Besos Robados 5

Cuando los dos hombres accedieron al lugar por la puerta y vieron toda la gente que había allí dentro, Iván sólo supo soltar un quejido de descontento.

- Genial, vuelvo a mí peor época - gruñó al ver tanto ruido y gente-. Creí que me dijiste un bar de copas, no una discoteca.

- En el piso de arriba es el bar -Río-. Viejo cascarrabias. Pasas demasiado tiempo a solas en ese laboratorio. Por salir un poco, no te va a pasar nada malo.

-Quedarme sordo  es lo primero -Soltó con tono irónico-. Que ganas de que compruebes que se trata de tu media naranja en menos de una hora.

Ralph,hizo un movimiento negativo con su cabeza, ante la poca alegría de su amigo. 

-Qué ganas de que tú encuentres la tuya y te atragantes con ella -Masculló en  respuesta, mientras miraba a su alrededor.

Iván frunció el ceño, mientras soltado un pequeño gruñido, cuando alguien le dio un ligero codazo en las costillas.

-Cómo diantres se puede uno atragantar con su media naranja  -respondió con cierto enfado-. Una mesa ahora, ya -Ordenó tajante, cuando tuvo que dar tres pasos a un lado, para que un loco saltarín no se lo llevará por delante-. Sácame de esta locura primero y  luego,  busca tu ángel.

-Está bien -Soltó un suspiro, caminando directamente hacia una de las paredes laterales del lugar, para hallar unas oscuras escaleras. Dónde por la escasa luz en las paredes, apenas distinguías a quien transitaba por ellas.

Dando un nuevo trago a su copa, Meredith miró nuevamente hacia abajo, en donde se hallaba un grupo de compañeras intentando hacer un paso de baile con uno de los camareros, que a la vez enseñaba a bailar salsa.

-Parece divertido -Soltó en voz alta sin darse cuenta de ello, causando que su amigo le prestara atención.

-¿El qué? -Preguntó Ángel, mirando también hacia donde ella tenía puesta la mirada. Para rápidamente hallar el grupo de risas locas-.¿ Por qué no vas?

-No -se giró a mirarlo-. Yo me quedo aquí contigo.

-Meredith, soy mayorcito -Mostró una dulce sonrisa-. Baja con las chicas un rato y diviértete -Soltó un suspiro profundo-. Si tu compañero no viene al final -Se alzó de hombros-. Él se lo pierde. 

-Ralph no es así de impresentable -Defendió al otro hombre divertida-. Sólo que algo lo habrá entretenido un poco más -comenzó a deslizar su trasero por el sillón rojo de piel-. Como por ejemplo un ataque de nervios -Dijo con voz confabuladora.

-Ojalá sea eso -Sonrió él-. Pero lo vi muy seguro de sí mismo... Anda, baja con las chicas. 

-Prometo no tardar -Indicó con voz cantarina, dándole un beso en los labios y saliendo en dirección a las escaleras abarrotadas de gente. 

Se disponía con muy pocos ánimos a ascender por las escaleras detrás de su amigo, cuando al pisar el primer escalón, notó un calambre fuerte en sus dedos del pie izquierdo...

-¡Aich! -Gruñó con ganas de golpear la pared-.¡Malditos tacones cargados por el diablo! -Vociferó hacia su izquierda, donde sus ojos se toparon con una chica que se tapaba parte del rostro con las manos-.¿Te estás riendo? -Le increpó, sin darse cuenta que su amigo no se había percatado de nada y había seguido subiendo.

-Perdona yo... -Intentaba hablar Meredith,pero se había quedado sin palabras ante aquel hombre tan alto y atractivo.

-Esta bien -Gruñó entre dientes su disculpa, mirándola con el ceño fruncido cuando ésta apartó las manos de su rostro y pudo verla más o menos, con la poca luz que había allí. Hubo algo que se removió en su interior. Y era por ser atractiva... Aquello no le empezaba a gustar. Pensó con cierto fastidio-. Pero escucha mi consejo... -Decidió hablarle con cierto tono estúpido-. Si no sabes andar con esas agujas, no te las pongas.

Ella, soltó un gemido de sorpresa ante aquel insulto por parte del hombre.

-¿Perdona? -Entrecerró sus ojos al tiempo que los brazos iban anclados a sus caderas en preparatoria por si debía atacar-. Acaso no has visto la multitud que hay -Alzó la barbilla-. No pude hacer nada ante un empujón por mi espalda -Soltó con cierta altanería-. Y veía difícil esquivar a un poste tan alto como tú -Soltó también con cierta mofa.

-¿Me estas comparando con un poste telefónico? -Alzó inquisitivo una de sus cejas.

-Y tú con una idiota torpe -Alzó a la vez sus cejas y enamorándolo un poco más, sin ella saberlo por mostrarle aquel carácter tan fresco y atrevido con él.

-Normalmente, el color del pelo suele decirlo así -Volvió a soltar puntilloso, pero comenzando a divertirse.

Meredith, abrió los ojos desmesuradamente ante aquella insultante señalización, por el color rubio natural de su cabello.

-Menudo idiota machista -Lo insultó con el enfado efervescente por todo su sistema nervioso, justo antes de dar un paso al frente y sin que el hombre se lo esperara, le propinó un segundo pisotón a conciencia, para salir de inmediato corriendo de allí.

-¡Arg! -Volvió a gruñir pero aquella vez a la pata coja, mientras con la mirada fulminaba la espalda de la chica rubia-. ¡Maldita niña! ¡Y malditas todas las Meredith de la ciudad!

Era imposible que le diera caza, teniendo el dolor que tenía y con toda la gente que había allí. Mejor iba a sentarse ya y calmarse, con una copa bien cargada. Decidió girándose y emprendiendo el camino a la planta superior.

Tenía el ceño fruncido, mientras miraba por encima de la barandilla a la planta baja, y no veía aún a su amiga junto a sus compañeras de trabajo. Que no vio como Ralph llevaba un rato junto a la mesa, observándolo con sumo interés.

-¿Lo encuentras? –Soltó de sopetón con voz ronca, sobresaltando a Ángel, quien tras girarse le sonrió con las comisuras de los labios, para escudriñarlo descaradamente de arriba abajo.

-Ahora sí –Le respondió poniéndose en pie y ofreciéndole un sitio enfrente, pero alzó sus cejas y volteó los ojos, cuando su cita se sentó a su lado arrinconándolo contra la barandilla. Obvio, que iban a luchar por quien tenía más poder…

-Así no te escapas, hasta sentirme yo satisfecho –Indicó con cierta mofa y llamando al camarero que pasaba justo por al lado.

Y ME VOLVIERON A CURIOSEAR JAJAJJAJAJA

Ejem ¿sólo esto? eso no se hace, una no puede espiar así...besos