-Pero hay huecos en todo esto –Señaló Ane, cuando vio salir a Susan aliviada del baño de Sabrina.
-Ella, tiene razón –Apoyó Susan, caminando de forma casual hacia la cafetera de Sabrina.
-Presiona uno de ésos botones –Soltó Sabrina con tono amenazante y teléfono móvil en mano-, Y le envío una foto a Zack.
Susan, achicó la mirada mientras gruñía.
-Fotito –Soltó con voz cantarina Sabrina, agitando en sus manos el aparato-. ¿Se creerá Zack, que solo lo hueles?
Susan, se alejó a duras penas del aparato eléctrico.
-Joder, al final conseguiréis que me alíe con Thom, para vengarme de la exageración vuestra –Refunfuñó, mirando el reloj de pulsera-. Creo que ésos dos, ya pueden rondar por la parte de aquí arriba ¿Estás preparada? –Se giró a Clarise.
- ¿Pero no estabas de acuerdo conmigo en los espacios vacíos de la historia? –Se interpuso nerviosa Ane, causando que Susan soltara un aleve carcajada divertida-. Creo que el espíritu inocente y protestante de Karolaine, anidado dentro de ti.
-Déjate de memeces –Soltó molesta la joven, para girarse hacia su compañera-. Te caes por la escalera y genial –Alzó sus manos al aire para hacer comillas con los dedos-. Habrá que llamar una ambulancia y marcharas al hospital, quien deben diagnosticar amnesia... -Calló, para que comprendieran el hueco de la historia, pero todas la miraban en silencio-. ¡Chicas, dirán que no tiene amnesia! –Soltó con tono histérico.
Aquella vez, quien rio divertida fue Sabrina.
-Eso, lo arreglo en un periquete llamando a mi querida suegra Sophie –Señaló, mientras pulsaba a la pantalla táctil y se llevaba el aparato a la oreja.
-Un punto solucionado –Le guiñó un ojo Susan despreocupada
Pero Ane, no parecía satisfecha, al hacer una mueca con sus labios y un gesto, negativo con su cabeza. Sacando un poco de quicio a Marta.
- ¿Estás segura de lo qué va a ocurrir? –Instigó a su amiga-. Deberéis posiblemente, vivir juntos, estando tú enamorada de él... -sopesó por un momento-. ¿No acabarás destrozada? ¿Y qué se supone, que lográis con todo esto?
-Que Thom, me deje tranquila –Soltó con tono mordaz, notándose algo molesta, por ver que su amiga tenía razón-. No está bien lo que quiere hacer conmigo.
-Solo quiere algo bueno –Dijo con voz débil Ane, mirando a todas de forma retadora-. Y lo sabéis –puso los brazos en jarra-. Lo mismo que nosotras con Karolaine.
Aquella vez, Susan soltó un gruñido, aposentado su trasero en el sofá de Sabrina y dejando atrás la cafetera.
- ¡Es trampa! –Protestó indignada-. Estás jugando con mis hormonas, y lo sabes –Las miraba con cierto fastidio-. Sabes que diría de aplastarle las pelotas a Thom, aunque sea mi amigo –Aspiró profundamente, mientras las demás trataban de aguantar las risas por su actitud-. Pero ahora.... ¡Diantres! –Exclamó con gran hastío.
- ¿Eso, son ahora tus insultos? –Frunció el ceño Marta, sin ocultar la sonrisa de sus labios.
-Ahora sí –Alzó la barbilla con orgullo-. No quiero que me oiga mi bebé, blasfemar y gritar...
Todas rompieron a reír, por lo dicho de la mujer.
-Sabes –Cogió aire marta-. Que si Karolaine estuviera aquí, te importunaría igualmente con su pureza por tu actitud y mente, al dar visto bueno a Clarise.
- ¿Y qué es, lo qué vamos hacer? –Volvió a ponerse algo seria Ane, mirando a su amiga.
-Quiero seguir adelante –Se alzó de hombros Clarise-. No me preguntéis ahora el motivo, pero lo siento así –Suspiró profundamente-. Y no me dejaste acabar –Miró un segundo enfurruñada a su amiga Ane-. Yo me haré la esposa amorosa. Mientras que él, a solas con Thom, se hará el papel de mártir por no tener su vida activa sexual. Es decir, actuaremos sobre la marcha.
-Me pido la primera fila, para poder ver la cara de Thom, ante la caída –Se puso en pie Susan.
- ¿Pero no te quejabas hace un momento de tus hormonas? –Rio Marta.
-Van y vienen –Se encogió de hombros divertida-. A Zack lo traigo de cabeza –Rio divertida-. Venga, vayamos a ver si ponemos el plan en marcha.
