Emma sentía frío, iba en el auto pero sentía que no
estaba allí, mejor dicho, no sentía nada. Si se permitía sentir, iba a
consumirla el miedo, porque no sólo se trataba de que estaba nuevamente en
manso de aquel hombre sino que Tristan y Leandro estaban en peligro por su
culpa. Ambos tenían diecinueve años, por lo que si su padrastro quería tenerlos
preso, podría lograrlo, sobre todo con Tristan que era quien lo había golpeado
para defenderla.
El sueño había terminado, y la realidad era oscura y
fría.
Tristan forcejeó todo el camino hasta la estación de
policía y Leandro trató de calmarlo.
-Tris, no lo empeores…- le sugirió. Cuando les tomaron
declaración ambos chicos se frustraron al ver que no tendrían en cuenta nada de
lo que decían. Además su comportamiento fue tomado como agravante y los dejaron
detenidos. Se les permitió hacer una llamada, así que Tristan llamó a Cameron y
Leandro a Bim, sus amigos eran los únicos que podían brindarles alguna ayuda.
Tristan golpeó la pared de la celda y luego se dejó
caer.
-Tranquilo, Cameron y los chicos encontrarán la forma
de sacarnos…
-No es eso lo que me preocupa, sino Emma…yo le dije
que todo estaría bien, que no tuviera miedo y ese tipo se la llevó. No pude
hacer nada.
-Lo sé, lo sé, también me siento mal-dijo su amigo y
le palmeó la espalda.
Emma entró a la casa empujada por su padrastro, apenas
cerraron la puerta , lo enfrentó.
-Déjalos tranquilos, ellos no hicieron nada – pidió la
chica pero sólo sirvió para enojarlo.
-¡¿En qué estabas pensando al irte con esos vagos?! –
le gritó al tiempo que la zamarreaba.
-Ellos no hicieron nada..-insistió Emma y su padrastro
la arrojó al suelo. En la caída la chica se golpeó el brazo contra el filo de
la pared. Sintió el dolor, pero trató de ignorarlo, sólo tenía que quedarse callada y quieta y esperar
que se le acabara el ataque de ira. Cerró los ojos, así era más fácil, así
podía hacer de cuenta que no estaba allí. Sin embargo al hacerlo, al replegarse
en sí misma, escuchó música, la música
de Escudo Azul, la que le daba fuerzas, las melodías de Tristan que la habían ayudado a seguir
adelante. Entonces supo que era hora de acabar con aquello, que tenía que
luchar.
Se paró, sus lentes los había perdido en la caída,
pero no intentó recuperarlos. Miró a su padrastro y habló.
-Te daré todo el dinero de mamá…
-¿Qué diablos dices?
-Firmaré los papeles que hagan falta, lo que sea…debe
haber una manera, puedes quedártelo todo. Renunciaré a ello. Y me iré, jamás
voy a volver, reclamar ni molestarte…como si no existiera.
-Deja de decir estupideces…
-Sólo tienes que dejar libres a mis amigos y lo haré,
los dos tendríamos lo que queremos y podrás deshacerte de mí…como siempre has
deseado. Fui una molestia desde que te casaste con mamá…pero a tienes que demostrar
que no es así. Es la mejor forma…o podrías matarme – dijo valientemente sin
saber hasta dónde podía llegar aquel hombre. Sabía que estaba temblando pero
hacía lo imposible por hacerse la fuerte.
-Maldita mocosa – le dijo y la abofeteó con fuerza,
mandándola nuevamente al piso, luego se marchó al despacho..
“No dijo que no a mi oferta” pensó Emma para sí misma
y se fue a su cuarto. Trabó la puerta con la mesa de noche y se echó en la cama
a llorar. No pudo dormir, porque estaba asustada, preocupada por Tristan y
Leandro y además sentía una especie de adrenalina correr por su cuerpo, era la
emoción por haber enfrentado a su padrastro. Tomó una hoja de papel y se puso a
escribir, no importaba si perdía la herencia de su madre, no importaba si
perdía todo, aún tenía las palabras que la ayudaban a expresarse. Escribió y
dejó que su pena y sus emociones se diluyeran en la tinta.
Somos caminantes de orillas
Siempre al borde
Pero rondamos diferentes
abismos
Tú como Ícaro que tientas al
sol
y amenazas quemarte en tu
propia luz
Yo muerdo las sombras para no
ser noche
Y perderme y perderte
Al borde del abismo caminamos
caer no siempre es muerte
se toca fondo para levantar
vuelo
y aunque así no sea
quiero mirarte mientras caemos
quiero amarte mientras caemos
mientras caemos
que si el mundo se da vuelta
los abismos son el cielo
A la mañana siguiente Cameron fue a visitar a sus
amigos para ponerlos al tanto de la situación, afortunadamente no los tenían
incomunicados así que pudo verlos.
