Dos horas después, dio por finalizada la reunión.
Siguiendo aún molesto, por lo ocurrido antes de comenzarla y también en lo de la cafetería
¿Qué dientes le ocurría? Sólo esperaba, no estar volviéndose majareta. Era demasiado joven, para acabar viviendo en un sanatorio.
Todo aquello, lo tenía que estar causando la presencia de aquella joven allí. Por ello, que se volvía primordial el encontrarla y no dejarla escapar, hasta que le aclara que diantres le estaba haciendo.
Su vida, tenía ahora una vivencia más.Nuevamente ocurrida en aquella cala, que no tenía ni idea de dónde se hallaba por más que la hubiera buscado.
No sabía como era posible , solo que se hallaba en una de las playas de la isla con más gente y de pronto, estaba solo en aquel lugar. Recordaba incluso haber preguntado a la gente más mayor y que hubieran vivido desde siempre allí, por si habían escuchado historias o leyendas, pero nadie conoció ninguna sobre ninfas del Mar.
Aquello tenía que acabar de una maldita vez.
- ¿Qué te ocurre para que hayas estado en la reunión de tan mal humor? -Preguntó su amigo Ted, sacándolo de sus cavilaciones-. No me fastidies que aún es por la joven rubia - Frunció el ceño.
- Más o menos -Respondió entre dientes.
Su amigo soltó una carcajada exagerada.
-No te enfurruñes tanto - le guiñó un ojo-. Recuerda que esos chicos, te dijeron que iban a quedarse por un mes. Son los de la boda... La vas a ver todos los días - Chascó la lengua satisfecho con su opinión.
-Tú
no lo comprendes –Indicó con mal humor-, debo encontrarla ya, ahora…
Ted
se cruzó de brazos y detuvo su sonrisa satisfecha del rostro, para suplantarla
por el ceño fruncido.
-Veamos
–Carraspeó un poco-, te puedo recordar
ciertas palabras que me dijiste cierta vez… Algo así, como mejor no perseguir
de forma desesperada a las mujeres, si no te consideraran un baboso o su
títere.
-Sí,
lo sé –Masculló con cierto desespero-. Pero créeme, cuando te digo que llevo
esperando muchos años –Se puso en pie y sin mediar ninguna palabra más, desapareció
de la sala de reuniones, dejando a su amigo aún más confundido.
Se
rendía, ya no sabía que paso dar.
Completamente
sudada y derrotada, se sentó en una de las hamacas de la solitaria piscina.
Frenando la tentación de lanzarse al agua tal cual estaba.
Al
menos, conseguiría dos cosas. Una refrescarse y dos, calmar por un momento el
bullicio de su mente.
Volvió
a mirar el reloj de pulsera, comprobando que ya mismo era la hora de ir a
comer. Puede que allí, al final encontrara a Simona. Porque desde luego, que le
era difícil dar con la mujer mayor.
Y
creía, que aquello rayaba en lo imposible.
Como
también, lo era lo del joven de la cala.
¿Qué
había sido aquello? ¿De verdad que se trataba del mismo joven?
Escondió
el rostro entre sus manos, mientras resoplaba con fuerza recordando lo
ocurrido.
¿Cómo
podía ser posible? En teoría era el mismo día ¿No?
Porque
por más que pensaba, no sabía a qué conclusión llegar. Dado, que también
tendría que haber envejecido un poco…
-¡OH
dios mío! –Soltó en un jadeo ahogado, para saltar de la tumbona y arrastrarse
al borde de la piscina y mirarse en el reflejo el agua.
Sí,
seguía siendo ella, comprobó con los ánimos desinflados, volviendo a sentarse
en la tumbona.
Si
al menos, hubiera visto algún cambio en su físico, sabría un poco de lo que
ocurría.
Pero
seguía navegando en la misma incógnita.
Soltando
un profundo suspiro de resignación, decidió ponerse en pie, para volver a su
dormitorio donde darse una ducha. Mejor acudir a comer con la familia, oliendo
a fresco.
Y
tal vez, solo tal vez… Que con la paciencia que le pedía Simone, que la
encontrara al fin.
¿No
se suponía que iban a quedarse por un mes? Tiempo de sobras para hablarlo, o
quizás más, si se pensaba en mirar que si al despertarse tras pasar también aquella
noche, volvían al mismo día del calendario.
Lo
que sí tenía bien claro, decidió para sí al pulsar el botón del ascensor en el
gran recibidor del hotel. Era no volver a correr.
Estaba
de vacaciones ¿No?
Y
además, para qué correr, si no tenía ningún mando sobre su destino por el
momento.
-OH,
que maravilla –Soltó en un quejido cantarín, cuando las puertas del ascensor se
abrieron y mostraron, que el aparato iba vacío. Tenía para ella solita, el
pequeño sofá que decoraba aquel transporte. El botones, estaría en su hora de
descanso seguramente.
Con
suma alegría, se sentó en él tras pulsar su planta en el panel digital y se dio
el placer de cerrar los ojos, al apoyar su espalda en l fresca pared de metal.
-Mmmm…
Glorioso –Susurró en un gemido, casi adormeciéndose un poco.
Pero
por suerte para ella, el elevador se detuvo a las pocas plantas de ascensión,
para que se comportara de forma recatada como le habían enseñado, y no se
convirtiera en la bella durmiente para quién fuera a ocupar también el
transporte.
Nada,
volvía a fallar en su búsqueda.
Pensó
Jason, al hallarse esperando el ascensor nuevamente en la planta cuarta, por
haber llamado a la puerta suponía que fallida.
Había
sido inteligente, acudir a recepción y tras formular ciertas disimuladas
preguntas a su personal, había descubierto que había por lo menos cinco jóvenes
pertenecientes a aquella familia, y que rondaban por la misma edad.
Pero
una vez más, su frustración se había vuelto a recargar, cuando al llamar al
dormitorio, quien le había abierto la puerta no era quien buscaba.
Seguro
que andaba rondando por alguna cala de la isla, asustando algún jovenzuelo más.
Desde
luego, aquel día se estaba convirtiendo en uno con muy poca suerte…
Oh
No…
Sonrió
de forma traviesa con las comisuras, cuando las puertas del ascensor se
abrieron, para mostrarle a la joven con aspecto de cansada en el sofá.
Rápido,
dio los pasos para entrar en el aparato.
OHHHHHHHHHHHHHHHH!! Y me dejas así? EN serio lo haces a propósito, ¿¿verdad? Y qué manía tienen mis sises con esos encuentros de ascensor que me tientan
ResponderEliminarLA respondí tu queja en tu cuento de Musica Olvidada
Eliminarjajajjaa
NO ES LO MISMO...! Acá los dejas juntos y a punto y viendo qué pasa...el otro bue es un comienzo...no es lo mismo que dos personas encerradas juntas en un ascensor. Y no puedes andar quejádote en otros lados...debe haber regla sobre eso.
EliminarY un carajo si aprendes de tu hermana mayor, eres la más de dejar "en suspenso" ¿ A qué no?
Bueno bueno bueno, como veo la sis menor estar aprendiendo de las sis mayores... como todas las hermanas jajaja jajajaja.
ResponderEliminarNo sé de que te quejas Nata, que tú haces lo mismito, nos dejas con el chocolate en los labios jajajaja.
EJ, por favor, publica pronto el próximo capítulo no nos dejes así jijijiji.
Gracias, me encanta jijiji