Solo podía mirarlo y rezar a los dioses por
su bienestar, él era un guerrero, su misión era custodiarla y asegurarse de que
ella y Alhasiss llegarán a salvo a su destino. Eran totalmente diferentes, él
era incapaz de realizar cualquier clase de magia, era práctico, fuerte y
valiente y las espadas parecían parte de
su cuerpo pero era ajeno a su mundo. Sin embargo el viaje había sido
largo y difícil, y en algún punto de aquella travesía se habían enamorado.
Ahora el enemigo los había alcanzado y ni sus poderes ni la destreza de Hawk
con la espada habían logrado salvarlos. Los soldados enemigos los tenían, a
ella le dolían los brazos y la voz se le ahogaba en la garganta, lo veía luchar
por desprenderse de sus captores y podía sentir su desesperación por no poder
protegerla. Lysienne sentía que Eidon se
acercaba a ellos, el hechicero negro tendría finalmente la luz sagrada y
entonces todo se perdería, su misión había fracasado, no había podido salvar a
su mundo. Con Alhasiss en sus manos Eidon sumergiría al mundo en tinieblas.
Pero lo que más le dolía, ,incluso en ese instante , era no ser capaz de ayudar
a Hawk, lo veía herido y agotado. Estaba preparada para todo, aún para
sacrificarse por el bien de los demás pero no podía perderlo a él.
Tenía que moverse rápido, tal vez quedaba una
posibilidad, vio a Eidon acercarse a ellos, su oscura presencia lo invadía
todo, en ese instante los guardias que sostenían a Hawk se acercaron a ella,
esa fue su oportunidad, lo tenía al alcance de su mano. Hizo uso de todo su
poder, una brillante luz azul la rodeó y con
Alhasiss en sus manos invocó el conjuro “sumian
Alhasiss ero tempus deoran linc a’mare “ luego con un movimiento rápido tocó el
pecho de Hawk con Alhasiss que se desvaneció en el cuerpo del guerrero, él la
miró sin comprender “no me olvides” gritó Lysienne . Él pudo ver sus largos
cabellos ,sus delicadas facciones y sus inmensos ojos rodeados por aquella luz
azul, escuchó su voz a la distancia “no me olvides”, escuchó también el grito
desesperado de Eidon y luego todo desapareció.
Luc
despertó con un grito, todo su cuerpo estaba tenso y sus sentidos alerta, su
compañero de cuarto se despertó al oírlo
y se acercó a él.
-¿Qué sucede amigo, es otra vez ese mismo sueño? ¿la
chica?
-Sí era ella, me
pedía que no la olvidara, solo ví sus ojos, pero... debiste verla
- Bueno ya sabes lo que dijo el médico, tu sueño debe
estar relacionado con la amnesia, son tus recuerdos que quieren volver, debes
tomarte tu tiempo Luc. Además si lo que quieres es una chica deberías prestarle
atención a Lola que está loca por ti y
es real.
El muchacho decidió que lo mejor era hacerle caso a Marti, así que se levantó para darse una
ducha, luego desayunó y se fue a su trabajo tratando de borrar la imagen de
esos ojos que lo perseguían en sueños.
El no recordaba nada de
su pasado, unos meses atrás había despertado en medio de la calle a
punto de ser atropellado sin recordar nada. Le había resultado fácil integrarse
al mundo nuevamente, pero no saber quién era lo perturbaba. Los médicos le
habían dicho que no había lesiones y que probablemente se recuperaría de un día
para el otro. Sin embargo lo único que tenía eran los ojos de la chica de sus
sueños entre una intensa luz azul y aquellas palabras “no me olvides”.
Estaba prisionera en un rayo de luz, pero este no tenía
la calidez de la luz de Alhasiss, era una luz
blanca y fría que la mantenía
inmóvil. Estaba a la merced de Eidon,
después de transportar a Hawk se había debilitado y la habían hecho prisionera, ahora no podía
usar sus poderes y sentía que su enemigo invadía su mente y su alma. Una vez
que él acabara con ella no quedaría
nada, pero aún tenía la esperanza de que su amor estuviera a salvo. Tal vez, después
de todo, había algo que no se podía
destruir, lo que sentía por Hawk.
