miércoles, 26 de abril de 2017

La mujer del rey 7°



Durmió pues estaba agotada, primero había pasado la noche en brazos de Janeul y luego se había visto sumida en una tormenta de emociones.
Se despertó en las primeras horas de la tarde, comió , fue a ver la herboristera tal como le habían recomendado y luego recorrió el lugar que sería su hogar .Se dedicó a conocer a las personas que lo habitaban, estaba aprendiendo que las personas no siempre eran lo que uno veían a simple vista, las personas tenían historias y quería saber más de ellas.

Al día siguiente apareció Jun, tal como había prometido el príncipe, preguntó si necesitaba algo, le informó que Janeul vendría tan pronto fuera posible y luego tuvo una larga charla con la dueña del lugar, ella no participó de aquella conversación y no supo de qué hablaron hasta unos días después.
Hubo mucho movimiento en las tardes, gente que traía carretas y descargaba envíos, Byul no se interesó demasiado y  asistió a las distintas clases que se daban para preparar a las chicas para ser cortesanas de clase alta. No podía pasarse la vida encerrada, así que asistió a clases de música, de baile y de ceremonia del té, era una buena forma de pasar el tiempo.El mundo de las cortesanas era  mucho más complejo de lo que podía pensarse. Extrañaba pintar, pero no tenía los elementos y no se había animado a pedírselos a Jun, no quería ser una molestia.
Trató de mantenerse ocupada mientras esperaba el regreso del hombre que amaba.
Él apareció una semana después de su último encuentro, llegó a la tarde  justo cuando ella daba un paseo por uno de los jardines.
-¿Me extrañaste? – preguntó deteniéndose cerca de ella. Y al escucharlo Byul se giró sonriente y corrió hasta él que la recibió con los brazos abiertos.
-Mucho – contestó y Janeul la besó suavemente.
-El tiempo pasó tan lento, pero al fin estoy aquí. ¿Estuviste bien?– preguntó y ella asintió.
-¿Y tú? ¿Ha sido difícil? – le preguntó y Janeul apoyó su cabeza contra la de ella.
-No verte es lo difícil, ahora todo está bien. Además no podía esperar para mostrarte algo, ven conmigo – dijo y la tomó de la mano.
Se dirigieron hacia uno de los edificios más alejados de los que conformaban la casa de Cortesanas, Janeul la llevó y abrió unas puertas que daban a unas amplias habitaciones con un jardín privado.
 El lugar estaba amoblado con  finos objetos, muebles decorados con nácar, un biombo pintado con  bellos paisajes, una mesa y sillas artísticamente talladas , baúles  y una cama grande, entre otros objetos, llenaban el lugar. Se podía ver también entre los baúles abiertos, finas prendas de seda bordada, zapatos , adornos.
-Todo es tuyo, ésta es tu habitación ahora , tendrás más privacidad y comodidad aquí– dijo Janeul a Byul que recorría callada el lugar- También esto es para ti – dijo él y le alcanzó una pequeña bolsa. La joven la abrió y se encontró con una importante cantidad de monedas de oro. Sorpresivamente las dejó caer y miró al príncipe con los ojos llorosos.
-No lo quiero…no quiero nada- susurró ella.
-Byul…- la llamó mientras ella se apartaba.
--Ahora sí me siento como una cortesana – le dijo angustiada y salió presurosa.
Janeul corrió tras ella y la detuvo abrazándola por la espalda e inmovilizándola.
-¡Detente, Byul!
-¡Déjame!- protestó forcejeando y Janeul apoyó su cabeza contra el hombro de ella y habló quedamente.
- Si hubiese sido un hombre común me hubiese casado contigo y hubiera trabajado mucho para darte una casa, seguramente algo pequeño y humilde, pero un lugar donde pudiésemos construir una familia y ser felices. Si tú hubieses sido de la nobleza, serías la princesa heredera y tendrías las habitaciones del palacio con sirvientes y más lujos de los que podrías imaginar. Pero nada de eso puede ser, esta es nuestra realidad y quise hacer algo por ti, este es nuestro lugar y quise que fuera bello, no puedes salir al mundo y quise traer algo del mundo a ti.En cuanto al oro, es por tu seguridad, estarás sola aquí la mayor parte del