Salieron en forma de pelotón del despacho de Sabrina, con un caminar algo atropellado, pues iban buscando entre las mesas si por allí se hallaba el objetivo.
Y sí, el objetivo, se hallaba con Ramón, junto a unas mesas vacías cercanas al ascensor, perfecto.
-Chicas –Susurró Sabrina, que iba delante del pelotón junto con Susan-, habrá que hacer ruido, para llamar su atención.
-No me creo que no mire, con todas las que hemos salido del despacho –Ironizó Marta con cierto deje burlón y chascando la lengua, cuando observó como su jefe las captaba con su vista-. Ahí está –Sonrió con alevosía Marta-. Ya tenemos su total atención, ahora caminad de forma disimulada hacia al ascensor, como si fuéramos a irnos a desayunar.
- ¿Ya es la hora del café? –Preguntó Ane inocentemente y nerviosa, a causa de lo que iban hacer.
-No, Ane –Le respondió con tono seco Thom, desde donde estaba, prestándoles ya suma atención-. Lo que te decía Ramón –Soltó con sonrisa confabuladora-. Parece que en éste edificio, no hago falta alguna...
-Desde hace un tiempo desde luego que solo tocas las narices... -Siseó Marta por lo bajo, causando que el hombre soltara una carcajada-. ¡Joder! –Protestó nuevamente ella-. La pinza se te está yendo con los años, pero el oído lo conservas de maravilla...
- ¡Marta! –La reprendió Sabrina dándose la vuelta y aniquilándola con la mirada.
- ¡Qué! –Gruñó frunciendo el ceño-. Me dirás que no estoy en lo cierto –Volteó los ojos al techo, dando a entender lo fastidioso que estaba últimamente con ellas-. Si parece que seamos sus juguetes con sus tretas.
-Pero si sois vosotras, quienes me metéis en medio de vuestros jaleos amorosos –Protestó divertido el hombre.
-Yo nunca te he pedido nada –Soltó Clarise con fuego por la boca, viendo como su jefe la buscaba con la mirada detrás de todas, con cierta burla en la comisura de sus labios.
-Cierto –Admitió encogiéndose de hombros-. Como Karolaine, tampoco a todas vosotras –Soltó tan campante-. Chicas, yo solo me preocupo por vosotras –Aspiró con fuerza y miró un segundo divertido al motorista-. De hecho, le estaba pidiendo a Ramón un favor, como muestra de lo mucho que os aprecio a todas –Dichas aquellas palabras, todas achicaron sus miradas con desconfianza.
-Sabemos cuidarnos solas –Masculló Clarise, cruzándose de brazos y retando con la mirada a Thom.
- ¿Seguro Clarise? –Alzó una ceja inquisitivo-. ¿Qué me dices de tu admirador secreto?
-Que ya mismo será aplastado como una cucaracha –Soltó con tono impertinente y sonrisa maquiavélica, causando la risa silenciosa de sus compañeras ya migas.
-Eres demasiado confiada pequeña –Siguió Ramón aquella vez, logrando que todas lo pusieran en su diana con sus ojos achicados. Pero todas sabían, lo que realmente quería hacer el hombre-. No podemos vivir de forma tan confiada en una ciudad como ésta, creo que Thom tiene razón, respecto al admirador que tienes.
-Vaya –Soltó con tono soporífero-. Thom ya tiene otro cadete más, para sus tropas del amor –Escupió con gran burla, sacando la risa de todas las chicas de allí-. Supongo que has venido a buscar tu uniforme –Siguió con más valentía-. Te irá de maravilla el pañal –Soltó con un chasqueó de lengua-. Protección en tu pequeña zona de hombría –Le guiñó un ojo-. Solo espero, que tu chocolatina sea bien marcada, al ir con el torso desnudo, para mostrar bien tus alas.
Las chicas, pararon de respirar por un segundo, al ver la verdadera lucha verbal que estaban teniendo aquellos dos. Desde luego, no les hacía falta ensayar nada, pues la química entre ellos ya existía de sobras.
- ¿Estás segura qué éstos dos no se desean? –Preguntó entre dientes Marta a una Sabrina, en un leve cuchicheo.
-Dímelo tú –Soltó con guasa Ramón-. Cuando ibas pegada a mí, como una lapa ésta mañana en la moto –arqueó una ceja-. Seguro que el pañal te hubiese ido de maravilla –Escupió con gran glorificación, causando que todas abrieran la boca sorprendidas por el comentario.
Menos Thom, que carraspeó un poco sin poder ocultar la sonrisa divertida de su rostro.
-Chicas –Habló con tono calmado, con las palmas alzadas y posicionándose en medio de la pelea-. Creo, que es muy temprano para ir con ciertas acusaciones –Clamó con súplica, mientras asesinaba con la mirada al motorista-. ¿Qué os parece si vamos a tomarnos todos unos cafés?
