viernes, 22 de junio de 2012

Doble trampa 6


Sentadas en el sofá y con comida italiana, esperaba en alerta que es lo que hacía allí aquella mujer. Pero hasta el momento, solo había escuchado hablar de Bianca, la hermana pequeña de Lucas. No sabía que su hermana fuera actriz de teatro. Seguro que era el perro guardián de aquel hombre.

-Bueno querida, en vista de que tú no lo sueltas lo haré yo –Cambió repentinamente de tema su supuesta futura suegra.

-¿Soltar? - Preguntó tan sorprendida por el cambio tan brusco de tema.

-¡OH, vamos! –Rió-.  Sé que no eres la novia de mi hijo.

La miró a los ojos con sorpresa y alivio, al poder comprobar que no se hallaba ninguna muestra de enfado ante el engaño de aquella mañana.


-Yo, no sé que decir... –su cerebro daba veinte mil vueltas a que decir.

-Nada. Sé como es mi hijo -la excusó-. Sé que se está aprovechando de ti para tratar de que le deje de buscar novia... Quiero que encuentre a alguien ya y siente la cabeza de una puñetera vez - Comentó frustrada-. Me doy cuenta de que tal vez, puede que haya sido un poco pesada en ello.  Pero si me hubiese pedido que parase lo hubiese hecho. No me gusta que me engañe de ésta manera, me siento como una vieja tonta. ¿Tú qué sacas de esos artículos?

-Nada -respondió con sinceridad-. Es más, estoy muy enfadada con su hijo por ello. Me ha metido en éste lío sin pedirlo yo...

-Bien, me gustaría proponerte un trato.

-¿Un trato? -Su voz denotó algo de nerviosismo.

-Quiero que sigas con el engaño de las revistas... –Soltó tranquila.

-¿Perdón? -Parecía que no había oído muy bien.

-¿Te has acostado con él? -Preguntó de sopetón, sofocando a la joven.

-¿Cómo? –Sus pulsaciones comenzaban acelerarse una vez más.

-Veo que no, chica lista -Sonrió divertida-. Mejor para lo que tengo en mente, por que tienes que llevarlo al límite. Ya me entiendes, dejarlo con la miel en la boca –Dijo en tono confidencial sin perder la sonrisa en ningún momento.

-Sophía, verá creo que hay algo que no entiendo...

-Tranquila, pregúntame todas las dudas que tengas -Comentó en tono alegre y desenfadado-. Lo tengo todo muy bien estudiado...

-No -Se apresuró a protestar, viendo que la mujer no entendía su confusión-. Verá yo, no creo que pueda...

-OH, no te preocupes yo estaré siempre a tu lado para apoyarte.

-¡No! Eso es muy...

-Por favor, solo tienes que mostrarte muy cariñosa cuando estés en público con él. Darle a entender que te derrites por sus huesos.

-¡Sophía! –Exclamó su nombre alarmada.

-No hay nada de malo, podrás aprovecharte de ello... Piensa que es como una pequeña venganza por utilizarte él de esa manera por su propio interés. Ponerlo cada vez más nervioso.Es hora de que empiece a sufrir un poquito. Cuando la primera fase esté completada, pasaremos a la segunda...

-¿Qué tiene fases? -Repitió asombrada.

-Sí -rió orgullosa-. La segunda es la mejor, entro yo -Miedo daba aquella segunda fase, pensó Sabrina-. Hago que estoy muy ilusionada con lo vuestro... Bueno, si tengo que confesarlo, me gustas para él. Pero a lo que te decía, después de un buen tiempo de que hagamos que nos llevamos muy bien y todo lo que sea, representará que te convenzo para que os caséis. Por supuesto la boda será falsa, dado que el cura será un actor contratado por mí...

-Necesito una copa -Fue lo único que consiguió pronunciar ante el plan que le habían desarrollado para ella. No sabía que decir. ¿Seguro qué todo aquello no era una broma? Podía decirse que hijo y madre eran igual. Los dos estaban igual de turumba.

