Con lo que
le gustaba el sol, no entendía como había acabado trabajando en Londres. En
Barcelona, el clima era mucho más cálido y variado. Allí, casi siempre estaba
nublado. Y tampoco le gustaba que lloviera, como estaba haciendo en aquel
preciso momento. Se había levantado a las siete de la mañana y ya lloviznaba un
poco. Pero eran las ocho y media y estaba diluviando. Llevaba dos meses allí.
Su antiguo jefe, le había recomendado a Thom. El dueño y director, de la
revista Mujeres de Hoy. Y había tenido suerte, necesitaban una nueva
fotógrafa para cubrir los reportajes. Además, había congeniado de maravilla con
él y su mujer Helen, eran como viejos amigos. De repente, sus pensamientos
fueron interrumpidos por la estridente música de su móvil. Era Karolaine. Ella
y Marta, iban de camino a la oficina cuando la habían divisado en el autobús.
Así que picó parada, para poder bajarse y caminar el resto con ellas. Descendió
las escaleras y se dirigió al paso de peatones corriendo, mientras intentaba
abrir el maldito paraguas que en aquel momento se le estaba resistiendo, no
viendo venir a la persona que iba en dirección a ella con paso también
apresurado. El encuentro fue tan fuerte, que aquella muralla humana se la llevó
por delante derribándola bajo su peso en el húmedo asfalto y dejándola al
momento sin respiración.
Levantó la
mirada, preparada para soltar todo lo que se le estaba pasando por la mente,
cuando se quedó bloqueada al toparse con aquel par de ojos verdes. La estaban
mirando con enfado, pero al momento vio como éstos pasaron a un escrutinio ciertamente
un tanto intenso, poniéndola nerviosa.
-¡Sabrina!
¡Sabrina! -Karolaine y Marta, se acercaron corriendo tras presenciar lo
ocurrido. Sacándola de su estupor, la voz de sus amigas consiguió que viera en
donde se encontraba. Tirada como una tonta, en medio del asfalto con un adonis
medio tumbado encima de ella y empapándose-. ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?
-Sí, estoy
bien -Respondió con rapidez, sin darse cuenta que por culpa de los nervios
respondía en su lengua natal.
-La culpa
la ha tenido éste bruto, que se te ha abalanzado encima -Acusó con rapidez su amiga Marta. Consiguiendo que el individuo
la mirara serio con aquellos ojos verdes, por una fracción de segundo.
-Por
supuesto señorita, hoy no tenía otra cosa que hacer que marcarme un placaje y
empaparme -Gruñó con voz ronca al tiempo que se incorporaba un poco-. ¿Puede
levantarse?
-Sí...
Creo que cuando usted, se quite de encima mío -Respondió con rabia. De acuerdo
que su amiga lo acusara injustamente, pero tampoco era para ponerse tan brusco
con ella. Pudo observar ante su respuesta, que éste arqueaba una ceja y tras
levantarse con agilidad le tendía la mano. Pero decidió ignorarla-. Gracias,
pero puedo levantarme por mí misma -Volvió a soltar con cierto orgullo,
provocando una leve sonrisa en las comisuras de los labios de aquel individuo.
-Vaya...
-Notó un tono de humor en las palabras que dijo-. Creo que nos hemos mojado un
poquito.
-Sí -Soltó
con cierta voz cortante.
-Siento
mucho lo ocurrido, iba con prisas por intentar no llegar tarde a una reunión y lo
menos mojado posible -Sonrió-. Que cuando la vi aparecer, ya no pude hacer
nada...
Iba a
responderle, pero tuvo que callar de
golpe, al sentir como el conductor del autobús tocaba el claxon con energía
para que salieran del medio. Sí, allí a la gente le daba igual lo que te
hubiera sucedido, ellos tenían que seguir con sus vidas. Pensó con rabia al
mirar con el ceño fruncido al conductor, mientras se apartaban del medio. Ya en
la acera, bajo la protección del paraguas de Karolaine. Su amiga Marta volvió
hablar.
-Ahora,
como vas a presentarte en la reunión así -le reprochó ésta.
-Pues
tendré que ir a cambiarme... –Se alzó de hombros con cierto pesar eh ignorando
al hombre que seguía junto a ellas y mirándolas con cierto interés.
