jueves, 19 de abril de 2012

La luz interior

Un viejo cuento de fantasía, tal vez algunas ya lo hayan leído, pero quería compartirlo con ustedes...algo azul, algo viejo y luego vendrá lo nuevo, casi como una tradición, jajaja





Solo podía mirarlo y rezar a los dioses por su bienestar, él era un guerrero, su misión era custodiarla y asegurarse de que ella y Alhasiss llegarán a salvo a su destino. Eran totalmente diferentes, él era incapaz de realizar cualquier clase de magia, era práctico, fuerte y valiente  y las espadas parecían parte de su cuerpo pero  era ajeno a  su mundo. Sin embargo el viaje había sido largo y difícil, y en algún punto de aquella travesía se habían enamorado.
Ahora el enemigo los había alcanzado y ni sus poderes ni la destreza de Hawk con la espada habían logrado salvarlos. Los soldados enemigos los tenían, a ella le dolían los brazos y la voz se le ahogaba en la garganta, lo veía luchar por desprenderse de sus captores y podía sentir su desesperación por no poder protegerla. Lysienne  sentía que Eidon se acercaba a ellos, el hechicero negro tendría finalmente la luz sagrada y entonces todo se perdería, su misión había fracasado, no había podido salvar a su mundo. Con Alhasiss en sus manos Eidon sumergiría al mundo en tinieblas. Pero lo que más le dolía, ,incluso en ese instante , era no ser capaz de ayudar a Hawk, lo veía herido y agotado. Estaba preparada para todo, aún para sacrificarse por el bien de los demás pero no podía perderlo a él.
Tenía que moverse rápido, tal vez quedaba una posibilidad, vio a Eidon acercarse a ellos, su oscura presencia lo invadía todo, en ese instante los guardias que sostenían a Hawk se acercaron a ella, esa fue su oportunidad, lo tenía al alcance de su mano. Hizo uso de todo su poder, una brillante luz azul la rodeó y con  Alhasiss en sus manos invocó el conjuro “sumian Alhasiss ero tempus deoran linc amare “ luego con un movimiento rápido tocó el pecho de Hawk con Alhasiss que se desvaneció en el cuerpo del guerrero, él la miró sin comprender “no me olvides” gritó Lysienne . Él pudo ver sus largos cabellos ,sus delicadas facciones y sus inmensos ojos rodeados por aquella luz azul, escuchó su voz a la distancia “no me olvides”, escuchó también el grito desesperado de Eidon y luego todo desapareció.



           Luc despertó con un grito, todo su cuerpo estaba tenso y sus sentidos alerta, su compañero de cuarto se despertó al oírlo  y se acercó a él.
-¿Qué sucede amigo, es otra vez ese mismo sueño? ¿la chica?
-Sí era ella,  me pedía que no la olvidara, solo ví sus ojos, pero...  debiste verla
- Bueno ya sabes lo que dijo el médico, tu sueño debe estar relacionado con la amnesia, son tus recuerdos que quieren volver, debes tomarte tu tiempo Luc. Además si lo que quieres es una chica deberías prestarle atención a  Lola que está loca por ti y es real.
El muchacho decidió que lo mejor era hacerle caso a  Marti, así que se levantó para darse una ducha, luego desayunó y se fue a su trabajo tratando de borrar la imagen de esos ojos que lo perseguían en sueños.
El no recordaba nada de  su pasado, unos meses atrás había despertado en medio de la calle a punto de ser atropellado sin recordar nada. Le había resultado fácil integrarse al mundo nuevamente, pero no saber quién era lo perturbaba. Los médicos le habían dicho que no había lesiones y que probablemente se recuperaría de un día para el otro. Sin embargo lo único que tenía eran los ojos de la chica de sus sueños entre una intensa luz azul y aquellas palabras “no me olvides”.