Eidon la observaba con desprecio, ella había logrado
despojarlo de Alhasiss y había impedido que su victoria fuera absoluta. Él
había tiranizado al mundo pero el hecho de que la piedra sagrada no le
perteneciera hacía que su imperio fuera vulnerable. Además había explorado la
mente de la joven hechicera y estaba convencido de que ella no sabía dónde
estaba el guerrero, probablemente era un recaudo que había tomado: si ella no
sabía el destino al que lo había enviado, nadie lo descubriría. Aún así, con
ella en sus manos encontraría la forma de traer al muchacho y a la luz del
poder de regreso.
-“¿Estás recordando algo, Lysienne? ¿Un encuentro en un
lago con un joven de cabellos negros? Ahora hasta tus recuerdos me pertenecen.
Nunca debiste enamorarte de él, tú y yo, ese era el camino, la portadora de
Alhasiss y su dueño. Un vulgar guerrero nunca te valorará, él no te conoce, no
aprecia tus poderes. Sólo ama tu belleza Lysienne, yo amo tu naturaleza, yo
debí ser tu elección. Hubiéramos gobernado juntos, retando a los mismos dioses
.Nuestra magia junta es invencible, lo sabes. Sin embargo ahora eres mía, y
créeme yo poseeré a Alhasiss y a su poder, entonces tú también te rendirás a
mí.”
Lysienne no podía hablar, pero un débil pensamiento cruzó
su mente “nunca me tendrás” y supo que
Eidon la había oído. Luego una lágrima cayó sin control, si pudiera volver a
aquel momento en el lago...
Luc vio a Lola acercarse hacia donde él estaba,
ciertamente era hermosa con sus cabellos rubios y ojos verdes, era alegre,
inteligente y tremendamente extrovertida. Ella era una chica muy atractiva pero
Luc sabía que no podría amarla, no sentía nada por ella. Podía parecer
descabellado, pero solamente se sentía vivo cuando la chica de los sueños lo
visitaba por las noches, aquella mujer inmaterial cuya silueta se perdía entre
la luz azul lo completaba.
Lola sonrió al saludar al muchacho de pelo oscuro, venía
a invitarlo a comer y estaba segura de que él aceptaría. Él la esquivaba
amablemente, pero tarde o temprano caería rendido como todos, sin embargo, ella
sabía que Luc no era como todos y por eso la atraía. Le gustaba el misterio que
envolvía el pasado del muchacho, su actitud reservada y tranquila y los ojos
azules que escondían una fiereza aterradora. Así era Luc, no podía pasar
desapercibido y a pesar de su extrema amabilidad y sus correctos modales, tenía
movimientos felinos, reflejos afilados y daba la impresión de ser una fiera dispuesta a atacar en el
momento menos pensado. Incluso él se sentía así, como si la amnesia ocultara su
verdadera naturaleza y trabara su
esencia.
Finalmente Luc aceptó la invitación de la muchacha, jamás
la querría como ella ansiaba pero le agradaba, y decidió hacer caso a los
consejos de Marti. Después de todo necesitaba despejarse, borrar la confusión
que nublaba su mente.
Estaba pasando
un momento agradable con la chica, la charla era amena y la comida deliciosa,
pero de repente sintió un profundo dolor en el pecho y perdió el conocimiento.
Lola se encargó de llamar a la ambulancia y acompañarlo,
la alegría se había convertido en un momento amargo.
Estaba soñando, lo último que recordaba era el
restaurante y el agudo dolor, ahora estaba junto a un lago que reflejaba la noche y en cuyo centro ardía una llama, y
frente a él estaba la muchacha de sus visiones, no podía distinguirla con
claridad, aún así sabía que era ella. Lloraba y estaba sufriendo mucho, quería
consolarla pero algo le impedía acercarse, de repente ella lo vio, los ojos
claros se clavaron en él y la cristalina voz le advirtió “ no vengas, no dejes
que te atrapen... “. “¿Quiénes?” quiso preguntar, pero ella no
estaba más, ahora eran los ojos verdes de Lola los que lo miraban con
preocupación. Estaba tendido en una camilla y la muchacha estaba junto a él,
“te desmayaste, Luc, y me asusté mucho. El médico dice que no tienes nada,
aunque seguramente él hablará contigo”. “Me alegra que estés bien...” y una
tenue sonrisa se dibujó en su rostro al decirlo.
Luc no tenía ganas de sonreír ni de hablar, había vuelto
a su casa pero aún sentía un dolor en el pecho, ya no era un dolor físico sino
una opresión demasiada parecida a la
tristeza.
Pensó que la dejaría en paz por un tiempo, debió adivinar
que Eidon no le perdonaría su rechazo tan fácilmente. Allí estaba nuevamente,
hurgando en su mente, queriendo averiguar el paradero de Alhassis y más...
mucho más, quería sus conocimientos, sus recuerdos e incluso sus sentimientos.
Ella había recobrado algo de sus fuerzas y se opuso a la invasión mental, fue un
grave error: un rayo proveniente de las
manos de Eidon traspasó su pecho y le causó un terrible dolor. Gritó, no pudo
evitarlo, y en medio de aquel
sufrimiento deseó con todas sus fuerzas
encontrar a Hawk. En ese momento comprendió que todo era una trampa, el
hechicero quería atraer a Hawk usándola como carnada, sabía que existía un lazo
entre ellos que los mantenía unidos más
allá de tiempo y espacio. Ella lo alejó de su mente, no quería que el muchacho
cayera en manos del enemigo, no importaba el dolor que tuviera que soportar
pero no quería que la ira destruyera a
su amado. Dejó de rememorar los ojos que amaba y se detuvo en los que tenía
frente a ella, eran igualmente azules pero completamente fríos, no había amor
en ellos. Lysienne pensó que ni siquiera había un rastro de humanidad en la
mirada de Eidon. De pronto recordó la primera vez que lo vio, fue en la residencia de su maestra
cuando ella tenía catorce años. Él quería convencer a la hechicera de que le
entregara a Alhasiss, no era tan poderoso entonces y no pudo detectar que la
piedra tenía una nueva portadora: la joven discípula de Iloran que lo observaba atentamente. La muchacha le
llamó la atención desde el primer momento, por el poder que emanaba y por su
belleza pero no descubrió que ella era la
nueva guardiana de la luz sagrada. Tampoco ella había descubierto el
peligro que se escondía en el hechicero, aunque había presentido la oscuridad
tras su ambición y arrogancia. Era un hombre joven, con grandes habilidades
mágicas y que había clavado sin disimulo su mirada en ella. Iloran lo había
despedido sin saber que tiempo después
él la asesinaría; Eidon también había sido discípulo de la mujer pero se había
alejado para explorar las antiguas artes por sí mismo. Lysienne se preguntaba si
las cosas hubieran sido diferentes de haber sabido aquel día cuanta maldad se escondía en él...
¿ en aquel primer encuentro se había forjado el destino de todos o aún había una esperanza de salvación?
Marti intentaba distraer a su amigo, pero Luc estaba cada
vez más indiferente. Se encerraba en sí mismo tratando de encontrar alguna
respuesta, el mundo que lo rodeaba no lo atraía y el sentimiento de fracaso crecía día a día.
Él tenía una misión que cumplir y no estaba relacionada con su trabajo, ni con los estudios, ni con Lola, ni siquiera con Marti, sin embargo
no sabía cuál era. En la semana que había pasado había visitado inútilmente a
muchos médicos para encontrar solución a su amnesia, también había ido a la
policía para investigar su verdadera identidad sin encontrar respuesta alguna.
Además algo estaba ocurriendo, ahora las visiones acudían
a él en la vigilia y ya no era solamente la muchacha, también había una luz y un hombre. Un hombre que le
despertaba un odio visceral y aquella frase “no me olvides, no me olvides...”
que resonaba en su cabeza como un pedido atávico.
¿Qué había antes del día que lo encontraran en medio de
la calle? ¿se estaba volviendo loco?
Finalmente Marti lo convenció de salir a caminar, el aire
nocturno lo golpeó con su frescura, sintió que sus fuerzas se renovaban y que
algo semejante al fuego se encendía en su interior, la brisa primaveral lo reconfortó y un
pensamiento lo cobijó “pronto estaría en casa”.
Ya no tenía fuerzas, ella era la portadora y podía sentir
la agonía de todo su mundo. Eidon había desparramado las tinieblas por todos
lados, ya nada crecía, ya no había risas y ella no había podido evitarlo.
