-Me
encanta teneros aquí - Comentó Marcos, el cuñado de Lucas-. Estoy muy contento
del reportaje que me has hecho por San Valentín. Fue todo éxito. Quiero hablar
para unas futuras ideas que tengo en mente...
-Por
supuesto, no te preocupes... -Le aseguró Thom.
-Y
ciertamente, me gusta que estéis vosotros dos prometidos. Pero podríais haberme
dicho algo -Se quejó con una sonrisa agradable.
-Lo siento
Marcos, Sabrina es un poco tímida sobre ese tema...
-Bueno, yo
me marcho a casa que me espera tu hermana Bianca. Quiero estar con ella antes
de que se me vaya una larga temporada a Sídney.
-No se
como lo aguantas -Dijo Lucas-. Pídele que no viaje tanto...
-Que le
vamos hacer, su trabajo es así.... Le quito eso, y le quito la vida –Rió mientras
se despedía de las dos parejas.
-Veo que
le va muy bien con ésta compañía de teatro -Comentó Helen.
-Sí, dice
que tiene muy buenos compañeros de trabajo y con ésta obra se siente muy a
gusto. Supongo que está aprovechando un poco, antes de quedarse embarazada.
Luego se cogerá obras más pequeñas...
-¿Cómo se
encuentra Hannah con la pierna? -Preguntó Sabrina al haber mencionado él, el
tema de niños.
-Enfurruñada
-señaló Helen con cariño-, la pobre no puede salir al patio a jugar con sus
compañeros.
-En el
fondo le está bien empleado -Interrumpió Thom-. Es una chica, no tiene por que
subirse a un árbol para demostrarse mejor que a los chicos.
-Tiene
catorce años -observó Sabrina-, mejor para ti que aún piense en retar a los chicos, que querer ligárselos -. Sonrió
al ver el fruncimiento de su amigo, ante la idea de que su hija tuviera novio a
tan temprana edad.
-En eso
tiene razón -Apoyó Helen.
-Pues que
quieres que te diga -contradijo en tono burlón Lucas-, si no tiene un novio
pronto. Corres en peligro de tener a una mini-Sabrina -Dicho aquel comentario,
solo se escucharon las carcajadas de los dos hombres. Mientras que ellas dos
los fulminaban con la mirada.
-¿Qué?
-Protestó Thom-. Venga vamos, ha sido una observación cariñosa. Acertada, pero
con cariño... -Carraspeó un poco, al ver que sus expresiones seguían sin
producir cambio alguno-. ¿Oye Lucas, verdad qué no lo has hecho sin ningún
ánimo de ofender?
-Por
supuesto, es solo que me ha recordado mucho a ti Sabrina -Se giró hacia ella, poniéndole
ojitos de cordero degollado-. Vamos mujer, no seas así... siempre decías que no
querías tener aún pareja. Y con cualquier cosa, ibas demostrando la igualdad de
sexos...
-Pero
ahora no es así, ya que al fin declaró que estáis muy enamorados y que tenéis
pensado en casaros... -Señaló en broma Thom.
-¡Thom!
-Lo reprendió su esposa.
-¡Qué! Se
besan y salen en una revista. Pasa un poco de tiempo y me los encuentro yo
besándose otra vez. No sé, si se vuelven a besar después de aquella última vez.
Pero aparece que están prometidos y luego San Valentín -Miró a su mujer
exasperado-. Y hoy, me los encuentro a los dos en el sofá de su oficina...
-¿Cómo?
-Helen abrió los ojos y miró a Sabrina en busca de una respuesta. Y la vio, con
la cara roja pero sin saber si era de vergüenza o de ira.
-Que culpa
tengo yo, de que éste sea un pulpo y se aproveche de cualquier
situación...
-Acusó en su defensa.
-¡Lucas!
-Lo recriminó Helen, pero sin poder ocultar mucho la sonrisa que le
asomaba a
los labios.
-Que culpa
tengo yo -Se defendió, pero sin ocultar su expresión de diversión en ningún
momento-, de que ella no pare de provocarme en todo momento y yo me sienta
atraído. Estoy esperando a que admita lo que siente por mí, y así poder...