Estaba prisionera en un rayo de luz, pero este no tenía la calidez de la luz de Alhasiss, era una luz  blanca  y fría que la mantenía inmóvil. Estaba a la merced de  Eidon, después de transportar a Hawk se había debilitado  y la habían hecho prisionera, ahora no podía usar sus poderes y sentía que su enemigo invadía su mente y su alma. Una vez que él acabara con ella no  quedaría nada, pero aún tenía la esperanza de que su amor estuviera a salvo. Tal vez, después de todo, había  algo que no se podía destruir, lo que sentía por Hawk.
Eidon la observaba con desprecio, ella había logrado despojarlo de Alhasiss y había impedido que su victoria fuera absoluta. Él había tiranizado al mundo pero el hecho de que la piedra sagrada no le perteneciera hacía que su imperio fuera vulnerable. Además había explorado la mente de la joven hechicera y estaba convencido de que ella no sabía dónde estaba el guerrero, probablemente era un recaudo que había tomado: si ella no sabía el destino al que lo había enviado, nadie lo descubriría. Aún así, con ella en sus manos encontraría la forma de traer al muchacho y a la luz del poder de regreso.
-“¿Estás recordando algo, Lysienne? ¿Un encuentro en un lago con un joven de cabellos negros? Ahora hasta tus recuerdos me pertenecen. Nunca debiste enamorarte de él, tú y yo, ese era el camino, la portadora de Alhasiss y su dueño. Un vulgar guerrero nunca te valorará, él no te conoce, no aprecia tus poderes. Sólo ama tu belleza Lysienne, yo amo tu naturaleza, yo debí ser tu elección. Hubiéramos gobernado juntos, retando a los mismos dioses .Nuestra magia junta es invencible, lo sabes. Sin embargo ahora eres mía, y créeme yo poseeré a Alhasiss y a su poder, entonces tú también te rendirás a mí.”
Lysienne no podía hablar, pero un débil pensamiento cruzó su mente “nunca  me tendrás” y supo que Eidon la había oído. Luego una lágrima cayó sin control, si pudiera volver a aquel momento en el lago... 

Luc vio a Lola acercarse hacia donde él estaba, ciertamente era hermosa con sus cabellos rubios y ojos verdes, era alegre, inteligente y tremendamente extrovertida. Ella era una chica muy atractiva pero Luc sabía que no podría amarla, no sentía nada por ella. Podía parecer descabellado, pero solamente se sentía vivo cuando la chica de los sueños lo visitaba por las noches, aquella mujer inmaterial cuya silueta se perdía entre la luz azul lo completaba.
Lola sonrió al saludar al muchacho de pelo oscuro, venía a invitarlo a comer y estaba segura de que él aceptaría. Él la esquivaba amablemente, pero tarde o temprano caería rendido como todos, sin embargo, ella sabía que Luc no era como todos y por eso la atraía. Le gustaba el misterio que envolvía el pasado del muchacho, su actitud reservada y tranquila y los ojos azules que escondían una fiereza aterradora. Así era Luc, no podía pasar desapercibido y a pesar de su extrema amabilidad y sus correctos modales, tenía movimientos felinos, reflejos afilados y daba la impresión  de ser una fiera dispuesta a atacar en el momento menos pensado. Incluso él se sentía así, como si la amnesia ocultara su verdadera naturaleza y  trabara su esencia.
Finalmente Luc aceptó la invitación de la muchacha, jamás la querría como ella ansiaba pero le agradaba, y decidió hacer caso a los consejos de Marti. Después de todo necesitaba despejarse, borrar la confusión que nublaba su mente.
    Estaba pasando un momento agradable con la chica, la charla era amena y la comida deliciosa, pero de repente sintió un profundo dolor en el pecho y perdió el conocimiento.


Lola se encargó de llamar a la ambulancia y acompañarlo, la alegría se había convertido en un momento amargo.
Estaba soñando, lo último que recordaba era el restaurante y el agudo dolor, ahora estaba junto a un lago que reflejaba  la noche y en cuyo centro ardía una llama, y frente a él estaba la muchacha de sus visiones, no podía distinguirla con claridad, aún así sabía que era ella. Lloraba y estaba sufriendo mucho, quería consolarla pero algo le impedía acercarse, de repente ella lo vio, los ojos claros se clavaron en él y la cristalina voz le advirtió “ no vengas, no dejes que te atrapen... “.  “¿Quiénes?” quiso preguntar, pero ella no estaba más, ahora eran los ojos verdes de Lola los que lo miraban con preocupación. Estaba tendido en una camilla y la muchacha estaba junto a él, “te desmayaste, Luc, y me asusté mucho. El médico dice que no tienes nada, aunque seguramente él hablará contigo”. “Me alegra que estés bien...” y una tenue sonrisa se dibujó en su rostro al decirlo.
Luc no tenía ganas de sonreír ni de hablar, había vuelto a su casa pero aún sentía un dolor en el pecho, ya no era un dolor físico sino una opresión demasiada parecida  a la tristeza.


