Silk observó a su amiga y luego se volvió a concentrar en el plato que tenía frente a ella.
-Sabes que no me gustan las fresas , pero están muy bien – comentó llevándose una fresa caramelizada y bañada en chocolate a los labios. De pronto notó que Candy se tensaba y miró hacia la puerta. Acababan de entrar dos hombres, uno de ellos era el que había encontrado un par de días antes. Silk perdió la concentración, escuchó vagamente que su amiga decía algo y se alejaba, pero lo único que verdaderamente sabía era que ella aún tenía la fresa entre los labios y que él la estaba mirando fijamente. Se comió la fruta rápidamente de un solo bocado y salió casi corriendo de allí , pasando al lado de él. Al llegar a la vereda, creyó oír una carcajada masculina.
Estaba inquieta, llevaba un par de horas dibujando unos bosquejos y ninguno la satisfacía. Además aún recordaba lo que había sucedido temprano en Creaciones Apasionadas. ¿Por qué tenía que haberse vuelto a encontrar a ese hombre? ¿Por qué había tenido que ser en medio de otra situación extraña? ¿Por qué no se podía quitar su mirada de la mente?. Había estado tentada de preguntarle a Candy si sabía algo, pero cuando habían hablado por teléfono su amiga no había mencionado nada y ella no se había animado.
Regresó a los diseños, porque en un par de días tenía una reunión con un importante fabricante de telas y quería mostrarle algunos de sus diseños para impresionarlo. “Notte“ era una fábrica que contaba con la mejor tecnología en ingeniería textil, habían logrado crear fabulosos tejidos y ella deseaba conseguirlos para sus diseños, sólo la calidad de la tela garantizaba la calidad del producto. Además si lograba hacer un trato con ellos, podría incluso conseguir que realizaran algunos tejidos que tenía en mente. Sin embargo eran muy estrictos acerca de a quién vendían sus productos, su clientela estaba compuesta por los mejores diseñadores y las más afamadas marcas de diseño, ella apenas era una principiante. Tenía sólo una oportunidad para impresionarlos e iba a aprovecharla.
Dos días después, Silk pensó que era injusto que su creación se volviera contra ella. Había elaborado un corsé para una joven novia, era todo de seda y recubierto en encaje hecho a mano, cerrado en la espalda con lazos. Aquel día habían cerrado la tienda más temprano y para ver que no hubiera problemas con la prenda se lo había probado, su empleada la había ayudado a atarlo. Pero la joven se había marchado porque había recibido una llamada urgente de su casa, de esa forma Silk había descubierto algunas cosas.
Primero que la novia era mucho más esbelta que ella, la prenda le ajustaba mucho, no sólo era que realzaba sus senos excesivamente , sino que estaba empezando a dejarla sin respiración.
Lo segundo era que había cometido un grave error en el diseño, una persona no podía quitarse por sí misma aquella prenda. Había creído que sí, pero acababa de fracasar estrepitosamente en su intento por desatar los cordones ceñidos en la espalda.
Lo tercero fue que su amiga , Candy, no atendía el teléfono cuando la necesitaba.
Y lo cuarto , que se le hacía tarde para ver al director de “Notte”.Le había costado horrores conseguir la entrevista, si no iba, no volverían a confiar en ella.
Finalmente , se resignó. Se puso su abrigo , tomó la carpeta con los diseños y llamó un taxi. Quince minutos después estaba en las oficinas de la fábrica.
Al entrar , la atendió una secretaria, que obviamente ya se estaba marchando.
-Ah sí, el señor la espera. Pase – indicó la mujer señalando una maciza puerta de roble y la chica se dirigió hacia allí.
-Buenas noche – dijo al entrar y notó que apenas tenía aire para pronunciar aquellas palabras.
-¿Señorita Aimes? – preguntó una voz familiar y al enfocar la vista vio al hombre que había ocupado su mente todos aquellos días.
-¡Usted! – exclamó sin poder evitarlo.
-¡Vaya! – dijo él a su vez y se acercó- volvemos a encontrarnos.
-¿Usted es…? – preguntó ella inútilmente, sabiendo que no había escapatoria.
-Rheet Velvet, Director de “Notte” – se presentó .
-¿Velvet*?[1]
-Sí, y si no me equivoco, usted se llama Silk[2]*.
