sábado, 23 de junio de 2012

Pequeña Leona 8°


Camino a la clínica , Bastian se despertó. Leonora estaba a su lado en la ambulancia.
-¿Qué pasó?
-Se desmayó…
-Yo jamás me he desmayado- discutió él e intentó incorporarse pero se sintió mareado y debió permanecer acostado.
-Bueno, parece que decidió que hoy era un buen día para empezar a hacerlo. ¿Cómo se siente?
-Como si todas tus maldiciones me hubieran alcanzado…
-No es momento de bromear.
-Lo siento, Leoncito, ¿te asusté?
-Sí – dijo sencillamente aunque asustar era poco, la había aterrado verlo tirado en el suelo.
Ella se quedó junto a él y sólo salió cuando llegó el médico a examinarlo, pidió que la llamara cuando tuviera el diagnóstico.

-Pase, Señorita – la llamó el médico y Leo alcanzó a ver que Bastian terminaba de abrocharse la camisa.
-En serio, no necesito tutora…ya estoy grandecito.
-Lo siento señor Cavendish, pero ella firmó el ingreso así que es responsable de usted.
-¿Qué tiene? ¿Es grave?- preguntó Leo.
-Por lo que he visto, es agotamiento…extremo.
-¿Agotamiento? ¿No debería trabajar o algo para estar agotado? – preguntó ella sorprendida.
-Hay muchas maneras de que un hombre se agote , Leoncito…-dijo él divertido y la chica le hizo señas para que se callara. La estaba avergonzando, aunque ella también había sido ofensiva.
-Igualmente , quisiera que se quede en observación hasta mañana , así podemos hacerle una pruebas y descartar otras posibilidades. Pero me temo que el señor Cavendish no está de acuerdo. Si le doy el alta será bajo su exclusiva responsabilidad.- explicó el doctor.
-Él se quedará aquí- dijo Leonora.
-¡Claro que no! – protestó Bastian pero al incorporarse se tambaleó.
-Quédese acostado y deje de dar pelea, vive solo, si se cae o le pasa algo, no hay nadie para socorrerlo, lo mejor será que se quede internado hasta mañana.
-Es lo mejor – aconsejó el médico.
-De acuerdo, está bien- aceptó Bastian que ya no tenía fuerzas para discutir. Lo instalaron en una habitación para que pasara la noche internado.
-Esta ropa es horrible…no combina con mi estilo-se quejó del atuendo de pacientes.
- Dígame el número de teléfono de algún familiar, así les aviso- dijo Leonora
-No, no les avises.-dijo cortante.
-Pero…
-Si mañana se descubre que tengo algo malo, entonces avísales y sé todo lo dramática que quieras…diles que soy un hombre muy joven para sufrir así y haz una lista de mis virtudes, pero ahora no. Estoy cansado, Leonora, sólo quiero descansar un poco.
-De acuerdo- dijo ella y marcó un número.
-Te pedí que no los llamaras…
-Estoy llamando a mi casa para decir que me quedaré aquí- explicó ella.
-¿En serio?
-Sí, no creo que sea buena idea dejarlo solo – dijo la chica y salió de la habitación para llamar a su casa. Cuando entró , Bastian la miró divertido, aunque aún se lo veía demacrado.
-Sabes, es nuestra segunda noche juntos…y con uno de los dos enfermos, se nos está haciendo costumbre.
-Espero que no – dijo ella.
-Sí, también yo- le contestó él con un susurro.
-Bueno, duerma.
-Eso haré, gracias Leonora. Gracias por todo.- le dijo en voz baja y se quedó dormido.
Leo se lo quedó mirando. ¿Qué había estado haciendo aquellos días para llegar a tal límite de agotamiento? Porque no creía que se debiera a alguna mujer, no completamente, al menos.