Pensó que la dejaría en paz por un tiempo, debió adivinar que Eidon no le perdonaría su rechazo tan fácilmente. Allí estaba nuevamente, hurgando en su mente, queriendo averiguar el paradero de Alhassis y más... mucho más, quería sus conocimientos, sus recuerdos e incluso sus sentimientos. Ella había recobrado algo de sus fuerzas y se opuso a la invasión mental, fue un grave error:  un rayo proveniente de las manos de Eidon traspasó su pecho y le causó un terrible dolor. Gritó, no pudo evitarlo,  y en medio de aquel sufrimiento  deseó con todas sus fuerzas encontrar a Hawk. En ese momento comprendió que todo era una trampa, el hechicero quería atraer a Hawk usándola como carnada, sabía que existía un lazo entre ellos  que los mantenía unidos más allá de tiempo y espacio. Ella lo alejó de su mente, no quería que el muchacho cayera en manos del enemigo, no importaba el dolor que tuviera que soportar pero no quería que la ira destruyera  a su amado. Dejó de rememorar los ojos que amaba y se detuvo en los que tenía frente a ella, eran igualmente azules pero completamente fríos, no había amor en ellos. Lysienne pensó que ni siquiera había un rastro de humanidad en la mirada de Eidon. De pronto recordó la primera vez que  lo vio, fue en la residencia de su maestra cuando ella  tenía catorce años. Él  quería convencer a la hechicera de que le entregara a Alhasiss, no era tan poderoso entonces y no pudo detectar que la piedra tenía una nueva portadora: la joven discípula de Iloran  que lo observaba atentamente. La muchacha le llamó la atención desde el primer momento, por el poder que emanaba y por su belleza pero no descubrió que ella era la  nueva guardiana de la luz sagrada. Tampoco ella había descubierto el peligro que se escondía en el hechicero, aunque había presentido la oscuridad tras su ambición y arrogancia. Era un hombre joven, con grandes habilidades mágicas y que había clavado sin disimulo su mirada en ella. Iloran lo había despedido sin saber que  tiempo después él la asesinaría; Eidon también había sido discípulo de la mujer pero se había alejado para explorar las antiguas artes por sí mismo. Lysienne se preguntaba si las cosas hubieran sido diferentes de haber sabido  aquel día cuanta maldad se escondía en él... ¿ en aquel primer encuentro se había forjado el destino de todos  o aún había una esperanza de salvación?



Marti intentaba distraer a su amigo, pero Luc estaba cada vez más indiferente. Se encerraba en sí mismo tratando de encontrar alguna respuesta, el mundo que lo rodeaba no lo atraía y  el sentimiento de fracaso crecía día a día. Él tenía una misión que cumplir y no estaba relacionada con su trabajo, ni  con los estudios, ni  con Lola, ni siquiera con Marti, sin embargo no sabía cuál era. En la semana que había pasado había visitado inútilmente a muchos médicos para encontrar solución a su amnesia, también había ido a la policía para investigar su verdadera identidad sin encontrar respuesta alguna.
Además algo estaba ocurriendo, ahora las visiones acudían a él en la vigilia y ya no era solamente la muchacha, también había  una luz y un hombre. Un hombre que le despertaba un odio visceral y aquella frase “no me olvides, no me olvides...” que resonaba en su cabeza como un pedido atávico.
¿Qué había antes del día que lo encontraran en medio de la calle? ¿se estaba volviendo loco?
Finalmente Marti lo convenció de salir a caminar, el aire nocturno lo golpeó con su frescura, sintió que sus fuerzas se renovaban y que algo semejante al fuego se encendía en su interior,  la brisa primaveral lo reconfortó y un pensamiento lo  cobijó  “pronto estaría en casa”.


