevo respingo en ella-. ¿Aquí también tienes cosquillas? –Preguntó alzando una ceja divertido.
-No –Lo miró un momento, para después llevar su mirada abochornada al techo del dormitorio-. Es solo que no me esperaba… Me da vergüenza, yo…
-Perdóname Jaimie –Se disculpó con mirada sensual-, pero quiero que sepas que no debes sentir vergüenza alguna. Tienes un cuerpo muy hermoso…
-¡AH! -¡Genial! Aquello, dicho con él en aquella zona y ella desnuda… ¡Aún le provocaba más vergüenza! Que horror no sabía donde ocultar la cabeza.
-Precioso –Besó el interior de su pierna, volviendo acelerarle las pulsaciones-. Suave como el satén… -Dijo justo antes de llevar su lengua a su zona más íntima y elevarla hasta el techo con la espiral de sensaciones que le vinieron al momento ante el calor y suavidad de la lengua masculina.
¿De verdad le estaba dejando a Santino hacer aquello? ¡Que vergüenza!... Pero era tan… Se sentía tan… Su cuerpo no paraba de temblar pidiendo más.
-Por fin eres mía –Escuchó que le decía, sin dejar de besarla allí y comenzando acariciarla también con sus dedos.
-¡AH!... –Quería taparse el rostro para mitigar sus gritos o acariciarlo, pero no podía. Santino le tenía sujetadas las manos por encima de su cabeza. En parte, aquello le producía un tanto de frustración. De pronto, parecía que sus plegarías habían sido escuchadas al verse liberada justo en aquel instante, notando un frío recorrerle todo el cuerpo al medio incorporarse Santino de la cama y separarse de ella.
Abrió sus ojos como platos un tanto nerviosa, creyendo que había hecho algo mal y él paraba todo. Pero la sonrisa que le mostró antes de quitarse el jersey por encima de la cabeza la tranquilizó… Pero solo unos segundos. No era lo mismo ver ese torso desnudo en la piscina, que verlo en aquel momento allí a dos palmos de ti. Y observar  que se desabrochaba el botón de los pantalones de lino que llevaba, hizo que volviera a  tener vergüenza y desviara la mirada a un lado, escuchando como él reía con suavidad.
-Mi bella Jaimie… -Dijo quedando completamente desnudo ante ella-. Tengo tantas ganas de estar dentro de ti… -Señaló con voz sensual, abriéndole las piernas con su mano para poder estirar su cuerpo encima del de ella-. No quiero hacerte daño –Suspiró agarrándola de la barbilla y obligándola a que lo mirara, para besarla de forma ardiente al tiempo que se introducía en ella despacio, sin soltarle el rostro y poder estudiarle la expresión en todo momento-. Pero sabes que va a ser…
-¡AH! Duele… -Protestó enseguida al notar la fuerte presión allí-. Por favor, detente… -Sollozó ante el dolor punzante que había sustituido a todas las mariposas que tenía apenas hacía unos momentos.
-SCHH… -La calló atrapándole con fuerza los labios y ahogarle los gemidos, mientras seguía moviéndose con cuidado y esperando que todo aquello pasara veloz.
¡Por qué no paraba! Gritó desde el fondo de su mente, intentando separarlo con sus puños. Pero Santino solo ahondaba más sus embestidas. ¿No veía que le hacía daño? Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, cuando éste conducía una de sus manos hacia el lugar en donde sus cuerpos estaban unidos de manera tan dolorosa y comenzaba acariciarlo… ¡OH! ¿Era posible que el dolor estuviera remitiendo?... Poco a poco, sus puños fueron aflojándose para abrirse y pasar acariciar el pecho y hombros del hombre, al comenzar a notar nuevamente algo del placer que le había dado Santino con sus dedos y labios.
-¡AH! –Gimió fuerte al notar un nuevo remolino y con más fuerza-. ¡Santino!  -Sus manos, ahora arañaban la espalda de éste a causa del placer-. ¡UHM!...
-¿Te gusta? –Preguntó con voz ronca contra sus labios-. ¿Te gusta sentirme completamente dentro de ti? Somos uno Jaimie… -Susurró entre gemidos y acelerando más sus embestidas.

