jueves, 2 de octubre de 2014

Gabriela Ruiz "Si Supieras" 28 - Final-


–¿Por qué no me cuentas qué sucedió? –Cameron cruzó sus brazos y Nina elevó sus ojos castaños hacia él. Sonrió– ¡Nina!
–¿Qué pasa, Cameron? –inquirió con inocencia.
–Nina, sé que algo sucedió cuando fuiste a la ciudad –intentó Cameron y ella asintió– ¿por qué no me dices qué fue?
–Ten paciencia, Cameron –rió y él puso los ojos en blanco– ¿qué?
–Te empiezas a parecer a él… eso no me gusta.
–¿A quién? –Nina se desentendió del tema– ¿cómo estás llevando tu ruptura con Kristen?
–Bastante bien, considerando que ha pasado apenas 2 semanas –suspiró y se pasó una mano por el cabello– aún me cuestiono.
–¿Estás reconsiderando la decisión?
–No. Aún me cuestiono por qué pensé que estaba listo.
–Ten calma. Lo sabrás –Nina le estrechó la mano con una sonrisa– Cameron…
–¿Sí? –sus ojos azules se clavaron en ella.
–Estarás bien –aseguró besándolo en la mejilla.
–Espero que tengas razón –rió Cameron y escuchó el timbre– iré a ver quién es.
Nina asintió y lo miró alejarse. Ya tenía todo planeado y primero debía hacer lo que quería hacer, sin contarle a nadie, que pudiera evitarlo. En unos días, tomaría un vuelo hacia donde estaba Caleb y se quedaría el tiempo que él estuviera por allá. Después de esas vacaciones, regresarían y hablarían con todos. Pero lo harían juntos.
–Claro. Está aquí –contestó extrañado Cameron. Nina elevó sus ojos castaños y su corazón se aceleró al ver a Caleb ahí, en el pasillo. Él le sonrió fugazmente.
Se incorporó y caminó hacia Caleb, sorprendida por su presencia. Resistió el impulso de echarse en sus brazos.
–Le avisaré que viniste… –Cameron miró a Nina– Caleb viene a ver a mamá.
–Oh –Nina arqueó las cejas con sorpresa– hola Caleb.
–Hola Nina. ¿Aún no tienes casa? –soltó él en tono burlón y ella reprimió una sonrisa. Cameron los miró sin entender y se alejó– Espera –murmuró tomándole la mano cuando Nina abría la puerta de la casa– ¿a dónde vas?
–A mi casa –contestó ella intentando parecer seria, pero no lo consiguió– ¿qué haces aquí?
–Te lo explicaré más tarde –Caleb la atrajo hacia sí y la besó fugazmente, pero con gran intensidad– ¿comes conmigo?
–¿Me estás invitando a una cita, Caleb? –se burló Nina.
–Podríamos decir que sí. Aunque tú ya eres mi novia, Nina.
–Caleb, que presuntuoso eres –negó levemente, disimulando una sonrisa cuando Cameron se acercó. Caleb le soltó la mano.
–Te está esperando, Caleb –le contestó Cameron. Los miró alternativamente– ¿a dónde vas, Nina?
–A casa.
–Te acompaño.
–No es necesario, Cameron…
–Por supuesto que sí. Vamos –él le abrió la puerta y Nina pasó. Caleb se alejó por el pasillo– ¿qué fue eso?
–¿Qué fue qué? –Nina continuó caminando mientras Cameron cerraba la puerta.
–Tú y Caleb… –Cameron le tomó del brazo, para que Nina lo mirara– Nina, nunca me has ocultado nada ¿verdad?
–Bueno, yo…
–Soy tu mejor amigo –entrecerró sus ojos– y quiero que seas feliz. Así que, ¿lo amas?
–Sí –confesó Nina sonrojándose. Cameron asintió caminando junto a ella.
–Estás en casa –la besó en la mejilla– te veo más tarde –se despidió.
Cameron esperó con paciencia, mirando desde la ventana hacia el jardín delantero de su casa. Aún cuando había sido consciente de los sentimientos de Nina, seguía sintiendo una cierta inquietud acerca de lo que Caleb sentía por ella.
Él no le haría daño, al menos no de manera intencional. Pero, debían hablar. No quería entrometerse en su vida, pero eran su hermano y su mejor amiga, tenía que decir algo.
–¿Por qué tan serio, Cameron? –escuchó a Caleb entrar en la sala. Lo miró de inmediato, lucía muy tranquilo, muy serio… totalmente normal en él.
–No es común verte por aquí y menos para ver a mamá. ¿Has hablado con ella?
