Camino a la clínica , Bastian se
despertó. Leonora estaba a su lado en la ambulancia.
-¿Qué pasó?
-Se desmayó…
-Yo jamás me he desmayado- discutió él e
intentó incorporarse pero se sintió mareado y debió permanecer acostado.
-Bueno, parece que decidió que hoy era
un buen día para empezar a hacerlo. ¿Cómo se siente?
-Como si todas tus maldiciones me
hubieran alcanzado…
-No es momento de bromear.
-Lo siento, Leoncito, ¿te asusté?
-Sí – dijo sencillamente aunque asustar
era poco, la había aterrado verlo tirado en el suelo.
Ella se quedó junto a él y sólo salió
cuando llegó el médico a examinarlo, pidió que la llamara cuando tuviera el
diagnóstico.
-Pase, Señorita – la llamó el médico y
Leo alcanzó a ver que Bastian terminaba de abrocharse la camisa.
-En serio, no necesito tutora…ya estoy
grandecito.
-Lo siento señor Cavendish, pero ella
firmó el ingreso así que es responsable de usted.
-¿Qué tiene? ¿Es grave?- preguntó Leo.
-Por lo que he visto, es
agotamiento…extremo.
-¿Agotamiento? ¿No debería trabajar o
algo para estar agotado? – preguntó ella sorprendida.
-Hay muchas maneras de que un hombre se
agote , Leoncito…-dijo él divertido y la chica le hizo señas para que se
callara. La estaba avergonzando, aunque ella también había sido ofensiva.
-Igualmente , quisiera que se quede en
observación hasta mañana , así podemos hacerle una pruebas y descartar otras
posibilidades. Pero me temo que el señor Cavendish no está de acuerdo. Si le
doy el alta será bajo su exclusiva responsabilidad.- explicó el doctor.
-Él se quedará aquí- dijo Leonora.
-¡Claro que no! – protestó Bastian pero
al incorporarse se tambaleó.
-Quédese acostado y deje de dar pelea,
vive solo, si se cae o le pasa algo, no hay nadie para socorrerlo, lo mejor
será que se quede internado hasta mañana.
-Es lo mejor – aconsejó el médico.
-De acuerdo, está bien- aceptó Bastian
que ya no tenía fuerzas para discutir. Lo instalaron en una habitación para que
pasara la noche internado.
-Esta ropa es horrible…no combina con mi
estilo-se quejó del atuendo de pacientes.
- Dígame el número de teléfono de algún
familiar, así les aviso- dijo Leonora
-No, no les avises.-dijo cortante.
-Pero…
-Si mañana se descubre que tengo algo
malo, entonces avísales y sé todo lo dramática que quieras…diles que soy un
hombre muy joven para sufrir así y haz una lista de mis virtudes, pero ahora
no. Estoy cansado, Leonora, sólo quiero descansar un poco.
-De acuerdo- dijo ella y marcó un
número.
-Te pedí que no los llamaras…
-Estoy llamando a mi casa para decir que
me quedaré aquí- explicó ella.
-¿En serio?
-Sí, no creo que sea buena idea dejarlo
solo – dijo la chica y salió de la habitación para llamar a su casa. Cuando
entró , Bastian la miró divertido, aunque aún se lo veía demacrado.
-Sabes, es nuestra segunda noche
juntos…y con uno de los dos enfermos, se nos está haciendo costumbre.
-Espero que no – dijo ella.
-Sí, también yo- le contestó él con un
susurro.
-Bueno, duerma.
-Eso haré, gracias Leonora. Gracias por
todo.- le dijo en voz baja y se quedó dormido.
Leo se lo quedó mirando. ¿Qué había
estado haciendo aquellos días para llegar a tal límite de agotamiento? Porque
no creía que se debiera a alguna mujer, no completamente, al menos.
A la mañana siguiente el médico fue a
hablar con ellos para darles lo resultados.
-¿Hay algo? – preguntó Bastian que ya
parecía más recuperado.
-Un poco de anemia, sumado al cansancio
fue lo que provocó que se desmayara. No hay nada más, su estado general es muy
bueno y supongo que esto se debe a mala
alimentación, debería revertirse con los cuidados adecuados – les explicó.
-¿Entonces ya puedo irme a mi casa?
-Sí, le daré el alta.
-¿Puede darnos una dieta de lo que debe
comer? – preguntó Leonora.
-Sí, por supuesto. También le recetaré
un suplemento de hierro y algo de vitaminas por si va a continuar con el ritmo
extenuante de trabajo que está llevando – dijo el hombre y Leonora bufó
imperceptiblemente aunque Bastian lo notó.
La chica fue a arreglar todo el papelerío
para que le dieran de alta mientras él se cambiaba. Luego pidió un taxi para
llevarlo hasta su casa. Mientras salían de la clínica se dedicó a reprenderlo.
-Le dije que no tomara tanto café ¿Y se
puede saber que ha estado comiendo? Por lo que vi sabe cocinar …
-No he tenido mucho tiempo para comer,
sólo algo rápido…
-Y no muy nutritivo por lo que veo.
