Ana había preparado bastante
comida y todo lo necesario para pasar un día en la playa con Sean, la excusa
era festejar que tuvieran nuevamente auto peor en realidad , después de todo lo
sucedido, quería pasar un tiempo agradable con su hijo, relajarse y disfrutar
del hermoso y cálido día.
-¿Trajiste las bebidas? – le
preguntó a Sean cuando salió de la casa.
-Si – dijo él y levantó la
bolsa que cargaba.
-¿Todo eso? Sólo iremos unas
horas, ¿lo sabes, verdad?
-No está mal llevar demás, un
nunca sabe…
-De acuerdo, ¡pasajeros a
bordooooooo! – bromeó ella y ambos
sonrieron.
Media hora después llegaron a
la playa, aquello era una de las cosas que más le había gustado a Ana de esa
ciudad, estaba a orillas del mar. Ir a pasear un rato por la playa era un paseo
siempre bienvenido. Cuando Sean era más pequeño iban más seguido, ahora un poco menos, pero
igualmente siempre lo disfrutaban.
Casi no había gente, se veía
cada tanto a alguna pareja o una familia caminando, pero apenas comenzaban los
días calurosos así que la playa no era
muy concurrida todavía.
Entre los dos bajaron una
manta, la comida, la bebida e incluso una pelota que había llevadoAna para
jugar. Apenas pisaron la arena, ella se quitó el calzado.
-Ahhhhhhhhh…esto es vida –
dijo feliz.
-Necesitabas un descanso,
¿verdad?- preguntó Sean mientras se acomodaban cerca de la costa.
-Sí, un respiro…-admitió ella
y se dejó caer sobre la manta.
-Vamos, mamá – dijo Sean y le
dio una mano para que se levantara. Ana tomó la mano y le dio un fuerte tirón
haciéndolo caer al suelo, luego salió corriendo hacia las olas riéndose. Sean
la siguió, se metieron un poco pero el agua aún estaba fría. Caminaron un
trecho ,sin alejarse demasiado, jugaron un rato y luego decidieron ir a comer.
Ana comenzó a sacar lo que
había preparado, casi como si fuera un picnic cuando notó que una sombra y que
Sean se levantaba a saludar a alguien.
-Hola Finn – dijo Sean y ella
se levantó sobresaltada.
-Hola, ¿de paseo? – preguntó
él inocentemente, había estado dando vueltas por la playa, esperando
encontrarlos.
-Hola…-contestó Ana incomoda.
-Estábamos por comer, ¿te
unes a nosotros? – invitó Sean
-Sean, él debe tener algo que
hacer..
-No, en realidad vine a
chequear algunas cosas del resort y aproveché a dar una caminata. No tengo nada
que hacer.
-Bien, tenemos mucha
comida…-dijo Sean y Ana no pudo decir nada.
-Come con nosotros – dijo
finalmente, no quería ser demasiado obvia, ni quería cambiar el buen humor de
su hijo.
-Gracias – aceptó él y se
acomodó junto a ellos.
Comieron y charlaron
amablemente, tanto Finn como Sean elogiaron la comida de Ana.
-¿Les gustaría conocer el
resort? No está muy lejos –propuso Finn en un intento de disipar la apatía de
Ana.
-¡Claro! – respondió Sean.
-Ya deberíamos
irnos...-intentó excusarse Ana.
-¿Por qué? No tenemos nada que
hacer hoy, es tu día libre y habíamos decidido pasar el día aquí...
-Sí, pero ...
-Mamá...-insistió Sean y ella
accedió. Finn les ayudó a guardar todo el auto y luego fueron caminando por la
orilla del mar hasta el resort. El chico se adelantó un poco y los dejó atrás,
era todo lo que podía hacer.
Ellos caminaban en silencio,
ninguno de los dos sabía que decir.
-¿Te gusta el mar? – preguntó
Finn .
-Sí, me gusta mucho...
-Esa fue una de las razones
para que eligiéramos este lugar para el resort, tiene una playa preciosa, las
habitaciones dan al mar y también los ventanales del comedor principal...
-Es un lugar ideal para descansar...es
muy relajante comentó ella.
-Sí, donde nací no hay mar,
así que de chico debo haber ido sólo un par de veces, pero me gusta mucho. Creo
que me acostumbraré a estas caminatas – contó él y aquella mención la hizo
pensar en el lugar en que ambos habían nacido. Inspiró profundamente intentando
quitarse los recuerdos de la mente, pero aquella acción la hizo sentir el aire
marino y también el perfume distintivo de Finn O’Connell, fue mucho más consciente
de él de lo que quería. Lo miró de reojo peor él se giró a mirarla también y
por un momento sus miradas quedaron conectadas.