Ya no tenía fuerzas, ella era la portadora y podía sentir la agonía de todo su mundo. Eidon había desparramado las tinieblas por todos lados, ya nada crecía, ya no había risas y ella no había podido evitarlo.
Sólo tenía un consuelo, Alhasiss no caería en las manos del oscuro hechicero y el caos no sería absoluto. Caso contrario Eidon se convertiría en un semidiós perverso, capaz de implantar la destrucción completa. Aún había gente luchando y dos de los reyes del consejo estaban vivos, tal vez.... No, no había esperanza, había tenido visiones terribles, la imagen de Hawk se mezclaba con la de Eidon atormentándola, ni siquiera tenía recuerdos agradables en los que refugiarse. Le habían arrebatado todo y  habían confundido su mente. La oscuridad se cernía sobre ella. Se daba por vencida, la nada la estaba arrastrando, de repente algo cambió. Encontró un ancla a la  cual aferrarse, una pequeña luz azul en su interior, un pequeño fuego que la reanimaba y se extendía por todo su cuerpo, aclaraba su mente y la reconfortaba. Una luz azul como la de Alhasiss, azul como los cálidos ojos de Hawk que la miraban con un amor infinito y le decían “Voy por ti, jamás te olvidé”.


¡¡Lysienne!!, el grito le salió desde lo más profundo de su ser. Martí estaba de viaje, y él  se había quedado dormido hasta que una  luz azul lo despertó. Ahora lo recordaba todo, ese no era su mundo, ni siquiera era su nombre y ella... ella lo había salvado sacrificándose. Incluso le había dado lo más valioso, Alhasiss, la luz sagrada que ahora estaba dentro de él y que lo había protegido durante todo este tiempo. Finalmente pudo ver sus rasgos nítidamente. Recordaba a Lysienne: la portadora de la luz sagrada a quien debía  proteger, la poderosa hechicera, la joven frágil y bella,   su misión, la mujer que amaba. Ella había usado el poder de Alhasiss para ponerlo a salvo, enviándolo en un viaje inconcebible a otro mundo. Un mundo sin guerreros ni magia, un mundo en el que  la mano de Eidon no podía alcanzarlo.
“No me olvides” habían sido las últimas palabras de Lysienne antes de que él se viera arrojado a otra dimensión. Nunca la había olvidado, no completamente, ella siempre lo había acompañado y ahora debía encontrar el modo de volver, de rescatarla. Porque estaba seguro de que ella aún vivía, podía sentirla ,aunque su luz vital se estaba apagando. Si había podido salir de su mundo también tendría que poder volver.
        No pensó enamorarse, estaba acostumbrado a no atarse a nada como  la   mayoría de los guerreros. Los siete reyes se habían reunido en cónclave para discutir el mal que los acechaba. Habían tomado la decisión de poner a la portadora de Alhasiss a salvo, de enviarla a la ciudad  de Carban  donde la piedra impediría que el mal entrara,  mientras  intentaban detener el avance de Eidon. Él había sido convocado para protegerla, se había decidido que dos viajeros no despertarían sospecha y así tendrían más posibilidades de escapar. La primera vez que le había visto había dudado que la esperanza de todos fuera esa niña frágil  que parecía más una alondra que una hechicera poderosa. Ella debería ser portadora de muñecas y no de la fuente de energía más poderosa que se conocía. Era bella, sí, pero una niña. Sin embargo, él aceptó la misión de protegerla y juntos emprendieron el  largo viaje. Poco a poco descubrió que la delicadeza de Lysienne escondía un espíritu fuerte y admirable. Lo sorprendió con su magia, sus palabras obraban milagros y tejían hechizos, y las leyes de la naturaleza se doblegaban ante ella, sin embargo llevaba su don con naturalidad y no tenía la arrogancia que  él había observado en otros magos. Lysienne era diferente, diferente a todos los seres que él conocía y una noche se perdió en sus ojos para siempre, y junto al lago Atill  le dijo que la amaba. Así había sido, sin darse cuenta, sin querer, en un punto de su larga travesía ellos se habían enamorado y habían entendido que eso era lo que debía pasar porque se pertenecían desde antes de pisar el mundo.
Ahora también recordaba quién era el hombre  que le despertaba el odio más terrible, era Eidon. Era el hechicero que se había propuesto conquistar  su mundo, era el cazador del que habían estado huyendo, era el captor de Lysienne. Debió matarlo la ocasión en  que se lo encontraron   por primera vez, ya en aquel momento descubrió que el hechicero no solo buscaba a Alhasiss, también quería a la muchacha.  El tirano también amaba a la joven, a su manera retorcida la quería, la ansiaba como un ave de rapiña quiere a su presa, sentía que ella era la única que podía acompañarlo, compartir su poder. Tal vez, reconocía a su opuesto y a su igual en Lysienne, era la única persona que él consideraba un digno contrincante. Debió matarlo en lugar de obedecer a Lys y escapar usando la magia, si lo hubiera hecho ella estaría a salvo en lugar de ser la prisionera de aquel monstruo.
Ahora recordaba, y los sentimientos volvían a él con una fuerza descomunal, pero lo que prevalecía era el dolor por no haberla salvado. La había dejado allí, indefensa, ella tenía más fuerza que él, ella lo había rescatado. La protegida se había vuelto la protectora, no era una niña, era la mujer más valiente que conocía y ya no tenía dudas acerca de por qué las fuerzas superiores habían puesto a Alhassis en sus manos, ella era la indicada.