Debería conseguirse una mujer que sepa cocinar, o al menos una ama de llave que
se ocupe de que coma como se debe.
-No me gusta tener a nadie metido en mi
casa, diciéndome que hacer.
-Entonces demuestre que puede hacerlo
usted solo- lo reprendió y , por suerte para Cavendish, llegó el taxi a
buscarlos.
-¿Tiene comida en su casa? – preguntó
Leo.
-¿Un par de pizzas congeladas cuenta?-ella
agitó la cabeza negativamente y le indicó al chofer que los dejara en un
supermercado.
Bastian agarró el carrito de las compras
y se dedicó a seguir a Leo que iba seleccionando muy concienzudamente que
comprar.
-¿Vas a comprarme la comida?
-Claro que no, usted pagará…yo sólo me
aseguraré que sea algo adecuado y nutritivo – dijo ella y sacó de su bolsillo
la lista que le había dado el médico.
-Y que no tenga que molestarme en
cocinar, nada complicado, por favor…- dijo y ella bufó por lo bajo como hacía
cada vez que la sacaba de quicio.
La chica cargó el carrito de frutas
frescas, verduras y alimentos que fueran ricos en hierro y fáciles de preparar.
Estaba muy concentrada eligiendo algo de
una estantería pero no llegaba, antes de darse cuenta Bastian se pegó a ella y
estiró un brazo por sobre su cabeza para alcanzarle lo que ella quería. Leonora
se quitó rápidamente para no seguir en un contacto tan íntimo con él.
-Carne…necesitamos carne –dijo ella
cambiando de rumbo nerviosamente y Bastian tuvo la decencia de callarse las
bromas que se le ocurrían.
-Leoncito, quiero un poco de eso – le dijo
deteniéndose en el estante del café.
-Ni se le…-dijo ella girándose y cuando
lo hizo Bastian le metió un bombón de chocolate en la boca, tenía el paquete
abierto en la mano. La chica lo miró furibunda pero se vio obligada a comerlo.
-No me mires así, voy a pagarlos…¿están buenos,
verdad? – preguntó y se comió uno.
Finalmente terminaron las compras sin armar
una guerra y tomaron otro taxi que los llevó hasta la casa de Bastian. Leo le
ayudó a bajar las bolsas de las compras.
-En serio no es necesario, ya puedo
hacerlo. No voy a desmayarme de nuevo – dijo al verla sacar las bolsas del baúl
del auto y cargarlas.
-Mejor prevenir que curar – le respondió
ella y él le quitó los paquetes de la mano.
-Soy un hombre, Leoncito, ya me desmayé
frente a ti, no necesito que cargues mis bolsas, déjame algo de dignidad …
-Debió pensar en eso antes.
-Leoncito, soy un paciente recuperándose,
ten algo de compasión-dijo él cuando entraron a la casa.
Leo le ayudó a acomodar los comestibles
y le dejó la dieta que había recetado el médico junto con los horarios en que
debía tomar el suplemento de hierro.
-Bueno, descase..
-¿Vas a dejar que me salte el trabajo?
¿Segura?
-Sólo por hoy, iré a la oficina, así que
descanse, coma bien y luego lo llamaré a ver cómo sigue…
-Ve a descansar a tu casa Leonora,
apenas si pegaste un ojo en ese sillón en el que te quedaste en la clínica.
-Voy a trabajar, y dormí bien, no se
preocupe por mí. Sólo asegúrese de descansar y de hacerlo solo, ya demasiado se
extenuó estos días.
-Claro que estaré solo, ya te lo dije antes,
eres la única mujer que estuvo aquí. ¿No me creíste, verdad?.- preguntó con un
tono extraño que hizo que Leo se estremeciera.
-Bue, de todos modos, eso no es
importante. Cualquier cosa llámeme – le dijo ella y se marchó de prisa. Tenía
mucho trabajo que hacer y no quería pensar por qué le había dado felicidad ser
la única mujer que había entrado en casa de Bastian Cavendish, ni mucho menos
quería analizar por qué él había susurrado su nombre entre sueños mientras lo
cuidaba.
si ya sabia yo que algo se estaba cocinando entre esos dos, pobre bastian si leo no quiere cuidarlo yo voy con mucho gusto.
ResponderEliminarMe encantó este capítulo, ella regañándolo y cuidándolo. Aaaay me gusta mucho, espero el siguiente pronto!!! Gracias querida Nata! :)
ResponderEliminarasí que susurró su nombre... Lo susurró, mientras dormía... Por qué!!!!! Por qué no dijo el mío!!!! Yo fui quien lo agotó jajajaja
ResponderEliminarMe gustó el capitulo. Ya comienza ha tener el ceño fruncido ella, pero por otra razón. ¿Qué hizo para agotarse tanto? Que se estará imaginando la cabeza tan formal de ella jejejeje
Quiero mas!!!! Más!!!!!
Besos linda
Omo, él susurró su nombre.. que dulce y que tentador jajaja
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