A
pesar de haber escuchado el timbre del ascensor al detenerse y sabiendo que no
era su planta, significando aquello que alguien accedía al aparato. Había
seguido con los ojos cerrados y la cabeza reclinada contra la fría pared de
aluminio, hasta que escuchó aquella voz y aquellas palabras.
-¡El
hombre atractivo de la cafetería!
Soltó
de sopetón a boca jarro, sin detenerse a pensar que mejor debía haberlo dicho
para sí misma y más, cuando vio el cambio de expresión que sufría el hombre, al
quedarse por un momento paralizado.
Si
es que no le extrañaba nada, que por aquello siempre le fuera detrás su madre,
recordándole buenos comportamientos.
Era
un desastre como mujer sofisticada de la alta sociedad.
Ya
había quedado como patosa en el desayuno con él, y ahora acababa de rematar la
faena como una tonta al soltarle que lo encontraba atractivo.
Se
suponía, que una mujer debía de hacerse la interesante. No mostrarse dispuesta
a los minutos de conocer al individuo.
-Siento
haber tenido tan poca educación ésta mañana en la cafetería –Se disculpó de
forma atropellada, para ver si por casualidad no había escuchado bien sus
primeras palabras tras verlo aparecer-. Pero espero que mis familiares, te
hayan facilitado mi número de habitación…
-Acaso
me estas ofreciendo un pago especial –La interrumpió con cierta socarronería.
Rosalie,
calló un segundo frunciendo el ceño a lo primero, para después abrir los ojos
de forma desmesurada al entender la implicación de sus palabras.
-¡No
por dios! –Exclamó alarmada y dando un paso atrás, claramente en un signo de
desconfianza.
Jason,
alzó una ceja divertido.
-No
puedo creérmelo –rió casi para sí mismo-, de verdad que tú –marcó mucho sus palabras-,
te estás alejando de mí, cuando más bien debería de ser al revés.
¡Lo
sabía!
Chascó sus dedos en su cabeza. Tanta guapura
no era normal, siempre había un fallo en el engranaje. Y en él, se trataba de
su carácter machista al gustarle remarcar que era un peligro humano, por
haberle manchado su traje.
-Tampoco
te pases –Lo encaró con los brazos en jarra-, solo te tiré el café una vez. No
hay motivos, para que me veas como una patosa –Escupió enfurruñada, volviendo a
carecer de educación y finura como le remarcaba siempre su madre.
Pero
aquel guaperas, no se los merecía.
Al
ver qué no le decía nada, tenía que confesar que comenzó a sentirse algo
nerviosa al verse tan observada por varios segundos… Nunca se sabía, también
podía tratarse de un psicópata suelto de vacaciones. Y más, cuando su mirada
parecía la de un lobo en su momento de caza.
-La
verdad, es que te veo de muchas maneras diferentes –Confesó éste con sonrisa
torcida-. Pero de entre todas ellas, la de patosa no entra todavía.
-Ah
no… -Siseó hipnotizada por su voz ronca y su atractivo.
-No
–Rió, moviendo la cabeza un poco hacia los lados-. Veamos… -hizo que meditaba
un poco-. Tenemos bella, misteriosa y libertina por el momento.
¿Libertina?
¿Había oído bien?
Sí,
solo había que mirarlo a la cara y obtenía la respuesta.
-Me
podrías explicar a qué juegas –Soltó algo estúpida-. Porque ya te digo yo, que
no soy nada libertina. Ni pienso serlo contigo –Achicó la mirada.
-Y
tú, también podrías responderme de paso a qué estás jugando conmigo –Inquirió con
tono exasperado-. Creo que tú llevas ventaja sobre mí.
-¿Cómo?
–Preguntó totalmente confusa.
-Esa
es otra pregunta, que no paro de repetirme –Recalcó con sospecha-. No tienes ni
una arruga, ni un signo que marque tu avanzada edad… -Balbuceó perdido en su
rostro.
-Mira
listillo –Sus fosas nasales se ensancharon algo, bastante… Para girarse y darle
al botón de elevación por si así arrancaba de una maldita vez el ascensor-.
Tampoco soy tan mayor, apuesto a que tú lo eres más que yo.
Aquello,
hizo que él explotara de repente en fuertes carcajadas consiguiendo que aún se
enfadara más, por cruzarse con un cretino como aquel.
-Ya
te digo yo, que eso es imposible –Soltó con gran chulería y seguridad en sí
mismo.
La
sangre, comenzaba a hervirle en su torrente sanguíneo.
-Pues
entonces –soltó con tono pedante-, déjame decirte que la vida te ha castigado
mucho si yo soy mayor que tú.
-La
vida o tú –Susurró con tono seductor dando un paso hacia delante, causando que
volvieran a quedarse en silencio, mientras se observaban a la cara.
-Vaya
–Interrumpió una voz conocida y cantarina para ella-, a quien le ha entrado
de los dos algo en el ojo.
Curioseó
con tono inocente Simone, entrando en el aparato y volviendo accionar el botón
que los conduciría al vestíbulo del hotel.
¡BRUJA! ...no se si a Simone con cariño a ti por dejarme así, igual GRACIASSSSSSSSSSSSSS extrañaba mucho leerte, besos me han hecho reír estos dos que todavia no saben de la magia tejida a su alrededor.
ResponderEliminarY en serio la última vez que traté de subir un ascensor no funcionaba y luego subí sola, tú y JJ hacen que me cree expectativas falsas, nunca un guapo de novela