lunes, 18 de abril de 2016

Noches En El Balcón 30

Fue petición suya.

Ella, fue quien rogó porque alejaran a Eric de su lado por un tiempo.

¿Entonces, por qué se sentía enfadada?

Porque pensaba que iba a ser menos tiempo, porque pasado una semana de no verlo, sabía de sobras de sus sentimientos por él. Por fin que los había aceptado, temía que él no quisiera ser su amigo por su actitud con él.

Ahora era de noche. Y como en todas las anteriores, se sentía sola y triste, cada vez que salía a su balcón y no se topaba con él allí, listo para soltarle alguna de sus pullas.
¿Cuándo volvía de Europa?
Se hallaban en el último día, de la segunda semana de Septiembre. Y al día siguiente, empezaba el instituto.

Y antes de aquel revuelo, le gustaría sentirse a gusto consigo misma en aquel nuevo comienzo. Además, de sentarse hablar, pues era más que obvio que aún tenían muchas cosas que decirse.

Con gran frustración, se dio media vuelta para entrar en su dormitorio y dejarse caer en su cama. Tenía que dormir, ya era cerca de la media noche y al día siguiente, debía levantarse a las seis y media para llegar con tiempo de sobras.

Era nueva y no quería llevar imagen de zombie.

Su reloj de muñeca, marcaba las tres y diecisiete minutos de la madrugada, cuando volvía a sentarse en su sofá tras no haberlo hecho por más de mes y medio.

Miró a su alrededor soltando un profundo suspiro de placer, al volver hallarse en su espacio. Pero por más que intentaba dominarlo, su impaciencia interior iba en aumento.

La sangre en sus piernas galopaba excitada, con moverse hacia el balcón.  Su corazón así lo clamaba. Pero su  cerebro lo apaciguaba a duras penas.

No iba a encontrarse con ella, no sobre aquellas horas, era algo imposible. Y tampoco, quería parecer un fisgón, al apoyarse sobre el muro e intentar visualizar su preciosa cabellera roja.

Porque sabía, que sus pies no se quedarían tras el muro.

Mejor se daba una ducha y se encerraba en su despacho, para preparar el comienzo del trabajo al día siguiente, hasta que el sueño hiciera acto de presencia.

Aún quedaban unos veinte minutos, para que sonara la sirena del comienzo de las clases. Y aún, que no se había atrevido a entrar en el edificio.

Había sido de las primeras en llegar al lugar, para entrar a secretaria y recoger su horario, volviendo a salir veloz a la pared de fuera y estudiar el lugar y a la gente.

Ahora, cuando faltaban apenas siete minutos, sí que creía que debía ir circulando al interior. Pues no tenía ganas de sentarse de las primeras filas en clase. No quería que pensaran que era un cerebrito en la clase de ciencias científicas, y además, puede que así conociera a alguien interesante en la parte de atrás del todo.

Subía los seis escalones de la entrada principal, para volver a pasar por al lado de secretaria. Observando que había acertado en su vestimenta al comprobar, que nadie allí se veía presuntuoso a pesar de ser un lugar de pago. Cuando por la ventanilla de secretaria medio abierta, escuchó una voz masculina que hizo que perdiera su paso tranquilo, casi metiéndose de bruces contra el suelo, si no hubiera sido porque quien iba detrás de ella, le echó mano a su cintura.

-¡Ups, cuidado! –Alertaron con voz risueña masculina-. ¿Estás bien?

No le quedó más remedio, que olvidarse de comprobar al dueño de aquella voz y tratar de ser amable con su salvador. Pues no quería que la etiquetaran de borde, aunque llevara las papeletas para la más torpe.

Se dio la vuelta con una sonrisa, para toparse con un joven chico unos palmos más que ella y moreno, con ojos también chocolate.

-¡No te fastidia! –Siseó para sí misma.

Por lo visto, su destino en Barcelona era el toparse con los chicos más guapos de la ciudad.

-Sí, gracias –Se sonrojó un poco-, suelo ser algo torpe.

El joven moreno, alargó hacia ella su mano derecha para sujetarla por un brazo y comenzar a caminar hacia el interior.

-Me llamo Francesc –Le sonrió-. Aunque puedes decirme Cesc ¿Eres nueva verdad?