–Sí –Caleb asintió con cansancio y se sentó frente a Cameron– necesitaba escucharla.
–No sé cómo has llegado a esa conclusión pero me alegro –Cameron sonrió levemente y, para su sorpresa, Caleb le correspondió– ¿qué harás?
–¿Ahora? –preguntó y Cameron asintió– no lo sé.
–¿Nina? –pronunció lentamente Cameron. Caleb lo miró– sé que tienen algo.
–Sí, tienes razón –Caleb lo miró largamente– estoy enamorado de ella.
–Ya veo… –no sabía bien qué decir.
–Tú también la amas –precisó Caleb. Cameron se encogió de hombros– lo sé.
–¿Sabes? Solo quiero verla feliz. Es mi mejor amiga, lo único que deseo es que esté bien.
–Lo estará –aseguró Caleb– haré todo lo que esté en mis manos para que sea feliz.
–Espero que así sea –Cameron se levantó– tengo que salir. Ha estado bien charlar…
–Sí, deberíamos hacerlo más seguido –ofreció Caleb y Cameron lo miró escéptico. Asintió.
–Buena idea –murmuró y se despidió.
***
–¿Y qué te dijo tu mamá? –inquirió Nina mientras caminaba tomada de la mano con Caleb por el parque– debió estar muy sorprendida.
–Bastante –Caleb inspiró hondo y giró hacia Nina– lo hice por ti. Cuando me di cuenta del tiempo que tuve para decirte lo que siento y lo perdí, pensé en mi familia. También he perdido tiempo con ellos y ya no quiero que sea así. Quiero dejar todo atrás.
–Es hora –asintió Nina sonriendo– no sabes cuánto me alegro. ¿Qué te dijo?
–Fui un adolescente terco –reconoció Caleb y Nina emitió una risita– ya no lo soy.
–Un adolescente definitivamente no.
–¿Estás diciendo que soy terco? –Caleb la atrapó entre sus brazos y Nina rió– ¡vamos! ¿Es eso lo que estás insinuando?
–No lo he dicho yo –pronunció risueña e intentó separarse. Caleb la rodeó aún más, sin permitirle moverse ni un centímetro– me estás haciendo daño, Caleb.
Él la soltó de inmediato y Nina se burló riendo. Caleb puso los ojos en blanco.
–No era cierto. Pero me gusta que te pongas serio de vez en cuando. No es muy común –soltó con tono irónico. Caleb arqueó una ceja– está bien, no me queda tan bien como tú pero… –él se acercó y la besó largamente. Nina suspiró contra sus labios.
–Pues… ahora parece que me comporto como un adolescente –gruñó Caleb y Nina rió.
–Bueno pero… ¿has entendido las razones de tu mamá para venir aquí?
–Sí. A la muerte de mi padre, mamá debió hacerse cargo de todo. No sé cómo no lo noté antes. Le ofrecieron un mejor empleo, menos horas y mayor sueldo. Era una gran oportunidad –Caleb asintió recordando– lo necesitaba. Pensó que me adaptaría aquí.
–Estaba un poquito equivocada –Nina acarició la mejilla de Caleb– pero es que tú eras un joven popular, guapo e inteligente. ¿Por qué no encajarías en cualquier lugar?
–Amor… –Caleb tomó el rostro de Nina entre las manos– ahora sé por qué este era el lugar donde debía estar.
–¿Por qué, Caleb?
–Porque necesitaba encontrarte a ti. Debía amarte, Nina.
–Caleb… –lo miró con infinito amor– entonces ¿ahora estás feliz del lugar en el que estás en tu vida?
–Ahora sí –reconoció él sonriendo.
–Me gusta verte sonreír. No creo que pueda dejar de verte durante mucho tiempo…
–No lo harás –aseguró– he decidido que ya que mi novia vive aquí, tendré que reconciliarme con este lugar y venir muy seguido.
–Qué curioso –Nina ladeó el rostro con una sonrisa– yo decidí que buscaría un empleo en la ciudad porque no pienso separarme de mi novio ni un segundo.
Caleb la estrechó con fuerza, riendo. Nina se sorprendió, no recordaba haberlo visto reír antes, o al menos casi nunca lo hacía. No así. No tan sinceramente.
Y, en ese instante, supo que las 3 cosas que había pensado después de compartir el primer beso con Caleb no habían cambiado en lo absoluto. Bueno, en realidad, solo una había cambiado. Porque…
Uno, seguía siendo el hermano de Cameron. Dos, continuaba siendo insoportable. Pero…
Tres, ahora lo amaba.