-¿También
tiene una reunión? –Intervino éste con cierta curiosidad.
-Sí, de
aquí a veinte minutos -Volvió a responder Marta-. Y no puede presentarse así
–Renegó en desacuerdo ante el aspecto que presentaba en aquel momento.
-¿Trabaja
muy lejos? -Preguntó el hombre de forma desinteresada.
-Verá,
yo...
-Aquí
mismo, en el Edificio XIV -Señaló nuevamente Marta, consiguiendo una mirada
reprobadora de ella.
-Me
dejaría corregir ese problema, me siento un poco culpable por todo... –Pidió
con cortesía.
-No -Lo
zanjó con voz cortante y rapida, mirando al momento a sus amigas con gran enfado.
-Mi única
intención, es de hacerle llegar ropa limpia lo más rápido posible -Continuó
como si ella no le hubiese dicho nada-. Solo dígame su nombre, la planta en
donde mandarle...
-¡Qué! -Soltó
estupefacta ante aquel atrevimiento.
-Sabrina
García -Habló aquella vez Karolaine, empujada por Marta al haberle dado un
codazo en la barriga de forma disimulada, sabiendo que si habría la boca su
amiga era capaz de atizarla con el bolso-, Trabaja en la novena y décima planta...
-¡Karolaine!
-La regañó, totalmente abrumada-. No tiene que arreglar nada, la culpa la hemos
tenido los dos y punto -Se dirigió a él, con sequedad-. Siento lo ocurrido, que
tenga un buen día -Dicho aquello, emprendió la marcha dándole igual si sus
compañeras la seguían.
Diez
minutos después, en los servicios de señoras. Sabrina se secaba su larga
cabellera rubia, bajo el secador de manos. Mientras que intentaba contener su cólera
por todo lo sucedido aquella mañana, pero llegó un momento que le fue imposible el contenerse más.
-¡Porqué!
-Se giró hacia sus dos amigas, quienes la observaban atentamente como si ya supieran del
breve ataque que les esperaba.
-Te lo debía
–Comenzó en plan soñadora la más pequeña de las tres-. Y aparte, está como un tren -Chilló
Karolaine.
-Cierto,
yo hubiera sido tú y me habría hecho la desmayada por si me hacía el boca a
boca -Sugirió Marta divertida.
-Pero si
fuiste una borde, acusándolo del encuentro -Señaló Sabrina con tono tosco.
-Que
quieres –Se alzó de hombros la chica-. Solo le veía la espalda - Rió-. Además,
creo que su cara me suena de alguna cosa.
-¡Estáis
mal de la cabeza! -Observó Sabrina con enfado-. Y yo, estoy aquí empapada con una
reunión en menos de cinco minutos. Y a punto de sufrir un ataque de nervios... –Refunfuñó
mirándose en el espejo del lavabo.
En aquel
momento la puerta del aseo se abrió, dando paso a una mujer alta y morena.
Susan. Era la chica que faltaba del cuarteto de amigas que había en la oficina. Siendo ésta la más antigua de allí y
secretaria personal de Thom.
-Estas de
suerte chica, se acaba de aplazar la reunión por varios motivos –Dijo apoyándose
en el mármol del lavamanos y mirándola con el ceño fruncido-. Aparte de eso, te
acaban de traer cuatro cajas, que hay que ir a recoger abajo a recepción...
-¿Cómo? -La miró esperando más información-. No
entiendo nada ¿Qué ha ocurrido?
-Que te lo
explique Thom –Sonrió traviesa-. Quiere
que cuando puedas, te pases por su
despacho –volvió a sonreír-. Y ya me contaras tu secreto, para comprar por encargo en Valenttino
-Susan, no
te comprendo... –Volvió a señalar extrañada.
-Abajo en
recepción, te esperan cuatro cajas –Resopló un poco frustrada-. Supongo que
contendrán ropa, dado que son de Valenttino. ¿Por eso, desde cuando eres tan
rica para comprar ahí? –Alzó su amiga una ceja inquisitiva.
-¡Valenttino!
-Exclamaron de repente exaltadas las otras dos -.
-Eso debe
de ser de él, vamos a buscarlas... – Apresuró Marta, saliendo de allí con
Karoaline agarrada de su mano sin decirles a ellas nada, entre gritos y risas,
sus dos compañeras volaron de los servicios,
dejándolas paralizadas por un momento ante tanta locura.