-Sí, parece que nuestros padres tenían sentido del humor.
-Sí y también el destino – respondió él – Ya ve, yo me dedico a las telas y usted …utiliza la seda.
-Sí, traje mis diseños y mi propuesta.- explicó ella intentando retomar el tema por el cual había ido allí.
-Según entendí, desea que le proveamos nuestras telas para sus productos - dijo él y con un gesto la invitó a sentarse , mientras ocupaba su lugar frente al escritorio.
-Sí, también me gustaría que más adelante diseñen algunos tejidos exclusivos.
-Señorita Aimes, no quiero ser descortés, pero nuestros materiales son muy caros y según he visto en su primera propuesta, usted propone un plan de pagos. No es de la forma en que trabajamos.
-Lo sé – dijo ella y se sintió más que incómoda. En primer lugar no había esperado tener que negociar con aquel hombre y en segundo estar sentada se le hacía muy penoso físicamente. Casi estaba rezando porque los cordones del corsé estallaran y la liberaran, pero sabía que eso no sucedería, ella lo había fabricado para que eso no sucediera.
-¿Está bien? – preguntó él al verla palidecer.
-Sí, sí. Mire aún tengo algunos pagos pendientes en el banco, por eso no puedo costear el total del material, pero mi negocio está creciendo y si acepta mi plan de pagos, no se arrepentirá.
-No es sólo el dinero, somos muy exigentes respectos a los productos confeccionados con nuestros materiales.., nuestro nombre está en juego.
-También yo..yo..soy exigente. Mis creaciones son únicas y muy valoradas por el público.
-¿Quiere agua? – preguntó él notando la dificultad de ella en hilvanar las palabras.
-No, no. Sólo quiero que considere, mi propuesta – dijo y tuvo que tomar una bocanada de aire.
-¿Silk? – preguntó él poniéndose de pie.
Ella escuchó su voz desde lejos y se sintió perdida, estaba a punto de desmayarse , así que estaba acorralada. O le pedía ayuda o se preparaba para que su lápida dijese “ murió asfixiada por su propio corsé”. Las dos opciones eran intolerables, pero su instinto de supervivencia se impuso.
-¿Está bien? – preguntó él nuevamente .
-¿Puede ayudarme? – dijo ella y manoteó los botones de su abrigo. Antes de que pudiera desprenderlos, él llegó a su lado y los desabotonó con rapidez.
-¿Qué…? – exclamó al encontrarse con que la joven sólo llevaba el corsé debajo del abrigo. Ella se giró y con su última bocanada de aire le hizo un pedido.
-Desátelo…- musitó y en un segundo los ágiles dedos de Rheet comenzaron a aflojar los cordones. A medida que el aire volvía a su cuerpo, Silk fue conciente de otros detalles. De la cercanía del hombre, de su aroma, del movimiento de sus manos deslizándose por su espalda y de que estaba prácticamente desnuda frente a él. De hecho si seguía aflojando los cordones, probablemente pronto lo estaría. Reaccionó con rapidez, sosteniendo con sus manos el frente del corsé y se apartó de él.
-Ya está bien…gracias - dijo
-¡¡¿Qué diablos pretendía?!! ¿Acaso fabrica elementos de tortura? – le preguntó alterado.
-No, claro que no. Fue un error de cálculos…- intentó defenderse ella. La situación era totalmente ridícula.
-¿Casi se mata por seducir a alguien? – preguntó de nuevo él y ella se dio cuenta de que cada vez era peor.
-No, claro que no. No pretendía seducir a nadie- le dijo y entonces notó que él la estaba mirando fijamente y que su mirada vagaba insolente por su pálida piel, por la muy generosa cantidad de piel que estaba al descubierto..
-Explíqueme, entonces – dijo y ella percibió que había pronunciado aquellas palabras con cierta rigidez como si le costara hablar.
Rápidamente Silk le explicó como había llegado a aquella situación y él se río.
-Usted tiene una relación única con sus diseños , señorita Aimes. Sabe, me estoy preguntando qué pasará la próxima vez que nos encontremos, tal vez se le enganche una enagua en alguna puerta, o se le rompa algún elástico, no sé…pero me está dando curiosidad.
