- ¿Quién es Fernando? -preguntó una voz a sus espaldas
sobresaltándola… afortunadamente no era Flavio, bueno… no tan afortunadamente
porque…
- ¿Por qué me seguiste Camille? -inquirió con tranquilidad.
Ella
se encogió de hombros restándole importancia
- Tenía sed
-contestó sencillamente y cuando Caro se estaba alejando- ¿quién es Fernando? -volvió a preguntar.
- Es mi…
-novio- no es nadie…
- ¿En serio?
-la mirada de Camille destelló con maldad- no sonaba como si fuera nadie…
- Fue mi novio
-se limitó a contestar y se sentó.
Habían llegado a la mesa.
Caro
tuvo que respirar hondo para soportar la aguda mirada de Camille sobre
ella. Si las miradas mataran…
Bueno, aparentemente, Flavio y Lauren no se enteraban… seguían comentado de otros temas. Para su alivio, fue muy poco lo dicho con
respecto a su cita del día anterior…
aunque… ese poco, no le paso desapercibido a… Camille.
- Sí… ¡desaparece sin decir ni una
palabra! -refunfuñaba Danna- pero ya me he quejado bastante sobre
Mel… mejor, cuéntame… ¿cómo va todo con
el galán? Flavio me parece… -fijó su mirada.
- Tu hermana Mel es mayor de edad y puede hacer
lo que quiera -comentó tranquila
Caro- y… en cuanto a… -aspiró con fuerza- Flavio…
no hay mucho que contar…
- ¿No?
¿Por qué eso suena como si hubiera “todo por contar”?
- Porque…
Danna… -Caro retorció sus
manos- lo besé…
- ¿Tú qué?
-Danna casi se atragantó-
¿Cuándo? ¿Cómo…?
- No tengo ni idea de cómo sucedió pero… el cuándo sí.
Fue en nuestra primera cita…
- ¿En la primera? -chilló graciosamente- Caro…
creo que te emocionaste demasiado…
- Danna…
-su tono era impaciente.
- ¿Qué?
Entiéndeme Caro… pensé que
querías ir despacio… hace tiempo que no
tenías una “cita” -Caro le fulminó con
la mirada- una cita real, me
refiero. Tanto interés en él hummm… y de repente, me sueltas que lo besaste… ¡en la primera cita!
- Sí, creo que eso ya quedó claro -murmuró algo azorada Caro- ¿qué hago Danna?
- ¿Cómo que qué haces? ¿Qué más quieres hacer?
- ¡Danna!
-reprendió Caro sonrojándose- yo
me refería a mi actitud con él…
- Sé perfectamente a qué te referías. Solo quería fastidiarte un poquito…
- Lo estás consiguiendo -resopló-
pero ya… ¿qué hago?
- ¿Qué te parece continuar saliendo con
él? -sugirió Danna.
- No lo sé…
lo he evitado…
- ¿Por qué?
-Danna preguntó incrédula- ¿Cómo
lo lograste si trabajan en el mismo lugar?
Yo lo intenté con Leonardo y…
-Danna se detuvo- otra vez estoy
divagando… hummm… mejor ya respóndeme… ¿por qué?
- No sé cómo conducirme con él… -se dejó caer en el sofá- nunca debí haberlo besado…
- Supongo que él también participó ¿o no?
- Sí pero… ¿eso que tiene que ver?
- Tiene todo
que ver…
- ¿Todo?
Danna… ¿podrías, por favor,
hablar claro?
- Es tan simple… no entiendo cómo no lo ves…
- ¿Qué es simple? ¿Qué no veo?
-Caro la miró con frustración-
¿seguimos hablando de mí?
- Sí, claro…
¿cómo no me di cuenta? -Danna la
ignoró y siguió sumida en sus pensamientos, aunque los decía en voz alta- Es obvio…
nadie se…
- ¡Danna!
-gritó Caro- ¿qué está pasando
por tu cabeza?
- Mil cosas
-afirmó alegremente- pero no
necesitas saber todas… más que…
- ¿Qué?
- Impaciente…
solo que… es obvio que Flavio
siente lo mismo.
- ¿Siente lo mismo? ¿Lo mismo que… yo? -Danna afirmó- Y ¿qué se supone que siento yo? ¿Cómo sabes que él siente…?
- Son muchas preguntas y… tengo poco tiempo
para responder. Debo irme.
- ¿Qué?
-repitió incrédula- ¡Danna, no te
atrevas a dejarme…!
Demasiado
tarde. Danna había desaparecido por la
puerta sonriendo ampliamente. Otra vez…
otra vez la dejaba perpleja y confundida…
y… ¡maldición! Sus palabras se repetían en su mente… Flavio
siente… siente lo mismo… ¿qué se
suponía…? ¿es qué… tenían algún
sentido? ¡No! ¿cómo diablos sabría algo Danna si ni ella,
que era la que tenía la información de primera mano, lo sabía?
Resoplo
con frustración. ¿Qué iba a hacer? No podía ignorar a Flavio eternamente ni
esconderse de él. De hecho, hacerlo esa
semana había sido sospechosísimo… y arduo.
Pero, se sentía tan cobarde… solo
pensar en enfrentarlo… ¡No! No era a él… era ella… pensar en sus sentimientos... en…
¿por qué todo era tan complicado?
Y… maldito fuera, Fernando seguía
aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario