jueves, 3 de mayo de 2012

Amor oculto, parte 15



Continuaron mirándose unos instantes como si estuvieran armando un rompecabezas, ambos pensaban en las actitudes de Alana, ambos empezaban a encontrar el sentido de todo.
De pronto, sin decir nada, Sean se paró y se fue hacia la puerta decidido. Todo su cuerpo estaba tenso, como si estuviera a punto de estallar.
-¡¡Sean!! – lo llamó Finn siguiéndolo, el chico lo ignoró  y salió a la calle. Finn fue detrás de él y lo tomó del brazo obligándolo a mirarlo. Sus ojos estaban cargados de lágrimas.
-¡Me mintió! ¡Mi madre mintió! – gritó enfadado.

-Cálmate por favor...
-Todo este tiempo, ella lo sabía...no nos dijo nada, cómo pudo – preguntó y Finn entendió el dolor. Para él también era un golpe enterarse de que tenía un hijo y de que había pasado tanto tiempo junto a él sin saber nada.
-Vamos, entra y hablemos.
-¡No, quiero hablar con ella!
-No, no en este estado. Vamos – dijo y tomándolo de los hombros lo obligó a entrar.
Al entrar lo hizo sentar y le dio un vaso de agua.
-Ella...nunca creí que pudiera hacer algo así, ¿acaso iba a contemplarnos mientras nos ocultaba la verdad? Estuvo jugando...-dijo el chico indignado y era la  primera vez que se sentía tan dolido.
-No creo que sea así.
-Ni siquiera te dijo quien era...todo este tiempo fingió no conocerte. ¿No estás enojado? ¿No la odias? – le preguntó. Finn se sentó frente a él.
-No la odio, no podría. Y sí estoy enojado porque mintió, y me duele no haber sabido la verdad hasta ahora...pero, la entiendo.
-¿La entiendes?
-Supongo que decir la verdad no era tan fácil, yo ni siquiera l reconocí, venir y decirme “tenemos un hijo” no era algo tan sencillo.
-Pero me mintió a mí, yo...
-Sean, escúchame, te conté una parte de la historia, déjame que te cuente la otra, déjame que te explique por qué entiendo que tu madre no confiara en mí.
Finn le contó la historia, le contó como habían llegado a estar juntos aquella única noche, le contó como había desaparecido dejándola sola.
El chico lo escuchó y poco a  poco su enojo menguó.
-Lo dijiste una vez, ella se convirtió en un escudo para protegerte a ti y también a ella misma, pasó por mucho y estuvo sola. Es lógico que tuviera miedo.- concluyó  Finn.
-Lo sé, pero duele –dijo Sean.
- No lo hizo para herirte – dijo Finn , aunque no estaba seguro de que fuera el mismo caso con él- sólo quería cuidarte.
-¿Qué haremos ahora? – preguntó el chico confundido, aún estaba en shock, aún era difícil entender. Tenía un padre y era Finn O’Connell.
-Bien, no estoy muy seguro...necesitas calmarte primero y luego pensaremos que hacer, pero Sean...
-¿Sí? – preguntó apenas mirándolo, la tensión se sentía en el aire, ya no les resultaba tan fácil tratarse.
-Estoy feliz de que seas mi hijo – le dijo con una media sonrisa y se le acercó para abrazarlo. Entonces Sean se largó a llorar.