Epílogo
4 años después.
Nina elevó sus ojos castaños llenos de culpabilidad hacia Cameron, en cuanto él le abrió la puerta de su departamento. Él se limitó a suspirar, poner los ojos en blanco y dejarla pasar.
–No me mires así, esta vez es en serio –Nina cruzó sus brazos con terquedad. Cameron reprimió una sonrisa– ¿qué? ¿por qué te estás riendo?
–No me río –negó Cameron risueño. Nina frunció el ceño– Nina, has intentado…
–No quiero hablar de eso –se dejó caer en el sofá y lo miró con furia– ¿por qué no me preguntas que sucede? ¿no te intereso? ¡Soy tu mejor amiga!
–Creo que tengo una ligera idea de lo que sucede… –murmuró Cameron– y prefiero mantenerme al margen.
–Cobarde –soltó Nina cerrando los ojos.
–No, solo precavido –se encogió de hombros– además, tienes 5 minutos antes de que llegue.
–¿Por qué llegaría? –Nina frunció los labios– ¿cómo podría saber qué…?
El timbre interrumpió sus palabras. Cameron volvió a poner los ojos en blanco, dirigiéndose hacia la puerta.
–Hola Cameron, ¿cómo estás? –Caleb saludó con incomodidad.
–Hola Caleb. Sí, está aquí –contestó por toda respuesta y elevó las manos en el aire– no me interesa. Puedes pasar, yo iré a dar una vuelta –concluyó antes de que Nina pudiera protestar o Caleb pudiera replicar, salió.
Caleb entró al departamento de su hermano y cerró la puerta con suavidad. Encontró a Nina sentada en el sofá, con la cabeza recostada y los ojos cerrados. Suspiró con cansancio.
–Nina, yo…
–Regresa por donde viniste. No quiero verte –exclamó sin mirarlo. Caleb siguió caminando hacia ella.
–Lo siento –murmuró Caleb, poniéndose a su altura y tomándole las manos– no quise gritarte, Nina.
–Aún estoy muy molesta con lo que dijiste –tensó los labios tercamente.
–Lo entiendo. Pero no me iré, Nina. He estado bajo mucha presión en estos días y…
–Lo sé –susurró Nina, abriendo sus ojos. El rostro de Caleb estaba muy cerca y se veía realmente arrepentido. Suspiró fuertemente– no quiero que vuelvas a decir nada parecido.
–Es una promesa –Caleb le acarició las manos con suavidad– jamás podría dejar de amarte, Nina. Han sido 8 años de mi vida amándote con locura, ¿crees que podría dejar de hacerlo?
–4. Han sido 4 años, Caleb –corrigió Nina un tanto divertida.
–Quizás para ti –se encogió de hombros– yo te amé desde el primer instante en que te tuve en mis brazos, desde aquel primer beso al atardecer frente a tu casa.
–¡Caleb! –Nina se echó en sus brazos. Se quedaron así, abrazados en el suelo, con una sonrisa en los labios– últimamente hemos discutido mucho, tengo tanto miedo de perderte.
–Amor, es normal en las parejas que discutan. Solo debemos encontrar la manera de arreglarlo, hablando –Caleb le tomó el rostro entre las manos– no puedes huir cada vez que tenemos un desacuerdo, ni aun cuando sea al lado de tu mejor amigo. Sé que con Cameron te entiendes muy bien, creo que no han discutido nunca… –la besó brevemente en los labios– pero crecieron juntos, se entienden de una manera que tú y yo no tenemos –Caleb la silenció cuando Nina pretendió hablar– pero podemos desarrollar una diferente. Una nuestra, una propia manera de entendernos. Única.
–Cada vez me sorprendes más, Caleb. Después de 4 años juntos, aún siento que hay tantas cosas que no sé de ti –Nina le pasó los dedos por el rostro con suavidad– te amo tanto.
Caleb atrapó los dedos de Nina y se los llevó a los labios. Sonrió y ladeó el rostro, mirándola atentamente.
–Hay algo que quiero preguntarte, aún cuando no tengamos la espectacular vista del atardecer desde el departamento, como me habría gustado… –sonrió y Nina contuvo la respiración con fuerza. Aquella sonrisa suya era increíble– Nina Danes, ¿te quieres casar conmigo?
Nina abrió la boca con sorpresa, sin lograr articular palabra alguna. Su corazón latía con fuerza en su pecho, sentía que en cualquier momento iba a gritar. Pero no, debía calmarse. Tenía que calmarse y responder algo. Cualquier cosa.
–Caleb… –Nina sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas– ¿estás seguro?
Caleb entrecerró los ojos, con extrañeza. ¿Qué clase de respuesta era esa? ¿Acaso era una respuesta? No, era una pregunta.
–Nina, por supuesto que lo estoy. ¿Por qué te lo pediría si no?
–No lo sé –se mordió el labio con indecisión– es solo que… –observó que el rostro de Caleb empezaba a cambiar y Nina se inquietó– tengo miedo, Caleb. No quiero que nada cambie, no quiero que me dejes de amar. ¿Qué tal si tras tantos años descubres que no soy nada más que… yo? ¿Qué pasará si te marchas de aquí? ¿Y si…?
–Amor… –Caleb le besó los párpados con suavidad. Luego en la frente, en la nariz y en los labios. Nina suspiró– son muchas preguntas y te prometo que las iré contestando durante nuestra vida juntos. Pero, que te quede algo claro, nunca te dejaré de amar porque precisamente, te amo porque eres tú. Así eres perfecta para mí.
–Son muchas promesas para un día –bromeó Nina y lágrimas cayeron de sus ojos.
–Pero no son tantas para toda una vida –replicó Caleb, limpiando con los dedos las mejillas de Nina– mi Nina ¿estás triste por lo que te he pedido?
–No, solo muy feliz –Nina inspiró hondo y besó a Caleb– la respuesta es sí. Claro que sí.
–¿Sí te casas conmigo? –repitió Caleb con incredulidad.
–¡Claro que sí, Caleb! –Nina se echó a sus brazos y cayeron rodando en la alfombra de la sala– ¡te amo, Caleb Blake!
–Y yo te amo, futura señora Blake –pronunció él abrazando a Nina contra sí. Ella rió y él buscó en su bolsillo– dame tu mano.
–Te la acabo de dar –bromeó Nina pero la elevó hasta el rostro de él.
–Tu anillo de compromiso –aclaró Caleb y lo deslizó en su dedo anular– te queda perfecto.
–Me encanta –Nina se sentó y lo puso a contraluz, admirando el brillante efecto– Caleb… ¿lo habías planeado, entonces?
–Sí, pero no así –miró alrededor– en el departamento de mi hermano, casi recostado en la alfombra. No, definitivamente no había sido mi idea.
Nina rió divertida y observó como Caleb se incorporaba, para darle la mano y levantarla.
–¿Nos vamos a casa? –pidió Caleb con una pequeña sonrisa. Nina asintió, sabiendo que ahora su hogar sería donde fuera que Caleb estuviera. Él era su familia. Él era todo lo que había soñado y más. Mucho más.