-Acostarte
conmigo -Murmuró ella-. Por que eso es lo único que buscas.
-Si yo
fuera soltera... -Empezó Helen bromeando.
-Os juro
que se volvería a fijar en mí -Puntualizó Thom.
-Creído
-Dijeron las dos a la vez.
-Creo que
estas desperdiciando tu vida al encerrarte solo en el trabajo-Expuso Thom.
-Y yo
creo, que hay un momento en ésta vida para cada cosa-Se defendió.
-La
felicidad, entra en todos los momentos -Puntualizó aquella vez Lucas.
-¿Desde
cuando un revolcón, entra en la categoría de la felicitad? –Preguntó mientras
se llenaba nuevamente su copa de champan.
-Desde que
me conociste a mí... -Dijo sin ninguna vergüenza y con voz sexy-. Pero nadie a
dicho nada de un solo revolcón.
-¡Cuidado!
-Bromeó ella con ironía-. Dejar un hueco más, que en cinco minutos viene a
cenar con nosotros el ego de Lucas. Son tan inseparables...
-¡Ja,
Ja!... –Rió éste con sarcasmo-. Que
graciosa.
-Pues sí
-Miró a Helen y las dos se pusieron a reírse a carcajadas, mientras brindaban y
le daban un buen trago a sus respectivas copas.
-Parecéis
dos brujas aquí brindando por cada comentario feminista –Subrayó Thom.
-Al menos,
nosotras reconocemos que podemos llegar a ser arpías -Comenzó Helen.
-Pero
vosotros, jamás admitiréis que vuestro ego es más grande que...
-¡Sabrina!
-La cortó Helen riendo.
-Brindo
por nosotras... -Alzó la copa Sabrina, después de volver a llenarla por cuarta
vez-. Las arpías más guapas... -Y volvieron a bebérselas de un solo trago.
-Helen, mi
amor -Comenzó Thom-, vamos por la mitad de la cena y os habéis bebido entre las
dos una botella de champan.
-¿Qué
ocurre mi vida, si querías un poquito haberlo dicho? -dicho aquello, levantó la
mano y el camarero acudió de seguida-. Podrías ser tan amable de traernos...
¿Una? -Miró a Sabrina, para después sonreír traviesa-. Sí, mejor dos botellas
de champan.
-Mejor nos
traes agua -Interrumpió Thom.
-Pero yo
quiero champan -Señaló Helen.
-Y yo
también -Pidió Sabrina.
-Me parece
que ya habéis tenido suficiente por ésta noche -Comentó con voz dulce Lucas.
-No estoy
embarazada, ni conduzco... -Indicó Helen con risas-. Y tampoco veo doble... -Se
le escapó un poco de hipo-. Así que... Tráiganos esa botella.
-Mejor,
que sea un benjamín. Como queda muy poco para pedir los cafés -sugirió Thom, un
poco desesperado pero divertido por la situación.
-Eso, yo
tampoco... -Comentó un poco tardía Sabrina-. Así que traiga el benjamín, por
favor.
-¿Tú
tampoco, de qué? -Le preguntó Lucas.
-Veo
doble...Mmm...Estoy embarazada...Y sí conduzco...-Dijo satisfecha y con una
gran sonrisa.
-Me parece
que vas un poco chispa -Comentó él divertido.
-Sch… Sí,
pero no digas nada -Le pidió, mientras con el dedo índice le indicaba silencio.
-De
acuerdo, con una sola condición.
-Eres muy
aburrido, no nos dejas reír... -Comentó soltando un suspiro.
-Ya claro,
qué me dices si te digo que mejor conduzco yo tú coche y te llevo luego a tú
casa.
-Te digo,
que no me caes nada bien –Frunció el ceño.
-Que
lástima -Sonrió-. Ya ves lo que eso me preocupa a mi, mi amor.
-¡Buf!
-Gruñó-. No me llames así... Solo lo haces para provocarme.
-Y a ti,
bien que te gusta que lo haga para poder responderme con esa lengua tuya tan
afilada.
Soltó una
carcajada, al ver como Sabrina le hacia una burla, sacándole la lengua como una
niña pequeña. Parecía bien a gusto así, al menos se estaba soltando la melena.
Y eso le gustaba, así podría atacarla más adelante recordándole todo lo
ocurrido.
-Creo que
mejor será irse para casa -empezó a sugerir Thom-. Quien iba a decir que estas
dos se iban a soltar de tal manera.
-OH, que
aburrido...-se quejó Helen, guiñándole el ojo a Sabrina-. Que te parece si nos
damos una vuelta por un puf, hoy es Viernes...
-Mmm...Vale.
Creo que abrieron uno nuevo hace dos semanas.
Thom y
Lucas, se miraron con horror. Aquello se estaba volviendo demasiado irreal.
Pero no pudieron esconder una sonrisa, ante la ocurrencia de las dos mujeres.
-Helen,
tenemos a Hannah en... -Empezó a excusarse el hombre.
-Karol, es
su canguro y no le importará quedarse hasta tarde. Para cuando es una de tus
reuniones, bien que no te preocupas por ella -sonrió traviesa. Sabiendo que llevaba
la razón-. Así que no hay ningún problema. Pero si este cansado, puedes
volverte tú para casa. No te preocupes por nosotras -se giró hacia Sabrina-. Pero
me parece que te toca conducir, estoy un poco contentica y no quiero que me paren
y ya sabes...
-No hay
problema... -Aceptó sin más Sabrina.
-Tú no
conduces -Le zanjó Lucas riendo.
-OH,
vale...Como me mandes mi comandante -se llevó la mano derecha a la cabeza, a
modo de saludo militar-. Mira, otro viejo mandón.
-Sí
-Admitió Helen-. Tenemos unos maridos...
-¡EH!
Pro...Prometido -puntualizó ella riendo-. Aún no me he casado.
-Pero lo
será, así que es lo mismo -alzó los ojos al cielo-. No me seas quisquillosa.
-Cierto. Y
éste futuro marido tuyo, dice que es el momento de ir a la discoteca. Tú -le
dio un golpe con delicadeza en la nariz con su dedo índice-, te vienes en mi
coche y ellos en el suyo.
-¡Bien!
-se levantaron las dos animadas por lo dicho de Lucas-. ¡Fiesta,
Fiesta!
Media hora
después, Lucas llegaba a casa de Sabrina con ella durmiendo en el asiento del
copiloto. Habían tenido muchísima suerte, que cayeran dormidas profundamente
nada más sentase en el vehículo. Buscó las llaves en su bolso y se las metió en
el bolsillo de la chaqueta. Dio media vuelta al vehículo y la cogió en brazos.
Justo, cuando llegaban a la puerta, Sabrina se despertó un poco.
-¿Ya hemos
llegado? ¿Dónde está Helen? ¿Y toda la gente?...
-Han
cerrado la discoteca por una enredada, de manera que Helen se fue para su casa
-Comentó rápido, mientras con ella intentaba sacar las llaves de su bolsillo.
-Vaya...-Sonrió
con travesura-.Que fuerte que eres. Y que romántico de llevarme en brazos... Es
justo lo que hacen todas las parejas en su feliz noche de bodas -Lucas, abrió
la puerta y atravesó la entrada con ella aún en brazos-. ¡Que pena verdad!
-Suspiró.
-¿El qué?
-Preguntó sin mucho interés, pensando que no se sabía lo que decía la chica con
tanto champagne.
-Que
nosotros dos, no tendremos esa noche. Quiero decir que no la celebraremos...
-¿AH, no?
¿Y porqué? -Comentó al dejarla sobre la cama.
-Pues por
que unas horas antes de que llegue ese momento, te darás cuenta de que nuestra
boda habrá sido un fraude. No te enfades...-Puso morritos-. Fue principalmente
idea de tu madre. Creo que el cura será falso.
-¿En
serio? -Aquello, ya le parecía interesante.
-No lo sé
aún, dado que está todo por confirmarse...Es decir, creo que ella quería saber
si me atrevía....Uy! Se me están cerrando los ojos -Bostezó, mientras se
abrazaba a la almohada y en milésimas de segundo pasaba a roncar con mucha delicadeza.
Algo
rasposo y húmedo, le estaba acariciando la mano. Extrañada, abrió un poco los
ojos para encontrarse con Bigotes, su pequeño gatito persa. Sonriendo, le acarició
entre las orejas y soltó un profundo suspiro. Tenía que levantarse, era día de
limpieza en su piso. Pero se estaba tan bien en la cama. ¿Cama? ¡Un momento! No
recordaba como había llegado a su cama. Solo recordaba haberse subido al coche
de Lucas... ¡OH, dios mío! Con temor se incorporó con velocidad, para llevarse
enseguida las manos a la cabeza.
-¡OH!
-Sollozó-. Mataré a Helen, me duele la cabeza de tanto champagne -Con gran
frustración, volvió a recostarse. Momento que Bigotes, aprovechó para acercar
su nariz a su cara-. Hola chiquitín -lo acarició con cariño-. ¿Sabes si ayer hice
algo malo, aparte de emborracharme? ¡Maldita sea! No recuerdo mucho. Se que me
trajo Lucas, y que me metió en la cama... -Asustada, se volvió a incorporar y
con los ojos bien abiertos, levantó la sábana y miró con temor bajo ella.
-Tranquila,
tú virtud sigue intacta -Indicó una sensual voz desde la puerta, consiguiendo
que se llevara la sábana al cuello.
-¡AH! -Chilló
asustada y mirándolo sorprendida y avergonzada-. ¿Qué diantres haces en mi
dormitorio?-Su mirada se tornó de enfado-. ¡Y un cuerno, qué haces en mi casa!
A Lucas,
le dio igual que ella estuviera enfadada. Cruzándose de brazos, se apoyó en el marco
de la puerta y la miró detenidamente.
-Vaya...Así
que eres de las que se levanta con mal pie.
-¡Fuera de
mí casa! -Señaló con un brazo hacia él, con mucha energía.
-Increíble...
-Se incorporó y metió sus manos en los bolsillos del pantalón, mientras con
mirada divertida se acercaba un poco-. Ayer por la noche, no me decías eso.
-¡Mentiroso!
-Le gritó furiosa consigo misma, por no acordarse de nada de lo ocurrido.
-Mira que
eres mal pensada, a mi me parece que quien piensa siempre en sexo eres tú.
-Tú, eres
el único culpable que me hace pensar mal -Lo acusó con enfado.
-No te
cansas nunca, de señalarme siempre como el malo de la película -Inquirió con
tono de humor.
-Déjame en
paz y prometo que dejaré de hacerlo.
-No puedo,
soy tú prometido...-Levantó una mano, deteniendo su protesta-. Y antes de que
incluyas algo ingenioso, te recuerdo que fuiste tú quien comunicó ésta noticia
para que los paparazzi, nos dejaran en paz de una vez por todas -La miró con
seriedad-. ¿No hay nada oculto por ahí verdad?
-¿Cómo?
-Preguntó nerviosa. ¿Acaso él sabia algo del plan de su madre?
-Nada, que
creo que lo ocultas de esa manera...
-¿El qué? –Apretó
aún más fuerte la sábana.
-Que te
sientes profundamente...
-Claro -Se
golpeó la frente con la palma de la mano-, se me olvidaba que tengo que
arrastrarme de deseo ante tu sola visión.
-Está
bien, mejor lo dejamos -la miró-, tienes el mismo mal carácter hasta recién
levantada. Y creo, que te tiene que dolerte bastante la cabeza -Sabrina le sacó
la lengua, ante su comentario-. Vaya, ese gesto no te sienta bien, señorita
seria. Es más típico de una cría...
-¿Quién lo
dice, el jovenzuelo?
-Hoy te
tengo piedad, pero otro día no me piques con una cama por el medio -le advirtió
en tono sensual-. Te espero en la cocina, con el desayuno...Mapache -Rió.
¿Mapache?
Se preguntó desconcertada ¡AH! Sus ojos debían de estar con el maquillaje corrido
¡Que ridícula había sido!... Con las
prisas por salir de la cama y mirarse en el espejo, se hizo un lío con las
sábanas y acabó cayéndose al suelo con ella liada entre las piernas.
¡No! ¿Por qué
a ella? Es que nunca iba a ir por delante de Lucas. El muy cretino, se lo tenía
que haber pasado de maravilla con su doble espectáculo. Uno; su borrachera
compartida con Helen. Y dos; por dejar que la viera con aquella pinta. Ahora,
segurísimo que no se la tomaba en serio. Muy a pesar suyo, enchufó la ducha.
Antes de
entrar en la cocina, se detuvo para poder observarlo a escondidas. Éste, se
encontraba de espaldas a ella preparando algo que no lograba ver. Llevaba la
misma ropa que el día anterior, más arrugado pero estaba igual de atractivo. Como
iba aguantar la tentación que presentaba Lucas, para sus hormonas. Ahora lo tenía
allí en su casa, era como tenerlo a tiro... Desde luego, cada vez le parecía más
atractiva la sugerencia de Thom. Era joven, por lo tanto según se suponía tenía
que divertirse. Un besito por aquí, otro por allá y como postre, un
revolcón...Bueno, mejor dos. Pero con él, le era imposible tener una aventura.
Su corazón había decidido otro destino, diferente a sus pensamientos. ¿Por qué,
era tan facilona en lo que correspondía a meterse en líos? ¿Cómo iba hacerle
aquel engaño? Cuando lo único que le apetecía, era conquistarlo... Aunque,
sabía que no sería como quitarle un caramelo a un niño. Más bien, sería como
realizar la búsqueda del Santo Grial.
-¿Puedo
darme la vuelta ya, o quieres seguir admirándome un poquito más?
¡Qué! El
muy canalla sabía que estaba allí espiándolo. ¡Dios que vergüenza!
-No seas
tan creído -entró con la barbilla bien levantada y orgullosa-. Solo estaba
intentando averiguar que estabas preparando. En dos palabras, si eres persona
fiable.
Lucas, se
la quedó mirando durante toda la parafernalia que había soltado con cara de
póquer, para después alzar los ojos al cielo.
-Por
supuesto Blanca nieves -Se giró y cogió de encima la encimera un plato lleno de
fruta cortada-. Para ti, pero puedes respirar tranquila. Llamé a la bruja malvada,
para que me diera su receta de la brillante manzana. Pero su espejo, me comunicó
que se encontraba de vacaciones -soltó un fuerte suspiro-. Anda, siéntate y
come. El café está también listo, junto con las tostadas...
-A sus
ordenes mi comandante -lo miró con burla-, supongo que tendré que hacer caso a
una persona más mayor que yo... -Vio como Lucas se giraba y la miraba
fijamente-. Dicen que saben más.
-Creo que
lo que necesitas, son un par de azotes en tu trasero como a modo de disciplina.
-Estoy
segurísima, de que a ti te encantaría ponerlo en práctica...-Mordió un trozo de
manzana-. Pero que pena, hoy no es tú día de suerte.
-No llames
al buen tiempo, querida. Nunca se sabe como puede ir la cosa.
-Cambiando
de tema. ¿Has dormido aquí? –Preguntó con sumo interés.
-Sí, en tu
grandioso sofá de dos plazas...
-¡Ei! -se
rió-. No haberte quedado...
-Pensé,
que tal vez a media noche te hacia falta...
-¡Ha! -Atacó
enseguida sin dejarlo terminar.
-Por culpa
de las nauseas -acabó impaciente la frase-. Ves como la única que piensa mal
siempre eres tú.
-¿Pero
quién tiene la culpa de ello? Tú -Se rió desenfadada-. Quien va por ahí,
diciéndoles siempre a Thom y quien se cruce, que quieres sexo conmigo.
-Pero
nunca te atacaría, mi niña-Le guiñó un ojo.
-Que yo
sepa, ya lo has hecho unas cuantas veces.
-Pero
porque siempre me estás provocando –Rió-. Y cambiando de tema....Hay que ir a buscar tú
coche al hotel de mi cuñado.
-Gracias,
pero no hace falta que me lleves. Precisamente hoy, había quedado con Marta.
Queremos ir a dar un paseo por las tiendas.
-Así que
no te da vergüenza, planificar tu vida sin tenerme en cuenta –Se burló-. Eso,
no se le hace a un prometido, querida.
