Pequeña Leona...11°

 Leonora tomó un taxi y durante el trayecto hasta la comisaría se la pasó rezando, esperando que no fuera algo tan grave que arruinara la vida de su hermano para siempre. Era un chico problemático pero no era malo, no merecía hundirse en la cárcel por un error.

Cuando llegó todo era bastante caótico, había varios adolescentes y pudo distinguir a Henry entre ellos. Se le acercó de prisa.

-Lo siento , Leo, lo siento – se disculpó con lágrimas en los ojos y ella se sintió muy conmovida, parecía muy pequeño así.

-Tranquilo, todo estará bien – dijo abrazándolo, aunque no sabía si eso era verdad.

-¿Es la tutora? – preguntó un oficial y ella asintió, no se podía contar con su madre para nada de eso.

-Sí, ¿qué sucedió?

-Vandalismo y también robo de un auto…-explicó el hombre.

-¡Yo no robé nada, Leo! – dijo su hermano y Leonora cerró los ojos, aquello era demasiado.

-¿Qué sucederá?- preguntó al borde de la desesperación, veía la vida de su hermanito derrumbarse frente a ella sin poder hacer nada. Estaba muy cansada de hacerse la fuerte, de intentar cuidar de todos, se sentía horriblemente impotente.

-Quedará demorado por ahora, luego  de la investigación veremos que decide el fiscal. Tendrá que conseguir un abogado.

-Soy su abogado – dijo alguien y Leo miró al hombre que acababa de entrar, no lo conocía, pero si conocía a quien iba detrás de él: Bastian Cavendish.

-¿Qué hace aquí? – preguntó a su jefe cuando se acercaron.

-Enseguida, Leonora. Oficial, él es el abogado del joven, estoy seguro que pueden encontrar una solución – le dijo y luego tomó a Leonora del brazo para apartarla mientras el abogado se hacía cargo.

-¿Y la reunión? – le preguntó ella por lo bajo mientras su hermano, el abogado y el policía hablaban.

-No tenía ganas de ir, menos solo...así que te usé de excusa para escaparme.

-¿Cómo supo que estaba acá?

-Dijiste que en el centro y soy muy bueno para investigar, aunque no lo creas. Ahora deja que él se encargue y no te preocupes...

-¿Quién es?

-Uno de los mejores abogados que conozco, en realidad el mejor, así que sacar a tu hermano será muy fácil para él...Todo va a estar bien.

-Esa frase sólo funciona en las películas...

-Deberías tener un poco más de fe, Leoncito.

-Es fácil decirlo- replicó ella.

-Y difícil hacerlo, lo sé. Pero aún así deberías intentarlo.

-Mejor voy a ver qué sucede – dijo ella y él la obligó a sentarse.

-Deja que el hombre haga su trabajo, Leonora. En verdad es el mejor, no necesita tu supervisión, y así tu hermano se siente más cómodo y puede hablar con libertad.

-¿Está diciendo que yo hago sentir incómodas a las personas?

-Todo el tiempo, Leoncito...eres un modelo difícil de seguir.

-¿Cree que es mi culpa que mi hermano esté en problemas?- preguntó dolida.

-No, niña, ¿cómo te las arreglas para cambiar lo que uno dice? Sólo siéntate y espera...

-Debió quedarse en esa reunión, ¿lo sabe? Ahora podrían apuñalarlo por la espalda sin que usted se entere...-señaló y él la miró con ternura.

-Tengo una espalda dura, Leoncito, y esto es mucho más divertido...crimen, misterio, ilegalidad...aunque no difiere mucho de las reuniones de directivos.

-Gracias- dijo ella simplemente y él inclinó la cabeza en signo de aceptación. Se quedaron allí un momento hasta que el abogado los llamó.

-Hemos podido llegar a un acuerdo, Henry puede volver a su casa y luego tendrá que venir a declarar si lo llaman. Por lo visto, él sólo participó en la destrucción de unos carteles callejeros y nada más, no está involucrado en el robo del auto, tampoco tiene antecedentes, así que podemos liberarlo con el pago de una multa. La investigación proseguirá y ante cualquier novedad será citado nuevamente, hay unas grabaciones de cámaras de seguridad que servirán de prueba para ratificar los dichos del joven, así que por ahora estará bien...

-¿En serio? ¿puedo llevármelo? – preguntó Leonora esperanzada.