-Bim habló con esa abogada amiga suya, vendrá luego
pero dijo que el cargo de retener a Emma puede ser eliminado con una
declaración de ella, aunque es un problema que sea menor. Lo del cargo de
violencia contra ti, Tristan es un poco más grave, porque además el tipo tiene
dinero e influencias así que puede complicar todo...- les explicó.
-¿Sabes algo de Emma? – preguntó Tristan.
-No, no responde el teléfono, Luc incluso fue a dar
una vuelta por su casa por si veía algo...pero no nos animamos a más para no
perjudicarla. También hablamos con la abogada sobre su situación y verá que
puede hacer...
Emma sintió que aporreaban la puerta, debía ser cerca
del mediodía pues se había quedado dormida cerca de la madrugada.
-Sal…hablemos sobre lo que dijiste ayer- gritó el
hombre para que ella lo escuchara a través de la puerta y la chica pensé en que nunca la llamaba por su nombre.
Al instante comprendió lo que le acababa de decir, estaba dispuesto a hablar
sobre su oferta. Abrió la puerta.
-Iremos a ver a un abogado en la tarde…-anunció y se
marchó, Emma sonrió levemente, había encontrado una salida.
El policía abrió la celda.
-Pueden irse…-le dijo a Tristan y Leandro.
-¿De verdad? – preguntó Leandro.
-Si, agradezcan que retiraron los cargos.Están libres
y será mejor que cuiden lo que hacen de ahora en más, no creo que se vuelvan a
librar tan fácilmente.
-¿Ese tipo retiró los cargos?- dudó Tris.
-Sí y deberías agradecerle, muchacho..
-Emma, ¿qué hizo Emma? – se preguntó él y salió
corriendo como loco de la estación de policía. Sabía que nada era tan fácil,
para que ellos estuvieran libres de ese modo, algo debía haber pasado.
-¡Tristan! – lo llamó Leandro y fue tras él
Tristan sentía que la sangre le bullía, necesitaba
encontrar a Emma, necesitaba asegurarse que estaba bien. No podía quitarse de su mente la imagen de ella,
era una chica pequeña y frágil, y estaba a merced de ese tipo sin que nadie se
interpusiera. El corazón le golpeaba en el pecho y aunque fuera una estupidez
iba a ir por ella.
Cruzó la puerta de la estación de policía y mientras
bajaba las escaleras, Leandro lo tomó del hombro para detenerlo.
-Espera…-dijo y él se volvió a mirarlo.
-Tengo que ir…
-Mira Tris, mira allí…-dijo Leandro y entonces Tristan
miró hacia donde le señalaba. Un par de metros adelante estaba parada Emma, esperándolos.
Corrieron hacia ella.
-¿Están bien?- preguntó ella pero su voz no se escuchó
porque los dos chicos le preguntaron lo mismo.
-¿Estás bien? – cuestionaron los dos mirándola de
arriba abajo como si quisieran asegurarse.
-Sí, estoy bien.¿Y ustedes?
-Estamos bien- respondió Leandro.
-¿Cómo? ¿Qué hiciste para que nos dejara ir? –
preguntó Tristan agitado.
-Lo amenacé con denunciarlo por maltrato, lo enfrenté
y le dije que le haría perder su reputación, que saldría a gritar por allí que
era un golpeador – mintió ella sin contar lo que en verdad había hecho.
-¿Y nos dejó ir? – dudó Tris.
-Sí..
-¿Te golpeó? – la interrogó Leandro.
-Estoy bien, ¿puedo vivir con ustedes? – preguntó ella
sonriendo y Tristan que no había pasado por alto la mejilla hinchada de la
chica , la abrazó contra sí, agradecido de que estuviera a salvo.
-Bienvenida – dijo Leandro.
Sujétame, que lo engancho por el cuello y lo dejo tieso!!!! Será mal nacido!!!!
ResponderEliminarPero me alegra, van a vivir juntos!!!! Gran capitulo quiero mas claro esta jejeje
Ay, que lindo cap.. en el sentido de lo que hizo ella y que ahora estarán todos juntos.. mas.. kiero mas...
ResponderEliminarMe encantó, especialmente esta frase es preciosa: "que si el mundo se da vuelta, los abismos son el cielo". Hermoso capítulo y también quiero mássssss!!
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