Finn tuvo una extraña
sensación, por un instante se vio transportado a otro tiempo....era otro
nombre, otro lugar, otra mujer pero la mirada era la misma, también el efecto
que causaba sobre él.
-¡¿Es por aquí?! – preguntó
Sean a los gritos y aquello lo sacó del trance, volvió al presente y de nuevo
estuvo frente a Ana Hunt.
-Sí, por allí – respondió y se
adelantó para guiarlos. El lugar aún estaba cerrado porque todavía faltaba
finalizarlo, pero la estructura principal estaba terminada. El cuidador los
hizo pasar y Finn los guió hacia el interior, paso a paso les fue explicando cómo
sería ese lugar, las terminaciones y los planes para cada sector.
Tanto Ana como Sean lo
escuchaban con atención, él con sus palabras
y entusiasmo los hacía imaginar cómo quedaría cuando estuviera
terminado. También habría una mini cancha de golf, un gimnasio, un parque con
jardines y una pequeña terraza mirando hacia la playa.
Sería un lugar perfecto.
-Queremos que sea un lugar
exclusivo con atención personalizada, ideal para el descanso y también para las
familias...-explicó Finn.
Aquella última palabra fue
como una puñalada para Ana, porque desde que él había llegado a la playa.
Almorzado con ellos y paseado a su lado no podía dejar de torturarse, Sean y él
se llevaban muy bien y ella se sentía muy culpable por ocultarles la verdad,
pero tenía miedo. No conocía lo suficiente a Finn para saber cómo reaccionaría,
sin embargo no podía evitar preguntarse si estaba haciendo lo correcto al
callar.
Además, aquello de andar
juntos los tres, le recordaba lo que podría haber sido y no fue, también ella
hubiera deseado una familia, un padre para su hijo, un hombre que la acompañara
y que la amara, pero la realidad era muy distinta.
-¿Ana? – la llamó Finn y ella
se dio cuenta que se había quedado perdida en sus pensamientos.
-Oh, lo siento, estaba
imaginando lo que mencionabas, sí, será todo un éxito.
-¿Te sientes bien? Estás
pálida.
-Sí, estoy bien, debe ser el
sol...
-Entra un rato, ven – dijo y
la tomó por los hombros para guiarla al interior, Ana llevaba sólo una remera
con breteles así que el contacto de las manos de Finn fue todo un impacto. Si
alguien se enterara lo que un mínimo contacto con aquel hombre le provocaba, se
burlaría de ella, pero no estaba bajo su control, de la misma forma en que
quería mantenerlo lejos, un breve toque de él
la estremecía.
Tal vez fuera cierto que se
había olvidado de ser mujer por ser madre, pero “¿por qué tenía que ser él
quién la hiciera reaccionar?”
-¿Mamá? – preguntó Sean y ella
trató de concentrarse.
Sean se preocupó, había
querido que Finn y su madre se acercaran un poco, pero no estaba resultando, de
verdad le caía bien él y algo le decía que era el indicado para su madre. No
podía explicar por qué, sólo que cuando estaban juntos se veían bien. Unos
minutos después, Finn llegó arrastrando un sillón liviano que aún estaba
embalado, terminó de quitarle la envoltura y se lo acercó a ella.
-Llegaron ayer…
-No es necesario.
-Siéntate y descansa un rato
Ana, de paso lo pruebas y me dices si son realmente cómodos – mencionó y ella
acepto. Se sentía débil pero no tenía que ver ni con el sol ni con su salud,
sino con la inquietud que sentía por aquella situación.
Finn y Sean actuaban con mucha
naturalidad, sin embargo ella estaba tensa y todo el tiempo quería gritar,
gritar la verdad que ocultaba.
Finn le había traído un
refresco a ella y ahora charlaba sobre el muchacho contándole detalles de la construcción.
Ana los observaba cuidadosamente, eran muy parecidos, se diferenciaban en el color
de ojos y cabellos y en que los rasgos de Sean estaban matizados por los suyos,
pero el parecido era patente. ¿Nadie más podía verlo? ¿o se debía a que ella
conocía que eran padre e hijo y no podía evitar ver el parecido?
Y estaba segura que con el
tiempo el parecido se acentuaría, ¿qué haría entonces?. Los dos se llevaban
bien, pero si la verdad salía a la luz,
¿cómo sería esa relación?
O’Connell apreciaba a Sean,
pero eso era algo normal, todos los que lo conocían lo querían. Era imposible
no hacerlo. ¿Pero sería lo mismo si se enteraba que era el hijo de él, producto
de una noche de borrachera en su adolescencia?
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