-¿Fuiste a
muchos de mis partidos de básquet? – indagué.
-No, sólo a las finales, como casi todos en la
escuela – dijo y eso hizo que se derrumbara un poco la expectativa que había
brotado al ver el dibujo.
-Ah…¿ entonces no te gusta?
-No sé mucho sobre básquet, y nunca he probado
jugarlo…
-¿Te gustaría aprender? – pregunté y ella me miró
animada.
-Sí, suena divertido. Dime Samuel “Mac”, ¿llevas
una pelota de básquet en la guantera de tu camioneta?-esta vez fui yo quien
sonrió pensando en sorprenderla.
-No, en el asiento trasero. Ya sabes tal como tú
cargas ese cuaderno, yo también voy preparado. Espera unos minutos.
Fui a buscar la pelota y me dispuse a enseñarle a
lanzar al aro. Al ponerme detrás de ella para mostrarle como tomar la pelota y
posicionarse, me sorprendí de lo bien que encajaba contra mí. Mi mentón daba
justo sobre su cabeza , parecíamos dos piezas que se ensamblaban naturalmente.
Carraspeé y puse un poco de distancia, quería ir
con calma.
Le di las indicaciones y ella acertó al primer
tiro, no me sorprendía. Estaba pletórica de entusiasmo, Después descubriría que
Tess amaba aprender cosas nuevas.
Estuvimos un rato practicando tiros y yo traté de impresionarla
con mis habilidades, no sabía muy bien como comunicarme con ella pero sabía
jugar al básquet, era bueno en eso.
Luego volvimos a las gradas a descasar.
-¿El
básquet te apasiona? – preguntó ella
-Sí,
¿y a ti? ¿Qué te apasiona?
-Me
apasiona todo …y nada…- dijo ella con la mirada brillante y nuevamente sus
palabras tuvieron el efecto de una bomba.
-Eso
es bastante contradictorio.- comenté intentando que ella dijera más.
-Quizás
– respondió escuetamente como si lo paradójico no le generara ningún problema..Yo
seguía pensando que era absurdo, pero no iba a insistir, quería seguir viéndola
no ahuyentarla.
-¿Qué
música te gusta? – pregunté intentando cambiar el tema de la conversación hacia
un campo más seguro.
Ella
hizo una mueca extraña y luego me miró intensamente poniéndose muy cerca de mí
-¿No
se te ocurre otra pregunta? Quiero decir si quieres conocerme, qué música me
gusta es bastante insignificante. Podría ser que me guste un solo estilo, que
cambie a lo largo de mi vida o incluso que alguien me haga conocer una nueva
música y termine amándola. Nada de eso me define. Podrías preguntarme mi color
o comida favorita y nada de eso te serviría para conocerme.
-¿Y
qué se supone que debo preguntar? – dije casi molesto.
-Piensa,
Samuel “Mac”. Si haces buenas preguntas te daré buenas respuestas. Por ejemplo,
si yo quisiera saber de ti, te preguntaría qué podría hacerte abandonar un
partido de la final en la mitad, eso me diría mucho sobre tu personalidad más
que saber tu color favorito. Es más importante saber cómo actúa alguien que una
lista de gustos que pueden variar
-¿Debo
responder? – le pregunté mientras trataba de ponerme en esa situación
hipotética, ciertamente nunca lo había pensado, qué podría ser más importante
que un partido final..
-No,
sólo era un ejemplo.- respondió
volviendo a herir mi ego, tal vez no le interesara saber nada de mí.
-¿Quieres
ir por un helado?
-Es
una pésima pregunta, pero una buena idea – respondió y me sentí un poco
aliviado de haber hecho algo bien. Y descubrí que ella tenía mucha razón, para
conocer a una persona era mucho mejor verla actuar.
Conduje
de regreso al centro de la ciudad donde fuimos por el helado, yo pedí los
gustos de siempre, los que más me gustaban, Tess preguntó que sabores nuevos
tenían. Pidió algo como helado de té verde y otro sabor extraño que ya no
recuerdo.
-¿Te
gustan?- preguntó dándome cuenta que era otra de las preguntas tontas que ella
odiaría, pero esta vez me respondió.
-No
lo sé, eso voy a descubrir, jamás los probé antes.
-¿Por
qué elegir algo que no sabes si te gustará o si odiarás? – pregunté intentando
formular mi pregunta de forma que no sonara tan común.