-Sí –Respondió algo nerviosa por las confianzas del chico-. Esto… -Miró nerviosa de un lado a otro-. Yo debo ir al laboratorio uno…

Notó como el tal Cesc, daba cierta presión momentánea a su brazo para sonreír.

-Mira que bien, somos compañeros de clase –Rió obligándola acelerar el paso, para girar hacia un pasillo en concreto-. Pero aún no me dijiste tú nombre.

-¿Yola, eres tú?

Pronunciaron con cierta duda tras su espalda, siendo aquello la señal para que viera, que él era quien estaba en secretaría anteriormente.

Se dio la vuelta, como también lo hizo su recién adquirido amigo-compañero de clase, por así decirlo. Pensó nerviosa, más que nerviosa…

-Buenos días Eric –Lo saludó Cesc, ajeno a las expresiones de perplejidad de cada uno-. Así que conoces a nuestra nueva compañera y alumna tuya –Los dos dieron un pequeño respingo inadvertido para nadie, solo para ellos-. Ahora íbamos a clase.

Eric, con el ceño fruncido asintió ante la nueva situación que se había creado, sin salir aún de su estupor.

-Sí, Yola es trabajadora de mis laboratorios… -Su rostro no mostraba expresión alguna cuando dio un pequeño carraspeo-. Nos vemos en clase, chicos.

Esperaba no ponerse a hiperventilar allí mismo. Se hallaba más que conmocionada. Necesitaba salir de allí, para llenar sus pulmones de aire. Pero aquello, significaría faltar a su primera clase en su primer día.

¡A la clase de Eric! ¡Él, resultaba ser su profesor!

No salía de su asombro. Llevaba más de un mes y medio sin verlo, y el día que lo hacía, volvía a enterarse de otra cosa más que él le había ocultado.

Comenzaba a sentirse muy enfadada. ¿Cuánto desconocía de él?

-¿En serio trabajas allí? –Le preguntó Cesc, obligándola a despertar de sus pensamientos, mientras emprendían la marcha.

-Sí –Respondió, sin mostrar desagrado o satisfacción, su respuesta fue muy neutra.

-Si me sucediera eso con cualquier otro profesor, me fastidiaría mucho, pero Eric es otro rollo muy diferente –Se encogió de hombros-. Además, creo que éste año nos vuelve a tocar como tutor.

Soltó la bomba final, pasando por debajo del marco verde y saludando a un par de chicos, que había junto a la puerta.

Pero no prestó mucha atención a su alrededor, ni como Cesc la presentaba a sus dos amigos, contestando ella de forma automática. Después, ya volvería a preguntar sus nombres.

En aquel momento, su mirada se hallaba puesta en Eric, quien estaba medio inclinado encima de su escritorio, mirando unos papeles con mucha atención.

-Puedes mirarlo todo lo que quieras y suspirar –Le habló una voz femenina a su lado, causando que se sobresaltara y rompiera su concentración en Eric-, pero lo tenemos prohibido –Soltó un fuerte suspiro-. Aunque no me importaría saltarme esa norma, créeme… -Yola, giró su mirada hacia la joven de cabellos rubios con aspecto angelical. Quien le plantó de sopetón dos besos, uno en cada mejilla-. Hola, supongo eres nueva. Te vi llegar con Cesc, seguro que el delegado de curso por cuarta vez –Volteó los ojos al techo-. Me llamo Carlota y me chifla el color de tu cabello –Comentó con gran sinceridad, logrando sacarle una sonrisa.

-Yola –Le sonrió-, y me alegra ver que no me vais a tratar como un bicho raro –Comentó logrando arrancarle una carcajada a la joven, justo cuando sonaba el timbre anunciando el comienzo de las clases y el curso.

-Siéntate conmigo –Soltó agarrándola de la mano y dándole un fuerte tirón, para conducirla por fastidio suyo a la primera fila.

¡Oh genial! Iba a estar en primer plano de cara a Eric… Cuando le hubiera gustado más, el poder ocultarse por las últimas filas.

Fue entonces, cuando se sentó en su taburete que miró el lugar. Era un aula enorme. Las mesas eran de dos alumnos, pero estaban pegadas a las demás, formando filas de cinco mesas. Y en total, eran cinco filas más pero no todas estaban llenas de gente.

En la parte frontal, se hallaban tres pizarras de rotulador y en la trasera, un pequeño laboratorio con probetas y demás utensilios, más otra puerta misteriosa de madera color verde.