Hawk, ese era su  verdadero nombre Hawk  Len’c  Taren,  añoraba su espada, quería sentir su empuñadura y atravesar a sus enemigos pero sabía que su deber era proteger a su mundo, evitar que la luz cayera en manos del enemigo. Había peleado numerosas guerras pero siempre defendiendo los ideales de un mundo mejor, protegiendo a los débiles, a  los inocentes, sin embargo un pensamiento se imponía en su mente : rescatar a la mujer que amaba sin importar las consecuencias. Si no podía estrecharla nuevamente, nada en el universo le importaba. Encontraría la forma, iría por ella y la calidez de Alhasiss lo invadió como un consentimiento silencioso.
Debía despertar al poder de la piedra que ahora estaba fundida en su cuerpo, pero él no era mago ni  conocía hechizos ¿qué había dicho ella sobre la magia? “Es una conexión entre el hombre y el Universo, es saber comunicarse con todas las cosas, ser parte del viento y de la fuerza vital que fluye en todos los seres, es saber que la fuerza que mueve todo está dentro nuestro”. ¿Podría él comunicarse con el Universo, utilizar la magia depositada en Alhasiss para regresar? ¿Sería el amor suficiente?. Tenía que intentarlo, pero antes debía despedirse de Marti, en verdad no había nada que lo atara a aquel mundo extraño pero el muchacho había sido un amigo leal y no podía irse  ( si es que lo lograba) sin despedirse. El muchacho volvería en dos días, así que le escribió una carta explicándole que había recobrado su memoria y que debía volver a su hogar, no le dio detalles, de todas formas, Marti no hubiera creído la verdad.
Luego fue a su cuarto y trató de relajarse, se concentró en Alhasiss brillando dentro de sí, en el reconocimiento de su propio ser, poco a poco sintió que se iba. Él era parte de todo, espacio y tiempo se doblegaban, su cuerpo se disolvía en un todo único, en una fuerza poderosa e intemporal. Su último pensamiento razonable se dirigió a Lysienne y pudo verla, estaba encerrada en una luz maligna, se la veía pálida y vencida, el corazón se le comprimió al reconocerla de esa forma. Ella también advirtió su presencia y quiso detenerlo pero en su interior se alegró de saber que iba hacia ella, esperar su regreso evitaría su muerte, ella también oyó su voz “Voy por ti .Jamás te olvidé.”
Finalmente Hawk se sumió en la inconsciencia y cuando despertó supo que había regresado a su hogar, aunque era muy diferente al mundo que él  había conocido. Estaba en medio de un territorio  asolado por la maldad de Eidon, no había dudas. El aire estaba contaminado, y se distinguían   humaredas provenientes de los poblados asolados, la tierra era yerma, no había rastro de personas y parecía que el mundo se había sumido en una noche perpetua.
Se estremeció, y notó que esa era la respuesta de Alhasiss ante tanta destrucción. Sin embargo aún tenía esperanzas, había vuelto y cerca de allí estaba ella, esperándolo.
Caminó durante horas y cuando creyó que iba a desfallecer se topó con una caravana de supervivientes. Ellos le contaron lo que había sucedido en el último año, le prestaron ropas y armas, “se sentía bien volver a empuñar una espada”. Muchos de los hombres habían sido guerreros y reconocían a Hawk,  aquel joven de no más de veinticinco años era una leyenda y estaba allí para ayudarlos. Hawk reclutó una pequeña compañía entre los sobrevivientes, ellos también querían derrotar a Eidon, vengar  a sus seres queridos y recuperar algo de lo que se había perdido. Ellos le señalaron la ubicación de la torre del hechicero y hacia allí se dirigieron. A lo largo del camino Hawk  consiguió nuevos aliados y recaudó nueva información. Él temía que su presencia fuera descubierta antes de tiempo pero la soberbia de Eidon lo mantuvo a salvo.
Llegar a la torre e infiltrarse en ella fue relativamente fácil, las espadas limpiaban el camino y la decisión de Hawk guiaba a la compañía  sin error. Aunque el guerrero  creía que era la piedra quien les facilitaba el triunfo, ya fuera porque quería confrontar a su enemigo o volver con su portadora, el poder de Alhasiss se manifestaba en aquella última batalla.
Haber llegado tan lejos sin ser descubiertos parecía milagroso, pero el joven estaba alerta, el enemigo sabía que estaba allí y el ataque llegaría pronto, en el momento menos esperado.
El joven llegó hasta el salón principal guiado por la piedra y la vio.  La imagen de sus visiones era real, ella estaba atrapada en una luz blanca que le despertaba repulsión, parecía inconsciente y agotada, incluso temió haber llegado demasiado tarde; sin perder tiempo se acercó a ella. No sabía como  liberarla de aquella cárcel  creada por la hechicería negra, Lysienne no respondía  a su llamado, ni siquiera abría los ojos. La espada no servía y no había una cerradura; sus manos no podían traspasar la luz, era una  barrera infranqueable y la desesperación se estaba apoderando de él ¿ había llegado tan lejos para tener que darse por vencido?. De repente una luz azul brotó de sí y se proyectó hacia Lysienne, aquello era asombroso, las dos luces luchaban, sí luchaban, no había dudas sobre ello. La luz blanca desapareció bajo el fulgor de la luz sagrada y la portadora fue liberada. Ella cayó en brazos del muchacho. “Estoy aquí, despierta, estoy aquí... “ murmuraba mientras la abrazaba con fuerza, finalmente la tenía junto a sí,  pero ella no reaccionaba, su cuerpo estaba frío y sus