Sólo tenía un consuelo, Alhasiss no caería en las manos
del oscuro hechicero y el caos no sería absoluto. Caso contrario Eidon se
convertiría en un semidiós perverso, capaz de implantar la destrucción
completa. Aún había gente luchando y dos de los reyes del consejo estaban
vivos, tal vez.... No, no había esperanza, había tenido visiones terribles, la
imagen de Hawk se mezclaba con la de Eidon atormentándola, ni siquiera tenía
recuerdos agradables en los que refugiarse. Le habían arrebatado todo y habían confundido su mente. La oscuridad se
cernía sobre ella. Se daba por vencida, la nada la estaba arrastrando, de
repente algo cambió. Encontró un ancla a la
cual aferrarse, una pequeña luz azul en su interior, un pequeño fuego
que la reanimaba y se extendía por todo su cuerpo, aclaraba su mente y la
reconfortaba. Una luz azul como la de Alhasiss, azul como los cálidos ojos de
Hawk que la miraban con un amor infinito y le decían “Voy por ti, jamás te
olvidé”.
¡¡Lysienne!!, el grito le salió desde lo más profundo de
su ser. Martí estaba de viaje, y él se
había quedado dormido hasta que una luz
azul lo despertó. Ahora lo recordaba todo, ese no era su mundo, ni siquiera era
su nombre y ella... ella lo había salvado sacrificándose. Incluso le había dado
lo más valioso, Alhasiss, la luz sagrada que ahora estaba dentro de él y que lo
había protegido durante todo este tiempo. Finalmente pudo ver sus rasgos
nítidamente. Recordaba a Lysienne: la portadora de la luz sagrada a quien
debía proteger, la poderosa hechicera,
la joven frágil y bella, su misión, la
mujer que amaba. Ella había usado el poder de Alhasiss para ponerlo a salvo,
enviándolo en un viaje inconcebible a otro mundo. Un mundo sin guerreros ni
magia, un mundo en el que la mano de
Eidon no podía alcanzarlo.
“No me olvides” habían sido las últimas palabras de
Lysienne antes de que él se viera arrojado a otra dimensión. Nunca la había
olvidado, no completamente, ella siempre lo había acompañado y ahora debía
encontrar el modo de volver, de rescatarla. Porque estaba seguro de que ella
aún vivía, podía sentirla ,aunque su luz vital se estaba apagando. Si había
podido salir de su mundo también tendría que poder volver.
No pensó
enamorarse, estaba acostumbrado a no atarse a nada como la
mayoría de los guerreros. Los siete reyes se habían reunido en cónclave
para discutir el mal que los acechaba. Habían tomado la decisión de poner a la
portadora de Alhasiss a salvo, de enviarla a la ciudad de Carban
donde la piedra impediría que el mal entrara, mientras
intentaban detener el avance de Eidon. Él había sido convocado para
protegerla, se había decidido que dos viajeros no despertarían sospecha y así
tendrían más posibilidades de escapar. La primera vez que le había visto había
dudado que la esperanza de todos fuera esa niña frágil que parecía más una alondra que una hechicera
poderosa. Ella debería ser portadora de muñecas y no de la fuente de energía
más poderosa que se conocía. Era bella, sí, pero una niña. Sin embargo, él
aceptó la misión de protegerla y juntos emprendieron el largo viaje. Poco a poco descubrió que la
delicadeza de Lysienne escondía un espíritu fuerte y admirable. Lo sorprendió
con su magia, sus palabras obraban milagros y tejían hechizos, y las leyes de
la naturaleza se doblegaban ante ella, sin embargo llevaba su don con
naturalidad y no tenía la arrogancia que
él había observado en otros magos. Lysienne era diferente, diferente a
todos los seres que él conocía y una noche se perdió en sus ojos para siempre,
y junto al lago Atill le dijo que la
amaba. Así había sido, sin darse cuenta, sin querer, en un punto de su larga
travesía ellos se habían enamorado y habían entendido que eso era lo que debía
pasar porque se pertenecían desde antes de pisar el mundo.