-¿Y a esas
dos qué les ocurre? –Logró articular después de la impresión por aquel
alboroto.
-Nada –Gruñó
por lo bajo, volviendo accionar el secador de manos-. Que cuando pueda las líquido.
-Me apunto
-Le siguió el juego divertida-. Acuérdate de pasar por su despacho –Suspiró mientras
se acercaba a la puerta-. Me marcho...
-De
acuerdo –Dijo con la cabeza boca abajo Sabrina.
-¡Ha! –Puntualizó
en alto y sin perder su humor-. Que no se te olvide también, de contarme quien
es ese "él "... -Soltó riéndose al ver como su amiga alzaba el
rostro con fastidio por sus palabras.
-¡Tú
también! -Volteó los ojos al techo-. Dejadme en paz por favor –Sollozó desesperada.-
Lárgate ya, luego te diré loca… -Aceptó renegando y quedándose sola.
Cinco
minutos después, había conseguido secarse el pelo. Y uno más, para que
interrumpieran nuevamente las locas
corriendo como crías, y portando cada una, un par de cajas en sus manos.
-Sabrina...
–La llamaron con gran emoción-. Mira que traemos –Señalaron con la cabeza los paquetes que traían, depositándolos en el
mármol del lavamanos quedándose quietas
con mirada ansiosa, en espera a que los abriera.
-¿Y?
-Preguntó un tanto asustada, sin moverse de donde estaba.
-¿Cómo
que, y?... -La acusó Marta-. Ya las estas abriendo.
-Sí, no
todos los días una conoce a un adonis y que a los veinte minutos, te compra
ropa de Valenttino -Puntualizó la dulce Karolaine.
-Estáis
muy mal –Suspiró aterrorizada-. Lo hizo por cumplir...
-¡Ábrelas
ya! –La apresuraron las chicas con un grito.
-No pienso
aceptar nada, de ese presuntuoso... –Buscaba excusas para no ver que había allí
dentro.
-¡Sabrina!
-la regañaron desesperadas.
Con dedos
nerviosos, levantó la tapa de la caja más grande. Descubriendo dentro de ella
un precioso traje chaqueta pantalón, color blanco. Aquel tejido era magnífico…
Abrió una segunda caja, hallando aquella vez un fino jersey de punto y un
pañuelo a juego con el traje. Y en las dos restantes, había un juego de zapatos.
Cada uno era diferente, al igual que de talla.
-Cada vez
me gusta más -Admiró Karolaine con tono soñador-. Mira, hay una nota –Dijo emocionada.
Aún más
nerviosa, abrió el pequeño sobre marrón y leyó la breve nota en voz alta:
"Acepta
mis disculpas. Espero haber acertado en la talla. Los zapatos, no me decidía
entre dos números.
Hasta muy
pronto, mi pequeña Sabrina.
LC."
-¿La nota
está escrita por él? –Se la quitó Mara de las manos para mirarlo-. ¿LC? –Se quedó
pensando un momento-. Me suena mucho, de verdad.
-Anda,
ponte el traje -La animó Karolaine como si estuviera viviendo un capitulo de
cuento de hadas-. ¡Sabrina, despierta! –La zarandeó riéndose.
Se hallaba
entre atontada y enfadada. Por lo visto como
él indicaba en la nota, tenía muy seguro
que iban a volver a encontrase. Y además, como se atrevía a tratarla de forma
tan posesiva... Encima, éste jugaba con
muchísima más ventaja al saber su nombre y lugar de trabajo. Y ella de él, nada.
Solo que era un hombre guapísimo, presuntuoso, que tenía dinero y sus
iníciales... Genial, odiaba estar en desventaja.
-¡Te queda
perfecto! Vaya ojo que tiene... –Observó maravillada Marta.
-¡Perfecto!