- ¡Oiga..!- protestó ella totalmente avergonzada, ya estaba todo perdido. Su deseo de ofrecer una imagen profesional y eficiente había sido aniquilado por un corsé.
-Espéreme un minuto- le dijo él y se marchó.
Silk intentó arreglarse lo más que pudo, pero era imposible, sostenía con fuerza la parte delantera del corsé para evitar que cayera y dejara sus senos al descubierto, pensó en quitárselo y ponerse el abrigo, pero estar frente a Rheet Velvet en aquellas condiciones le parecía imposible. Le encargaría a Candy una dosis extra de chocolate y enterraría en los postres su orgullo, porque definitivamente, después de aquello se sentía completamente humillada.
- Venga aquí – ordenó Rheet al entrar y Silk se dio cuenta que traía un par de metros de seda roja.
-¿Qué va a hacer..?- le preguntó desconcertada.
-Envolverla como a un regalo. Ahora quítese el abrigo – le dijo y ella retrocedió.
-Yo, ya me voy…
-No sea tonta, ¿piensa irse medio desnuda a estas horas de la noche? – le preguntó y se acercó hasta estar frente a ella.
Le bajó una manga del tapado y ella tuvo que sostener el corsé con una mano, luego hizo lo mismo con la otra manga. Entonces extendió la tela como si fuese un toallón y la llamó.
-Venga- ordenó nuevamente y Silk se quedó quieta en su lugar.
-Ya le dije…
-No me haga obligarla.
-Deme la tela, lo haré yo- dijo ella.
-¿Con qué manos?
-Si usted sale, puedo hacerlo.
-Claro que no. No pienso salir. Quién sabe en que lío puede meterse.
-¿Se está divirtiendo, verdad? – le preguntó ella entrecerrando los ojos y él sólo hizo un gesto impaciente con los brazos extendidos sosteniendo la tela .Finalmente fue hasta él.
y la envolvió una vez con la tela.
-Ahora quítese el corsé por debajo.
-¡¡Qué!! – chilló ella .
-Sólo déjelo caer.
-Pe..per…pero-
-Ya pasamos la peor parte. Acabemos con esto.-insistió y ella luego de respirar profundo para darse ánimo, cerró los ojos y soltó el corsé.
-Muy bien, ahora saque los brazos de debajo de la tela – continuó él con las instrucciones. Y ella le dedicó una mirada asesina.
-Prometo cerrar los ojos, por las dudas.-le prometió y cerró los ojos aún sosteniendo los dos extremos de la franja de tela.
- Listo – dijo ella luego de sacar sus brazos. Él abrió los ojos, le sonrió y le dio un par de vueltas más con la seda, finalmente ató los extremos sobrantes a su cuello e hizo un moño.
-Perfecto – exclamó y se apartó un par de pasos para mirarla satisfecho.
-Bueno, ahora que estoy más presentable me voy – le dijo ella.
-Hay un auto esperándola abajo para llevarla a su casa.- le dijo.
- No es necesario…
-Vamos, estaré más tranquilo – le dijo y la joven se apresuró el tomar su abrigo, el corsé y las carpetas.
-Deje las carpetas, estudiaré su pedido- le dijo Rheet y en lugar de sentirse aliviada se sintió más hundida.
- Creí que..
-Su lencería tiene extraños poderes, Silk, tal vez darle una oportunidad sea una buena idea- dijo él y le guiñó un ojo. Ella simplemente no supo que decir. Se retiró y empezó a bajar las escaleras. Cuando quiso acordar , él estaba a su lado
- La puerta ya está cerrada – explicó sencillamente y le abrió. La acompañó hacia el auto y antes de que llegaran, la llamó.
-Silk..
-¿Sí?
-Ya le he dicho que es mi color favorito, ¿verdad? – le preguntó y de un suave tirón la atrajo hacia él y la besó.
Unos minutos después, Silk estaba en el auto, camino a su casa sin saber muy bien como había llegado allí. Lo único que podía recordar era el sabor de Rheet, su calor, la presión de sus labios y el impacto que había supuesto para sus sentidos. De hecho había perdido cualquier noción de realidad y de no haber estado en medio de la calle , no sabía donde la hubiera llevado ese beso.
Me hubiera gustado ver en persona la expresión del hombre al ver lo que llevaba bajo el abrigo
ResponderEliminarJajaja