latidos eran apenas un susurro. La luz azulada brilló nuevamente y los envolvió a los dos,  una  gran energía los circundó y él sintió que la muchacha se movía levemente, sus párpados se abrieron y su mirada lo reconoció. Poco a poco se incorporó y acarició  incrédula el rostro del hombre que amaba,  “has vuelto” aquellas palabras sonaban más a pregunta que  a afirmación, Hawk descubrió una tristeza profunda en la mirada de Lysienne, el cautiverio había dejado huellas ¡maldito Eidon!....Aquello pareció un llamado porque en ese instante el hechicero se hizo presente  “por fin nos encontramos niño, veo que vienes a devolverme a Alhasiss y a despedirte de Lysienne”... sus palabras fueron una burla y su mirada una declaración de guerra que  Hawk aceptó instantáneamente. Apoyó a la joven en un muro y desenvainó su espada,  aquel encuentro se había demorado demasiado. Eidon también tomó su espada y la lucha comenzó.  Lysienne no tenía fuerzas para impedirlo, sabía que el hechicero estaba jugando: su fuerza había crecido y podía destruir a Hawk cuando quisiera, la espada no podía nada contra sus poderes, pero  él quería destruir al muchacho lentamente. Sin embargo la pelea fue bastante pareja, Alhasiss protegía al guerrero, pero  todo se precipitó cuando una estocada de  Hawk hirió a Eidon.
El hechicero  se enfureció y haciendo uso de sus poderes despidió a Hawk por el aire y lo estrelló contra una  de las paredes, el  muchacho quedó desvanecido mientras Eidon se acercaba para rematarlo. Lysienne no podía permitirlo, se levantó  dificultosamente y gritó “¡detente! ”. Eidon se volvió para mirarla, sus ojos tenían un brillo maléfico ... lo divertía destruir al guerrero en presencia de ella y nada se lo impediría. Lysienne intentó aproximarse pero un hechizo de él la inmovilizó  , luego continuó acercándose a Hawk “ahora tomaré lo que me pertenece “ ... y  con un antiguo conjuro convocó  a Alhasiss. Hawk entreabrió los ojos, no podía moverse, su cuerpo estaba dolorido, podía ver a Lysienne  inmóvil  cerca de él , escuchó el conjuro de Eidon y sintió que había vuelto a fracasar. Esta vez era peor  pues había puesto a la luz sagrada al alcance de Eidon , sentía como Alhasiss abandonaba su cuerpo para responder al mandato del tirano Ergunt Alhasiss  til vide... el conjuro resonaba en sus oídos hasta que otra voz invadió el aposento. Conocía esa voz clara y melodiosa, era la de Lysienne que entonaba un encantamiento, sus palabras también eran un llamado “ Alhasiss otecs  finen adlora carus... Ella también reclamaba  la piedra , Eidon no podía evitarlo :sus hechizos ya no detenían a la muchacha. Hawk entendió que ésta era la verdadera lucha final, Alhasiss salió de él y recuperó su forma: una esfera de luz azul  brillaba en el centro del salón mientras los dos magos más poderosos peleaban por poseerla. Un aura oscura rodeaba a Eidon y su voz era imperiosa. Lysienne parecía iluminada, su mirada estaba absorta, ya no lo veía a él ni a nada más, toda ella era un llamado, la portadora reclamaba sus derechos. Alhasiss estalló en miles de fragmentos luminosos y Hawk supo que el destino estaba decidido, el llamado había sido escuchado. Los rayos lumínicos se extendieron y luego se retrajeron para envolver el cuerpo de Lysienne, la luz la invadió y la transfiguró, sus rasgos apenas se distinguían , sus ojos cambiaban de color y su cuerpo parecía inmaterial. Ese era el verdadero poder; ella no sólo era la portadora ,era la elegida para despertar el poder de Alhasiss, era su regente . Hawk no era capaz de asimilar lo que pasaba, tampoco Eidon podía aceptar su derrota, jamás tendría el poder supremo y observaba atónito a Lysienne.
Los ojos de la muchacha recuperaron una mirada racional pero inhumana, sus palabras retumbaron en todo el recinto, “pagarás cara tu osadía, jamás debiste reclamar lo que no te pertenecía”... era una sentencia de muerte para el hechicero negro y un grito semejante al chillido de un animal salió de su garganta antes de que un rayo azul lo desintegrara.
Hawk aún no podía moverse con naturalidad, llamó a Lysienne pero ella no lo escuchó ¿qué pasaría ahora? .El poder milenario  de Alhasiss había sido despertado y ningún ser viviente podía decir qué resultaría de aquello. Esa Lysienne no le pertenecía, ¿la había perdido?, ella estaba más allá de su alcance. Lentamente él se levantó y contempló cómo la mujer que amaba levitaba sobre su cabeza y se seguía elevando  convertida en un ser de luz azulina. El techo del recinto se desvaneció  antes de que ella lo atravesara para brillar en lo alto como una estrella, luego la luz brotó con tal intensidad que lo cegó. Aún antes de abrir los ojos supo que ya no estaba en la torre porque todo rastro de Eidon había sido borrado de la faz del mundo, estaba en al aire libre y lo rodeaban los hombres que lo habían acompañado en el ataque a la torre oscura. Todos estaban perplejos y no dejaban de mirar el cielo. Ella aún estaba allí,  etérea y luminosa irradiando energía, el cielo estaba limpio y claro, el aire era respirable nuevamente.  Hawk entendió que Alhasiss y Lysienne estaban restaurando el mundo,  tardaría en volver a ser el mismo lugar, la restauración sería un proceso largo pero el mal sería totalmente erradicado. Las plegarias habían sido escuchadas y la esperanza revivía para todos los sobrevivientes. Las vidas perdidas no podían devolverse pero sí podía haber un nuevo comienzo. El joven guerrero no podía evitar pensar en lo que se había sacrificado para obtener esta oportunidad, había perdido a la mujer que amaba, tal vez hasta  ella se había perdido a sí misma. En el firmamento la muchacha volvió a refulgir intensamente, y luego  ante la mirada de todos desapareció sin dejar rastros.

