Inclinó la cabeza lentamente ¿iba a besarla? ¡Iba a besarla! Y ella no planeaba impedirlo aunque, ¿sería buena idea? Hace un momento le reclamaba y le increpaba y ahora, solo porque sí ¿Le dejaba besarla? ¿En que la convertía eso? En una… ¡Que importaba! Iba a besar al hombre de sus sueños, luego pensaría las consecuencias.
- Huevos. – dijo una voz demasiado familiar y ella maldijo interiormente, se separó de un salto de Drake quien aún parecía confundido.
- ¿Cómo dices? – Le preguntó ella a una divertida Silk, quien estaba en la puerta con una enorme sonrisa de oreja a oreja.
- Hola Drake. – La ignoró la muy canalla.
- Hola Silk.
- Algo me dice que se te da muy bien la repostería.
- ¿Tú crees? Al menos lo intento. – Le sonrió.
- No tengo la menor duda de que lo intentas. – Le dijo Silk controlando la risa y más aún al ver a una furiosa Candy que a todas luces quería matarla, no sabía si quería su vida por haber interrumpido lo que iba a pasar o por que como buena amiga iba a ponerlos en aprietos y Candy la conocía tan bien…
- ¿En qué puedo ayudarte? – Le dijo Candy. - ¿Querías huevos?
- No. ¿Por qué? –Preguntó inocente.
- En cuanto entraste mencionaste huevos. – Si apretaba un poco más los dientes podría rompérselos.
- Ah, lo que pasa que tú dijiste harina y Drake dijo chocolate, me imaginé que hablaban de los ingredientes de un pastel, así que quise aportar algo también.
- Que amable, gracias. – Le dijo Candy a punto de rechinar toda la dentadura.
- En realidad ella dijo chocolate. – Dijo Drake con sonrisa pícara.
- Cierto, y tú dijiste harina, siempre está salpicada de ella ¿verdad? A veces al grado de parecer un fantasma, sobre todo si tuvo un mal día, eso me recuerda aquella vez que estabas enfadada y viste los sacos de harina y entonces…
- ¿Quieres un trozo de pasión oscura?- Intervino Candy apresuradamente.
- ¡Claro! – Sin embargo después Silk se detuvo pensativa - ¿Sólo un trozo?
- Te doy todo el pastel si te callas, por el amor de Dios.
- Yo te compro ese pastel si gustas, pero sigue contando la historia.
- Gracias Drake pero deseo conservar la vida. – Respondió Silk mientras miraba la cara de Candy a punto de estallar. – Es más, creo que saldré ahora mismo. Adiós. – Dijo y desapareció con la misma rapidez que había llegado. Pero Silk era mucha Silk y no podía irse sin antes rematar la faena. - ¿Sabes? – Dijo de pronto asomando la cabeza por la puerta - Creo que no estaban hablando de pasteles cuando llegué ¿verdad? – Preguntó con tanta fingida inocencia que Drake se echó a reír.
- Has atinado. – Le dijo él.
- Termina de irte. – Siseó Candy.
- Solo un segundo. – Insistió dirigiéndose a Drake - ¿No te dice nada el hecho de que veas atrayente la harina? Digo, es solo polvo blanco ya sabes, nada amigable con la ropa, ensucia todo y…
- Ya cállate y ve por tu pastel por favor. – Pidió esta vez Candy casi rogándole.
- Lo que si entiendo es que ella al verte piense en chocolate.
- ¿Ah sí? ¿Qué deduces de ello? – Preguntó un bastante interesado Drake.
- - ¿En serio necesito decírtelo? Bueno, a Candy le encanta el chocolate, le fascina comerlo, degustarlo, probarlo… DE-VO-RAR-LO. – Con cada palabra Candy abría más y más los ojos no pudiendo creer que estuviera diciendo todo aquello, iba a morir de eso estaba segura, pero lo haría feliz y satisfecha, había interrumpido el beso pero la verdad es que no había sido por maldad, Drake necesitaba llegar al punto sin retorno, en el cual supiera sin lugar a dudas lo única que era Candy y es que ella tan enamorada con solo verlo perdía la noción de todo, aunque en honor de la verdad el hombre estaba buenísimo y si ella no estuviera casada y súper enamorada de su marido…el caso era que tampoco estaba mal que el hombre supiera que era del agrado de Candy y es que aunque ella de pronto se quedara estática mirándole con arrobo, seguro que momentos antes había estado buscándole pelea conociéndola como la conocía y pelear no es precisamente un buen método de seducción. – Ahora sí, adiós.
- - Quizás esta noche duerma en la cárcel. –Sentenció Candy con seriedad arrancando una carcajada de Drake. – Por favor ignórala.
- -Imposible hacerlo. – Respondió con voz sedosa.
- -Tengo que ir a darle su pastel. – Caminó hacia la puerta.
- - Ya es una niña grande puede tomarlo solita. – La detuvo agarrándole una mano y girándola hacia él.
- - Es que si no voy, es capaz de comérselo entero y luego me recriminará por no haberla detenido. – Insistió tratando de liberarse sin resultados. – Le encanta ese postre, deberías probarlo es delicioso, se llama pasión oscura… - Siguió hablando sin parar tratando de ocultar sus nervios.
- -Ahora mismo prefiero probar otra cosa. – Dijo dirigiendo su mirada hacia sus labios, logrando que Candy tragara saliva.
- - No creo que sea buena idea.
- -Ah, ¿pero es que sabes que es lo que quiero probar?
- -Yo…
- -¡Jefa! – Oyó a Murray por el pasillo, en cuanto entró Drake la soltó sin muchas ganas.
- -No tenías que gritar Murray.
- - Silk me dijo que lo hiciera si venía a la cocina y desde el pasillo, no entiendo porque. – Candy sintió sonrojarse.
- -Que amiga tan lista tienes. – Murmuró Drake.
- - Necesito que vengas, es un pedido grande.
- -Está bien. – Y escapó al mostrador.
- -Murray – Llamó Drake al chico antes de que saliera. - ¿Podrías darme un pedazo de ese postre que se llama pasión oscura?
- -En el refrigerador del fondo lo encontrarás, es el que tiene encima trozos de canela.
- -Gracias.
Drake tenía curiosidad sobre el postre, más que nada por el nombre “Pasión Oscura” se sirvió un trozo y en cuanto lo probó, lo reconoció de inmediato era el que ella le había enviado y con ello ganado la apuesta. Pero de pronto le entró una duda y al ver a Sally entrar le preguntó.
- Sally ¿desde cuándo está “pasión oscura” en el menú?
- Mmm, varios meses ya. Es el favorito de muchos.
- ¿Meses?
- Sí… meses…
¿Ósea que la inocente Candy había hecho trampa? Él había pedido algo diferente, único y el postre lo era, sin embargo quería algo hecho con los chocolates que le había mandado, algo que surgiera a partir de ellos y no meses antes, así que técnicamente era trampa, oh sí...
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