–Señaló exasperada.Encima, con solo chocarse adivinaba su talla. ¿Si la tocaba
una próxima vez que es lo siguiente que
averiguaría, si estaba ovulando? Suspiró nerviosa, quitándose sus pensamientos sarcásticos,
mientras se miraba al espejo. La verdad, es que nunca había llevado nada tan
bonito... Dio una vuelta sobre sí misma,
para caer en la cuenta de que no debería aceptarlo. Aquello era como canjear
una vaca, por una mujer en tiempos antiguos. Lo que en aquellos momentos, era
un par de noches en una cama que no era la tuya. Y ciertamente, no había venido
a Londres para ser la esclava sexual de ningún adonis, por muy seductor que
éste pudiera resultar. Con el ceño fruncido, se giró a sus compañeras-. Cuando
me lo encuentre, le devolveré el dinero –Informó resuelta.
-¡Qué! -Se
rió Karolaine.
-¿Y cómo
piensas pagarlo? -Preguntó Marta.
-Con mis
ahorros... –Dijo convencida.
-Tonta...
-Le reprocharon las chicas-. Yo le daría las gracias y ya está. ¿Qué te puede ocurrir?
–Se alzó de hombros Marta.
-¿Que se
crea que me tiene en su cama? -Ironizó un tanto escandalizada por la actitud de
su amiga.
-Que
virginal- Se mofó sonriendo Marta-.Pues entonces, coges y le das mi número de
teléfono, ya me encargaré yo de zanjar el asunto...-Se rió-. Aunque solo tenía
ojos para ti.
-¡Marta!
-La regañó sonrojandose.
-¡Qué! –Se
excusó-. El tío está que no me veas....
-¡Odio
sentirme así! –Gruñó con gran frustración-. Me voy hablar con Thom, necesito
despejarme un poco...
-No te
enfades –Pidió la pequeña Karolaine.
-Estáis
piradas -Acusó con el dedo en broma-. Anda, voy averiguar que ocurrió para la anulación
de la reunión.
Decido subir aquí esta novela, porque ya mismo termino la quinta parte de esta saga. De modo que iré subiendo desde la primera novela y corrigiéndola de éste modo.
ResponderEliminarSe tratan de seis novelas. En este momento, estoy en el final de la quinta. Comencé a escribirlas en el 2007 hasta el día de hoy.
Se trata de un grupo de cinco amigas, que trabajan juntas en la misma oficina en Londres. Bajo el mando de un encantador jefe, que a veces vuelven loco al pobre. Las pobres, van cayendo una tras otra en las redes del matrimonio sin ellas quererlo así.
Sabrina -Doble Trampa
Helen -Comportamiento Incomprendido
Marta -Lios de Oficina
Susan -Cazada en sus redes
Karolaine y Clarise -Becaria Pueblerina
Rachel -Mi querido guardaespaldas
¡¡Pues aquí estare TOOOOOOOOOOOOODOS LOS DIIIIIIIIIAS esperando un capitulo!! Ya con éste me tienes enganchada jajaja.
ResponderEliminarBesos
Yo quiero Karoline, lo sabes...Y sabes que amo esta saga tuya porque además gracias a ella nos hicimos amigas, así que siempre será una historia muy muy querida para mí.
ResponderEliminarY deja de hacer trampa y escribe Ocultándose e Inocencia robada!!!
Amo esta saga!!!!...al igual que Nata, gracias a esta historia me decidí a escribirte, y así empezó nuestra relación...jajajajja...será motivo para volver a leerla, pero no te olvides las que tienes pendientes de acabar!...besos
ResponderEliminarJulissa, que alegría el volver a saber de ti!!!! Pensé que ya te habías ido con algún ricachón por ahí y olvidado de nosotras!!!!
ResponderEliminary ahora, que me paro a mirarlo es cierto. Por culpa de esta saga, me hablaron primero Jarumi, Julissa y Nata. Dios mio!!!!! Lo llego a saber y no la escribo, se convirtieron en mi pesadilla. jajajjaa Es broma, las quiero mucho y no me aarepiento en nada!!!!
Pero que sepas, mi querida otra abogada (Gaby B, también es nuestra jejee) Que no te perdono el que faltes tanto por aquí. Así que llama de tanto en tanto a la puerta joia!!!!!
Besotes
P:D: Ya subí el carajo de Ocultándose al amor 10!!! Así que dejad de decirme que esta pendiente. Lo que prometo lo hago!!! Papanatas (esto es para nata y julissa) jejeje
jajajaja, yo no hubiera protestado tanto!!!! Me trae buenos recuerdos también esta historia. ;)
ResponderEliminar