-Sí… -Logró susurrar con gran esfuerzo. Realmente estaba tan perdida en aquel placer, que no estaba muy segura de lo que él le había preguntado.
-¡UHM! –Gimió Santino fuerte alcanzando el clímax-. ¡Abrázame mi pequeña! –Sus embestidas fueron fuertes satisfaciendo el deseo callado que sentía Jaimie en aquel momento-. Hace tanto tiempo…  -Masculló entre dientes, al ver como ella apretaba más sus piernas alrededor de su cintura llegando al clímax completamente veloz después de que él lo hubiera hecho. Entonces, si que dejó caer por unos minutos su cuerpo sobre el de ella. Los dos se hallaban completamente sudados-. ¿Estás bien? –Preguntó cuando recuperó el aliento, apartándose de ella y acariciándole el rostro con ternura.
-MMM… Sí –Sonrió volviendo a sonrojarse por lo que acababa de ocurrir. ¿Y ahora, como debía actuar? Se preguntó completamente despistada a lo que estaba haciendo Santino.
-Estas manchada, voy a buscar una toalla húmeda –Habló volviendo a traerla al presente.
¿Manchada? ¿Toalla húmeda? Alzó la mirada de la almohada para observarlo, y ver que tenía una de sus manos en la parte interna de sus muslos donde había rastros de sangre.
-¡AH! –Exclamó medio incorporándose y encogiendo las piernas hacia ella. ¡Que vergüenza! Sus pulsaciones volvían a ir aceleradas. ¿Y él quería limpiarlo? ¡No por dios!-. Yo… Ya… -Quiso salir tan veloz de la cama, que no vio como una mano de él reposaba alrededor de su tobillo. De modo, que acabó con la cabeza y espaldas en el suelo, mientras que sus piernas seguían arriba en la cama y abiertas… ¡Estaba mostrándole todo! Aquello no podía resultar más patetico.
-Dios mío –Exclamó éste ante el golpe sordo de ella contra la moqueta del suelo-. ¿Te hiciste daño?
-Sí… Quiero decir, no… -Aquello no podía estar sucediéndole después de haber hecho el amor de forma tan apasionada con él. Quería huir… No sabía como, pero ágilmente se puso en pie con recato y pudo huir al baño. Una vez dentro del pequeño espacio, se apoyó contra la puerta respirando por un segundo.  Necesitaba calmarse y pensar en todo lo sucedido... ¡Había hecho el amor con Santino! Extasiada y avergonzada, se llevó las manos a las mejillas. Las pobres se hallaban ardiendo… ¡Pero ya no era virgen! Se dijo ilusionada y maravillada soltando un pequeño grito-. ¡Si! –Al segundo, se tapó la boca con las manos y escuchó por si él venía allí después e su pequeña muestra de alegría. Se miró en el espejo del baño de cintura para arriba. Pero aunque se sintiera diferente, se veía igual que antes. Salvando la hinchazón de sus labios y las rozaduras rojas que tenía a lo largo de su cuerpo de la incipiente barba de él.
De pronto, la puerta del baño fue abierta por Santino, quien entró sin pudor alguno al hallarse aún desnudo.
-¡AH! –Chilló por la sorpresa.
-¿Estas bien? –Preguntó preocupado y observándola detenidamente-. Me pareció oír un pequeño grito.
-Sí, yo… -¡Maldita vergüenza! ¿Cuándo iba abandonarla?-. Ahora iba a ducharme –Señaló hacia la ducha.
-Perfecto –Respondió yendo hacia el lugar y accionando el agua hasta adecuarla a una buena temperatura-. Lista –Sonrió-. ¿Entras?
-Cuando salgas yo… -Comenzaba nuevamente a ponerse nerviosa ante él.
-No –Respondió escueto.
-¿No? –Frunció el ceño, observando como caminaba desnudo hacia ella sin importarle el mostrar que su cuerpo volvía  a estar a tono. ¿Ya? Pensó alarmada abriendo los ojos como dos lupas.
-Nos ducharemos los dos juntos –Sonrió abrazándola por sorpresa contra él y llevándola dentro de la cabina-. Y estate tranquila que no voy hacerte nada por el momento –Sonrió dándole un beso en la frente con cariño-. Comprendo que por el momento debes hallarte un tanto dolorida… Así, que nos iremos a la cama a dormir bien limpios.
¿Siempre iba a lograr sonrojarla? ¿Cuántas veces lo había hecho aquella noche? No era justo… Le había leído la mente con solo mirarla. ¿Pero no se suponía que sucedía aquello con tu media naranja? Pensó un tanto más animada y dejándose limpiar por las suaves y grandes manos de Santino.

5 comentarios:

  1. WOWWWWWWWWWWWWWWWWWW!! Solo WOWWWWWWWWWWWWWWWWWWW!!

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  2. ¡¡¡DIOS MIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIO!!!

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  3. todas estas exclamaciones se refieren a que os gustó el capitulo?

    o que no os esperabais sexo!!!!!!!!!! jajajajjajaja


    Besos a todas!!!!

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  4. Oh dios!!!!!! me he quedado tambien sin palabras, pero definitivamente no me esperaba eso, y la forma en como mezclas la comedia con escenas fuertes, eso me encanta.

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