A la mañana siguiente el médico fue a hablar con ellos para darles lo resultados.
-¿Hay algo? – preguntó Bastian que ya parecía más recuperado.
-Un poco de anemia, sumado al cansancio fue lo que provocó que se desmayara. No hay nada más, su estado general es muy bueno y supongo que  esto se debe a mala alimentación, debería revertirse con los cuidados adecuados – les explicó.
-¿Entonces ya puedo irme a mi casa?
-Sí, le daré el alta.
-¿Puede darnos una dieta de lo que debe comer? – preguntó Leonora.
-Sí, por supuesto. También le recetaré un suplemento de hierro y algo de vitaminas por si va a continuar con el ritmo extenuante de trabajo que está llevando – dijo el hombre y Leonora bufó imperceptiblemente aunque Bastian lo notó.
La chica fue a arreglar todo el papelerío para que le dieran de alta mientras él se cambiaba. Luego pidió un taxi para llevarlo hasta su casa. Mientras salían de la clínica se dedicó a reprenderlo.
-Le dije que no tomara tanto café ¿Y se puede saber que ha estado comiendo? Por lo que vi sabe cocinar …
-No he tenido mucho tiempo para comer, sólo algo rápido…
-Y no muy nutritivo por lo que veo. Debería conseguirse una mujer que sepa cocinar, o al menos una ama de llave que se ocupe de que coma como se debe.
-No me gusta tener a nadie metido en mi casa, diciéndome que hacer.
-Entonces demuestre que puede hacerlo usted solo- lo reprendió y , por suerte para Cavendish, llegó el taxi a buscarlos.
-¿Tiene comida en su casa? – preguntó Leo.
-¿Un par de pizzas congeladas cuenta?-ella agitó la cabeza negativamente y le indicó al chofer que los dejara en un supermercado.
Bastian agarró el carrito de las compras y se dedicó a seguir a Leo que iba seleccionando muy concienzudamente que comprar.
-¿Vas a comprarme la comida?
-Claro que no, usted pagará…yo sólo me aseguraré que sea algo adecuado y nutritivo – dijo ella y sacó de su bolsillo la lista que le había dado el médico.
-Y que no tenga que molestarme en cocinar, nada complicado, por favor…- dijo y ella bufó por lo bajo como hacía cada vez que la sacaba de quicio.
La chica cargó el carrito de frutas frescas, verduras y alimentos que fueran ricos en hierro y fáciles de preparar.
Estaba muy concentrada eligiendo algo de una estantería pero no llegaba, antes de darse cuenta Bastian se pegó a ella y estiró un brazo por sobre su cabeza para alcanzarle lo que ella quería. Leonora se quitó rápidamente para no seguir en un contacto tan íntimo con él.
-Carne…necesitamos carne –dijo ella cambiando de rumbo nerviosamente y Bastian tuvo la decencia de callarse las bromas que se le ocurrían.
-Leoncito, quiero un poco de eso – le dijo deteniéndose en el estante del café.
-Ni se le…-dijo ella girándose y cuando lo hizo Bastian le metió un bombón de chocolate en la boca, tenía el paquete abierto en la mano. La chica lo miró furibunda pero se vio obligada a comerlo.
-No me mires así, voy a pagarlos…¿están buenos, verdad? – preguntó y se comió uno.
Finalmente terminaron las compras sin armar una guerra y tomaron otro taxi que los llevó hasta la casa de Bastian. Leo le ayudó a bajar las bolsas de las compras.
-En serio no es necesario, ya puedo hacerlo. No voy a desmayarme de nuevo – dijo al verla sacar las bolsas del baúl del auto y cargarlas.
-Mejor prevenir que curar – le respondió ella y él le quitó los paquetes de la mano.
-Soy un hombre, Leoncito, ya me desmayé frente a ti, no necesito que cargues mis bolsas, déjame algo de dignidad …
-Debió pensar en eso antes.
-Leoncito, soy un paciente recuperándose, ten algo de compasión-dijo él cuando entraron a la casa.
Leo le ayudó a acomodar los comestibles y le dejó la dieta que había recetado el médico junto con los horarios en que debía tomar el suplemento de hierro.
-Bueno, descase..
-¿Vas a dejar que me salte el trabajo? ¿Segura?
-Sólo por hoy, iré a la oficina, así que descanse, coma bien y luego lo llamaré a ver cómo sigue…
-Ve a descansar a tu casa Leonora, apenas si pegaste un ojo en ese sillón en el que te quedaste en la clínica.
-Voy a trabajar, y dormí bien, no se preocupe por mí. Sólo asegúrese de descansar y de hacerlo solo, ya demasiado se extenuó estos días.
-Claro que estaré solo, ya te lo dije antes, eres la única mujer que estuvo aquí. ¿No me creíste, verdad?.- preguntó con un tono extraño que hizo que Leo se estremeciera.
-Bue, de todos modos, eso no es importante. Cualquier cosa llámeme – le dijo ella y se marchó de prisa. Tenía mucho trabajo que hacer y no quería pensar por qué le había dado felicidad ser la única mujer que había entrado en casa de Bastian Cavendish, ni mucho menos quería analizar por qué él había susurrado su nombre entre sueños mientras lo cuidaba.



4 comentarios:

  1. si ya sabia yo que algo se estaba cocinando entre esos dos, pobre bastian si leo no quiere cuidarlo yo voy con mucho gusto.

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  2. Me encantó este capítulo, ella regañándolo y cuidándolo. Aaaay me gusta mucho, espero el siguiente pronto!!! Gracias querida Nata! :)

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  3. así que susurró su nombre... Lo susurró, mientras dormía... Por qué!!!!! Por qué no dijo el mío!!!! Yo fui quien lo agotó jajajaja

    Me gustó el capitulo. Ya comienza ha tener el ceño fruncido ella, pero por otra razón. ¿Qué hizo para agotarse tanto? Que se estará imaginando la cabeza tan formal de ella jejejeje

    Quiero mas!!!! Más!!!!!

    Besos linda

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  4. Omo, él susurró su nombre.. que dulce y que tentador jajaja

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