Ahora también recordaba quién era el hombre que le despertaba el odio más terrible, era
Eidon. Era el hechicero que se había propuesto conquistar su mundo, era el cazador del que habían
estado huyendo, era el captor de Lysienne. Debió matarlo la ocasión en que se lo encontraron por primera vez, ya en aquel momento
descubrió que el hechicero no solo buscaba a Alhasiss, también quería a la
muchacha. El tirano también amaba a la
joven, a su manera retorcida la quería, la ansiaba como un ave de rapiña quiere
a su presa, sentía que ella era la única que podía acompañarlo, compartir su
poder. Tal vez, reconocía a su opuesto y a su igual en Lysienne, era la única
persona que él consideraba un digno contrincante. Debió matarlo en lugar de
obedecer a Lys y escapar usando la magia, si lo hubiera hecho ella estaría a
salvo en lugar de ser la prisionera de aquel monstruo.
Ahora recordaba, y los sentimientos volvían a él con una
fuerza descomunal, pero lo que prevalecía era el dolor por no haberla salvado.
La había dejado allí, indefensa, ella tenía más fuerza que él, ella lo había
rescatado. La protegida se había vuelto la protectora, no era una niña, era la
mujer más valiente que conocía y ya no tenía dudas acerca de por qué las
fuerzas superiores habían puesto a Alhassis en sus manos, ella era la indicada.
Hawk, ese era su
verdadero nombre Hawk Len’c Taren,
añoraba su espada, quería sentir su empuñadura y atravesar a sus
enemigos pero sabía que su deber era proteger a su mundo, evitar que la luz
cayera en manos del enemigo. Había peleado numerosas guerras pero siempre
defendiendo los ideales de un mundo mejor, protegiendo a los débiles, a los inocentes, sin embargo un pensamiento se
imponía en su mente : rescatar a la mujer que amaba sin importar las
consecuencias. Si no podía estrecharla nuevamente, nada en el universo le
importaba. Encontraría la forma, iría por ella y la calidez de Alhasiss lo
invadió como un consentimiento silencioso.
Debía despertar al poder de la piedra que ahora estaba
fundida en su cuerpo, pero él no era mago ni
conocía hechizos ¿qué había dicho ella sobre la magia? “Es una conexión
entre el hombre y el Universo, es saber comunicarse con todas las cosas, ser
parte del viento y de la fuerza vital que fluye en todos los seres, es saber
que la fuerza que mueve todo está dentro nuestro”. ¿Podría él comunicarse con
el Universo, utilizar la magia depositada en Alhasiss para regresar? ¿Sería el
amor suficiente?. Tenía que intentarlo, pero antes debía despedirse de Marti,
en verdad no había nada que lo atara a aquel mundo extraño pero el muchacho
había sido un amigo leal y no podía irse
( si es que lo lograba) sin despedirse. El muchacho volvería en dos
días, así que le escribió una carta explicándole que había recobrado su memoria
y que debía volver a su hogar, no le dio detalles, de todas formas, Marti no
hubiera creído la verdad.
Luego fue a su cuarto y trató de relajarse, se concentró
en Alhasiss brillando dentro de sí, en el reconocimiento de su propio ser, poco
a poco sintió que se iba. Él era parte de todo, espacio y tiempo se doblegaban,
su cuerpo se disolvía en un todo único, en una fuerza poderosa e intemporal. Su
último pensamiento razonable se dirigió a Lysienne y pudo verla, estaba
encerrada en una luz maligna, se la veía pálida y vencida, el corazón se le
comprimió al reconocerla de esa forma. Ella también advirtió su presencia y
quiso detenerlo pero en su interior se alegró de saber que iba hacia ella,
esperar su regreso evitaría su muerte, ella también oyó su voz “Voy por ti
.Jamás te olvidé.”
Finalmente Hawk se sumió en la inconsciencia y cuando
despertó supo que había regresado a su hogar, aunque era muy diferente al mundo
que él había conocido. Estaba en medio
de un territorio asolado por la maldad
de Eidon, no había dudas. El aire estaba contaminado, y se distinguían humaredas provenientes de los poblados
asolados, la tierra era yerma, no había rastro de personas y parecía que el
mundo se había sumido en una noche perpetua.
Se estremeció, y notó que esa era la respuesta de
Alhasiss ante tanta destrucción. Sin embargo aún tenía esperanzas, había vuelto
y cerca de allí estaba ella, esperándolo.