-Bien… -Carraspeó Eric, alzando la mirada hacia la clase-. Buenos días a todos, nos volvemos a encontrar una vez más y espero convertirme en vuestra pesadilla –Soltó con humor, causando que todos rompieran a reír menos ella, que aún seguía sin creérselo-. No voy a pasar lista, dado que veo que estamos los mismos del año pasado salvando solo una alumna nueva –Se giró a mirarla al igual que todos los allí presentes-. Os presento a Yola, quien a su vez es trabajadora en mis laboratorios. Y sí, como veis es un poco tímida –mostró una media sonrisa-, pero eso es normal ante unos pillos como vosotros –Todos volvieron a reír-. Por ser el primer día, solo vamos hablar sobre cómo estará dividida la materia y que temarios iremos haciendo…


 Yola, sacó su libreta de apuntes como hicieron todos, y fue anotando lo que él iba diciendo. Sabiendo, que era mejor dejar sus sentimientos fuera de lugar.

Si no, su concentración se iría a traste.

El timbre volvió a sonar transcurridos los cincuenta minutos de clase, lo que significaba que tenían que recoger sus cosas rápido, para llegar con los diez minutos restantes a la siguiente aula. Filosofía.

-Chicos, chicos –alzó un momento la voz Eric, deteniendo la excitación de éstos por salir de allí-, se me olvidó deciros, que vuestro profesor de filosofía hoy no estará. De modo, que tenéis la hora siguiente libre –Dijo pero buscándola a ella con la mirada-. Me gustaría que me acompañaras a mi despacho y hablar, ya que eres nueva y  soy tu tutor.

Su corazón volvió a correr de forma desenfrenada, viendo que había llegado el momento que tanto había ansiado aquellas semanas.

Solo supo asentir con un movimiento tímido de cabeza.

-Si terminas pronto –le interrumpió Carlota-, sal a la plaza que hay detrás del edificio.

-De acuerdo –Le sonrió agradecida, mientras agarraba su mochila y comenzaba a caminar tras los pasos de Eric.

Por unos diez minutos, estuvieron sorteando a montones de estudiantes por los pasillos, hasta llegar a un pequeño pasillo donde dominaban cinco puertas, con distintos nombres cada una. Eric, abrió la del fondo del todo. Rompiendo de aquella manera, el que estudiara su espalda de forma disimulada.Notando, que a pesar de sentirse enfadada, confusa y puede que dolida, no pudo evitar el apreciar lo guapo que estaba y lo mucho que había añorado el poder hablar con él todas las noches. 

Su despacho, era una habitación de unos diez metros aproximados, con un enorme escritorio ordenado y montones de estanterías con libros.

Se volvió a sentir nerviosa, al comprobar que iban a estar por fin solos.

Clac… Sonó suave la puerta al ser cerrada por él, siendo el momento que se giró a mirarlo con los nudillos de su mano izquierda blancos, por estar agarrando la cinta de su mochila con demasiada presión.

Algo, que no pasó desapercibido por él, que tras mirarla unos segundos en silencio, para poder ver que estaba bien, soltó el aire que tenía contenido para acercarse a la mesa y depositar su maletín.

-Creo que nos hemos llevado los dos una buena sorpresa ¿Me equivoco? –Señaló con media sonrisa, apoyando su cuerpo en la mesa y cruzando sus brazos.

Se le veía relajado, pero en verdad no lo estaba. Varias emociones hervían por su sistema nervioso.

-Creo que yo más –Logró decir, sin ocultar que se sentía molesta, muy molesta.

Eric achicó sus ojos por un momento, reprimiendo sus ganas de explotar.

-Supongo, que ha sido Elisabeth quien te habló de éste instituto –Atacó, tensando un poco sus músculos.

-Me parece increíble –soltó con tono de despecho y haciendo un movimiento negativo con su cabeza-, que después de lo ocurrido entre tú y yo, sin contar que llevamos cerca de dos meses sin vernos –Su tono de voz se iba cargando de rencor-, lo primero que hagas, sea el recriminarme que esté estudiando en éste centro –Alzó sus manos al techo exasperada-. Para nada, eres capaz de saludarme y preguntar cómo estoy… Ni de intentar explicarme, el porque me acabo de enterar que eres profesor aquí. Pero creo, que en el fondo si eres un maldito snob –Lo miró con un comienzo de lágrimas y sufrimiento, causando que empezara a nacer un sentimiento de odio hacia él, hacia la persona que se sentía estar enamorada… O mejor dicho, de la persona que creía conocer y sentirme enamorada.

