viernes, 4 de diciembre de 2015

Aún te amo 24°- Gaby Ruiz



-  Hola mi amor  -saludó Danna y besó suavemente los labios de Leonardo-  Fernando, necesita localizar a Stefano.
-  Está de viaje…  -respondió automáticamente Leonardo.
-  Eso ya lo sabemos.  Fernando quiere su número.  Le urge.
-  ¿Sucedió algo Fernando?  -preguntó Leonardo.
-  Christopher ha empeorado y los médicos quieren hacerle una transfusión.  Necesito hablar con él… necesito a mi amigo.

Carolina estaba congelada.  Jamás había visto a Fernando tan mal, realmente parecía desolado y triste.  Ella odiaba esa sensación en su interior que le empujaba a tenerle lástima y a querer consolarlo… quedarse a su lado…
-  Me parece que dejó un número para localizarlo, pero no funciona.  Pediré a mi secretaria que lo vuelva a intentar.  ¿Deseas que te acompañemos a la clínica?
-  Gracias  -simplemente pronunció Fernando y Carolina supo que definitivamente esto iba demasiado mal.
En el auto Leonardo manejaba, mientras Danna estaba a su lado.  Caro y Fernando iban en los asientos de atrás.
-  ¿Hace cuanto no duermes?  -preguntó Caro.
- Eso…  -estaba replicando Fernando pero de pronto pareció muy cansado para terminar la idea-  varios días creo.
-  ¿Qué?  ¡Eso no está bien!  Tú también te vas a enfermar…
-  Da igual. Yo debo cuidar a Christopher.
-  Enfermo no le servirás de nada.  Debes ir a descansar.
-  No puedo.  No voy a dejarlo solo.
-  No lo harás.  Yo me quedaré con él  -dijo Caro sin proponérselo.
-  ¿Tú?  ¿Por qué harías eso?  -espetó con incredulidad.
-   Porque… por lástima.  Me da pena el estado en el que estás.
-  Yo no quiero lástima de nadie.  No la necesito.
-  ¡Estás a punto de dormirte mientras hablamos!  Realmente necesitas descansar.  ¡Terco!
-  ¡Qué no necesito nada!  -intentó gritar Fernando pero fue en vano.  Estaba agotado y eso era evidente.
-  Necesitas ayuda de alguien.  Está bien… no sería mía, pero debes…
-  Carolina…  -Fernando la miró con desolación y ella se sintió morir-  Siento tanto todo… 
- No Fernando.  No es… -decía pero él la interrumpió.
-  No tienes idea cuanto me arrepiento.  Necesito… te necesito Carolina.  Necesito de ti…  -Fernando apartó la mirada avergonzado-  pero sé que no lo merezco, que esto no pasará.
-  Fernando, yo te ayudaré.  Desinteresadamente… pero quiero que quede algo claro.  Lo hago por lo… por el pasado que nos unió.  Quiero que tu hijo se recupere y sean felices.  Si puedo contribuir lo haré… pero nada más.
Ella terminó seriamente y Fernando asintió aunque su rostro se tornó aún más sombrío.  Les había quedado claro a los dos… tal vez había un “algo” ahí, pero eso jamás se realizaría.  Caro simplemente ayudaría a Fernando con Christopher si la situación realmente era tan mala como parecía… eso era.
Danna escuchaba preocupada la conversación que sostenían Carolina y Fernando.  No sabía si Caro estaba así de preparada como para tentar su suerte, estando junto a Fernando tanto tiempo.  ¿Por qué lo hacía?  Bueno, eso estaba muy claro.  Tal vez Carolina se engañaría a sí o hasta engañaría a Fernando, pero para ella, el motivo de la ayuda era evidente.  Porque… ¿Carolina habría hecho lo mismo por cualquier otro hombre?  La respuesta era sencilla: No… solo por Fernando.
Un ala de cuidados especiales en la clínica, era el lugar de la habitación de Christopher.  Silenciosamente todos ingresaron al área pero Fernando fue quien se acercó al médico.  No había cambios significativos en el estado del niño y Fernando frunció el ceño con preocupación.
Carolina se acercó silenciosamente a la ventana que daba al exterior y apoyó ahí su frente. El ofrecimiento de cuidar a Christopher lo había hecho tan espontáneamente y sin esperarlo siquiera, que inclusive a ella le tomó por sorpresa.  Pero, ahora no había mucho que pudiera hacer… había ofrecido su ayuda y no la negaría ahora.  No importaba lo que tuviera que enfrentar.
- ¿Carolina?  -llamó Fernando y ella lo miró-  Te quiero presentar al doctor Pazzi, quien atiende a Christopher.
-  Mucho gusto señora Accorsi. Estoy encantado de conocerla finalmente.  Christopher necesita a su madre…
-  Un gusto doctor, pero está algo equivocado –cortó Caro el rumbo del médico-  yo no soy la esposa de él… ni tampoco la madre de Christopher.
-  Cuanto lo siento…  -se disculpó el doctor sonrojado por sus conclusiones precipitadas-  es que el señor Fernando al decirme de alguien más que cuidaría del pequeño… imaginé que sería…
-  Si, descuide.  Carolina Rivas –extendió su mano-  mucho gusto doctor Pazzi.  ¿Hay algo que podamos hacer? 

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