Caminó durante horas y cuando creyó que iba a desfallecer
se topó con una caravana de supervivientes. Ellos le contaron lo que había
sucedido en el último año, le prestaron ropas y armas, “se sentía bien volver a
empuñar una espada”. Muchos de los hombres habían sido guerreros y reconocían a
Hawk, aquel joven de no más de
veinticinco años era una leyenda y estaba allí para ayudarlos. Hawk reclutó una
pequeña compañía entre los sobrevivientes, ellos también querían derrotar a Eidon,
vengar a sus seres queridos y recuperar
algo de lo que se había perdido. Ellos le señalaron la ubicación de la torre
del hechicero y hacia allí se dirigieron. A lo largo del camino Hawk consiguió nuevos aliados y recaudó nueva
información. Él temía que su presencia fuera descubierta antes de tiempo pero
la soberbia de Eidon lo mantuvo a salvo.
Llegar a la torre e infiltrarse en ella fue relativamente
fácil, las espadas limpiaban el camino y la decisión de Hawk guiaba a la
compañía sin error. Aunque el
guerrero creía que era la piedra quien
les facilitaba el triunfo, ya fuera porque quería confrontar a su enemigo o
volver con su portadora, el poder de Alhasiss se manifestaba en aquella última
batalla.
Haber llegado tan lejos sin ser descubiertos parecía
milagroso, pero el joven estaba alerta, el enemigo sabía que estaba allí y el
ataque llegaría pronto, en el momento menos esperado.
El joven llegó hasta el salón principal guiado por la
piedra y la vio. La imagen de sus
visiones era real, ella estaba atrapada en una luz blanca que le despertaba
repulsión, parecía inconsciente y agotada, incluso temió haber llegado
demasiado tarde; sin perder tiempo se acercó a ella. No sabía como liberarla de aquella cárcel creada por la hechicería negra, Lysienne no
respondía a su llamado, ni siquiera abría
los ojos. La espada no servía y no había una cerradura; sus manos no podían
traspasar la luz, era una barrera
infranqueable y la desesperación se estaba apoderando de él ¿ había llegado tan
lejos para tener que darse por vencido?. De repente una luz azul brotó de sí y
se proyectó hacia Lysienne, aquello era asombroso, las dos luces luchaban, sí
luchaban, no había dudas sobre ello. La luz blanca desapareció bajo el fulgor
de la luz sagrada y la portadora fue liberada. Ella cayó en brazos del muchacho.
“Estoy aquí, despierta, estoy aquí... “ murmuraba mientras la abrazaba con
fuerza, finalmente la tenía junto a sí,
pero ella no reaccionaba, su cuerpo estaba frío y sus
latidos eran apenas un susurro. La luz azulada brilló
nuevamente y los envolvió a los dos,
una gran energía los circundó y
él sintió que la muchacha se movía levemente, sus párpados se abrieron y su
mirada lo reconoció. Poco a poco se incorporó y acarició incrédula el rostro del hombre que
amaba, “has vuelto” aquellas palabras
sonaban más a pregunta que a afirmación,
Hawk descubrió una tristeza profunda en la mirada de Lysienne, el cautiverio
había dejado huellas ¡maldito Eidon!....Aquello pareció un llamado porque en
ese instante el hechicero se hizo presente
“por fin nos encontramos niño, veo que vienes a devolverme a Alhasiss y
a despedirte de Lysienne”... sus palabras fueron una burla y su mirada una
declaración de guerra que Hawk aceptó
instantáneamente. Apoyó a la joven en un muro y desenvainó su espada, aquel encuentro se había demorado demasiado.
Eidon también tomó su espada y la lucha comenzó. Lysienne no tenía fuerzas para impedirlo,
sabía que el hechicero estaba jugando: su fuerza había crecido y podía destruir
a Hawk cuando quisiera, la espada no podía nada contra sus poderes, pero él quería destruir al muchacho lentamente.
Sin embargo la pelea fue bastante pareja, Alhasiss protegía al guerrero,
pero todo se precipitó cuando una
estocada de Hawk hirió a Eidon.