Masticó
con tranquilidad el trozo de pan, que se había introducido en la boca.Por que
si no, se le tiraba encima y se lo comía a él como plan del día.
-Creo que
todas las parejas, tienen su pequeño espacio donde poder respirar...
-Cierto,
no te lo discuto -Dejó su taza en la pica del fregadero-. Pero se supone que
somos una feliz pareja prometida. Y creo, que es cuando apenas se toman ese
pequeño espacio -se acercó a ella y se la quedó mirando, sin darse cuenta que
le estaba poniendo los pelos de punta por no saber qué iba hacer o decir-. Creo
que organizar una boda, les obliga a ello
Soltó con un poco de humor.
-Te
recuerdo, que dije aquello para que me dejaran en paz... -Le recriminó, con los
nervios alterados por tanta proximidad.
-Te
recuerdo, que conoces a mi encantadora madre y ella, se espera otra cosa. Y me
sabe muy mal, mentirle en una cosa como esa...
Sabrina,
se atragantó con el trago a su taza de café, en cuanto escuchó aquellas
palabras. Tosiendo para coger aire, se levantó mientras Lucas le daba palmadas
en la espalda.
-¿Te
encuentras bien? -le preguntó, un pelín preocupado. Pero escondiendo su sonrisa
al saber que sus palabras habían provocado aquello. El timbre sonó,
extrañándolo.
-¡Que
bien! Debe de ser Marta -Dicho aquello, Sabrina se dirigió abrirle la puerta a
su amiga, con gran alivio en el cuerpo. Seguida de Lucas, que tras pasar por el
comedor agarró su chaqueta de encima del sillón-. ¡Marta! -Le abrió con gran alegría.
-Hola-sonrió
su amiga, mientras le daba dos besos-. Hace un magnífico día para ir de
compras.
-Sí,
tienes razón....
-¡Hola
Marta! -interrumpió Lucas, que apareció por el quicio de la puerta poniéndose
la chaqueta-. Me alegra el volver a verte... -Sonrió abiertamente, al ver en el
rostro de la joven la sorpresa de encontrárselo allí.
-Hola...Lucas...
-Sonrió forzadamente-. No sabía que estabas aquí –Arrastró las palabras,
mientras miraba de reojo a su amiga.
-Si,
bueno... -Empezó Sabrina.
-Pero ya
me voy, quiero pasar por mi casa y cambiarme de ropa -Miró un momento su
reloj-. Siento no poder quedarme y ayudarte arreglar el desorden del dormitorio
mi niña -Las dos mujeres abrieron los ojos tras aquel comentario. Suponía, que
Marta de sorpresa y su Sabrina, de vergüenza. Aquello le gustaba, ahora iba a
ser él quien llevara siempre la sartén por el mango-. Luego a la noche te llamo
-Se movió con gran rapidez, para coger desprevenida a Sabrina y propinarle un
buen beso de despedida. Aquellos que provocaban envidia a cualquier mujer que
los viera.
El martes,
cerca del mediodía se encontraba en su despacho catalogando fotografías, cuando
le sorprendió que Susan, la interrumpiera por el intercomunicador de Marta.
-Creo que
tienes visita...
-¿Cómo?
-se extrañó aún más. Miró por encima su agenda-. Pero si no tengo nada
programado...
-Es
sorpresa -¡Lucas! Pensó enseguida...-. Se trata de tu futura suegra.
-¡Sophía!
-exclamó horrorizada, sabiendo a lo que venía.
-Cuando
entraba en el ascensor, ella entraba por la puerta del edificio...Creo que ya
viene...
-Bien -Suspiró
hondo-. Dile a Marta, que no la haga esperar.
Desde San
Valentín, que aquella mujer no sabía como iba el plan dado que no había sido
noticia de ninguna revista del corazón. Y se suponía que ese era más o menos el
plan. Salir en diferentes portadas, durante un tiempo para que se vieran como
una feliz pareja. Y que la boda, viniera sola... Pero ya no deseaba aquello. Cerró
los ojos y apoyó la frente en su enorme escritorio. ¿Cómo le decía aquella mujer,
que se estaba pensando lo de seguir en adelante? ¡Pero sí es que era igual de
insistente que su hijo! Aquello la iba a matar... Tenía que escaparse como
fuera.