-Tranquila, te dejo mi tarjeta. Te doy un tiempo para que te lo pienses –Se acercó y le dio dos besos cariñosos-. Estaré esperando tu respuesta, sea cual sea.



Cinco días después, era Lucas quien interrumpía en el edificio. Pero él, no iba enfadado más bien iba sonriendo. Si no hubiera sido por Thom, aquello le hubiera cogido por sorpresa. Pero gracias a él, sabía que la aparición de aquel artículo escondía algún plan de su madre y Sabrina. ¿Qué es lo que tramarían aquellas dos para él? Además, se le hacía un poco raro la complicidad que llevaban aquellas dos. Tenía que ir con los ojos bien abiertos.

Susan estaba atendiendo una llamada cuando lo vio. Con los nervios se le cayó el teléfono de las manos. ¡Dios mío! Tenía que avisar a Sabrina...Sin decir nada a quien esperaba al otro lado de la línea, le cortó la comunicación y salió deprisa detrás de su mesa.

-¡Susan! - ¡No! Thom, salía en aquel preciso momento de su despacho buscándola.

-Un segundo Thom, yo... -Le dijo mientras se alejaba.

-Espera, solo quiero entregarte las cartas que me diste para que te firmara. ¡Lucas! -Soltó sorprendido al verlo allí, mientras se acercaba a una Susan nerviosa.

-Hola, venía a visitar a Sabrina...

-Creo que se encuentra en su despacho. ¿Verdad Susan?

-Mmm...Pues no sé si salió...

-¿Te ocurre algo? -Preguntó su jefe extrañado ante su comportamiento nervioso, pero comprendiendo enseguida... Ella iba alertar a Sabrina de la presencia de su amigo. Que lástima, no iba a poder hacerlo-. Ya veo... –Sonriendo con malicia se dirigió a su amigo-. Bueno Lucas, deja que ya te conduzca yo a su despacho y así... -Se vio interrumpido ante el enfado de su trabajadora, que acercándosele le arrancó con fuerza las cartas de sus manos para salir murmurando por lo bajo-. Que genio estas chicas de hoy en día -Comentó divertido, sabiendo que Lucas también había adivinado las intenciones de su secretaria.

Antes de entrar en su despacho, Thom siempre llamaba a la puerta. Pero aquella vez con sonrisa traviesa decidió no hacerlo. Abrió la puerta sin más, queriendo ver un poco de espectáculo. Tenía curiosidad por saber que trajinaba su querida amiga.

-¡Hola guapa, te traigo a alguien muy especial!

Sabrina, se encontraba de pie delante del escritorio mirando unos negativos a la luz del ventanal, cuando estos fueron lanzados por encima de su cabeza ante el susto que le produjeron entrando de aquella manera.

-¿Pero qué demonios?... -Calló. Detrás de la maliciosa sonrisa de su jefe, se encontraba Lucas. ¿Dónde diantres se encontraban sus amigas? Se suponía que eran las que podían alertarla de una visita como aquella-. ¡Hola, que grata sorpresa! -Mintió y sabía que ellos dos lo sabían-. ¿Qué hacéis por aquí?

-Yo nada -Habló Thom-. Me voy, que os vaya bien parejita.

Por lo visto, su jefe se lo estaba pasando muy bien con todo aquel lío. Y Lucas, el que más a juzgar por su expresión.

-Bueno, verás... -Empezó en tono sensual y peligroso, mientras se acercaba a ella y se detenía a escasos centímetros de su cuerpo-. ¿No me das un besito como saludo?
-¿Porqué? -Preguntó nerviosa.

-Es lo que acostumbran hacer las parejas cuando se encuentran.

-Supongo que estarás enfadado... –Se sonrojó un poco.

-Más bien, yo diría que sorprendido. Dado que soy tu novio, pensaba enterarme por ti y no por la prensa.

-Lo sé... -Rió nerviosa-. Verás... Acepto tu trato.

-¿Mi trato? -Preguntó agachándose para recoger los olvidados negativos.

-Sí, aquel que me propusiste en la terraza de la fiesta de...

-¡AH, ya!...-Metiendo las manos en sus bolsillos, se acercó a mirar por el  ventanal-. Como quieras, pero creo que tendrás que saber que hay nuevas pautas.

-¿Cómo qué nuevas pautas? -Aquello ya no le gustaba tanto. Algo estaba trajinando. ¿Lo habría descubierto todo?

-Lo que oyes -sonrió dirigiéndose al sofá-. Y creo que tienes que aceptarlas, dado que ya has hecho el anuncio oficial de lo nuestro.

-Espera un momento, no hace falta que corras tanto... -Se fue a sentar a su lado con los nervios a flor de piel.

-¿Yo? Pero cariño, sí hay aquí alguien que ha corrido has sido tú –Soltó divertido-. Le has dado a entender a la prensa que puede que acabemos en boda y pronto.

¡Maldecía una y mil veces a Sophía!

-Bueno, sí... Tal vez, exageré un poquito... Pensé que así dejarían de perseguirnos...

-Pues no creo que les haga mucha gracia que vayas y les comuniques que no estamos juntos, o que averigüen que no es cierto lo que les hiciste entender.

-Eso no tendría que ocurrir -Le señaló molesta-, si lo que tú tienes en mente no se sale de lo normal.

-Creo que será difícil, dado lo puritana que llegas a ser mi niña.

-¡No pienso acostarme contigo! Quítatelo de la cabeza -Exclamó fuera de sí.

-Mujer... -soltando un suspiro-. Ya te he dicho, que eso sucederá por que tú me buscaras para ello...

-¿Ya está? ¿Ya se te ha hinchado lo suficiente el pecho, tras decir esas malditas palabras? -Acusó con fastidio.

-Pero cariño, no te pongas tan nerviosa...

-Yo no estoy nerviosa...
-Quien lo diría –Rió-.  ¿Dime niña, algún día te veré ronronearme con dulzura? -Bromeó divertido, al saber que cada vez la sacaba más de sus casillas.

-Lucas, me gustaría saber de una vez por todas cuales son...Digamos, tus ingeniosas pautas. Por calificarlas de alguna manera, y así poder dejar de escuchar más tonterías tuyas. Por que una vez hecho eso, pienso echarte de mí despacho - Le indicó con gran sarcasmo.

-Vaya, vaya... -La miró a los ojos-. Eres una mujer bonita, lista, ambiciosa, independentista... -Marcó esa palabra con una gran sonrisa-. Seria, apasionada, terca y hoy hemos descubierto dos más... Inocente y bruja. Echar así sin más a su novio -Rió-. ¿Mañana qué me toca, feminista?

-¿Qué vienes de gracioso? -Indicó enfadada, levantándose para sentirse así un poco por encima de él-. Al menos, yo tengo muchos adjetivos agradables para describirme como persona -Puso los brazos en jarras y lo miró a los ojos-. Sin embargo, tú solo tienes tres. Pero no te apenes por ello, ya que te describen al completo... Playboy, cerdo y machista.

Lucas rió, comprobando que ella estaba cada vez más nerviosa al comprobar que se encontraba a sus anchas y no le molestaba para nada, sus palabras y actitud hacia él. Pobrecita, no sabía en donde se había metido al aliarse con su madre para ir en su contra.

-¿Ya estás mejor? Creo que el insultarme abiertamente es como ir a una clase de boxeo. Al final tendré que cobrarte tarifa por ello... -Dijo en tono sensual-. ¿Qué te parece un beso por cada insulto?

-¡Ya basta! -Gritó agitando los brazos-. Eres un maldito prepotente. ¡No entiendo qué ven las mujeres en ti, para volverse locas!

-¡Vaya, se me olvidó un adjetivo!...Mentirosa. Si sabes esa respuesta, y es más, tú lo has comprobado unas tres veces...

¡Acaso era idiota! ¿Cómo se le ocurría comentar algo así? ¡Es que quería delatarse! Más le valía ir con cuidado, siempre que acababan discutiendo él conseguía sacarla de sus casillas y hacerle decir lo que no debería.