-¡Eres tonta! –La cortó de repente con voz dura y fría-. Aunque sea mi despacho y nos hallemos solos –Hizo un gesto hacia la puerta-. Puede entrar cualquiera. No estamos en mí casa ni en la tuya, para poder sentarme a hablar contigo. Tengo que actuar como tu tutor, Yola –Se suavizó un poco su tono-. Claro que quiero saber cómo estás, a pesar de que tú y Elisabeth, me apartarais del mapa –No pudo evitar de ser algo rencoroso.

-Pues perdona por ser tonta –Repitió dolida, pero empleando tono duro-, no te preocupes que no tendrás motivo alguno para sentirte avergonzado por ser tú alumna –Una lágrima pequeña y brillante, no tuvo la suficiente fuerza de mantener la compostura y evitar el resbalar por su pálida mejilla –Y perdona, si no creo en tus palabras. Normalmente un amigo conoce cosas y quiere estar a su lado y desea lo mejor, de sus amigos. Tú, para nada empleas esa pauta.

-Yola –Dijo su nombre con tono suave y tratando de acortar la distancia que los separaba, pero ella lo impidió.

-¡No! –Lo cortó con lágrimas en los ojos deseando ser libres-. Olvida que soy tu vecina, olvida que tuvimos una amistad –Soltó retrocediendo y saliendo de allí, para buscar el aseo y encerrarse en él. Teniendo la suerte de que todo el mundo estaba en clase.


-¡Joder! –Soltó furioso una patada a la silla con ruedas, mientras buscaba en su móvil un contacto determinado-. ¡Elisabeth eres idiota! –Bramó en cuanto la chica le hubo descolgado-. Cómo se te ocurre que estudie aquí, tengo prohibido salir con mis alumnas! –Ladró antes de volver a colgar y dejar caer su cuerpo en la silla que había pateado anteriormente.

12 comentarios:

  1. Ooooo... que giro tomo la historia, pense que ya se habian acabado los malentendidos, las barreras para ellos, pobre Yola y pobre Eric, teniendola cerca y ver como otro alumno puede cautivarla. quiero saber más...y Muchas Gracias

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    1. Gracias porque te guste el nuevo giro. ... jijiji les esperan muchas aventuras y situaciones a éstos dos jijiji
      besos

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  2. VAYA! No esperaba esto...mira que eres mala. Pobrecito Eric!!! Quiero más...y dicen que las semanas de aniversario se conceden deseos así que.....

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    1. Ya tamos cogiendo el tenedor y pinchando listilla...jajajaja

      Ya veremossi se conceden los deseos pesadita jijiji
      besazos

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  3. Pero como has tardado hija... jajajajaa ya sé que no debo decir nada pero, tardaste XDDD

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  4. Hola EJ, debo decir que esta historia la tengo abandonada, pero por la única razón, que cada vez que leo un capítulo quiero otro jijiji. Entonces estoy acumulando capítulos para leerlos todos juntos, para no desesperarme y no tirarme de los pelos.
    Muchos besos EJ, y muchas gracias.

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    1. Hola preciosa! !!
      Cómo estáis tu y thais?

      Tranquila. .. admito que estuve y ando estresada jiji peto intentar estar más a menudo

      Besotes

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    2. Estamos muy bien. Thais agobiada con los estudios para sacar buena nota para la Universidad y con la PAU.
      Y no te lo dije para que te apurases jijiji. Se que tienes tu vida y con tu nene jijiji.
      Muchos besitos.

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    3. Nahhh si hay que apurarla...EJ QUEREMOS MASSSSSSSSSSSS!! ESCRIBE ESCRIBE ESCRIBE!!!!

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    4. Yola. Dile a thais que inque los codos e la mesa... sino quiere verme tras ella,dándole de collejas jijiji

      Se que no me lo dijiste para apurarme,tranquila. Si aquí sólo va a correr sangre de cuando pille a Nata, la muy graciosilla....

      Nos vemos pronto... muaaaa como dice mi niño

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  5. Me encanta! Vaya giro que da la historia, será que Yola y Eric tendrán que superar muchos más obstaculos? estaré pendiente de ellos jeje

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