              El mundo se había salvado, no quedaba mucho que  él pudiera hacer, los que lo acompañaban decidieron quedarse allí para fundar un poblado pero él quería alejarse de ese lugar, consiguió un caballo y emprendió su viaje. No sabía a dónde dirigirse ,tampoco le importaba.
 Atravesó muchos lugares y vio como los pobladores que se habían salvado intentaban reconstruir sus vidas y dondequiera que iba siempre escuchaba la misma historia: cómo los había salvado  la diosa de Alhasiss... La diosa, ¿acaso en eso se había convertido ella?. Nunca tendría respuestas, no una que lo complaciera. Hawk fue convocado para ser uno de los nuevos gobernantes, pero rechazó la propuesta, prefería seguir vagando sin rumbo fijo. Ahora hasta su espada le resultaba una carga... se sentía cansado y viejo.
Estaba anocheciendo, así que decidió acampar, sólo entonces advirtió dónde estaba. El lago Atill refulgía con la belleza de antaño, se encontraba en el lugar en que se le había declarado a Lysienne. Él que había enfrentado a toda clase de enemigos había temblado al decirle que la amaba y la confirmación de amor correspondido que había leído en la tímida mirada femenina  había sido el mayor triunfo de su vida. Ahora estaba nuevamente allí, sin ella.
Un resplandor llamó su atención, reconocía esa llama azul, era el fulgor de Alhasiss. La luz lo rodeó y luego se extinguió, tan rápido como había aparecido. Hawk tardó en darse cuenta que no estaba solo, ella estaba recostada en la húmeda hierba nocturna. Corrió hacia el cuerpo, no podía ser verdad, pero lo era :Lysienne estaba ahí. La levantó y sintió su respiración, sus latidos, el calor que emanaba su cuerpo, la abrazó con fuerza. Era su Lysienne, de largos cabellos castaños y cuerpo de pájaro: leve y delicado.
Ella despertó al sentir  aquel abrazo y lo miró detenidamente , parecía que habían sido siglos sin verlo. Tenía el cabello más largo y mirada triste, aunque la observaba  sorprendido  mientras una ligera sonrisa le iluminaba el rostro. Había muchas preguntas por hacer, pero sería luego, ahora las palabras no importaban.