-Sí, ahora arreglaremos el papelerío y pronto quedará libre.- le aseguró el abogado

-Muchas gracias. – dijo la joven y aunque estuvo a punto de preguntar por sus honorarios se contuvo, no quería ofender a nadie, ya arreglaría cuentas con Cavendish más  tarde.

Media hora después, una vez que Bastian pagó la fianza y el abogado se encargó de los trámites legales, Leonora pudo salir con Henry de allí.

El chico al menos mostró algo de buenos modales y agradeció al abogado y a Bastian por la ayuda. Cavendish se ofreció a llevarlos a su casa y aunque Leonora no estaba feliz con ello, no tenía fuerzas para negarse. Una deuda más para agregar a las muchas que tenía esa noche con aquel hombre.

-Esta vez te libraste. Si vuelves a hacer algo como esto...-le dijo al chico mientras caminaban hacia el auto.

-Ya te pedí perdón Leonora, no volveré a hacerlo, en serio....no sabía en qué andaban  mis amigos...

-Será mejor que ya no te juntes con ellos.

-Sé que metí la pata, pero deberías confiar un poco en mí.- dijo y luego quedó maravillado frente al auto de Bastian - ¡¡WOWWWWW!!

-¿Te gusta? – le preguntó él.

-¡Es genial!

-Tu hermana cree que es extravagante.

-Ella no tiene gusto para los autos...-dijo el chico y se subió adelante junto a Bastian mientras le hacía miles de preguntas técnicas.

Leonora iba sentada atrás y su ceño cada vez se fruncía más, no podía creer tanto entusiasmo de parte de su hermano, acababa de salvarse por un pelo de terminar en la cárcel y era totalmente inconsciente.

-Ojala mostraras el mismo interés por el estudio, sería mucho más provechoso – lo censuró.

-El estudio no lo es todo en la vida, Leo-contestó el chico.

-¿Y qué piensas hacer de tu vida? ¡¿Ser un vago, un mantenido, un bueno para nada que sólo se divierte todo el día?!

-¿Te refieres a mí, Leoncito? – preguntó Bastian intentando aligerar el humor pero tuvo el efecto contrario.

-No, usted puede llevar la vida que quiera, es rico...pero él no puede, debe convertirse en una persona útil y aprender a sobrevivir por sí mismo...

-Tal vez si no te entrometieras todo el tiempo ...-dijo el adolescente y ella estalló.

-¡Debí dejarte allí! ¡Tal vez así hubieras aprendido algo! – le gritó y luego pidió a Bastian que detuviera el auto.

-Tranquilízate – dijo él.

-¡Detenga el auto, ahora mismo! – gritó y puso su mano en la manija de la puerta, así que Bastian se vio obligado a detenerse.

Apenas frenó, la chica bajó del auto y empezó a caminar hacia la dirección contraria.

-Leo..-la llamó Henry pero Bastian lo detuvo.

-Quédate aquí, yo voy por ella y por favor no te metas en más líos.- le dijo y fue tras Leonora.

-¡Leoncito!- la llamó pero ella fingió no oírlo y aceleró sus pasos, casi corría para alejarse de él. Pero Bastian también aceleró y la alcanzó. La tomó de los hombros y la dio vuelta hacia él.

-Detente ya Leonora.

-Ese pequeño malagradecido, hoy pudo ...-dijo y él se dio cuenta que tenía los ojos cargados de lágrimas y que apenas se podía contener.

-Cálmate, ya todo pasó, tu hermano está bien.

-Yo...si algo le hubiera pasado...yo...-dijo y no pudo contener el llanto. Bastian la acercó a sí y la apoyó contra su pecho mientras la abrazaba .

-Llora, llora tranquila...-le dijo y la dejó descargarse.

Leonora no recordaba la última vez que había llorado frente a alguien, y odiaba que esa persona tuviera que ser su Jefe, pero agradecía que estuviera allí paras sostenerla.

Cuando el llanto remitió, la chica se apartó avergonzada.

-Es normal, has tenido un día muy estresante – le dijo simplemente y con los dedos le limpió muy suavemente las lágrimas.

-Lo siento...yo...

-Vamos, tu hermano está asustado aún, aunque parezca que no le da importancia, no olvidará lo que sucedió hoy. Los dos necesitan descansar...

-Supongo que sí – contestó ella y volvieron en silencio al auto. Henry le abrió la puerta a su hermana sin decir una palabra.

Ella hizo un gesto de agradecimiento y subió, luego agotada por el llanto se adormiló mientras Bastian los llevaba a la casa.