-Claro –aceptó veloz Susan, vendiéndose por su jefe y amigo-, vayamos a tomarnos unos cafés y...
- ¡En serio te vendes por la mierda del café! –Escupió con cierto reproche Sabrina, girándose a mirar de forma acusadora a su amiga-. ¿Acaso lo has posicionado por encima del sexo ahora?
Allí, se callaron todas por la siguiente pelea que podía originarse.
-Juro, que te agarraba de los pelos y te ahogaba en un cappuccino so tonta –Masculló con cierto tono irónico Susan, posicionando sus brazos en jarra-. El sexo, es el sexo... -Soltó con altivez-. Pero el café, es el café... Otro placer oscuro... -soltó un suspiro en reproche-. Pero si nos vamos a tomar un café, podremos coger el ascensor ya –Volteó sus ojos al techo-. O bajar por las escaleras y hacer ejercicio –Volvió a ironizar con la mirada.
- ¡Oh, vale! –Sonrió tontamente Sabrina al captar el mensaje oculto-. Es verdad, que quieres hacer ejercicios para la dilatación de...
-Vale –Las interrumpió Thom-. Creo que hemos captado todos, para qué quiere las escaleras Susan, ahora –sonrió con interés-, mejor vayamos a calmarnos todos con el desayuno. Pero Susan –Se giró hacia su querida compañera-. Ni se te ocurra siquiera olfatear el café de nadie, estas embarazada y no reo, que te haga falta más nervios –Masculló divertido, sabiendo que se ganaba nuevamente de tenerla como enemiga.
-Estoy segura, que con Helen no puede y por eso, se encizaña conmigo –Masculló por lo bajo.
-Te oí –Rio Thom, caminando hacia el elevador.
-Me importa un pepino –Soltó, alzando su dedo corazón, cuando estaban delante de las puertas metálicas-. ¿Quién baja conmigo hoy? –Demandó con una sonrisa falsa ensanchada-. ¿Clarise?
-Qué te parece si hoy te acompañamos todos por ser el primer día –Señaló con cierta especulación Thom, agarrando a Susan y Sabrina por los hombros, mientras las guiaba hacia las escaleras-. Mientras que Clarise, baja en el ascensor con Ramón, para ayudarle con unos paquetes.
-No –Soltó escueta y con tono rudo la chica inmiscuida, yendo a posicionarse la primera en el frente de las escaleras.
- ¿Por qué, eres así de dura con Ramón? –Preguntó con tono cariñoso su jefe-. Solo quiero que os llevéis bien, nada más. Eres la única, que al parecer tiene algo en contra, con éste fantástico hombre.
-Si quieres te acompaño yo –Soltó Ane, con sonrisa tierna-. De ése modo, te hago de escudo ante el ataque de Ramón –Soltó con broma, logrando que el susodicho, rompiera en una fuerte carcajada.
-Creo, que el escudo lo harás tú de mí, contra ella –Soltó burlón, alzando sus cejas-. Paso de encontrarme aplastado contra el suelo nuevamente por ése orco.
- ¡Perdona! –Chilló con cierto pito histérico Clarise, posicionándose en puntillas, para mirar por encima de su amiga Ane, a su contrincante-. ¿Qué me has llamado, picha enana?
- ¡Clarise! –La reprendió Ane nerviosa, viendo que su amiga parecía tener ganas de volver a saltarle al cuello De modo, que se posicionó enfrente de ella y alargó sus brazos, para tratar de echarla atrás y que se calmara. Pero la fuerza que proyecto, se le escapó de las manos al ver como ésta perdía el equilibrio y caía escaleras atrás-. ¡No, cuidado! –Exclamó horrorizada la ver como no agarraba a tiempo la mano de su amiga, y ésta caía rodando por las escaleras.
- ¡AH, traidora! –Chillaba Clarise, mientras su cuerpo se iba planta abajo rodando, causando que todos se quedaran con el semblante en blanco al ver lo sucedido.
- ¡Hay dios, que la he matado! –Chillaba histérica Ane, mirando con miedo el cuerpo inerte de su amiga, ya debajo del tramo de escaleras-. ¿Por qué coño me escogió a mí? ¡Esto no se lo perdono nunca! –Sollozaba histérica, mientras observaba como Thom y Ramón, corrían abajo las escaleras, acompañados por alguna de las chicas.
- ¡Llamad una ambulancia! –Clamaba Thom con preocupación, cuando llegaba junto a la joven con Marta, Sabrina y Ramón.
Ya extrañaba a este divertido grupo, gracias brujis, perooooooooooooooo quiero saber cómo le está yendo a Karolaine
ResponderEliminarNata