Hawk la besó  y en ese beso se reencontraron sus almas, se curaron heridas y se prometieron un futuro juntos .Se quedaron toda la noche hablando sin dejar de mirarse, temían que algo volviera a separarlos. Hawk quería saber por qué ella no había despertado el poder de Alhasiss desde un principio , a lo  que Lysienne respondió que no sabía que podía hacerlo, sólo cuando creyó que Eidon lo mataría su verdadero poder se manifestó y pudo unirse a Alhasiss. También le contó que ahora la luz sagrada estaba en ella, serían una para siempre pero el poder sólo despertaría si un gran mal volvía a acecharlos.  Le explicó también que el poder pudo haberla consumido o incluso despojarla de su humanidad pero existía algo que la ataba al mundo, su amor por él. Tardó en regresar ,mas encontró el camino a sus brazos y como él mismo había portado a la piedra del poder , ésta la guió . Hawk le contó como el consejo de reyes se había reconstruido, y como los poblados volvían a la vida. La noche fue larga hablaron del futuro, de un futuro juntos y el amanecer los encontró dormidos y en paz.

           En la posaba un niño le contaba a su pequeño hermano la historia de la diosa azul y del guerrero que la había ayudado  a salvar el mundo, los adultos escuchaban la historia con alegría, incluso una joven pareja de recién casados le prestaba atención al relato .
 Eran tiempos de paz y todos los sueños eran posibles, la joven miró con dulzura a su esposo, sonrió pensando que sólo ellos sabían el final de la historia de la “diosa” y el “guerrero” , sólo ellos sabían lo mucho que les había costado poder ser solamente Lysienne y Hawk.




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