Dos golpes
consistentes en la puerta, y se abrió para dar paso a una impactante Sophía.
-¡Sabrina,
querida! -Sonrió acercándose a ella.
-¡Sophía!
-Sonrió por igual y levantándose para abrazarla-. ¡Que sorpresa!
-Me han
dicho, que no has salido a comer.
-Cierto, aún
me queda trabajo por hacer.
-Estoy
segura, que Thom no dirá nada si te escapas conmigo para ir aquí a la esquina.
-¡OH,
no!... -Sonrió nerviosa-. Podemos ir tranquilas.
-Bien, en
marcha hay mucho que hablar.
Fueron al
Temsun, un restaurante tres calles más abajo. No creía que a Sophía, le gustara
el Mctrish, un pintoresco local en donde servían toda variedad de bocadillos.
Todo iba muy tranquilo, hablando del tiempo y salones de belleza, hasta que les
sirvieron el primer plato. Lo supo por el brillo que apareció en sus ojos, el mismo
que Lucas cuando tramaba algo.
-¿Y qué
noticias tienes para mí?
-Bueno, el
caso... -¡Dios, estaba segura que el sudor le debía de resbalar por las sienes!
-. Es que, voy paso a paso...
-Sabrina...
-¿Tampoco
tenemos prisas, no hay fecha de entrega, no?
-Cariño...-La
miró con ternura-. ¿Estás muy enamorada de él, verdad?
-¡No!
-Exclamó de seguida y nerviosa-. Es solo que...
-Lo
quieres -Afirmó con seguridad la mujer-. Mirándote lo veo, no quieras negarlo
querida.
Se quedó
sin palabras, solo la miraba a los ojos fijamente sin saber que decir. Pasados
unos segundos, asintió sigilosamente a su afirmación. Admitió la verdad de sus
palabras, una verdad que le dolía.
-¿Y él lo
sabe? -Sabrina negó antes de dar un trago al vino rosado que les habían
servido.
-Espero
que no...Supongo, que solo cree que me siento atraída hacía él de forma física.
-Eso es lo
que más le gusta -reconoció-. Pero que no adivine tus sentimientos hacia él.
Sino, todo se perderá. Y puede que él, incluso se aprovecho un poco de ello.
Espero equivocarme...
-¡Sophía!
-Fue a protestar, pero ella no la dejó ni empezar.
-Cariño,
ese sentimiento para ellos es como un tarro de miel. Y Lucas, no es diferente
por que sea mi hijo. Que yo sepa, creo que nunca le he visto ir en serio con
una mujer. Aunque hayan sido pocas como él dice... Se merece una pequeña reprimenda.
Mira que meterte en éste lío y todo, para intentar llevarte a la cama...
Ahí tenía
la verdad de porque no tenía que estar enamorada de ese hombre. ¡Dios!. No
podía buscar excusas, era su madre quien reconocía todo aquello. Y tampoco
tenía que ser muy bueno, el quedar mucho con Sophía. Por que cada vez que la
veía, se le encendía la mecha de la venganza. Por lo que veía, no le quedaba
más remedio que seguir adelante. Sabía que cuando llegara el día, él la odiaría
y sería una manera de no volver a verlo más. Y entonces, solo entonces, podría
curarse su amor por él.
-Mira que
bien, allí se encuentra Harry...-La mujer levantó la mano y le hizo señas a un
hombre de treinta y pocos años-. Él, va a ser nuestro siguiente paso. Es periodista.
¡Paso!.¡Periodista!.
Las alarmas en su cabeza empezaron a sonar con doble campanada. ¿A qué le
tocaría enfrentarse los siguientes días? ¿Quién iba a decirle, que en su futuro
iba a salir en la prensa rosa? Debería de parar aquella locura... ¿Verdad?
-Sophía,
creo que no...
-Tranquila,
querida -Le apretó una mano con afecto-. ¿Hola Harry, qué haces por aquí?
-Sophía,
encantado de verte... -se giró con una sonrisa hacia Sabrina-. Señorita
García...