-Vas
mejorando Samuel, así que responderé. Quiero probar todo lo que pueda, helados,
comida, todo…
Quiero
hacer todo lo que me guste y necesito experimentar para saber. La idea de
quedarme atada a lo mismo por el temor a
lo desconocido es lo que realmente me asusta. Claro que tampoco signifique que
ande haciendo cualquier cosa, tengo mis propios límites éticos. Nada de drogas,
nada de orgías…- dijo al final guiñándome un ojo y supe que lo último había
estado destinado a provocarme.
El
rasgo más distintivo de Tess era aquel interés por aprender, por mirar, por probar,
como si estuviera siempre asombrada o como si tuviera miedo a aburrirse del
mundo y de la vida. Yo necesitaba la seguridad de las costumbres, ella el
desafío de lo nuevo.
-Gracias
por el helado- dijo ella y antes de la inminente despedida, una vez más
traté de retenerla.
-Quiero
volver a verte, pero no menciones de nuevo a la casualidad, prefiero un lugar,
una hora…
-¿Has
leído el Principito, Samuel “Mac”?- no tenía idea de cuál era la relación pero
dije que sí.
-Me
refiero a la parte del zorro, eso de esperar a alguien, ponerse ansioso…Odio
eso. La ansiedad, esperar y que quizás la persona no venga.
-¿Entonces?¿Cómo
haces para ver a alguien?
-
Si me interesa lo suficiente, lo busco.
-¿Te
intereso lo suficiente para qué me busques?
-Aún
no lo sé”.- dijo como si aún no se hubiera decidido sobre qué hacer conmigo,
eso empezaba a molestarme.
-
O sea que tu interés en mí se reduce a encontrarnos de casualidad.- casi
protesté.
-Te
gustan demasiado los horarios y las reglas. De acuerdo, antes que amanezca,
justo antes de la salida del sol, en el puente de Waiss. Ya tienes tu lugar y tu
horario. De esa forma, yo veré el amanecer aparezcas o no.
Ciertamente
no podía contradecirla, me había dado una hora y un lugar para una nueva cita,
ofrecí llevarla pero dijo que prefería caminar un rato sola.
Sin
dudas era mucho más fácil cuando una chica me decía de encontrarnos en la
puerta del cine, pero también era menos atractiva. Conocía muchas de ese estilo
pero solo una Tess.
Aquella
cita requirió mucha planificación,tuve que quedarme a pasar la noche en casa de
un amigo porque aunque no tenía problemas con mis padres, sería un poco
complicado salir antes del amanecer sin
tener que dar ninguna explicación.
Era
verano y amanecía temprano así que antes de la cinco ya estaba levantado,
conduje hacia el puente, tuve que estacionar lejos ya que no podía acceder al
sector peatonal con mi camioneta. Aún estaba oscuro y cada paso que daba medio
a tientas me hacía volver a preguntarme por qué ella cuando era infinitamente
más fácil ir a un club , bailar y
divertirme. ¿Por qué caminar a ciegas por un puente, en la madrugada,
con sueño, para ver el amanecer? Pelo
azul y ojos verdes eran la única respuesta.
Después
de avanzar un rato pude divisarla, justo cuando el cielo comenzaba su sutil
transformación, vi a Tess acodada en la barandilla, lamenté no ser tan buen
dibujante como ella, allí absorta en el inminente amanecer era digna de un
retrato.
No
recuerdo haber visto anteriormente un
amanecer, quizás en alguna salida me agarró la mañana antes de darme cuenta,
pero el primer amanecer que realmente observé como un milagro, fue aquel.
Me
le acerqué despacio y ella apenas giró a observarme.
-Llegas
a tiempo …- dijo y volvió a concentrar su mirada en el cielo. Me acomodé a su
lado y juntos nos sumergimos en un maravilloso espectáculo, sinceramente fue
una experiencia casi mística, había algo
casi sagrado en ver nacer un nuevo día y entendí que aquello creaba un
vínculo más fuerte que cualquier otra actividad más superficial.
Después
de la salida del sol caminamos de regreso .
-Esta
es mi hora favorita, cuando el día apenas comienza- dijo Tess
-Es
muy tranquilo- comenté notándolo por primera vez. No había personas, todo era
silencioso y calmo.
-Siento
como si todo fuera comienzo, como si todo fuera posibilidad. A lo largo del día
las cosas pueden arruinarse y salir terriblemente mal, pero a esta hora todo
está bien. Es el instante en que el mundo renace y nosotros también- casi
susurró.
-Gracias
– le dije y era cierto. Me sentía como si me hubieran dado un regalo y tal vez
eso sea compartir nuestra visión del mundo con alguien, tal vez sea un regalo,
ofrecerle a la otra persona poder mirar de forma distinta.
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