sábado, 10 de diciembre de 2011

Cuento de Navidad, 1° parte


Navidad de 1985 : Su madre se va del hogar  dejándola en una inmensa, rica y fría casa al cuidado de un padre más interesado en los negocios que en su hija.
Navidad de 1988: Su padre vuelve a casarse y trae una madrastra a casa.
Navidad de 1990: Su padre vuelve a casarse  después de un mes de haberse divorciado de su segunda esposa.
Navidad de 1993: su gato muere electrocutado enredado en las luces  navideñas exteriores.
Navidad de 1995: Cuarto matrimonio de su padre .¿Por qué siempre elige la misma fecha?
Navidad de  1998: Ella encuentra a su primer novio en la cama con otra.
Navidad de 1999: Un gigantesco árbol navideño de un centro comercial se le cae encima, el accidente resulta en un brazo fracturado y una demanda multimillonaria ganada.
Navidad de 2001: le gana un juicio a su padre para que le entregue su parte de los bienes , antes de dilapidárselo en sus fracasos matrimoniales. Dejan de hablarse, pero ella se vuelve más rica de lo que es fundando su propia compañía.
Navidad de 2002: se intoxica en un restaurante con la cena navideña. Abandona al hombre que la llevó a cenar ahí y hace cerrar al restaurante.
Año 2003:  por decreto personal anula la Navidad. Quema tarjetas navideñas, prohíbe la decoración en su  casa y en su empresa  así como la fiesta de fin de año y se asegura que nadie olvide lo mucho que odia esa fecha.
 A partir de ese año la Navidad deja de existir para ella.


 
21 de Diciembre de 2011

Se despertó en su gran cama y estaba sola, absolutamente sola, pero hacía mucho tiempo que eso ya no le importaba.
Apartó a un lado las costosas sábanas de hilo y se levantó.
Era una mañana estupenda, ideal para hacer dinero y demostrarle a todos quien era ella.


-Ahí viene Lady Scrooge –dijo Lena a Julia y esta hizo un gesto de desolación. Todos sabían que mientras el mundo comenzaba a vestirse de rojo y verde, el carácter de su jefa empezaba a volverse negro, más de lo acostumbrado si eso era posible. El personal de la compañía prefería mantenerse tan lejos de ella como pudieran  durante las vísperas de Navidad , pero para Julia  que era su secretaria personal , mantenerse lejos, a salvo,  era imposible.
Se armó de valor y avanzó hacia la  joven mujer que recorría el pasillo como si se abriera paso en una jungla.
-Buenos días Señorita Charles, aquí tengo los informes que me solicitó ayer.
-Bien Julia, pasa a mi oficina.
-Aquí están – dijo la secretaria depositando las carpetas en el escritorio de cristal  mientras su jefa ocupaba su lugar en el cómodo sillón y comenzaba a revisar papeles.
-¿Alguna novedad? – preguntó Isabella Charles a su secretaria.
-No, nada más. Sólo el Sr. Bless ha vuelto a llamar pidiendo una cita para hablar con usted, dice que es muy importante. Ha llamado muchas veces en estos días.
-Dile que no se puede. No estoy interesada en lo que quiere decirme ese extraño.
-Bien, señorita Charles.
-Retírate.
Estudió los papeles uno a uno e hizo una cantidad de llamadas atormentando a varios de sus interlocutores.
-Necesito los informes para mañana a más tardar Manuel -  dijo suavemente mientras hablaba por teléfono pero el hombre al otro lado de la línea reconoció muy bien la exigencia en su tono de voz.
-Lo siento Isabella , pero no podrá ser hasta la semana próxima. Mi personal y yo estamos por tomarnos unos días por Navidad y no alcanzamos a terminar los informes antes de irnos.
-Lo siento Manuel pero si no sabes ser responsable nuestros negocios se terminan aquí.
-¡Es Navidad Isabella! – protestó  el hombre.
-Navidad o no, son negocios Manuel. Tú eliges. Los quiero para mañana. –dijo ella y cortó.
Luego de cortar  la comunicación, le pidió a su secretaria un café y siguió examinando papeles. Allí encontró la carpeta de la compra de unos terrenos y junto a ella la carta de un cura de la iglesia S. Nicholas . No tenía tiempo para caridad, el que ella fuera rica no significaba que debiera encargarse de solucionar los problemas del mundo, tomó la carta, la hizo un bollo y la arrojó a la papelera sin siquiera leerla.
Su tiempo era demasiado valioso para perderlo.
Tenía 28 años y su ritmo de trabajo era implacable y exigía el mismo compromiso de todos aquellos que trabajaban para ella. Se había graduado de arquitecta y luego había armado su compañía de construcciones IC, tenía un instinto feroz para los negocios, incluso había superado la reputación de su padre.
Era respetada, admirada y temida…y eso era todo lo que ansiaba.
No había nadie con las agallas para traicionarla o llevarle la contraria, ni nadie que la abandonara pues ella había aprendido a dejar primero

Cerca de las diez de la noche se retiró de la empresa, siempre era la última en irse. Mientras conducía a su casa escuchó en la radio que al día siguiente habría una gran nevada, los locutores estaban contentos porque podrían tener una Navidad Blanca, Isabella cambió inmediatamente de estación.
Cuando llegó su mayordomo se adelantó a recibir el abrigo y le informó que la cocinera tenía la comida lista.
Ella subió a cambiarse y en el trayecto, Mary, quien había estado con ella desde su adolescencia, le alcanzó una caja forrada en papel de regalo.
-Dejaron esto para ti hoy.
-¿Un regalo?
-Son cartas…las trajeron de parte de un grupo de huérfanos .Pidieron que las leyeras.
-Arrójalas a la basura
-¿Bella?
-No me llames así Mary…
-Como quieras, pero no puedes huir para siempre.
-Hace tiempo que dejé de huir Mary.- dijo la mujer y  su empleada la miró con tristeza.
Poco más de una hora después Isabella ya estaba dormida.




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