-¿Vas a decirme las pautas sí o no? –Alzó una ceja inquisitiva.

-¿Ya cambias de tema? –Rió divertido.

-No tengo toda la mañana libre –Soltó con dureza.

-Muy bien -Cambio su tono risueño a uno más serio-. Dado la información que has dado, me temo que el trato frívolo que teníamos se evapora. Hay que dar a entender a la gente y a mi madre, si no queremos darle un buen disgusto -Ante la mención de aquella persona, a Sabrina se le caía la gota gorda por la sien. ¿Qué diría Lucas, si supiera que su madre estaría muy lejos de sufrir un ataque de nervios, ante aquel engaño?-. Quiero que nos veamos con mucha frecuencia, empezaremos con mañana el día de los enamorados. Te llevaré a cenar. Tenemos que ser bastante vistos. Y una de estas semanas, te vienes conmigo a Sicilia...

 -¡Estás loco! -Se levantó de un salto.

-Bueno, me dijiste que te había robado una semana de tu vida -La miró con cierta burla-. ¿No te gusta que te la devuelva en Italia?

-No déjalo, ya no hace falta...

-Pues te equívocas -Señaló cortante y utilizando un tono frío-. Has hecho un anuncio un tanto peligroso para ti y para mí. Son muchos los magnates que al saber de ésta noticia, cuando me vean aparecer por allí y quedarme unas dos semanas y no llevar para nada a mí prometida, que no les hará ninguna gracia. Y ellos son muy serios respecto a la familia, y francamente no me gustaría que algunos de mis tratos se torcieran por culpa de tu tonta testarudez...

-¿Has dicho tú familia? -Soltó con un tono de temor-. Haz lo que quieras, pero no pienso viajar y que me presentes a toda tu familia, cuando todo esto no es más que...

-¿Qué es Sabrina? –Preguntó con voz melosa.

¿Sería posible? Al realizar él aquella pregunta, había creído vislumbrar un brillo extraño en su mirada. Tonterías, eran sus nervios los que provocaban aquellas estúpidas visiones.

-Pues, un simple trato... En el cual se estipula nada de...

-Sexo, pasión...

-¡Lucas! No quiero saber nada de eso, ya sabes cual es mi opinión respecto a ello.

-Sí, lo sé. Ya conozco tu sosa visión -se levantó mostrando una risotada-. Bueno, ya están mis pautas encima de la mesa. Como puedes comprobar, no se salen fuera de lo normal.

-Si tú lo dices... -Señaló desconfiada.

-Sabrina, Sabrina... -La miró con cariño-. Eres mi niña, así que no tienes que temer nada. Pues sabes de sobras, que no haré nada que tú no me pidas... ¿Quieres que te venga a recoger para ir a cenar? -Sugirió de forma desenfadada.

-No -Respondió con gran rapidez sin pensarlo siquiera-. Quiero decir, que hoy no puede ser tengo trabajo que acabar... -Intentó arreglar.

-Bien, como gustes -Se acercó a la puerta-. Mañana a las siete, te paso a buscar. Ponte hermosa para mí -Bromeó para hacerla rabiar-. Es broma, ponte cómoda.

-¿A dónde vamos?

-Es una sorpresa. Pero no hace falta que te pongas tacones de ajuga, ni gasa...

-¿Y eso? -Preguntó curiosa sin poder morderse la lengua-. ¿El playboy que hay dentro de ti, no actúa esa noche?

-Creo que contigo no me hace falta, ya eres mía según el anuncio -Se rió-. Hasta mañana, mi niña -Cerró veloz la puerta sabiendo que ella podía explotar.

Y así fue. Toda mal humorada, se acercó al escritorio y de un débil impulso, arrojó la figura que había contra la puerta.

2 comentarios:

  1. Esta novela me encanta me hace reir, despues de llorar con inocencia robada, esta novela me calma la angustia que me dejaste EJ.

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    1. Gracias Kriss, por decirme que te hace reír. Es lo que siempre busqué con ella!!!! Muchos besos guapa!!!!

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