martes, 2 de diciembre de 2014

Imposible 3

Con gran rabia, agarró su bolso en forma de maletín y con él, caminó hasta la puerta de cristal, en donde podía ver la calle y a los transeúntes libres de correr por ella.

¿Qué diantres pretendía? Sino había llave, no había libertad.


En serio estaba ocurriendo aquello, fuera de todo pensamiento coherente que pudiera tener Prieto y por lo visto, también las chicas.

¡Las chicas!


Alzó su pierna derecha, para apoyar el bolso en ella y extraer con comodidad su móvil. Y en un santiamén, su teléfono contactaba con quien creía más incriminada de todas ellas, con Elvira. La única, que se había atrevido a enviarle un SMS mentiroso y tramposo. 


-¿Sí? –Respondió la voz de su amiga algo conspiradora o eso, es lo que creía escuchar ella por la situación.

-¿Es lo único inteligente que me dices? –Reprochó con cierta altivez.

-¿Mandy preciosa, te ocurre algo? –Preguntó su amiga con voz dulce.

-¿Qué día es hoy Elvira? –Siguió sin abandonar su tono de reproche.

-Viernes –Respondió de forma automática-. Es cuando solemos quedar para comer y tú, aún no has llegado.

Mandy tensó su espalda ante las palabras de su amiga.

¿Acaso se creían que era tonta y ciega?

-Creo que sois vosotras las que no habéis llegado o no habéis querido hacerlo –Volvió a indicar con cierto tono sospechoso.

-¿En serio qué no te ocurre nada? –Volvió a insistir su amiga-. Estas algo rara y tampoco hay tanta gente en el Savannah, para que no nos podamos ver.

Al instante, Mandy frunció el ceño.

-¿Savannah? Cómo diantres se supone que debo saber yo, que estáis en el maldito Savannah –Escupió con mal humor.

Así, que aquello es lo que había adivinado Adam con la charla telefónica a Prieto. Todo era una treta del grupo, para tratar de dejarlos a solas y encerrados por horas.

¿Acaso sus amigas habían perdido un tornillo? Aquello era de locos. Se llevaban como el perro y el gato y encima, allí abundaba el alcohol y los cuchillos… No era una buena mezcla.

-Te hice llegar un mensaje al móvil –Indicó en su defensa Elvira.

-Pues no tengo ninguno en referencia al Savannah –Señaló mostrando algo de histeria.

-¿Entonces, dónde demonios se supone que nos estas esperando? –Indicó su amiga no dejando ver, señal alguna de todo el plan que habían confabulado a sus espaldas.

-Donde todos los puñeteros Viernes –Masculló con un gruñido.

-¡Pero si hoy lo tenían cerrado! –Exteriorizó la joven con cierta imitación de sorpresa.
Sus nervios explotaron del todo.


-¡Iros al cuerno, no soy imbécil! –Gritó sin paciencia al aparato electrónico, sin ver que había hecho salir al cocinero de su escondite-. Buscad a Prieto y traerlo por las pelotas aquí, si no queréis acabar calvas de ciertas partes de vuestra anatomía –Soltó con tono amenazante-. Tenéis menos de media hora –Y colgó rebufando por la nariz. 

1 comentario:

  1. Me gustó!! Y van volviendo tus historias, me alegra que así sea, aunque me queje que son cortas

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