El hechicero se
enfureció y haciendo uso de sus poderes despidió a Hawk por el aire y lo
estrelló contra una de las paredes,
el muchacho quedó desvanecido mientras
Eidon se acercaba para rematarlo. Lysienne no podía permitirlo, se levantó dificultosamente y gritó “¡detente! ”. Eidon
se volvió para mirarla, sus ojos tenían un brillo maléfico ... lo divertía
destruir al guerrero en presencia de ella y nada se lo impediría. Lysienne
intentó aproximarse pero un hechizo de él la inmovilizó , luego continuó acercándose a Hawk “ahora
tomaré lo que me pertenece “ ... y con
un antiguo conjuro convocó a Alhasiss.
Hawk entreabrió los ojos, no podía moverse, su cuerpo estaba dolorido, podía
ver a Lysienne inmóvil cerca de él , escuchó el conjuro de Eidon y
sintió que había vuelto a fracasar. Esta vez era peor pues había puesto a la luz sagrada al alcance
de Eidon , sentía como Alhasiss abandonaba su cuerpo para responder al mandato
del tirano “ Ergun’t Alhasiss til vide...” el
conjuro resonaba en sus oídos hasta que otra voz invadió el aposento. Conocía
esa voz clara y melodiosa, era la de Lysienne que entonaba un encantamiento,
sus palabras también eran un llamado “ Alhasiss otecs finen ad’lora
carus..”. Ella también
reclamaba la piedra , Eidon no podía
evitarlo :sus hechizos ya no detenían a la muchacha. Hawk entendió que ésta era
la verdadera lucha final, Alhasiss salió de él y recuperó su forma: una esfera
de luz azul brillaba en el centro del
salón mientras los dos magos más poderosos peleaban por poseerla. Un aura
oscura rodeaba a Eidon y su voz era imperiosa. Lysienne parecía iluminada, su
mirada estaba absorta, ya no lo veía a él ni a nada más, toda ella era un
llamado, la portadora reclamaba sus derechos. Alhasiss estalló en miles de
fragmentos luminosos y Hawk supo que el destino estaba decidido, el llamado
había sido escuchado. Los rayos lumínicos se extendieron y luego se retrajeron
para envolver el cuerpo de Lysienne, la luz la invadió y la transfiguró, sus
rasgos apenas se distinguían , sus ojos cambiaban de color y su cuerpo parecía
inmaterial. Ese era el verdadero poder; ella no sólo era la portadora ,era la
elegida para despertar el poder de Alhasiss, era su regente . Hawk no era capaz
de asimilar lo que pasaba, tampoco Eidon podía aceptar su derrota, jamás
tendría el poder supremo y observaba atónito a Lysienne.
Los ojos de la muchacha recuperaron una mirada racional
pero inhumana, sus palabras retumbaron en todo el recinto, “pagarás cara tu
osadía, jamás debiste reclamar lo que no te pertenecía”... era una sentencia de
muerte para el hechicero negro y un grito semejante al chillido de un animal
salió de su garganta antes de que un rayo azul lo desintegrara.
Hawk aún no podía moverse con naturalidad, llamó a
Lysienne pero ella no lo escuchó ¿qué pasaría ahora? .El poder milenario de Alhasiss había sido despertado y ningún
ser viviente podía decir qué resultaría de aquello. Esa Lysienne no le
pertenecía, ¿la había perdido?, ella estaba más allá de su alcance. Lentamente
él se levantó y contempló cómo la mujer que amaba levitaba sobre su cabeza y se
seguía elevando convertida en un ser de
luz azulina. El techo del recinto se desvaneció
antes de que ella lo atravesara para brillar en lo alto como una
estrella, luego la luz brotó con tal intensidad que lo cegó. Aún antes de abrir
los ojos supo que ya no estaba en la torre porque todo rastro de Eidon había
sido borrado de la faz del mundo, estaba en al aire libre y lo rodeaban los
hombres que lo habían acompañado en el ataque a la torre oscura. Todos estaban
perplejos y no dejaban de mirar el cielo. Ella aún estaba allí, etérea y luminosa irradiando energía, el
cielo estaba limpio y claro, el aire era respirable nuevamente. Hawk entendió que Alhasiss y Lysienne estaban
restaurando el mundo, tardaría en volver
a ser el mismo lugar, la restauración sería un proceso largo pero el mal sería
totalmente erradicado. Las plegarias habían sido escuchadas y la esperanza
revivía para todos los sobrevivientes. Las vidas perdidas no podían devolverse
pero sí podía haber un nuevo comienzo. El joven guerrero no podía evitar pensar
en lo que se había sacrificado para obtener esta oportunidad, había perdido a
la mujer que amaba, tal vez hasta ella
se había perdido a sí misma. En el firmamento la muchacha volvió a refulgir
intensamente, y luego ante la mirada de
todos desapareció sin dejar rastros.