-OH,
déjate de formalidades. Es mi futura nuera, no una mujer de ochenta años -Rió
coqueta.
-Encantada,
Harry -Sonrió con sutileza, cuando en verdad quería salir de allí corriendo.
-¿Es
cierto, qué estáis prometidos?
-Sí –No dijo
nada más por temor a meter la pata.
-¡Harry!
-Protestó Sophía-. ¿Es que solo te importa el trabajo?
-Perdona,
pero es que me resulta increíble que Lucas se nos haya prometido...
-Pues más
sorprendido te vas a quedar -Sugirió la mujer. Aquello la alertó mucho...-.
Quieren casarse para Septiembre.
Soltada
aquella bomba, tanto Harry como Sabrina abrieron los ojos como platos. Estaba
segura de que ya estaba sentenciada para la orca.
Una media
hora después.
-Sabéis una
cosa, me caso en Septiembre -Escupió nada más llegar de la comida, ante sus
amigas-. Sois mis damas de honor.
-¿Cómo?
-¿Qué?
-¡Dios
mío, qué has hecho!-Las tres chicas dejaron de trabajar, para agarrarla y
meterla corriendo en el despacho. Allí, la sentaron en el sofá y se quedaron mirándola.
-Sabrina
-interrumpió Thom, que vio la llegada de ésta-, tienes las fotos de...
-¡Fuera!
-Gritaron las tres a la vez.
-¿Ocurre
algo? -Preguntó preocupado, en dirección a Sabrina.
-¡No!
-¡Sal de
aquí!
-¡Largo!
Volvieron
a insistir de forma impaciente.
-¡Oye, soy
vuestro jefe! Un poco de... -Calló enseguida, al ver la mirada asesina de todas.
Se dio la vuelta para salir, no sin refunfuñar-. Quien demonios se han creído,
no hay quien las aguante. Seguro que es uno de esos días....
Se cerró
la puerta y se dejó de escuchar a Thom. No se oía nada, solo el respirar
nervioso de las cuatro.
-Yo no tengo
la culpa -Empezó a excusarse Sabrina.
-No creo
que te apuntaran con una pistola -Acusó Marta.
-¡Marta!
-la regañó Karolaine-. Anda, cuéntanos como te has complicado tanto la vida en
tan solo cincuenta minutos. Por que creo que te llevas el premio a la estupidez...
-¡Karolaine!
-La regañó Susan-. Habla ya, no quiero escuchar ni una palabra hasta que no
acabe -Amenazó a las dos jóvenes.
-Casi al
final de la comida, apareció un periodista que conocía Sophía. Y fue ella,
quien soltó la bomba... Me quedé tan conmocionada, que no supe reaccionar a tiempo.
-¡OH!
¡Maldita sea, no ibas a dejar todo esto a un lado! -apuntó Karolaine.
-No
pude...No se que me ocurrió, pero pude... -Empezó a llorar-. ¡Nos hizo una
foto, seguro que mañana sale publicada!-Siguió llorando de rabia-. Acabo de arruinarme
la vida, lo sé.
-Perdona,
ya lo hiciste al aceptar ésta locura de venganza -Señaló Karolaine-. Nunca me
escucháis.
-Me
gustaría ver la cara de Lucas, en cuanto se entere de la noticia -Se rió Susan-.
Ánimo, seguro que salimos de ésta. Solo piensa que tienes más cogido a Lucas. Solo
tienes que reírte un poquito. Hazle tener miedo y seguro que sale con el rabo
entre las piernas.
-¿Cómo?
-Preguntó Sabrina.
-Me parece
genial. Vas a tener durante unos días a la prensa detrás. Pues utilízala. Ponte
muy mimosa, dile en público que lo quieres. Que deseas tener pronto muchos
niños...
-¡Sí! -Rió
Marta.
-Estáis
piradas-Soltó Karolaine-. Espero que sea imposible acabar en la cárcel por esto
Suspiro Karolaine, animándolas con su apoyo.
Se miraron
las cuatro y empezaron a reír como verdaderas brujas.
De verdad leer esta novela me relaja bastante por que me hace reir y hace salir todo el estres.
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