tiempo, quizás llegue  un día en que lo necesites, en mi mundo el oro compra lealtades y muchas veces sirve para salvar una vida, sólo pensé que puede servirte para que no estés tan indefensa aquí, nada más- explicó y la dio vuelta para obligarla a mirarlo- Escúchame, tú eres tú, para mí no eres una cortesana por estar aquí, y mucho menos por haber pasado la noche conmigo, jamás habrá un precio por tu amor, por tu cuerpo  o por tu alma. Eres Byul, ahora y siempre. Perdón por no explicarme bien, perdón por ser tan torpe y haberte hecho daño, tampoco sé bien qué pasos dar, sólo sé amarte a mi manera.
-Yo…lo siento.- susurró suavemente sin poder decirle que aquellos días habían sido muy confusos y que a veces, el miedo le ganaba.
-Ven conmigo, hay algo más que quiero mostrarte- insistió y Byul asintió, él la tomó de la mano y volvieron a entrar. Sobre la cama había paquetes envueltos en  coloridas sedas.
-Ábrelos- indicó algo cohibido, ya no estaba tan seguro de haber hecho bien.
La joven desenvolvió los paquetes y se encontró con pinceles y pinturas de todo tipo, eso le arrancó  una sonrisa, con un regalo tan personal volvió a sentirse ella misma, Janeul había pensando en ella al elegir aquellas cosas, ahora lo comprendía.
-Gracias, me encanta – dijo simplemente y se acercó a él para abrazarlo.
- Trae las pinturas y vamos al jardín, seguramente encontrarás algo que te guste para pintar- la invitó.
-Puedo hacer eso luego, hay algo más que quería hacer, espérame aquí un momento – dijo ella y él asintió.
Ella volvió  con la bandeja con todo para preparar el té.
-Supongo que en otra situación te hubiese preparado una comida o algo semejante, así que esta es mi versión, estoy aprendiendo a prepararlo.
-Será un honor – dijo él y se sentó .
La chica preparó el té en silencio, lo cierto era que estaba ganando tiempo, no sabía muy bien  qué hacer después de su reciente discusión. En sus años de conocerse  habían estado siempre vagando por la ciudad y teniendo sus pequeñas aventuras sobre las que fueron construyendo su relación, ahora no podían salir de allí, también su relación de amantes era demasiado nueva. Y ni siquiera podían hablar demasiado de sí mismos como antes, porque era como caminar sobre un lago congelado. Aunque se conocían desde siempre y se amaban, tenían que encontrar una nueva forma de relacionarse.
-Cuéntame de tus viajes – le pidió Byul mientras bebían el té. Antes cuando no sabía quién era él, no había podido preguntar, ahora sí.
Janeul le contó de los países a los que había ido , y cuando terminaron el té, la llevó hasta el biombo con paisajes y le contó sobre los lugares que habían sido plasmados allí, porque increíblemente él lo había hecho dibujar para ella, las montañas, el mar, bosques y países lejanos.
Hablaron durante un par de horas y entonces él dijo que debía irse.
-¿Tan pronto?
- Sí, prometo volver  en un par de días. Byul esta puerta tiene cerrojo, puedes cerrarla y dormir tranquila…- dijo preocupado , sólo había podido verla un tiempo breve, habían discutido, tomado el té y hablado, le costaba dejarla, pero tenía deberes con los que cumplir y además prefería no quedarse a pasar la noche con ella. A su manera torpe, quería demostrarle lo valiosa que era para él y lo importante que era cada momento compartido.
-Janeul, es extraño  para mí todavía, pero no tienes que preocuparte, estaré bien. Seré más fuerte.
-Encontraré una manera , Byul, encontraré un camino para nosotros- le dijo y la abrazó antes de irse.

2 comentarios:

  1. Ay! Espero que encuentren esa forma de estar juntos. Aunque no lo veo sencillo.

    Ya lo he dicho pero, a riesgo de resultar pesada, me reitero. Me encanta esta historia! Es tan bonita y ellos dos me parecen taaaaaan tiernos. Me tienen enamorada.

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    Respuestas
    1. No resultas pesada, muy por el contrario, me alegra que te guste y leer comentarios sobre esta historia. Saludos

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