El
mundo se había salvado, no quedaba mucho que
él pudiera hacer, los que lo acompañaban decidieron quedarse allí para
fundar un poblado pero él quería alejarse de ese lugar, consiguió un caballo y
emprendió su viaje. No sabía a dónde dirigirse ,tampoco le importaba.
Atravesó muchos
lugares y vio como los pobladores que se habían salvado intentaban reconstruir
sus vidas y dondequiera que iba siempre escuchaba la misma historia: cómo los
había salvado la diosa de Alhasiss... La
diosa, ¿acaso en eso se había convertido ella?. Nunca tendría respuestas, no
una que lo complaciera. Hawk fue convocado para ser uno de los nuevos
gobernantes, pero rechazó la propuesta, prefería seguir vagando sin rumbo fijo.
Ahora hasta su espada le resultaba una carga... se sentía cansado y viejo.
Estaba anocheciendo, así que decidió acampar, sólo
entonces advirtió dónde estaba. El lago Atill refulgía con la belleza de
antaño, se encontraba en el lugar en que se le había declarado a Lysienne. Él
que había enfrentado a toda clase de enemigos había temblado al decirle que la
amaba y la confirmación de amor correspondido que había leído en la tímida
mirada femenina había sido el mayor
triunfo de su vida. Ahora estaba nuevamente allí, sin ella.
Un resplandor llamó su atención, reconocía esa llama
azul, era el fulgor de Alhasiss. La luz lo rodeó y luego se extinguió, tan
rápido como había aparecido. Hawk tardó en darse cuenta que no estaba solo,
ella estaba recostada en la húmeda hierba nocturna. Corrió hacia el cuerpo, no
podía ser verdad, pero lo era :Lysienne estaba ahí. La levantó y sintió su
respiración, sus latidos, el calor que emanaba su cuerpo, la abrazó con fuerza.
Era su Lysienne, de largos cabellos castaños y cuerpo de pájaro: leve y
delicado.
Ella despertó al sentir
aquel abrazo y lo miró detenidamente , parecía que habían sido siglos
sin verlo. Tenía el cabello más largo y mirada triste, aunque la observaba sorprendido
mientras una ligera sonrisa le iluminaba el rostro. Había muchas
preguntas por hacer, pero sería luego, ahora las palabras no importaban.
Hawk la besó y en
ese beso se reencontraron sus almas, se curaron heridas y se prometieron un
futuro juntos .Se quedaron toda la noche hablando sin dejar de mirarse, temían
que algo volviera a separarlos. Hawk quería saber por qué ella no había
despertado el poder de Alhasiss desde un principio , a lo que Lysienne respondió que no sabía que podía
hacerlo, sólo cuando creyó que Eidon lo mataría su verdadero poder se manifestó
y pudo unirse a Alhasiss. También le contó que ahora la luz sagrada estaba en
ella, serían una para siempre pero el poder sólo despertaría si un gran mal
volvía a acecharlos. Le explicó también
que el poder pudo haberla consumido o incluso despojarla de su humanidad pero
existía algo que la ataba al mundo, su amor por él. Tardó en regresar ,mas
encontró el camino a sus brazos y como él mismo había portado a la piedra del
poder , ésta la guió . Hawk le contó como el consejo de reyes se había
reconstruido, y como los poblados volvían a la vida. La noche fue larga
hablaron del futuro, de un futuro juntos y el amanecer los encontró dormidos y
en paz.
En la
posaba un niño le contaba a su pequeño hermano la historia de la diosa azul y
del guerrero que la había ayudado a
salvar el mundo, los adultos escuchaban la historia con alegría, incluso una
joven pareja de recién casados le prestaba atención al relato .
Eran tiempos de
paz y todos los sueños eran posibles, la joven miró con dulzura a su esposo, sonrió
pensando que sólo ellos sabían el final de la historia de la “diosa” y el
“guerrero” , sólo ellos sabían lo mucho que les había costado poder ser
solamente Lysienne y Hawk.
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