Sean se acostó temprano y cuando su madre llegó a casa, fingió estar dormido para no tener que enfrentarla. Aún no estaba preparado, tenía sentimientos encontrados que no estaba seguro de poder manejar. Sabía que Finn tenía razón, su madre jamás haría nada que lo hiriera, pero lo había herido. Podía comprender lo que ella había pasado, la amaba pero también estaba enojado y prefería no verla hasta poder controlar aquellos sentimientos.
A la mañana siguiente, también salió de prisa, apenas si intercambiaron unas palabras. Aquello preocupó a Ana, conocía a su hijo y sintió que algo le sucedía, así que en la tarde se retiró antes del trabajo para poder verlo.
Cuando llegó a la casa, él estaba comiendo un sándwich y mirando la televisión.
-Sean...-lo llamó
-¿Sí?
-¿Sucede algo? Quiero decir primero fue lo de la ropa, y ayer...te noté raro, ¿te pasa algo?- preguntó y por primera vez no pudo descubrir nada en la mirada de su hijo.
-Me gusta una chica...- soltó Sean porque no podía mencionar lo otro. No aún.
-¿En serio? ¿Quién?
-En el autobús, sólo somos amigos por ahora, no tienes que preocuparte. Si pasa algo te diré...
-De acuerdo- dijo cautelosa, ya una vez había causado problemas con lo de Candance, no quería cometer el mismo error.
-¿Mamá?
-Sí..
-¿Recuerdas a tu primer amor?
-Sí, lo recuerdo.
-¿Fue mi padre? – preguntó serio.
-Sí – respondió Ana porque no quería agregar más mentiras.
-¿Te hubiera gustado formar una familia con él? ¿Seguir juntos? – preguntó Sean y Alana suspiró.
Se había enamorado de Finn cuando era una niña, y tenía todos los sueños románticos propios de esa edad, claro que no había imaginado ser madre soltera, y aunque no cambiaría a Sean por nada en el mundo, hubiera querido que las cosas fueran diferentes, con otros tiempos
Y no podía negarlo, ahora cuando veía a Finn, cuando pasaba tiempo con él , sentía añoranza de lo que podría haber sido. Si lo veía junto a Sean se le destrozaba el alma al pensar que  su hijo podría haberse criado junto a él.
-Sí, si me hubiera gustado que las cosas fueran distintas.-respondió ella lentamente y Sean la contempló como si evaluara  la sinceridad de aquella declaración.
-¿Quieres un sándwich? – preguntó Sean y ella asintió, tenía la extraña sensación de haber sido sometida a alguna clase de prueba, pero no estaba segura de si había pasado o no.

Al día siguiente, cuando estaba por salir del trabajo Ana recibió un mensaje de Sean pidiéndole que lo fuera a buscar al gimnasio del colegio donde había tenido un partido.
Era extraño pues él no le había dicho que jugaría ese día, siempre le avisaba de sus partidos y ella iba a alentarlo, pero tal vez tuviera que ver con eso de que ahora estaba “enamorado”. Le avisó que demoraría unos minutos y cuando ordenó los papeles se marchó a buscarlo.
No había gente cuando llegó, probablemente ya se habían marchado, fue hasta el gimnasio , tampoco allí se veía nadie, todo estaba en silencio , se asomó y  cuando entró sintió que las puertas se cerraban a sus espaldas.
-¿Qué..? – preguntó volviéndose, pero entonces alguien le habló.
-Hola...-dijo Finn y se paró frente a ella.
-¿Qué haces aquí? – le preguntó sorprendida y él señaló hacia un rincón de la cancha donde había una mesa elegantemente preparada para una cena.
-Tengo una cita contigo...eso hago.
-¿Pero y mi hijo...?
-Sean sólo me ayudó a tener un tiempo para los dos.
-No puedo creer que usaras a mi hijo para esto, dije muy claro que no quería una relación. Haz que abran las puertas, me quiero ir...- declaró dirigiéndose a la salida.
-Alana..espera – la llamó y entonces ella se detuvo horrorizada, Finn, acababa de llamarla Alana.

















3 comentarios:

  1. Más, quiero más..... que emocionante, ya le ha dicho... Nena, quitate el velo que ya se quien eres!!!!

    Que Emoción a que nos expondrás.... habrá pasión, tortas, gritos, abrazos, besos, huídas.... Escribe carajo!!!!

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  2. que emocion, ya la enfrento, no puede ser siempre me dejan en la parte emocionante, ya queremos mas, saber q pasa

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  3. ¡¡¡La verdad que no tengo palabras!!!
    ¿¿¿Como nos dejas asiiiiii???
    Escribe pronto jiji
    Besos

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