Fin

Y así llega a su final esta preciosa historia de nuestra Gaby, una de mis favoritas, agradecerle que la haya compartdo con nosostros y pronto más de sus historias...
 

4 comentarios:

  1. Que linda historia. me gusto mucho. aunque harto se demoro Caleb en pedirle matrimonio. pero me encanto Gaby y sigue creando historias tan lindas...

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    Respuestas
    1. Gracias por seguirla, Yoce. Y gracias por tus palabras. Me alegra mucho haber podido compartir esta historia en el blog :)
      Abrazos!

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  2. Gaby, ¡asombroso! Me has dejado sin palabras jijiji. Me ha encantado. Hasta el final estaban peleando jajajaja.

    Por cierto Gaby, una preguntita. ¿Habrá historia para Cameron? Es que a mi me gusta que todo el mundo sea feliz y el pobre se me quedó solito jijiji.

    Gracias Gaby, esperando mas historia de ti. Muchos besos

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    Respuestas
    1. ¡Gracias Yola! Y pues sí, este par hasta el final siguen peleando jaja.

      Te cuento que sí, al menos estaba proyectada la historia de Cameron. Pero me entretuve con otra saga y no he podido seguirla (creo que tengo un par de capítulos escritos).

      Besos y gracias a ti por el interés :)

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